PRÓLOGO
Como en el taller anterior
(Ver blog: http://ficcionesdeloreal.blogspot.com.es/2014/01/diario-de-dos-pintoras-en-ciernes-i.html)
había llegado a la conclusión de que solo me gustaba pintar “cosas con ojos”,
como decía Sonia, mi profesora, en marzo de 2015 me apunté a un taller
específico sobre Retrato.
“Una cara se olvida antes si
no se han encontrado sus ojos…En los ojos está la identidad de una cara”-
escribe Antonio Muñoz Molina en su última novela, “Como la sombra que se va”, una posible crónica sobre el asesino de Martin
Luther King.
Igual tengo que hacer un
ejercicio de solo pintar “ojos”... Aunque el pelo, el cabello, es para mí
también bastante definitivo a la hora de identificar a una persona. La prueba
está en que, si no he visto sin gorro de piscina a mis compañeras “acuáticas”,
soy incapaz de reconocerlas por la calle.
He aquí mi primer dibujo
conservado a punto de cumplir los 5 años. No es precisamente prometedor. Y en
las notas de 1º de EGB, la de dibujo (¡los famosos flamencos!) desentona
claramente entre las otras, incluidas las tablas de multiplicar. Hasta en el
orden (fíjate tú qué cosa, con lo arbularia
que soy ahora) me ponía la maestra “Muy Bien”…
Hoy ha salido en la prensa
una noticia curiosa: un vestido al que unas personas ven de color azul, y otras,
dorado (yo soy de las segundas). http://www.mujerhoy.com/moda/informate/color-vestido-azul-negro-blanco-dorado-859096022015.html. No
me imaginaba que dos personas distintas pudiéramos ver un mismo objeto en
colores tan diferentes…
PRIMER
DÍA DE CLASE
El primer día…¡fue el caos!
Sonia nos puso dos ejercicios para que aprendiéramos “el canon de las
proporciones”. (No sé si, visto lo visto, es mejor que pintemos a ojo).
Teníamos que hacer dos
“marcos”, en realidad dos cuadrículas, uno de 14 x10 – para practicar el
retrato de frente- y otro de 14 x14- para el de perfil. Ahí ya empezaron las
complicaciones: “¿dónde va el 14?”, “¿a lo largo o a lo ancho?”. Además, no habíamos traído
regla para tirar las líneas que iban dividiendo el cuadrado/rectángulo en
secciones.
Cada vez que Sonia daba una
nueva pauta, era la revolución: “Dividid la altura entre tres y medio”. “¿Y eso
qué es?”. “Pues 3´5 cm, 3´5 y 3´5”. “Que no: son 4, 4, 4 y 2”. En fin…Tere
decidió que ella medía los 14 centímetros sin contar el cero, o sea, desde el
uno. Luego, claro, no le salían las cuentas.
“Los ojos han de quedar en
la mitad del rectángulo, en los 7 centímetros…”. Así nos fue chivando dónde
debían quedar el rabillo del ojo, el lacrimal del otro ojo, la base de la
nariz, las cejas, el nacimiento del cabello o la parte de debajo del labio
inferior. Después, cada cual juntó los puntos y, oye, ¡salieron retratos de lo
más curiosos y distintos!
Pero aún quedaba lo peor: el
retrato de perfil o de cráneo. Para mí, esto sí que era difícil, así que como
Carmen había traído un libro de retratos, copié un modelo que venía con las
mismas divisiones. Y me ha quedado una especie de galán clásico estupendo, una
especie de Victor Mature.
A estas alturas de la clase,
Mª Jesús decía que ella quería pintar una cara en posición “tres cuartos”; pero
eso ya es para nota. Bastante tengo yo con tratar de poner rectos los rostros que me llegan
algo ladeados en las fotos.
Sonia propuso – para
ayudarnos-, que hiciéramos un tercer rectángulo con los ejes inclinados, pero eso
será ya material para otro día. “¡Buscad fotos de caras en diferentes
posiciones e inclinaciones!”- nos puso como tarea. ¡Qué trajín…!
SEGUNDO
DÍA DE CLASE
“Hoy vamos a hacer ojos”-
nos dijo la profesora, mientras nos repartía hojas llenas de ojos.
También trajo una calavera,
de plástico, para que viéramos que el ojo está siempre metido en un agujero.
“Es una canica en un agujero”. Lo decía por el tema de las sombras (mi cruz).
Como los ojos eran únicos,
se trataba de copiar uno y recrear el otro. Yo, que soy una Fitipaldi, acabé
enseguida y empecé a guarrearlos con las sombras, como siempre.
Cuando Sonia cogió el dibujo
por banda es cuando realmente aprendí dónde iban las sombras (porque sigo sin
verlas, a pesar de la calavera…).
El siguiente ejercicio se
trataba de calcar narices y bocas para dibujarles los ojos. Yo escogí una cara
de frente total -las había que miraban hacia el techo o el suelo, y ¡vete tú a
saber cómo se pintan los ojos en blanco…! El retrato de perfil, como la primera
vez, me resultó más difícil. No me gusta pintar de perfil, al menos no sin
modelo real. No soy capaz de imaginarme cómo se ve un globo ocular de lado.
Y como otra vez resolví el
ejercicio velozmente, me puse a copiar uno de los modelos de las fotos que
había traído de casa. Era el actor este, Gerard Butler, que hace un anuncio de
colonias. Su cara estaba un poco ladeada, así que para no ponerle recto -como
acostumbro- tracé un par de ejes inclinados.
Luego, apliqué la teoría: “entre los dos ojos, hay un tercer ojo”...Pero
no. Por lo visto, no siempre es así. Es una teoría muy teórica, porque luego
uno tiene un puente (de la nariz) muy estrecho y unos ojos muy grandes, por
ejemplo.
Así que claro, con mi teoría
me salían unas narizotas…Sin embargo, sus ojos de párpado caído, muy parecidos a
los míos, creo que me han quedado bastante bien.
No sé qué nos tendrá Sonia
preparado para el próximo día. Esperemos lo mejor.
TERCER
DÍA DE CLASE
Hoy la tarea era la
contraria al día anterior: Sonia nos repartió ojos y teníamos que “inventarnos”
narices y bocas.
En la hoja, además de
diferentes ojos en diferentes posiciones, había unos inquietantes globos
oculares atravesados por un palillo como si fueran aceitunas o banderillas. Era
para enseñarnos cómo con un ligero cambio de la córnea? podíamos conseguir que
los ojos miraran de frente, hacia arriba o hacia abajo. A mí, la verdad, mirarlos
me daba un poco de dentera. Me parecía estar en la película de Buñuel, Un perro andaluz.
Elegí primero unos ojos de
frente porque poner narices y bocas a unos ojos de perfil o tres cuartos, y
encima mirando hacia abajo, me parecía muy difícil. Al fin y al cabo, solo soy
una aprendiza, y no precisamente aventajada…”El tres cuartos es muy bonito para
retratar”- nos ponía Sonia los dientes largos. Pero yo no piqué.
Eso sí: elegí unos ojos que
en vez de mirar de frente, miraban hacia los lados, como por el rabillo del ojo.
Tracé mi cruz en el centro, ¡y a dibujar! Tras pintar cejas y ojos, volví a mi
cuadrícula del primer día; pero me hacía un lío con las medidas. Antes (el
curso pasado), lo hacía a ojo y creo
que me salía mejor. Pero desde que nos ha enseñado a medir, he perdido la
confianza en mí misma, y ahora no me atrevo a prescindir de las medidas…
Después de un triunfo de
años diciendo “cuatro por cinco”, “cinco por cuatro”…,- me parecía que la
frente y el pelo quedaban a años luz de las cejas- terminé la cara. “Te ha
quedado un poco caballuna”. A mí se me parecía a esa cantante de copla
joven…Pero lo que mejor me sale, sin duda, es el pelo: les hago unas melenas
con cuatro trazos…Sonia me acortó un poco subiendo la nariz y los labios como
si fueran el dobladillo de una falda. Y el resultado mejoró.
Luego, como quedaba tiempo,
me puse con dos ejes torcidos… y aquello ya fue la debacle. Hasta el punto de
que he decidido que quien quiera en el futuro que le pinte un retrato, que se
ponga de frente frontal, o nada.
Los ojos, más o menos, los
conseguí: lógicamente, el que menos se veía debía ser más pequeño, y el otro
más grande. Pero con la nariz y los labios ya me hice un lío…de Vitigudino. La
profe tuvo que acudir en mi auxilio para redibujarme el óvalo de la cara y
perfilarme los otros dos rasgos.
No sé qué nos deparará el
próximo miércoles, antes de las vacaciones de Semana Santa. Creo que voy a
tener que hacer muchos cursos de retrato.
CUARTO
DÍA DE CLASE
Hoy Sonia trae fotos de
muchas caras, y ¡a encajar! No le interesan el detalle ni las sombras sino las
proporciones.
Yo reviso la cuadrícula del
primer día y me quedo con la idea sencilla (yo necesito nociones muy básicas y
entendibles) de que -en las proporciones
ideales- mide lo mismo del nacimiento del pelo a las cejas que de las cejas a
la base de la nariz, y de ésta a la barbilla.
Carmen me dice que ella usa
como medida estándar la anchura de la nariz (¿o era la altura de media nariz en
su parte más baja y ancha?), que ocupa un cuadro, igual que el ojo, pero eso
para mí es mucho lío.
Elijo entre las fotos que
quedan la de Louise Bourgeois de mayor, una cara alargada con muchas arrugas y
un gorro de lana. Tiene los ojos muy pequeños y estrechos y la boca es apenas
una raya sin labios.
La termino enseguida porque
yo -en no teniendo que dibujar sombras-, soy una flecha. A Sonia le gusta y me
dice que está “bien encajada” y que pase a otra foto. Elijo entonces la de una
mujer con una trenza en la cabeza que mira hacia arriba y divido de nuevo mi
eje vertical en tres partes iguales. ¡Ah! Pero esto es un escorzo y ya no vale
mi regla de 4, 4 y 4. En un escorzo hacia arriba, la nariz es más pequeña. ¿Y
dónde está el resto de la cara…? Pues en el cuello…
Pero así se queda. Ahora voy
a por la foto de la cara de mi profesora, de frente y con melena suelta.
También me sale un poco alargada (¿tendré un ojo deformado a lo Modigliani o el
Greco…? Lo cierto es que Sonia tiene una cara más chata y redonda. Pero no
quiero borrar ni repetir. Así se queda.
Mi siguiente elección es una
cara que mira hacia abajo, otro “escorzo”. Le hago una nariz tan larga que ya
me paso. Y Sonia viene a acortármela un poco. Tengo que volver a dibujar los
labios que creo que estaban mejor la primera vez; sin embargo, me gusta cómo me
han quedado los ojos, rasgados y con cierta expresión enigmática. Los ojos y
captar el tipo de mirada son para mí lo más importante; si lo haces bien,
tienes mucho ganado.
Sonia toma la medida del ojo
como referencia para compararlo con la nariz y otros rasgos. No me parece mala
idea. Me la apunto.
Después de las vacaciones,
nos meteremos con las sombras. Eso sí que va a ser “sombrío”…
Le he dicho a Sonia que cada
año tiene que hacer, al menos, un monográfico de autorretrato: para practicar
nuevas ocurrencias y mejorar nuestros defectos.
DÍA
CINCO. DESPUÉS DE VACACIONES. RETRATOS A BASE DE MANCHAS
(Recordar: He de apretar más
el lápiz. Que si no, luego no se ve nada en las fotos…).
Hoy se cumplieron mis peores
temores… Sonia entró por la puerta en tromba, anunciando: “¡Tenéis que sacar a
manchas las luces y las sombras!”. “Hoy, ¡lápices fuera! Fijaos en los
volúmenes…!. Traduciendo: no podíamos utilizar el lápiz ni hacer rayas. Y ya
sabéis que yo no veo sombras; solo veo rayas. “Nubla un poco la vista…”- me
sugería uno de mis compañeros. Pero ni por esas.
Los materiales, en esta
ocasión, eran ceras de punta redonda y engrosada, y un lingote de bordes y
puntas afilados llamado grafito.
Para mi primer “failure”
elegí al pobre Benicio del Toro. Menos mal que nunca se verá inmortalizado por
mí. Me quedó un poco “hombre-lobo”. Lo que sí soy es rápida y veloz: en apenas
hora y media, hice ¡6! dibujos. Más bien, caricaturas.
Para el segundo modelo,
decidí arriesgarme con las ceras. Lo que más me gusta hacer son los pelos, los
cabellos. Me encanta pintar ondas y darles volumen como si fuera una
mascarilla. Este segundo, que no recuerdo quién era, ¡también me quedó un
hombre-lobo! Si es que claro, tanto guarrear el papel, cómo no van a quedar
hombres-lobos llenos de barbas…
Así que, en mi cuarta
elección, aposté por una mujer, a ver si también me salía una “mujer-loba”…También
es una mujer-loba…de cara bien alargada.
A estas alturas, Tere
empezaba a quejarse: “¡Cómo me duelen los dedos…!”. Claro, no se puede apretar
el carboncillo como si fuera una tiza de modista…
Para mi quinto intento, opté
por una mujer embutida en una caperuza de neopreno que miraba hacia arriba y a quien se le
veían, bien grandes, los agujeros (ventanas) de la nariz. Esta vez me
equivoqué, de nuevo, con el apéndice nasal: demasiado largo, tenía que haberlo
recortado.
Sin embargo, la última me
quedó bien guapa. “Pero si te ha salido pop…”. Lo cierto es que, quitando a los
buenos, que siempre son buenos, los demás hemos hecho versiones fauvistas
diversas y chapuzas varias.
“Ya veréis: con esta
práctica aprenderéis a descubrir otra manera de pintar y de resaltar los
rasgos”…Ya, ya…
DÍA
6. POSADO DEL NATURAL
A partir de hoy Sonia ha
dicho que todos los días, durante los primeros minutos de clase, ella se
ofrecerá como modelo para que la captemos en distintas posiciones del rostro.
Cada posado no durará más de cinco minutos y se trata de un breve bosquejo para
captar la postura.
Tenemos que coger el lápiz
por el medio para así tener más y mejor juego de muñeca. A Tere no le dio
tiempo ni a casi empezar el primero. Claro, cogía el lápiz tan abajo que todo
lo quería hacer muy minucioso y detallado.
El primer posado no me quedó
demasiado mal. En el segundo, mirando Sonia para abajo, me salió una nariz de
bruja pirulí. Del tercero, mirando hacia arriba, con la barbilla levantada,
Carmen me dijo que había conseguido el gesto.
Luego ya pasamos cada uno a
nuestras fotos elegidas para pintar con trazo, línea, grafito o cada uno como
quisiera. Yo saqué una de mi tío Héctor y empecé a hacerla a ojo, sin medidas
ni nada. Creo que me ha salido aceptable. Lo único, la mano, debajo del mentón,
que era muy difícil y, al final, la he dejado solo en armazón…
Para la siguiente foto,
Sonia nos propuso el ejercicio de poner la imagen al revés (“Haced el chico al
revés, a ver qué pasa”), y pintarla como si se tratara de otra cosa -en vez de
una cara- para así no estar tan atados a ojos, nariz y boca. Me pareció un
ejercicio interesante. Elegí una de Antonio Muñoz Molina barbado y, cuando di
la vuelta al cuaderno, me sorprendí para bien. Mi hermana dice que le he sacado
más guapo y Carmen me ha explicado que
yo soy de dibujo “de trazos”.
Sonia nos ha dicho que, en
general, todos tenemos que trabajar más las bocas porque “tienen mucho volumen”
y nosotros las pintamos como si fueran planas. Es fácil de decir: ella pinta
dos tracitos y les pone unas sombritas y las cosas se le despegan del papel,
pero las mías parecen pegadas con supergén. No las levanta ni una grúa…
DÍA
7. APRENDIENDO A DIBUJAR EXPRESIONES
Sonia ha aparecido hoy con
un cuadernillo de dibujo para niños. No, no es que nos estemos infantilizando
(al menos, eso creo…). Además de para pintar ranas de colores, sirve para que
veamos las principales emociones representadas de la forma más esquemática:
esto es, la alegría, la tristeza, la sorpresa y el enfado.
Pero primero, hemos hecho
varios bocetos de la profe en distintas
posiciones como el día anterior. He aprendido que el dibujo se puede hacer con
sombras (a manchas), a línea…Yo soy de línea, claro. Pero apretando poco. Así
que Sonia me ha dicho: “Ya que te gustan las líneas, recréate y resáltalas
más”. Lo intentaré, pero es que excepto los ojos – que siempre parece que tienen
rímel- tiendo a pintar muy flojito.
El segundo apunte de Sonia
me quedó una chapuza. Además de apoyar la cabeza en la mano -con lo que
teníamos que dibujar una mano, que ya son palabras mayores- no dejaba de hablar
y de gesticular, así que un ojo me quedó medio cerrado a lo Jack Elam, y la
mano, como un tronco. La culpa fue de ella. Eso le debía de pasar a Picasso
cuando estaba en su época cubista: que l@s modelos se movían, y así le salían un montón de ángulos…
El tercer modelo, de una
foto, decidí empezarlo boca abajo. Ahora Sonia quería que cogiéramos caras y
les cambiáramos la expresión. Por ejemplo, el modelo de la foto estaba serio,
pues le poníamos una sonrisa. Pero claro, al sonreír no solo se estira la boca;
los ojos, también se achinan. Y eso de imaginarme en abstracto expresiones, me
resultaba muy difícil. Yo, como Santo Tomás: Si no lo veo…
“Al reírnos, la boca se
estira y queda más larga”- nos asesoraba Sonia. “Al enfadarnos, las cejas van
hacia adentro y hacia abajo”. Yo le he sugerido que el próximo taller
monográfico que hagamos de retrato lo dediquemos a trabajar distintas
expresiones. Y también en los apuntes de primera hora, puede poner “caras” para
que las representemos en vez de solo subir, bajar o torcer la cabeza.
Decidí ahora pintar a
Federer, el tenista, de una foto. Al hacerlo, me di cuenta de que pese a su
aparente belleza apolínea, tiene una nariz de boxeador. A mi juicio me quedó
tan bien, que no quería cambiarle la expresión, ni volver a dibujarle, así que
pasé a otro modelo.
Aún me dio tiempo a intentar la cara de susto,
inventándomela de la nada. Pero me quedó fatal. Paloma, sin piedad, me dijo que le había hecho la boca de una "muñeca hinchable". Y cuando Sonia hizo la tournée, me hizo caer en que, en la
cara de sorpresa, la pupila queda nadando en lo blanco del ojo, despegada de
los extremos. Conclusión: Yo necesito modelos vivos que pongan muecas. En
abstracto, no sé.
DÍA
8. TENGO DEFORMACIÓN MODIGLIANESCA
Hoy no sé lo que nos
deparará Sonia, pero yo me he traído dos guapos para copiarlos (otra cosa será
cómo queden…). Uno es Manzanares, el torero de ojitos de pitiminí (yo llamo así
a los ojitos pequeños y rientes, que me encantan). El otro es un modelo desconocido,
pero también guapo, en posición tres cuartos, como los abrigos.
Ya apenas me quedan hojas en
mi cuaderno: como soy tan prolífica y tan rápida…
Mientras llegan los
rezagados para que Sonia nos ponga caras, elijo la foto de uno con pinta de
despistado. No sé si será porque tiene en la frente una carta que le tapa la
expresividad (la posición de las cejas, los frunces…), pero no consigo sacarle
la expresión (ya sabéis que lo de imaginar no es lo mío). Decido pintarle los
ojos y la boca con mis acuarelables, pero ni por esas…
Luego, voy a por mi modelo
barbado. Me queda demasiado “longitudinal”. Sonia dice que nos cuestan las
posiciones de perfil porque tendemos a dibujar poco cráneo y poco lateral. (A
mí, de hecho, se me sale de la página…).
Sonia pone primero la
expresión de “enfadadísima”, una posición extrema que le va a dejar con arrugas
para los restos, y luego la de “asombro infinito”, con la boca abierta y las
pupilas despegadas de los bordes del ojo. En la primera, lo que mejor me queda
es la coleta. En la segunda, los ojos me han salido tan juntos que no es que no
quepa el tercero: es que no cabe ni un alfiler. Ahora, rápida, sí soy. La
inmortalizo en un pis-pas. A mi lado, dos compañeros la mar de habilidosos,
hacen virguerías. No sé para qué vienen a clase, si ya son unos maestros…Carmen me
presta una colección de caras que expresan distintos sentimientos, sacadas de
un libro. Así las puedo estudiar en casa con calma.
Cuando finaliza el periodo
“apuntes rápidos”, vuelvo a mis modelos. Ahora me toca Manzanares. Es más
difícil de lo que parecía. Y como está casi todo en sombra…, vuelve a salirme
un hombre-lobo. Además, “le falta cara”- como dice Sonia, que ha de trasladar
la oreja un palmo para que recobre las proporciones. Muy desolador. Yo que quería
que me saliera divino…y me ha quedado un desastre. No sé si en la clase que nos
queda voy a ser capaz de hacer algo digno…
DÍA
9. FIN…POR AHORA
Hoy me he llevado a clase el
cuaderno que me regaló Conchi, para estrenarlo (El otro ya se me ha acabado).
Con mi caja de lápices Derwent -también un regalo- soy la envidia de la clase…,
y hasta de la profe.
Sonia nos ha sugerido -como
ejercicio- que dibujemos a dos de nuestros compañeros para cambiar de modelo y
que no sea siempre el mismo, o sea, ella. Yo he elegido a Elvira porque la tenía enfrente, y tan
concentrada que no se movía un ápice. Esto es fundamental.
Como segunda opción
elegí a un “chico” de clase, a José, y se movió tanto que me ha quedado fatal,
como muy alargado. Vamos, que parece un pepino. Creo que la posición tres
cuartos no es lo mío: siempre me salen más largos que anchos.
Cuando se lo enseñé a
Elvira, me dijo: “¡Mejórame!” Pero yo creo que su caída de párpados tras las gafas está muy conseguida.
Luego me puse conmigo misma,
copiando una foto de cuando tenía 6 años. No he logrado sacar esa cara suave de
inocencia que todos tenemos a esa edad.
Es como si me hubiera pintado años después, ya adolescente. Se ve que tengo que
hacer muchos más talleres…
Sonia ha dicho que el curso
que viene empezará con el de retrato y que también tiene intención de ofertar
uno sobre la figura humana. Eso son brazos y piernas, y manos y pies, además de
caras con sus ojos, sus narices, sus bocas y sus orejas. No sé si van a ser
demasiados miembros… Pero quizá lo intente para dejar de pintar manos como manoplas
y pies siempre calzados…
Creo que este taller me ha
hecho fijarme, sobre todo, en la diversidad de ojos que hay. Ahí se concentra,
para mí, toda la expresión, aunque es verdad que si no atinas con las proporciones
de la nariz, por ejemplo, tampoco consigues (ver) el parecido. Eso me pasó con
mi intento de dibujar a George Clooney. La nariz era demasiado larga y la boca
tampoco estaba conseguida; en cuanto Sonia los devolvió a su ser, los ojos
cobraron sentido y ya “se parecía”.
De todas formas, al ir
haciendo ejercicios y ejercicios, te das cuenta de que las líneas siguen un
cierto gesto de la mano. Le digo a Sonia que es como cuando con el volante
tomas una curva cerrada: no tienes que moverlo constantemente sino que, como la
curva está trazada a compás, solo tienes
que mantener la posición del volante. Supongo que eso es lo que los antiguos
llamaban las proporciones ideales. Tengo aún mucho que aprender. Pero ya será
el curso que viene. Os seguiré contando…
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