viernes, 21 de diciembre de 2018

VIAJES EN TREN 5. LOS PUEBLOS QUE ME QUEDARON. SOMAHOZ (1)

SOMAHOZ DE BUELNA


Cuando venía de Madrid en tren, mi referencia para saber que ya estaba cerca de Torrelavega era el ruido infernal metálico que yo identificaba con Los Corrales de Buelna, y ahora sé que era el puente ferroviario de hierro sobre el río Besaya, en Somahoz.

En mis últimos paseos, siempre veía, al otro lado, una línea de casas más allá de Los Corrales, por las que tenía curiosidad. Hoy es el día…

Miércoles, 19 de diciembre de 2018

[En homenaje a Laura Luelmo, asesinada en El Campillo, Huelva, sigo saliendo al monte y al campo, sola. ¿Me puedo decir alguien qué daño, qué mal hago…?].


12 grados a las a las 9.42 h en la farmacia de Jesús de Monasterio. Las nubes son un poco raras, no sé si de sur o de niebla nebulosa. Veremos…


Hace frío y las yemas de los dedos se me han quedado heladas. En el andén, el luminoso de la vía 2, otra vez, está “en barras” y, dentro del tren, no funciona nada. ¡Nos estamos deteriorando por momentos…!

De repente: “9.49 h. 13º C”… Debía ser que todo estaba apagado hasta llegar el nuevo maquinista…

Una pasajera ayuda a subir a una mujer mayor con una muleta y el carro de la compra. Estos trenes son demasiado altos, ya casi para cualquier persona. No sé en quién piensan los que diseñan…

El de Seguridad se sube en la parada de Valdecilla. Observo que mira de reojo los bolsillos abultados de mi chaleco. El cielo está azul pero cruzado por nubes blancas teñidas de gris por los bajos.

Tengo un poco de hambre ( he desayunado sobre las 6) y le doy unos cuantos mordiscos a mi sándwich antes de Muriedas. Una “lengua” sobre Peña Cabarga tapa, ¿momentáneamente?, el sol antes de llegar a Guarnizo. Hoy tampoco han venido “los chicos” de la Asociación de Mayores. Quizá la cercanía de las fiestas y todos los preparativos…

En el primer vagón, solo vamos tres, mujeres: la señora del carrito, otra que se ha subido en Maliaño, y yo. A la salida de Guarnizo, me vuelven a impactar los plumeros, diseminados por todas partes.

En Renedo, ayudo a bajar a la señora del carrito. “Otras veces está el de seguridad…”- me dice (para ayudarla). Pero hoy, no. Y vuelvo a preguntarme: ¿Para quién diseñan los que diseñan…? ¿Para ellos mismos…? ¿Son usuarios del tren…? ¿Preguntan, u observan, a sus usuarios…?  No sé por qué no se generalizan las buenas ideas como la del Talgo a ras de andén y, en cambio, se dedican a pensar nuevos reposabrazos y reposapiés para cuyo despliegue hay que saber latín…

Sigue roto el tejado en Las Caldas. ¡Qué dejadez…! 


A las 10. 44 h con 11 grados, me bajo en Los Corrales.

Intento preguntar a dos hombres junto a una hormigonera a dónde va la carreterita paralela a las vías, pero entre el ruido propio y el de la fábrica Nissan al lado, no me oyen;  así que decido seguir y ver a dónde llego.


Un señor que sube al final del andén por unas escaleritas me confirma que, efectivamente, la carretera conduce a Somahoz, como a un kilómetro, y que luego puedo regresar por otra carreterita del mismo estilo. ¡Perfecto!


Llego a una zona de chalés y adosados bajo dos montes. A la izquierda, una especie de gran pilar con una caseta encima que me recuerda a una torre medieval, no sé por qué. Esforzándome mucho, creo leer: “CORRALES DE BUELNA. AÑO 1948” (Luego, al descargar las fotos, me doy cuenta de que pone: “FORJAS DE BUELNA”). ¿Un depósito de agua de La Quijano…?- me dice un paisano que pasea con una garrota tallada. No lo sabe bien; dice que lleva desde siempre. [Más tarde, en casa, descubro en internet, en una foto de 1960 que es un depósito elevado construido por Nueva Montaña Quijano en 1948].


Al fondo, la iglesia parroquial de Somahoz. “A las 19.30 h el 22 de diciembre cantará la Coral de Los Corrales”- según el tablón de anuncios junto a la parada de autobús. Comparte el espacio con la noticia de que se ha encontrado un cachorro [de perro] en la zona de la bolera. En el estanco, una parroquiana, a gritos: “Y el Koala, ¡¿cómo despuntó…!? Supongo que se refieren al concurso de Gran Hermano...

La iglesia está frente a la bolera; un sufrido árbol sirve de “corcho” para las esquelas, pegadas con celo, o las menos amistosas grapas.


Dejo atrás la plaza Gedio [Gedío, como el pico y la peña], con un pequeño aparcamiento. Oigo el rumor del río a mi izquierda. Unas cuantas lavanderas [pájaro] bajan a beber y una pareja de azulones se deja llevar por la corriente.

Más adelante, una casona estupenda [La Casona de Somahoz, hotel], con dos arcos, frente al hotel restaurante Fleming. Junto a él, un monolito  de 1964 dedicado al científico de la penicilina, con unas palabras de su compadre, el doctor Marañón: “El hombre que más vidas humanas ha salvado en tiempos en que tantos otros han hecho lo posible por destruirlas”...

El puente Ranero pone que está cortado por obras, pero los coches pasan de ida y vuelta. ¿Se habrán olvidado de quitar el cartel…?


Entro a tomarme un café y un pincho (y a ir al baño) en el Fleming (2´30 euros). “Tenían que ponerle a secar…”-dice uno de los comensales ante la noticia de que ha confesado el  asesino de Laura Luelmo. Luego, dejo atrás el Fleming y el pueblo. Unos operarios trabajan en el vallado de madera. “Nos han dicho que tenemos que quitarlo” (¿?¡?)…- le dicen a una vecina.


Desde el vallado, distingo una garza real, inmóvil en el centro del río, sobre una roca. Un poco más allá, empieza un voladizo de cemento, que retumba con mis pisadas. Voy lo más a la derecha que puedo, para agarrarme al quitamiedos en caso de que ceda…

"Los Corrales de Buelna 2. Km 171 de la N-611". Es una referencia de lo ya andado (2 kilómetros).


Decido continuar mientras haya una senda junto a la carretera, fuera del arcén. A la derecha, la montaña plagada de eucaliptos.

Llego a una bajada al río (será la primera, pero eso aún no lo sé). No tiene ningún cartel. Está un poco enmarañada, así que decido seguir adelante (Al hilo de lo que viene después, creo que es la “Primera playa”).


La carreterita asfaltada baja al llegar a una especie de depósito. “…Más o menos 1 kilómetro hasta el cruce de Cieza”- me dice un corredor que viene de vuelta.

Camino hasta la llamada “Segunda playa” (esta vez sí hay cartel), unas escaleras de bajada al río, y… pienso en volverme y dejarlo para otro día que tenga menos miedo. Es un camino solitario, por tramos encajado entre el río y la carretera general…


Un señor con dos perros viene detrás de mí: le pregunto por el final de la senda y veo bajar al de la garrota labrada. Quizá el cruce de Cieza sea una distancia adecuada para muchos. Decido continuar. ¿Qué daño, qué mal hago andando sola…?

El camino va encajado entre dos laderas (es un desfiladero, una hoz) y el río está cavando su curso. De cuando en cuando, atravieso “desaguaderos?/, aliviaderos de los montes?” que cruzan el sendero para ir a desembocar en el río, abajo.


Solo me cruzo con una chica que va corriendo con un perro atado a la cintura. El resto, hombres.

Llego a unas mesas con un cartel informativo: “Tramo Somahoz-Cieza de la senda fluvial del río Besaya”. Así que es una senda fluvial…


Un poco más allá, el Pozo del cura, otro nombre tradicional, según me contó el vecino de los perros. En los tramos de suelo más blandos se ven huellas de bicis, pero hasta el momento (son las 12.30 h)  no me he cruzado con ninguna. Los pinos han sustituido a los eucaliptos en las laderas.

Otra bajada más: “La Mesuca”. Podían haber señalado los kilómetros…Al final del camino hay, efectivamente, una mesa de madera, ya casi en el río.


“Pozo La nutria”. La “Bajada empedrá” es, ciertamente, de grandes lajas de piedra. “¡Buen selfi!- me dicen unos ciclistas desde la carretera. Yo, que no soy de selfis, de repente me doy cuenta de que me hago uno, y lo mando, como referencia del sitio donde estoy, por si me sucede algo, que sepan dónde empezar a buscarme…


Me cruzo con una pareja que se hace 13 kilómetros todos los días. Hablamos de los habitantes del río: patos, lavanderas…”He visto una garza…”. El señor me ilustra: “Las garzas se comen las truchas…”. No sé si quiere decirme con ello que no tienen derecho a la vida. Las personas también nos comemos las truchas…

“Bajada de Cieza”.

Sobre las 13 h llego a un cruce de caminos, con un asubiadero, una señal de obras y la desviación a Villayuso de Cieza: este debe de ser el final del camino. “Aún podría continuarse unos 500 metros más…”- me ha dicho el último paisano.”Luego, ya, viene la carretera…”.


Sí, podría continuar pasando al otro lado de la carretera general, donde hay una caseta de obras?, pero “It´s too late”; no tengo tiempo para más (el tren de vuelta es a las 15.30 h).

Los coches vienen f…….s por la carretera general; y eso que primero recomiendan, y luego, obligan, a ir a 70…4 km “de ciervos” –señala el cartel. N-611. Km 169. Quería saber cuánta distancia había recorrido y, tratando de leer el cartel, voy por el arcén buscando un sitio por donde bajar a la senda de nuevo, sin tener que dar marcha atrás.

He recordado que había un momento en que carretera y sendero iban muy cerquita, casi paralelos, sin el talud de algunas partes y sin tener que saltar el quitamiedos. Está a la altura del Pozo de la nutria, pero hay que tener cuidado y tantear bien con los pies porque hay agujeros.  Una vez en la senda, me doy cuenta de que el mejor paso está justo antes de comenzar el siguiente quitamiedos.


A las 13.30 h estoy en la Bajada La mesuca de nuevo. Después de ver tantos monolitos en el Camino de Santiago, a veces cada 200 metros, aquí me hubiera gustado ver algún tipo de indicación sencilla de las distancias…

Sobre las 14 h ya estoy en la señal que indica “gasolinera a 600 metros”, cerca de la Primera playa ¿ (sin cartel), junto al vallado que primero es de metal y luego de madera.

Llegando a la entrada de Somahoz, la iglesia, el hostal Fleming y el depósito de aguas son los tres edificios que más destacan. La gente viene andando por el arcén de la carretera general, rodeando el pueblo por fuera, pero no me apetece ir por ahí, así que regreso por el mismo camino,  desandando lo andado.


Justo al inicio, veo el cartel que inaugura la senda fluvial. Como a la ida estaban trabajando en la zona, liberando los postes de la barandilla, no vi el cartel. Me entero ahora de que el sendero tiene 2. 440 metros, una pendiente máxima de 5´5 % y 146 metros de elevación máxima.


Dejo para otro día la desviación hacia el río Ranero. Recorreré el cauce del río Besaya hacia Los Corrales por la otra margen.

Como tengo tiempo antes del tren, me tomo una clara (0´70 euros) en “La parada”, ya en el centro de Los Corrales. “¿Quieres un caldito…?”. El tema sigue siendo el mismo…”Dice que no puedo violarla al estar inconsciente…”.


SABER MÁS

https://es.wikiloc.com/rutas-a-pie/somahoz-senda-fluvial-del-rio-besaya-30660835. Senda fluvial del río Besaya entre Somahoz y Cieza, en wikiloc.







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