[Como
esta semana estoy un poco averiada, dejo de relatar recorridos periurbanos por
otra de mis actividades de ocio: el retrato].
DÍA
1, EN REALIDAD, EL SEGUNDO DÍA
“El rostro es un mapa, la mirada es un espejo,
una pregunta”. Gabriel Barceló, fotógrafo.
No estaba
muy segura de si empezaríamos el taller de retrato en octubre o en enero de
2016, pero, al final, ha sido en diciembre, dos semanas antes de las vacaciones
de Navidad.
El primer
día no me enteré (de todas formas, estaba pendiente de mi madre), pero hoy
Sonia me ha dado los papeles con la tarea del primer día para que los haga en
casa (¡Como que se cree que yo en casa hago tarea…!). Es el dibujito, en este
caso, en fotocopia (supongo que visto el lío que se armó la otra vez. Leed el
primer día del Diario de una retratista
aprendiza. http://ficcionesdeloreal.blogspot.com.es/2015/05/diario-de-una-retratista-aprendiza.html) de un rostro de frente
y de perfil. La otra hoja, son dos caras sacadas de una revista en esa posición,
para copiarlas.
Está bien
que nos recuerde las proporciones, pero yo sigo pintando a ojo (y no cuadriculo
como Carmen; quizá, debería…), así que paso directamente a la tarea de hoy:
inventarnos la nariz y la boca de José Coronado, en posición no totalmente de
frente, pero tampoco de perfil. A mí, sin verlo, esto me resulta imposible. Una
cosa es dotar de cara a un ojo o a una nariz aislados y, otra, tratar de
reproducir – sin modelo- el rostro del actor. Sonia nos ha dicho que no es
necesario que sean sus facciones de verdad; pero yo no puedo inventarme a
alguien real, así que pinto la mitad que veo (lo que más me sigue gustando es
pintar el cabello) y esbozo, muy ligeramente, casi invisibles, lo que no veo.
Luego, como
he acabado muy pronto, me pongo con la foto del ilustrador José Ramón Sánchez,
que ayer presentó su libro-testamento Memorias de un día. Cuando viene Sonia,
me dice que tengo que bajar un ojo; le pone unas sombras aquí y allá, y oye,
parece algo…
La
siguiente tarea ya es más asesina: “Pintad un ojo gigante para sombrear con
detalle”. Mi ojo ocupa toda la página, pero otros ojos son enanos, incluso les
caben casi 20 ojos del mismo tamaño…Y sombrear un ojo tan enorme es una tarea
hercúlea: nunca se acaba. Y a mí que sombrear me sigue pareciendo guarrear es
como si me pidieran que estropeara toda
la página…
“Tened en
cuenta que el ojo es una pelota metida en otro agujero”- nos teoriza Sonia.
Pero ni por esas. Yo me apunto las guías porque como no lo veo… “Sombread los
laterales, y la máxima luz, arriba”. Cuando Sonia mete mano a mi ojo apenas
impreso, me dice: “Me haces muchos grises y el negro tiene que existir”. Ella
se aplica y casi me gasta toda la punta del lápiz blando, pero veo lo que
quiere decir.
“Para
Navidad, coged una foto y pintad algún retrato…”. Le pediré a Marta una foto
suya (siempre me está diciendo que le pinte. No sabe lo que pide…) y, si se
olvida, ya tengo disculpa para no hacer la tarea…
DÍA 2. PRIMERO TRAS LAS VACACIONES DE NAVIDAD
Marta me ha
enviado un par de fotos (¡Vaya! Ya no
podré escaquearme de la tarea de Navidad…). Pero si se cree que la voy a sacar
igual de guapa, va lista…
Ya le he dicho que elegiré la foto de
frente porque con la de perfil puede quedar como Patricia Neal en aquella
secuencia memorable del año pasado, con Gary Cooper, de forma triangular. (Ver
“Diario de dos pintoras en ciernes”. http://ficcionesdeloreal.blogspot.com.es/2014/01/diario-de-dos-pintoras-en-ciernes-i.html).
Viernes, 8 de enero de 2016
Hoy el día
“iba de narices…”. Sonia empezó a repartir unas tiras con 4 narices en
diferentes posiciones, desde la de “perfil-perfil”
hasta la de frente total. Y claro, ¡a
inventarle la cara…! Pero yo, de verdad que no puedo inventarme en abstracto
una cara a partir de un rasgo: es como si mi cerebro fuera un agujero negro: se
queda en blanco absoluto. Ya me pasaba en el dibujo técnico en BUP: “Proyecten
estos puntos…”. Los puntos en un plano tenían que proyectarse en otro plano
vertical. Yo me volvía a quedar en blanco, como vacía: dentro de mi cerebro, o
de mi imaginación, o de lo que sea, no había nada. Era “la nada”. Como en el famoso
problema en física de los espejos: uno cóncavo, otro convexo y otro normal. “¿Y
ahora qué pasa con el punto…?”. “Y yo que sé” -pensaba para mis adentros. “Y
además, ¿qué me importa…?”. Al año siguiente, me apunté a Latín y Griego…Por lo
menos ahí la etimología de las palabras me servía para algo…
Bueno, que
me disperso…Para no hacer trampas y mirar la hoja de caras con las respectivas
narices que se había currado la profe, primero intenté buscar entre mis
contertulian@s alguien en la misma posición. Sonia, que me vio, se ofreció a
hacerme de modelo. Su ojo, de perfil, me quedó fatal. Así que, para las
siguientes, me afané en copiar de la fotocopia. Enseguida terminé y me puse a
pintar a Marta. No acababa de dar con la boca, pero los ojos no estaban mal
-creo-, y el pelo me encanta como me ha quedado. Pero Marta, a la hora de
comer, me dijo que le hiciera más pelo y me lo currara un poco más. ¿Y si a mí
me gusta hacer bocetos minimalistas a lo Klimt?, ¿eh…?
Para el
próximo día, Sonia nos ha encargado que nos pongamos delante de un espejo a
pintarnos nuestra nariz… ¡en distintas posiciones! Como que se cree que yo soy
Picasso en su época cubista y que puedo pintarme mientras me pongo bizca por
mirar de lado…Sonia es que sueña…
DÍA
3. CON PALOMA
Tanto hablar con Paloma (mi
compañera del Diario de dos pintoras en
ciernes) que no apunté nada y ahora tendré que escribir de memoria…
Primero, ¿o fue después…?,
Sonia nos dio una fotocopia con 4 ojos y su proceso desde lo más básico al
sombreado “súmmum”. Menos mal que solo nos pidió que copiáramos el “súmmum”…En
la fotocopia, el iris se llenaba de radios a partir de la pupila, que luego se
iban tamizando. Después, se añadían pestañas y cejas que se destacaban en negrita.
Las sombras servían, finalmente, para
lograr el relieve y que no pareciera un ojo plano…como el mío.
Al acabar, elegí una lámina
de revista con una chica que tenía cara de susto. (Ya he dicho que yo no me
puedo imaginar cómo queda el susto si no lo veo en vivo y en directo…). Paloma
me echó un jarro de agua fría al decirme que “mi ojo de calamar” tenía una
distancia infinita entre el final del iris y la parte superior del ojo. Pero yo
ya no lo iba a cambiar. “Más asustada que parece…”.
Cuando liquidamos la tarea profesoril, nos pusimos con nuestro
retrato de Marta a dos manos (cada una habíamos hecho las sombras de la otra.
Tengo que decir que Paloma es infinitamente mejor que yo, pintando. Aunque
también se pasa las horas muertas en su casa, dibujando…). Se lo queríamos dar
a la hora de comer, y ya sabíamos por adelantado que se “descoyuntaría” de risa.
Paloma me prestó su
bastoncillo de limpiar las orejas (limpio y sin usar) para difuminar mis
sombras. Me encantó el efecto. Incluso en los pelos quedaba muy bien: como si
fueran serpientes. Como a Paloma le había salido una Marta guapa (que lo es),
yo, con las sombras, solo traté de no guarrearla mucho. Paloma tuvo que
trabajar más duro con mi dibujo, porque las proporciones no estaban bien
cogidas, y solo eso, ya vale para romper la estética de una cara (si no que se
lo digan a los/las que se retocan mucho en el quirófano…).
Al final, conseguimos, más o
menos, un doble retrato aceptable de Marta. A la hora de la comida, pedimos a
las demás una foto con un primer plano, de frente total, para seguir
practicando. No sé si se atreverán…
DÍA
4. “La caricatura, un ejercicio de intuición, rapidez y agudeza” (José Ramón
Sánchez)
El otro día Paloma me decía
que quizá debería (dada mi impaciencia) dedicarme a la caricatura. Lo cierto es
que me encantaría saber hacer apuntes rápidos y precisos de personas o animales
(lo inanimado ya me seduce menos…). Hoy Paloma me ha dicho que quizá debería
dedicarme al “manga”, puesto que lo mío son las líneas…
El caso es que, para hoy,
Sonia nos había dicho que trajéramos colores, lo que quisiéramos: lápices,
pasteles… Pero lo primero que teníamos que copiar eran bocas. Bocas con su
nariz… y sus sombras respectivas. “El labio superior, normalmente, va en
sombra. El inferior lleva un poco de sombra abajo, en el centro…”. Menos mal
que lo dijo porque yo, aunque me pasara una hora analizando las fotocopias,
seguro que no me daba cuenta. No veo las sombras.
Pinté dos de las 9 bocas (las elegí sin orificios de la
nariz porque esos ya los había pintado otro día y me habían quedado fatal),
mirando hacia abajo. No eran ni perfil puro ni de frente total. Las sombras me
quedaron un asco.
Luego, nos sugirió que eligiéramos
una de las varias fotografías de revista para centrarnos en las bocas, pero yo,
como soy tan rápida, preferí pintar la cara entera. El primero fue Varoufakis.
Estaba de tres cuartos. “Le has hecho poca cara”- me dijo Sonia al hacer la
ronda, así que borré el ojo izquierdo y la nariz y repetí el perfil más a la
derecha. Paloma me dijo que le había puesto demasiadas pestañas empastadas, como
si fuera un rímel mal dado, pero así se quedó.
Después, me puse a hacer a
Kafka de joven, una foto que me había traído de casa. Los pelos me resultaron
muy fáciles. Como llevaba gomina (Kafka, no yo), todos salían tiesos en la
misma dirección. La visión crítica de Paloma fue que no había puesto mucho amor
al hacer las sombras. Como la foto era en blanco y negro, no podía practicar
con los colores, a no ser que me lo inventara un poco pop.
Ya no tenía tiempo para
empezar, y terminar, alguien en color, así que recogí todas mis cosas y ¡otra
vez será! No sé lo que nos tocará la semana que viene: como no sean orejas…
Estaría bien que pintáramos pelos…
P.S. Paloma me ha “aguapado”
en el retrato de la foto mía que le
presté. Incluso ha obviado mi cresta de
abubilla por todos los remolinos que tengo en la nuca…
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