Tras el primer fin de semana
a su albur, me da la impresión de que la albahaca, la acelga y el orégano se han
quedado un poco mustios. En cambio, me han crecido las dos fresas y la lavanda
ha dado renuevos (en color más claro).
El cebollino permanece impertérrito (ni frío ni calor).
Compro un nuevo saco de 5
kilos porque me parecía que aún les faltaba algo de tierra para cubrir los
cepellones. Estos días han sido ventosos: no sé si tendrá algo que ver. Remojo
la tierra con agua para que no se la lleve el aire.
El puente de mayo me comí mi
primera fresa, ya bien rojita. No ha florecido en mi balcón, sino que ya venía,
verde, con la planta cuando la compré. De sabor estaba muy buena, pero tenía
pequeñas manchitas negras. Cristina me dijo si sería por no echarle ningún
producto químico…Pero si tengo de preventivos naturales al orégano, la albahaca
y la lavanda…La segunda fresa, que también venía con la planta de la tienda, ha
nacido un poco corcovada. Y parece
que no va a crecer más. Me la he comido un poco ácida aún…
A mediados, la acelga ya se
ha puesto tiesa (estaba lacia y desmayada), pero la fresa no me da más flores
(y más fresas…). A ver si ha sido un fiasco…
Este miércoles, 22 de mayo,
he empezado oficialmente con la alergia. Al salir por el portal, ya estornudé
varias veces y, al día siguiente, nada más levantarme, empecé con el agüilla en
la nariz. También comienzan a picarme los lacrimales…
La acelga sigue siendo la más
agradecida: yo diría que es la única que crece. Las demás, me parece que han
menguado respecto a cuando las compré, como un bebé que pierde peso nada más
nacer. Creo que voy a echarles otro saco de humus de lombriz...
Soy la princesa de las
acelgas, definitivamente (creo que debería dedicarme solo a su cultivo). Estos
últimos días, las hojas han dado tal estirón que creo que ya puedo echarlas al
puré.
He comprado otro saco de
humus de lombriz y lo he espolvoreado por encima, a ver si resucitan y se ponen
al día las más rezagadas…
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