jueves, 31 de octubre de 2019

PASEOS DE MEDIA HORA. SANTANDER, DISTRITO 39003

Miércoles, 4 de septiembre de 2019

18.15 h. En casa, 22 grados y solo 56 % de humedad (he llegado a apuntar hasta un 65 %).
Me he puesto las botas de monte con las nuevas plantillas para probarlas antes de echarme al Camino a mediados de septiembre.

Salvo error u omisión por mi parte, la primera calle que enmarca el distrito es San José. Bueno, antes está la plaza del Príncipe (justo a continuación de la Porticada, en dirección Puerto Chico) con la exquisita tienda Golf. Frente a Nespreso, uno de los refugios antiaéreos (visitable, previa cita) de la Guerra Civil (https://anillocultural.com).


En San José, la iglesia de los jesuitas, recién pintada en color crema. Antes de subir las escaleras, El vestidor de Susa, con un espejo donde pone: “Guau!!Estás preciosa”. Arriba de las escaleras, el café Chema (junto al colegio de Arquitectos) y, enfrente, se alquila Palo Cortado, como también la clásica mercería San José. Continúa el café-bar La Alquitara en la misma acera que la librería solidaria (de segunda mano) Aída (que no es mía...).


Perpendicular, la calle Arrabal, peatonal, que me recuerda al casco antiguo de Vitoria. Se han mantenido los huecos, aunque ahora  el comercio de lujo ocupa los bajos que antaño se destinaron a “depósito de redes y aparejos de pesca”- según cuenta José Simón Cabarga en Santander en la historia de sus calles.

“Todavía se conservan algunas casas con portal de poco más de un metro de ancho, trastabilladas escaleras…”- escribía en 1980. Escaleras pindias en el número 8 y estructura peculiar la del número 10, únicos restos de tiempos de Pereda. Pero la mayoría se han ido remozando y reedificando. En el número 18, la vinoteca La ruta del vino, con catas para aprender y disfrutar.


A partir de La Panera del Arrabal han puesto ginkos, los árboles con hojas de abanico que se consideran de los más antiguos de la historia del mundo.


La paralela a Arrabal es la calle del Medio (también peatonal). En la esquina, Muné (pastas de té, artesanos desde 1910) y, casi al principio, el bar La Cátedra, más que centenario (de 1912), especialista en pinchos y tapas. Algunos de los comerciantes del Mercado del Este se han refugiado aquí, en una especie de galería “gourmet”.



A las 19.30 h, el cielo empieza a ponerse negro: es la hora de volver a casa.

Viernes, 11 de octubre de 2019

Para no gastar mi media hora en llegar al “punto cero”, cojo el bus en Jesús de Monasterio hasta el Centro Botín.


A las 10.30 h empiezo mi paseo en la calle Marcelino Sanz de Sautuola (en tiempos, calle del Martillo, “por la forma que en el plano tenía el muelle saliente”- escribe Simón Cabarga) en el arco del Banco de Santander. El estanco, que lleva andamiado “la tira” (debe ser por lo descascarillado que está el edificio del Club de Regatas…), recuerda que es el estanco de la calle del Martillo “desde 1913”.


Decido hoy hacerme las calles verticales, como si fuera el supermercado, y dejar para otro día las horizontales (Hernán Cortés, Daoiz y Velarde…), que son más largas. Sin embargo, Pedrueca es pequeña, así que decido recorrerla. La Fundación Botín, el Ateneo y la chocolatería Áliva son algunos de sus anfitriones.


Luego, tiro hacia Santa Lucía. En el número 5 hay una casa que me gusta mucho: con geranios, pintada en blanco y rosa palo. Le sigue un solar que lleva abandonado demasiado tiempo. JOMI ha dejado un mensaje grafitero en una de las paredes medianeras: “No name, no fame” (“sin nombre no hay fama”, sin anunciarte – supongo- mediante tu firma…). Los números 13 y 15 se parecen y no: han rehabilitado diferente.


A la izquierda, sube San Simón, que ha cambiado bastante desde que yo viviera en la cercana calle Laredo, en 1996: ahora es peatonal. En el número 6, el Centro Cultural Europeo Eureka, “un espacio colaborativo autogestionado” desde 2009. Enfrente, una fachada que me intriga, con portones de madera. ¿Qué puede haber sido?…


En el barrio, ha mejorado el firme y los edificios se ven algo más cuidados, pero quedan muestras de incivismo. Junto a ellas, arte urbano.


En Antonio de Cabezón, al fondo, van a hacer escaleras mecánicas y Macías Picavea también es en cuesta, así que las dejaré para otro día. 

Cojo la calle del Sol (protagonista del concurso anual de micro-relatos https://www.solcultural.com/), semipeatonal, que, a estas horas, está muy tranquila. En la carnicería Ono compraba yo en 1996. Hay muchos bares nuevos que no recuerdo y el clásico Rvbicon. Como clásica es la librería Roales, un poco más adelante...



Mirando p´arriba (que caen judías…), en el número, 8, que ha quedado muy bien rehabilitado, un símbolo que me recuerda -no sé por qué- Los cigarros del faraón de la serie Tintín. Podría ser…, porque también está Cleopatra en los azulejos…



La calle ha ganado mucho. Hay unas puertas de madera tallada preciosas. Junto a la iglesia del Carmen, han puesto unas escaleras mecánicas que parecen conducir directamente “al cielo”. 


Cruzando Francisco Palazuelos, en el número 33, el chalé Rosa María, rehabilitándose y, junto a él, otro que se vende, con el jardín abandonado. Cuando llego al chalé Sotileza, se me acaba la batería. Es una señal…Son las 11.30 h. Hora de volver a casa.



lunes, 21 de octubre de 2019

DIARIO DE UNA PINTORA POLIFACÉTICA (1)

APRENDIZAJES ANTERIORES...


Día 1. 

Hoy, miércoles 2 de octubre, a las 11 h, con el inicio del curso escolar,  empezamos nuestro nuevo taller de pintura con Sonia Piñeiro. http://soniapineiroambrosio.blogspot.com/

He cogido mi maletita, con todo lo que tenía en ella del curso pasado (pesa como una piedra de 20 kilos), sin mirarlo, y ¡allá que me he ido…!

Ha llovido y ha bajado la temperatura. Para mí, que más de 20 grados ya es calor, ¡perfecto!

Paloma me ha dicho que le guarde sitio, pero no sé si alguien se molestará…

Llego de los primeros con mi cuaderno recién comprado – que viene con pinceles incluidos- y el rotulador negro, que no sé si es el que tenía que comprar…


El taller incluye composición, collage, boli, color…Es todoterreno: por eso, he titulado mi diario así: Diario de una pintora polifacética. O sea, este año voy a ser una Leonarda da Vinci…


Sonia nos muestra el ejercicio de hoy: tenemos que hacer una tira dividida en 6 módulos y rellenarlos con color, rotulador, algo figurativo…Luego, se trata de repetirlos, en diferentes posiciones (pueden quedar cuadros en blanco), buscando “la unidad en la variedad”. A mí esto me parece dificilísimo. Ya no voy a ser la “niña prodigia” del año pasado…

“Es un ejemplo de composición y creatividad”. “Se trata de combinar y crear algo armonioso” – nos explica Sonia. Pero ni por esas.

En clase somos 10: 3 hombres y 7 mujeres. A varias ya las conozco de otros cursos. Pedro, que me ha enseñado al empezar la clase un cuadro con un paisaje muy elaborado, me desmoraliza: es un avanzado…

Sonia ha diseñado primero su tira y, en otra hoja, las permutaciones varias, pero yo decido hacerlo todo junto. Empiezo, por el lado derecho de la hoja, a llenar de color mis rectangulitos: turquesa, naranja, rayas verticales verdes y horizontales rosas. Para los dos últimos, no se me ocurre nada, así que decido empezar a jugar con las 4 primeras variaciones.

Me confundo y pinto las rayas rosas verticales y las verdes horizontales. ¡Pues así se quedan…!  Cuando empiezo a vislumbrar un cierto patrón para componer, ya es tarde: debería haber hecho primero “el sudoku coloril” en borrador, como cuando los del cine preparan los bocetos, y luego pasarlo a limpio ya con todo resuelto. ¡Otra vez será…!

En la parte de abajo, me he inventado triángulos azules y un redondel morado/malva (¿Es un higo…?-me pregunta Paloma, incisiva) -quería ser un círculo pero, no muy ducha con el pincel, me ha salido  más bien elíptico.


En cuanto le cojo el tranquillo, ya voy a toda máquina  y sobrepaso a todos por  el arcén. Acabo enseguida. ¡Ya! -le digo a la profe. Sonia me dice que inicie el ejercicio 2. Este me parece aún más complicado: “Es algo más libre” – trata de convencernos. Se trata de combinar colores y formas en distintos tamaños para crear algo hermoso. ¡Veremos…!


De momento, he elegido mis dos colores fetiche: turquesa y naranja, y he dividido en 2 la lámina; el turquesa, abajo y el naranja, arriba. Como formas, una espiral y un triángulo. ¡Añádele un cuadrado, anda! - me pide Sonia. ¡Bueeeeno!- me pliego. Pero no pienso hacerlo en casa. Ya lo pensaré la semana que viene - como Escarlata.


Durante la clase me he pasado a ver cómo “componen” los demás. Al final, me subo a la banqueta para hacer la foto “a vista de dron”: siempre me fascina cómo, con los mismos parámetros, salen cosas tan diferentes. ¡Y tan bonitas…!




Día 2, Miércoles, 9 de octubre

Martamante dice que mi primer ejercicio le recuerda a Jules Olitski. Lo miro en internet… ¡y creo que yo soy mejor…!


Hoy, teníamos dos tareas: la de colores más formas y la del collage “otoñal”.  Yo he cogido mi rotulador negro y he empezado a poner espirales, triángulos y cuadrados. He terminado enseguida. Paloma me afeaba: “Pero haz algo más”… “Es que eres muy vaga…”. “No es que sea vaga: es que soy minimalista. No me gusta llenar todo de cosas. ¿Y si luego queda demasiado lleno…? Entonces ya no se puede quitar…”.


Como Sonia también me insiste, le hago unos “rabillos” al triángulo, en plan Miró. Luego, la profe nos explica  que como (en nuestra cultura) miramos de izquierda a derecha, lo que queramos destacar ha de estar en el lado derecho, hacia la mitad (y me acuerdo del niño que tiraba del burro en un cuadro de Barceló, cada uno saliéndose por un lateral). Que el dibujo ha de estar compensado y “no pesar” más de un lado que de otro. En mi caso, dice que con las dos franjas de color, que cada una llena la mitad de la página, ya estaría compensado. Sin embargo, para destacar dónde quiero que el público fije su mirada, pinto de naranja, con acrílico, la espiral situada en el turquesa. Y compenso, “aturquesando”  2 líneas del triángulo en el margen izquierdo (esto me lo ha chivado Sonia, claro). Al final, queda algo sencillo, pero a mí me gusta.


Después, me pongo con el collage. Sonia nos sugirió que trajéramos hojas secas y cartulinas de nuestros colores favoritos. Yo he traído varios ejemplares recogidos en el suelo del parque, pero no les he dado Nivea como me dijo Paloma - para que no se arruguen (de hecho, tienen la arenilla y la tierra del momento). Las cartulinas: azul marino, verde y naranja, ¡cómo no!...

Ya voy a romper trozos de cartulina a lo bestia cuando Sonia me dice que hay que rasgarla con cuidado porque lo bonito es que queden las “capillas” al aire, cuantas más, mejor (como si fueran hojaldre). ¡Ahhhhh!

Enseguida lo tengo claro: azul marino arriba, verde abajo y naranja en el centro, a la derecha. Luego selecciono entre las hojas las que más me entran por el ojillo y las pego. “¿Se puede titular?”- pregunto. Como me dan el visto bueno, pongo “Otoño al atardecer”. Puede parecer  un título muy poco pensado, pero para mí, la cartulina naranja es el sol poniéndose…


Paloma (ella está haciendo estampas japonesas finas porque es “muy japonesa”) me dice que no la estrese y que haga otro collage, así que cojo mi máquina de “troquelar” (tenía en casa de esa actividad que se llama “scraping book” una especie de grapadora/tuneladora que en vez de hacer agujeros hace  recortes de hojas) y, en papeles de colores, saco la silueta de la hoja de plátano. Combino el lleno y el vacío y con la barra de sanguina le añado unas líneas para darle movimiento (de nuevo, una propuesta de Sonia). ¡Y ya! (No me gusta tanto como el anterior). 


Para el próximo día, el objetivo es utilizar dos colores y jugar con las texturas y la diversidad de materiales (la profe nos enseña su dibujo, en negro y acrílico dorado), que combina boli, tinta china, rotulador…”Hay que sacar la mejor chicha con dos colores”…


Pues bueno…Elijo el azul marino y Paloma dice que ella va a comprar acrílico plateado y que me lo presta para hacer mi luna y mis peces. De momento, he dejado pintado el fondo, con olas en acrílico puro, sin rebajar con agua…


Durante la clase, me he paseado varias veces a ver qué hacían los otros: cada cual tiene sus colores favoritos y su técnica, más o menos abigarrada. Al final, queda un bonito trabajo de patchwork en la foto-resumen.



P.S. Paloma ha mejorado muchísimo su estampa japonesa en negro y naranja. ¡Es una artista de tomo y lomo!



P. S. 2. Ejemplos del ejercicio 1




P.S. 3. Ejemplos del ejercicio 2




P.S. 4. El dibujo de Sonia, un detalle...



LEÍDO ESTOS DÍAS




Día 3. Miércoles, 23 de octubre

Nuestra profe ha diseñado el cartel del Día Internacional de las Mujeres Rurales (15 de octubre)… En la foto está totalmente rural  e integrada...


Hoy, cada cual ha hecho lo que ha querido…Dos que faltaron,  se hicieron de una tacada todos los dibujos anteriores, en su casa.

Yo llegué como lo dejé hace dos semanas: con mi mar lleno de olas “acrílicas” esperando a poner peces y una luna plateada con el tubito que iba a comprar Paloma. Pero Paloma se fue a Sevilla… y yo perdí mi silla…Menos mal que Pilar tenía un rotulador gordo de plata y me lo prestó.


A mí me parecía que quedaba muy soso, pero Sonia insistía en que no. Le recordaba a una tal Mo Gutiérrez (de la que yo nunca había oído hablar…Es Mo Gutiérrez Serna, ilustradora, Santander, 1967. http://www.mogutierrezserna.com/. Como no me parezca en el blanco de los ojos o en que solo uso dos colores…). 


Le di tanto la tabarra que,  al final, me dijo: “Pues pon unos peces rojos o naranjas que vayan en sentido contrario”. Dicho y hecho. Solo puse un pez, pero el efecto ya es otro…


Después me puse con el trabajo de hoy: un collage con las revistas que habíamos traído. Tema libre. “Lo que queráis”… Hay gente que primero lo hace en borrador. Yo voy recortando lo que me gusta y ¡ya me vendrá después la idea!...

Recorto primero a una modelo. Antes, había recortado  una mata de tomatitos que me gustaban (la combinación de rojo y verde en la naturaleza, me encanta). De repente, se me ocurre ponerle la mata a modo de sombrero: queda bien. Y decido modificarle el atrezzo a la modelo. Recorto una especie de pelos turquesas  y se los pongo a modo de capita. En la mano, una gran flor y unas grecas de rosas para el vestido. Luego veo un gato y me acuerdo del de Pilar, y también se lo coloco a los pies. Pero lo mejor es cuando encuentro un abejaruco con el pico abierto… con el tamaño justo para picar los tomatitos…


Como final, una ciudad, que bien pudiera ser la suya, en tonos azul-verdosos. Dejo a Sonia estupefacta. Solo me indica darle un poco de movimiento con una línea de rotulador negro alrededor. Decido titularlo: “Revistiendo a Marta”.

Hoy decidimos dejar la foto “a vista de dron” para el próximo día, porque los collages no están totalmente terminados. Una de las talleristas ha decidido emular a “Archivaldo”, un pintor del siglo XV (buscándolo en internet, me entero de que es Arcimboldo), italiano, que componía sus caras con flores, frutas y verduras. 


Ha pegado en su cuaderno un gran rostro africano con turbante y tiene la santa paciencia de cambiarle el color (al turbante) con trocitos minúsculos de papel verde…

Cuando Sonia me ve desocupada, mano sobre mano, me encarga un nuevo trabajo: “Vas a hacer a Scarlett Johansson a bolígrafo” (Nunca he usado antes el boli para dibujar, pero me sigue encantando pintar pelos (cabellos)…, así que me pongo a ello con fruición). Cuando termino (que es rápido), la profe me dice: “Esto hay que trabajarlo más…”. La diferencia entre su lado “trabajado” y el mío es notable…



A las 12.30 h, fin de la clase, le digo que deje de “cebarse” con mi dibujo (que es que empieza y se emociona y no ve el momento de ponerle fin…). Ya seguiremos el próximo día…

Día 4. Miércoles, 30 de octubre

Hoy, mayoritariamente, la gente se ha dedicado a terminar, o a empezar y terminar sus collages (algunos, todavía,  sus láminas a dos colores…). Yo, como voy adelantada, he hecho varios retratos a boli (y al de Scarlett le he añadido una hoja roja de liquidámbar, que le queda muy elegante).


Como no había cogido una revista de casa, paré en Lupa a comprarme una baratita. Para el retrato número 2, elegí primero a la reina Letizia. La encajé rápido y traté de hacer caso a Sonia con lo de ennegrecerla, probando a coger el boli de diferentes maneras y a  apretar más o menos. Cuando la terminé, decidí pintarle los labios con acrílico magenta. Creo que quedó bien. Luego, pensé: pues ahora le voy a pintar las canas con el gris de Paloma. Esta me decía: “Pero primero has de ennegrecerle más el pelo… Que no se va a notar…”. Pues ¡claro que se nota!...



A continuación, de la revista Icon de Paloma seleccioné un rostro  en blanco y negro de Michael Keaton, el actor. Ella quería que pintara uno en el que estaba mirando de abajo arriba (muy difícil), pero yo elegí uno en escorzo -obviando su mano en el mentón, porque dientes y dedos son muy complicados. Lo hice enseguida, y Paloma, que ella dice que es "tirando a zen",  me dijo que tenía fuerza...


Entre medias, me di varias vueltas a la mesa para ver el trabajo de mis compañeros, de lo más diverso: arrepintiéndose de pegar papelitos minúsculos, descontenta con el resultado o encantada con el resultado…







Y este ha sido el resultado final, a vista de dron…


P.S. Aquí es que cada cual va a su aire. Estos son algunos del día anterior o incluso del pre-anterior... 






Día 5. Miércoles, 6 de noviembre

Hoy, Sonia pretendía que hiciéramos una composición, variando tamaños y jugando con primeros planos. Claro, a ella le parecía muy fácil…


“¿Puedo hacerlo a modo collage…?”- le pregunto. Porque ella ha traído unas láminas con plantas para que la gente las copie y luego haga combinaciones varias. “No hace falta que sea idéntico a la foto…”. Pero no me convence.

Yo me he agenciado varias revistas y calendarios de años anteriores y quiero hacer un collage con pájaros que se acerquen y se alejen. Recorto dos láminas con lavandas y las pego, como fondo (luego, Sonia me dirá que así es más difícil que con una superficie de un solo color…).
A continuación, busco pájaros que me gusten, más grandes y más pequeños para ponerlos en primer plano o en la parte más alta de la página. Recorto uno rojito que me gusta mucho, un mirlo, varias golondrinas y dos ¿ánades??? (Mi amigo "pajarero" Javier Rico, https://averaves.wordpress.com/, me dice que son barnaclas canadienses).

Los sitúo sobre las matas e hileras de lavandas, ¡y ya! La profe, como siempre, me dice que le dé más vueltas. Cuando viene, lo entiendo: tengo que jugar más con las posiciones; los pájaros pueden solaparse…Hay que buscarle un sentido -como dicen en Masterchef al emplatar-, una unidad,  un juego de volúmenes…Sonia intenta siempre partir de nuestra visión y de la idea que tenemos en la cabeza. Nunca dice: ¡Mal! o ¡Empieza de nuevo…!

Cuando acaba de disponer mis elecciones sobre el fondo, queda mucho mejor. “Recorta un par de círculos rojos”-me sugiere. Uno, lo veo claro, pero decido sustituir el otro por tres círculos más pequeños que compitan con las bayas a los pies del mirlo. Ahora sí que creo que está acabado.


Como aún me queda tiempo, decido copiar en mi cuaderno el pájaro rojito, para “jugar” con él. Lo pinto, grande, en la parte inferior derecha. Luego -recordando al ínclito Gary Cooper-, decido darle la vuelta para pintarlo boca abajo, arriba a la izquierda (más pequeño). 

Cuando se lo enseño a Paloma, solo me apunta, lapidaria: “Ver algo al revés, me incomoda”…. Y me deja planchada. Pero lo peor está por llegar: cuando se lo muestro a la profe me dice que parece "un pájaro muerto". Solo se le ocurre que ponga unas letras al revés, como esos dibujos de doble interpretación. “Puedo poner  “Estoy vivo” en un bocadillo que salga de la boca del pájaro…- le digo.

Intentando arreglarlo, yo, de mi mano mayor,   decido pintar tres pajarillos, más pequeños, arriba a la derecha. ¡Error!!! Cuando vuelvo a enseñarlo, el descoj…es tremebundo. Por lo visto, lo he estropeado más. Ahora la única solución es taparlos con acrílico y poner una mancha que compense en la otra esquina. A Paloma le da pena que los tape: “Lo que se hubiera reído Marta con tus pájaros surrealistas”…

El último acto es escribir la palabra (“pájaro”, tampoco me maté pensando otra) en acrílico rojo y, ya puestos, silueteo a los dos pájaros -del pìco a la cola en el mismo color- para “compensar”. No me gusta mucho el resultado, pero ¡no siempre se puede ganar…”.


Como la gente ha empezado a irse antes de tiempo, tengo que dejar para el próximo día el resumen a vista de dron. Han hecho cosas chulas…Paloma quiere poner telarañas a todo. Si Halloween ya ha pasado…






A vista de dron el siguiente día...


Día 6. Miércoles, 13 de noviembre

“Llevad acrílicos y boli. Vamos a trabajar el color”. Este fue el críptico mensaje de Sonia en el móvil a nuestra pregunta: “¿Qué llevamos mañana a clase…?”.

Paloma todo el rato se quería ir a tomar un café. Y ¡menos mal que hoy no le ha dado por pintar telarañas a troche y moche…!

La profe explicó que hoy íbamos a trabajar con los colores primarios (amarillo, cian y magenta) y sus combinaciones. Recomendaba primero poner una mancha con los colores básicos, con un detalle dentro a boli, y luego hacer una escalera/escala de gradaciones.


Yo, a lo primero, me plegué: dibujé tres círculos: uno magenta, uno azul y otro amarillo y, a cada cual, le asigné un objeto que me pareció pertinente: una flor en boli azul en el magenta; una estrella en el amarillo  y una nube, en el azul. 

El amarillo acrílico no estaba del todo seco y la estrella a boli quedó una porquería. En cuanto a la nube, en boli rojo, no se veía pero nada. Rosario me prestó su rotulador plateado y ahora se veía un poco más…


A lo segundo, me negué en redondo: ese ejercicio ya lo había hecho en el anterior taller: mi círculo cromático divino. Así que pasé directamente al tercer ejercicio: trabajar con las mezclas de los tres primarios para crear arte.

De mi calendario de pájaros, elegí uno gordito en blanco y negro y decidí asignarle los colores fríos (era un paisaje invernal). Me salió azul y morado. Al principio, parecía un pájaro-perro, pero tras siluetearlo con el boli, creo que me quedó más pájaro que perro…


Para los colores cálidos, seleccioné un petirrojo (uno de mis pájaros favoritos) con el pico abierto, como cantando (Paloma me dijo que me había quedado muy agresivo, pero es que en la foto era así…). 

Cuando terminé, muy orgullosa, se lo fui a enseñar a la profe: “Has hecho otro ejercicio…”- me sobresaltó. Menos mal que enseguida me propuso un arreglo: “Pinta un pájaro que salga de la mezcla del azul y el amarillo”. Dicho y hecho: busqué un jilguero en mi calendario y lo coloreé en verde (pero no es un loro).


Yo creo que la composición me quedó muy bien. “Ha quedado muy didáctico”- me animó Sonia, que siempre nos alienta. Los ojillos los pinté en boli/rotulador negro y los silueteé con rotulador blanco. Casi se salen del cuaderno de lo vivos que parecen…

Como aún me quedaba una hora de clase, decidí hacer otro ensayo: pintaría un paisaje a bandas, inspirándome en un campo de girasoles. Primero pincelé el cielo, en colores rojizos; luego, los girasoles, en amarillo, con unas impresiones que parecen cruasanes (es la reinterpretación moderna, siglo XXI,  de los girasoles…). Finalmente, en verde, hojas que aparecían en el primer plano de la hoja del calendario.


Al enseñárselo, Sonia me dijo: “que haya más tonos de verde…”. Pues más tonos de verde. Y, la segunda vez: “Pero te falta la familia de los morados…”. Eso no es problema para mí: me fui a mi sitio y, con los restos que me quedaban en el plato, saqué un morado precioso que puse en forma de nube y brisa fresca. ¡Ahora, sí…!

Me gustan más los pájaros: este ha quedado más guarri, pero como Sonia me dice que el objetivo de hoy está conseguido…, me consuelo.

La gente de clase ha hecho cosas estupendas: tienen una imaginación…







Paloma, además, en su casa, hace trabajos "conceptuales"...


Otros son más terrenales, y los entiendo mejor...



Este es un enlace muy interesante que me ha enviado Marta...

http://www.m-arteyculturavisual.com/2018/10/08/los-albumes-victorianos/, LOS ÁLBUMES VICTORIANOS O EL COLLAGE ANTES DEL COLLAGE, por Marta Mantecón Pérez. 

A vista de dron, con una semana de retraso...


Día 7. Miércoles, 20 N. Saliendo de la zona de confort


Hoy, la propuesta de Sonia era: “elegir una gama y sacarla de su zona de confort”. En cristiano, elegir dos colores primarios y mezclarlos en diferentes proporciones (se podía añadir blanco) para crear un cuadro en la gama de verdes, azules o rojos. Y luego, en un apartadito o, a modo de greca, combinarlo con algo que rompiera, por contrario o contraste.

Yo me decidí por la gama de los azules (mezcla de magenta y cian). Añadiendo blanco, creé un fondo que me gustaba y, pensaba llenarlo de pájaros, pero Paloma, que es como el demonio en el hombro del pecador, me dijo: “Hija, haz impresiones, que es más rápido…”. 

Yo, dejándome tentar (soy una facilona), saqué mi hojita rojiza de arce y procedí a llenarla de pintura por una cara. La pegué al papel y, al levantarla, quedó… ¡una mierda! “Es que le has puesto demasiada pintura…”- me afeó Paloma. Pues podías haberlo dicho antes…

La segunda impresión, y la tercera y la cuarta, me quedaron más livianas. A mí, hasta me parecían pájaros (sin cabeza) que volaban hacia el cielo... Me emocioné tanto que estampé 8, desde el azul marino al malva. “Pero…¡a ver si ahora vas a llenar toda la plana de hojas…!". Esta Paloma, ¡nunca está contenta!...

En la parte de arriba, como contraste, pinté un pájaro naranja de mi calendario de pájaros. Lo llamé el “pájaro-cohete”. Sonia, para que no quedara tan naranja, me dijo que podía ponerle algo amarillo..., un ala…


Eso hice cuando se secó…, y me dijeron que parecía el pájaro de Vox… Incluso hubo quien le encontró parecido a Millán Astray… Esto de tener la política todo el día hasta en la sopa…


La historia de la velutina

¿De la qué…?- me interpeló Paloma, cuando me puse a contarles lo que me había pasado hoy, al abrir la puerta del estudio. “En la puerta del salón, había posada una velutina enorme… (la avispa asiática)”. “¿La echarías…?”- me dijo Sonia. ¡Y una porra! Tras refugiarme unos segundos en el estudio -para pensar (¿pero no tenían ya que estar muertas, a estas alturas..?)-, primero salí a cerrar la ventana central (no fuera que me entrara toda la colonia); luego, sin perder de vista a la susodicha, corrí a cerrar todas las puertas, la de la cocina, la del baño, la de mi dormitorio… Y, de nuevo, me sepulté en el estudio, a ver si se iba por su propio pie, léase “patas”, o “alas”.


Cuando volví a salir a la media hora, ya no estaba… ¡Bien! Miré con desconfianza por todo el salón -no fuera que se hubiera buscado un escondite. Pero no, se había ido. No me he atrevido a mirar por el balcón a ver si veía más. ¿Tendré que ponerme una tela metálica en las ventanas…?

Dibujo 2

Como aún quedaba tiempo, decidí hacer un segundo experimento; ahora, con la gama  de los verdes (del azul/cian y el amarillo). Pinté el campo verde, en distintas aguadas, según se me iba acabando la mezcla y tenía que volver a hacerla a voleo. Arriba, le añadí un poco de blanco y decidí poner unas amapolas rojas como contraste -que saqué de un libro de cuadros que había por ahí. Tuve que esperar un rato a que se secara el fondo antes de pintarlas. Me quedó algo en relieve con pinceladas vistas que a mí me resultó muy bonito (aunque Paloma me dijo que no tapaba bien porque mis acrílicos eran de mala calidad...). Con el rotulador negro, luego le pinté unos tallitos y ¡a esperar otro día para pintarle el botón central!


Dejé esta vez los útiles (pesan como dos piedras) en una habitación al fondo de Perines. Total, nunca pinto en casa…Ay, pero que me llevé el cuaderno y quería pintarle los “botones” a las amapolas… Y no tenía nada. Pues ahí que me puse a buscar hasta que encontré un rotulador negro permanente, gordo. Y solo tenía pintura al agua blanca, de la de puertas y paredes. No era acrílica, pero ¡quién lo va a notar…? Parece que están bailando o son arrastradas por el viento, pero, para mí,  el contraste ha quedado precioso.


Lo que he visto dando una vuelta a la mesa...








Leído estos días

https://elpais.com/cultura/2019/11/15/babelia/1573833088_377447.html?por=mosaico. Àngels Ribé, Premio Nacional de Artes Plásticas: “Crear te convierte en una persona sin miedo”.

Día 8. Miércoles, 27 de noviembre

El miércoles 27 de noviembre yo estaba en Madrid, así que dejé encargadas a Sonia y a Paloma de hacer la crónica y sacar las fotos. Este es el resultado…Gracias a ambas.

Contado por la profesora


Mi propuesta para el día era la experimentación con el color. Partiendo de la mezcla de los colores primarios, había que obtener diferentes gamas de colores quebrados. Una vez conseguidas estas gamas, había que elegir una para la realización de una composición.

Con este ejercicio trabajamos el color, la composición y la creatividad.


Contado por Paloma, alumna aventajada

Hoy venía cargada con las acuarelas, además de las pinturas acrílicas, con la intención de volver al agua.

¡Mi gozo en un pozo!, porque para hacer mezcla de los tres primarios más el blanco, es mejor utilizar los plastas acrílicos…

Me puse a la tarea de pintar cuadraditos de los colores resultantes de las diferentes mezclas entre el amarillo, el azul y el magenta -que me resultó un poco “deja vu”, ya que habíamos hecho algo similar en el taller de hace dos años.


Después, rematé el trabajo con un bosque en granate-morados de lo más tétrico y triste. Quizás me faltaba el humor de Aída, que hoy estaba en un congreso de periodistas ambientales. Ella eligió esa especialidad cuando casi nadie era consciente del cambio climático y sus consecuencias, y acude desde hace muchos años a estas ponencias.


(Luego lo mejoró, con algo menos triste y tétrico...):


Como nos había dejado a Sonia y a mí la tarea de escribir la crónica del día, decidí fotografiar a las artistas con su obra, en vez de todas las obras juntas a vista de pájaro.






Hoy éramos pocas. Por las conversaciones, a todas les entusiasmaba la obtención de tantos colores a partir de solo tres. No es de extrañar, ya que nuestros “descubrimientos” hacen que nos sintamos un poco alquimistas.



Contado por Sonia Piñeiro

Los alumnos han disfrutado descubriendo la magia del color y todas las infinitas posibilidades que se obtienen de sus mezclas. Cómo cada gama produce sensaciones diferentes, estados de ánimo, energías opuestas…Cómo la elección de un color para una obra es determinante.


DÍA 9. Miércoles, 4 de diciembre. Recupero el relato

Me ponen al día de la tarea con colores quebrados del pasado miércoles. ¡Eso para mí está chupado…!


Hoy se trata de crearnos dos gamas de colores quebrados (recuerdo que incluyen los tres primarios, y ya, aparte, si uno quiere, un poco de blanco para aclararlos), una fría y otra cálida, y combinarlos.

Antes de nada, voy a recoger mi cartera-piedra del cuartito del fondo, pasando por el taller de madera. Les digo a Paloma y a Sonia que “voy a saludar”, a ver si “me dicen algo” (en el taller de madera son todo señores menos uno, creo). A mí solo me dicen “buenos días”, y no todos, pero Sonia dice que a ella le dicen “cosas”. “Me incomoda”… Vuelvo. A mi saludo solo ha contestado alguno; la mayoría, ni ha levantado la cabeza. Paloma tiene la teoría de que como pasamos de los 50, somos “potolitas” y no nos teñimos las canas, pues que somos invisibles. En cambio, como nuestra profe es joven, delgada y guapa…

Rebusco entre revistas y catálogos a ver si veo algo que me inspire. Lo de crear de la nada, no es para mí. Selecciono un cuadrito de un barco en el mar, con un señor/señora al timón, en color ocre; lo que al principio me parecieron escenas de un belén, que luego resultan ser Cristos desmadejados, y una rosa sobre un fondo verde.


Me pongo primero con la escena del barco. Voy a utilizar la gama fría de los azules y la gama cálida de los ocres. Paloma me insiste en que le pinte las vestiduras más naranjas, como en el cuadro, pero yo no quiero: así está bien. Luego, me reconoce que es “de lo más artístico” que he hecho. Viniendo de ella, que empezó conmigo y ya está en las cumbres, me lleno de orgullo. A Sonia también le gusta.


En la otra mitad de la hoja, me pongo con la flor: esta vez, el fondo será verde y la flor se llevará los tonos cálidos. La corola me queda un poco comprimida y achatada; la del cuadro es más elegante y ligera. Para aligerarla, decido meterme un poco con dos de sus pétalos en el barco de arriba; quizá no sea muy ortodoxo, pero la flor “respira mejor”…


Mi último cuadro,  ya es la bomba. Como de mezclar, tengo dos pinceles llenos de acrílico, decido pintar el cielo a dos manos como si fuera Eduardo Manostijeras. El gesto causa sensación. “Espera, espera, que te grabo...” -me dice Paloma. No sé lo que habrá salido....



Luego, como no me gusta desperdiciar pintura y ya es casi la hora, mezclo todo lo que me queda en el plato y consigo un verde oscuro precioso para la tierra. “¿Puedo poner un montículo, en verde, en la parte de los colores cálidos…? “Sí, pero acláralo un poco”, me dice la profe. Dicho y hecho: le añado un poco de blanco, y ya. La verdad es que me recuerda la silueta de un perro de perfil, pero si no digo nada, igual ni se dan cuenta…

Cuando pongo las cruces a rotulador encima, el cuadro les resulta “trágico” (A mí, nada más verlo, me trajo a la mente la peli de la canción “Están clavadas dos cruces…”). Pero a Sonia  le encanta mi cielo naranjoso: “Te lo voy a copiar…”.


“El dibujo siempre pesa más que la mancha y enseguida el ojo se va a la línea…”. Como a todo  el mundo se le va la vista al montículo con las cruces -para mí, una cabeza de perro-…, Sonia me dice que pinte otra cruz, inclinada, en el otro lado, “para compensar”. Yo voy a pintarla en el mar, en color ocre, pero el verde aún está húmedo y se corre. “Déjalo, que no queda mal…”. Añado la cruz inclinada a la derecha del montículo, en lo ocre, y lo doy por terminado.


“Cada una tenemos nuestra mancha y nuestro garabato…”- es la enseñanza zen de Sonia, hoy.

Para la semana que viene, nos ha pedido que traigamos escenas/carteles de películas. Vamos a sacar la gama cromática…

Pues aquí están las "manchas y los garabatos" de la clase...







Y el resultado final...


DÍA 10. Sacar gamas en escenas de películas. El pantone



Ya lo habíamos hecho con cuadros, pero ahora íbamos a ir un paso más allá: con fotogramas.


Tenía razón Sonia: mejor escenas que carteles porque en estos predominan los colores puros y brillantes (y entonces no tenemos nada que trabajar…).


Yo me llevo a clase dos escenas de Johnny Guitar, una de mis películas favoritas (Nicholas Ray, su director, era muy particular en esto del color. Dijo: “La utilización de los colores primarios en el cine es tan significativa como la utilización de un primer plano”). También imprimo un cuadro sobre el exilio en una gama que me encanta.


Como me he concentrado tanto, no me acuerdo de que solo había que pegar la foto elegida; no hacía falta dibujarla-copiarla. Yo he pintado la escena, a lápiz, grosso modo, para luego darle color.


El lazo que lleva Joan Crawford (un turquesa fuerte) es muy difícil de sacar con mis tres colores básicos más blanco. Sonia me dice que acepte el préstamo de una de mis colegas, de un verde que se parece algo, pero yo no quiero. Lo que más me gusta en este mundo es lograr millones de colores solo con esos tres más blanco. La profe, de su mano mayor, me pone un poco del verde en el plato y empieza a mezclar. No queda igual, pero algo más se parece...


Para la segunda escena, ya recorto y pego una foto llena de flores y verdes (quería que fueran colores totalmente distintos de la primera gama). Consigo unos cuantos, pero cuando me acerco a enseñarle el cuaderno a Sonia, me dice que me faltan el azul marino y el gris. Me voy de nuevo a mi sitio a mezclar como Carlitos el de Snoopy, y vuelvo. “Es un gris azulado…”. ¡Pues vaya! Pero es gris, ¿no…? Otra vez mezclo y Paloma, que está a mi derecha haciendo acuarela (que es lo que le gusta), me chincha: “Es un gris verdoso…”. Ca… en la…Sonia quiere un gris-gris, sin derivados. Yo, debe ser porque el gris siempre me ha parecido un color “sucio” y un “no-color” (nunca llevo nada gris, ni marrón oscuro-color caca), tengo problemas con esta gama. Menos mal que Sonia lo encuentra. ¡Ya los tengo todos!

Como aún queda tiempo, y para gastar lo que tengo en el plato antes de que se seque, me pongo con el cuadro de Josep Franch- Clappers, de 1940, Camino del exilio. No intento reproducir tanto los colores originales como utilizar toda la pintura que me sobra. Los chopos me quedan de un morado oscuro; el cielo en un grisáceo verdoso; el camino, un azul con mucho blanco. Y solo dibujo dos figuras, las que están en primer plano. Tras pintar sus abrigos-mantas, con rotulador negro trazo unas cuantas líneas del rostro y el contorno. Y lo doy por terminado.


Cuando se lo enseño a la profe, Paloma me sopla por la espalda: ”Yo creo que debías ponerle un poco de amarillo…”. Pero Sonia, viéndome capaz y previendo una desgracia (y dejarlo peor de lo que está…), dice: “No, no, que lo deje como está…”.

La semana que viene es el último día antes de Navidad. Sonia no ha querido decirnos en qué trabajaremos, Dice que es sorpresa…

La gente hoy ha hecho unas virguerías...





Esta es la foto finish, a vista de dron...


LEÍDO ESTOS DÍAS


*Pantone, definición: sistema de identificación, comparación y comunicación de color para las artes gráficas. Tabla de colores pantone.

DÍA 11. FIN antes de Navidad

La sorpresa era que hoy haremos un trabajo colectivo. Sonia lo llama “El cadáver exquisito”… Cada una (Pedro va a su bola) tenemos que dibujar en nuestro cuaderno “algo con color y algo en línea”. Luego, lo pasaremos hacia nuestra izquierda (como si jugáramos “al burro” con las cartas).

Yo decido utilizar mis colores fetiche: el naranja, el verde y el turquesa. Pinto un rectángulo naranja, una ola azul y unas hierbas verdes. Como Pilar ha acabado (a dos sitios a mi izquierda), se lo paso y ella me pasa el suyo. ¡Y ya desbaratamos el orden…!.


Pilar ha pintado algo cubista. Yo intervengo rellenando de naranja y pintando un pez azul. La gente tarda un siglo en pintar lo que quiere y, claro, nos aburrimos. Menos mal que, como es el último día, hemos traído cosas de comer y, en los momentos de asueto, podemos llenarnos el carrillo…A este paso, voy a salir de clase rodando…

Al romper el orden, comienza el pandemoniun. Sonia se pone seria y recuperamos la secuencia. Acordaos: “Unidad en la diversidad”- repite varias veces como un mantra, previendo que ella va a tener que arreglar al final todo lo que le llegue…

Pero es que cada una vemos una cosa en el cuadro de otra, y actuamos  en consecuencia; por ejemplo, yo interpreté como el brocal de un pozo lo que me dijeron luego era una ventana. Y claro, le pinté una greca y puse un pez saltando de dentro afuera…Al final, se convirtió en una cara con pelo…


Mis intervenciones han sido siempre pequeñas; sobre todo, intentando alegrar con mis naranjas la composición; pintando un pez, una luna, unas flores, un prado, o rellenando algún motivo pintando por las otras chicas.

Por ejemplo, en el de Paloma, enseguida lo vi claro. Recordando lo que había sido mi "línea de cielo" uno de estos días, le pinté una banda naranja entre sus grises...



Al final, la vista de dron muestra unos trabajos colectivos preciosos (con la mano unificadora de la profe, eso sí).


Y todo hecho por alumnado entre 50 y 67 años, creativo, creativo…


En enero, más…(Sonia dice que tendremos que analizar lo que hemos hecho...).

P.S. Así ha quedado mi cuaderno, con las intervenciones de todas... Lo he titulado "Mar musical".


Otros cuadernos y detalles...





¡Felices Fiestas!