A primera hora de la mañana,
los más habituales son gorriones, urracas y cuervos.
Entre la flora de la playa,
el hinojo marino es frecuente en los muros y paredes de piedra.
En el Dioscórides se dice que los navegantes llevaban sus hojas en adobo como planta antiescorbútica. Y eran un ingrediente de las aceitunas en adobo y las anchoas en salmuera.
Me llama la atención que las
sin igual y siempre presentes parietaria (o hierba de los muros) y la hierba de
campanario, han trepado para
acompañar a las hojas de la palmera, en la campa cerca de la playa. En el
tronco, los helechos se han hecho su hueco.
La falsa acacia -con sus espinas- se deja ver
en unos cuantos plantones aquí y allá. ¿Será la superviviente de estos calores
veraniegos…?
Tenemos que estar atentos a lo que se da en un terreno: lo que sobrevive es lo apropiado, según el nuevo clima.
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