Cuando venía de Madrid en
tren, mi referencia para saber que ya estaba cerca de Torrelavega era el ruido
infernal metálico que yo identificaba con Los Corrales de Buelna, y ahora sé
que era el puente ferroviario de hierro sobre el río Besaya, en Somahoz.
En mis últimos paseos,
siempre veía, al otro lado, una línea de casas más allá de Los Corrales, por las que
tenía curiosidad. Hoy es el día…
Miércoles,
19 de diciembre de 2018
[En homenaje a Laura Luelmo, asesinada en El Campillo, Huelva, sigo saliendo al monte y al campo, sola. ¿Me puedo decir alguien qué daño, qué mal hago…?].
Hace frío y las yemas de los
dedos se me han quedado heladas. En el andén, el luminoso de la vía 2, otra
vez, está “en barras” y, dentro del tren, no funciona nada. ¡Nos estamos
deteriorando por momentos…!
De repente: “9.49 h. 13º C”…
Debía ser que todo estaba apagado hasta llegar el nuevo maquinista…
Una pasajera ayuda a subir a
una mujer mayor con una muleta y el carro de la compra. Estos trenes son demasiado
altos, ya casi para cualquier persona. No sé en quién piensan los que diseñan…
El de Seguridad se sube en la
parada de Valdecilla. Observo que mira de reojo los bolsillos abultados de mi
chaleco. El cielo está azul pero cruzado por nubes blancas teñidas de gris por
los bajos.
Tengo un poco de hambre ( he
desayunado sobre las 6) y le doy unos cuantos mordiscos a mi sándwich antes de
Muriedas. Una “lengua” sobre Peña Cabarga tapa, ¿momentáneamente?, el sol antes
de llegar a Guarnizo. Hoy tampoco han venido “los chicos” de la Asociación de
Mayores. Quizá la cercanía de las fiestas y todos los preparativos…
En el primer vagón, solo vamos
tres, mujeres: la señora del carrito, otra que se ha subido en Maliaño, y yo. A
la salida de Guarnizo, me vuelven a impactar los plumeros, diseminados por
todas partes.
En Renedo, ayudo a bajar a la
señora del carrito. “Otras veces está el de seguridad…”- me dice (para
ayudarla). Pero hoy, no. Y vuelvo a preguntarme: ¿Para quién diseñan los que
diseñan…? ¿Para ellos mismos…? ¿Son usuarios del tren…? ¿Preguntan, u observan,
a sus usuarios…? No sé por qué no se
generalizan las buenas ideas como la del Talgo a ras de andén y, en cambio, se
dedican a pensar nuevos reposabrazos y reposapiés para cuyo despliegue hay que
saber latín…
Sigue roto el tejado en Las
Caldas. ¡Qué dejadez…!
A las 10. 44 h con 11 grados, me bajo en Los Corrales.
Intento preguntar a dos
hombres junto a una hormigonera a dónde va la carreterita paralela a las vías,
pero entre el ruido propio y el de la fábrica Nissan al lado, no me oyen; así que decido seguir y ver a dónde llego.
Un señor que sube al final
del andén por unas escaleritas me confirma que, efectivamente, la carretera
conduce a Somahoz, como a un kilómetro, y que luego puedo regresar por otra
carreterita del mismo estilo. ¡Perfecto!
Llego a una zona de chalés y
adosados bajo dos montes. A la izquierda, una especie de gran pilar con una caseta
encima que me recuerda a una torre medieval, no sé por qué. Esforzándome mucho,
creo leer: “CORRALES DE BUELNA. AÑO 1948” (Luego, al descargar las fotos, me doy
cuenta de que pone: “FORJAS DE BUELNA”). ¿Un depósito de agua de La Quijano…?- me
dice un paisano que pasea con una garrota tallada. No lo sabe bien; dice que lleva
desde siempre. [Más tarde, en casa, descubro en internet, en una foto de 1960 que
es un depósito elevado construido por Nueva Montaña Quijano en 1948].
Al fondo, la iglesia parroquial de Somahoz. “A las
19.30 h el 22 de diciembre cantará la Coral de Los Corrales”- según el tablón
de anuncios junto a la parada de autobús. Comparte el espacio con la noticia de
que se ha encontrado un cachorro [de perro] en la zona de la bolera. En el estanco, una
parroquiana, a gritos: “Y el Koala, ¡¿cómo despuntó…!? Supongo que se refieren
al concurso de Gran Hermano...
La iglesia está frente a la
bolera; un sufrido árbol sirve de “corcho” para las esquelas, pegadas con celo,
o las menos amistosas grapas.
Dejo atrás la plaza Gedio
[Gedío, como el pico y la peña], con un pequeño aparcamiento. Oigo el rumor del
río a mi izquierda. Unas cuantas lavanderas [pájaro] bajan a beber y una pareja
de azulones se deja llevar por la corriente.
Más adelante, una casona
estupenda [La Casona de Somahoz, hotel], con dos arcos, frente al hotel restaurante
Fleming. Junto a él, un monolito de 1964
dedicado al científico de la penicilina, con unas palabras de su compadre, el doctor Marañón: “El
hombre que más vidas humanas ha salvado en tiempos en que tantos otros han
hecho lo posible por destruirlas”...
El puente Ranero pone que
está cortado por obras, pero los coches pasan de ida y vuelta. ¿Se habrán
olvidado de quitar el cartel…?
Entro a tomarme un café y un
pincho (y a ir al baño) en el Fleming (2´30 euros). “Tenían que ponerle a
secar…”-dice uno de los comensales ante la noticia de que ha confesado el asesino de Laura Luelmo. Luego, dejo atrás el
Fleming y el pueblo. Unos operarios trabajan en el vallado de madera. “Nos han
dicho que tenemos que quitarlo” (¿?¡?)…- le dicen a una vecina.
Desde el vallado, distingo
una garza real, inmóvil en el centro del río, sobre una roca. Un poco más allá,
empieza un voladizo de cemento, que retumba con mis pisadas. Voy lo más a la
derecha que puedo, para agarrarme al quitamiedos en caso de que ceda…
"Los Corrales de Buelna 2. Km
171 de la N-611". Es una referencia de lo ya andado (2 kilómetros).
Decido continuar mientras haya una senda junto a la carretera,
fuera del arcén. A la derecha, la montaña plagada de eucaliptos.
Llego a una bajada al río
(será la primera, pero eso aún no lo sé). No tiene ningún cartel. Está un poco
enmarañada, así que decido seguir adelante (Al hilo de lo que viene después,
creo que es la “Primera playa”).
La carreterita asfaltada
baja al llegar a una especie de depósito. “…Más o menos 1 kilómetro hasta el
cruce de Cieza”- me dice un corredor que viene de vuelta.
Camino hasta la llamada
“Segunda playa” (esta vez sí hay cartel), unas escaleras de bajada al río, y…
pienso en volverme y dejarlo para otro día que tenga menos miedo. Es un camino
solitario, por tramos encajado entre el río y la carretera general…
Un señor con dos perros
viene detrás de mí: le pregunto por el final de la senda y veo bajar al de la
garrota labrada. Quizá el cruce de Cieza sea una distancia adecuada para
muchos. Decido continuar. ¿Qué daño, qué mal hago andando sola…?
El camino va encajado entre
dos laderas (es un desfiladero, una hoz) y el río está cavando su curso. De
cuando en cuando, atravieso “desaguaderos?/, aliviaderos de los montes?” que
cruzan el sendero para ir a desembocar en el río, abajo.
Solo me cruzo con una chica
que va corriendo con un perro atado a la cintura. El resto, hombres.
Llego a unas mesas con un
cartel informativo: “Tramo Somahoz-Cieza de la senda fluvial del río Besaya”.
Así que es una senda fluvial…
Un poco más allá, el Pozo
del cura, otro nombre tradicional, según me contó el vecino de los perros. En
los tramos de suelo más blandos se ven huellas de bicis, pero hasta el momento
(son las 12.30 h) no me he cruzado con
ninguna. Los pinos han sustituido a los eucaliptos en las laderas.
Otra bajada más: “La
Mesuca”. Podían haber señalado los kilómetros…Al final del camino hay, efectivamente,
una mesa de madera, ya casi en el río.
“Pozo La nutria”. La “Bajada
empedrá” es, ciertamente, de grandes lajas de piedra. “¡Buen selfi!- me dicen
unos ciclistas desde la carretera. Yo, que no soy de selfis, de repente me doy
cuenta de que me hago uno, y lo mando, como referencia del sitio donde estoy,
por si me sucede algo, que sepan dónde empezar a buscarme…
Me cruzo con una pareja que
se hace 13 kilómetros todos los días. Hablamos de los habitantes del río:
patos, lavanderas…”He visto una garza…”. El señor me ilustra: “Las garzas se
comen las truchas…”. No sé si quiere decirme con ello que no tienen derecho a
la vida. Las personas también nos comemos las truchas…
“Bajada de Cieza”.
Sobre las 13 h llego a un
cruce de caminos, con un asubiadero, una señal de obras y la desviación a
Villayuso de Cieza: este debe de ser el final del camino. “Aún podría
continuarse unos 500 metros más…”- me ha dicho el último paisano.”Luego, ya,
viene la carretera…”.
Sí, podría continuar pasando
al otro lado de la carretera general, donde hay una caseta de obras?, pero
“It´s too late”; no tengo tiempo para más (el tren de vuelta es a las 15.30 h).
Los coches vienen f…….s por
la carretera general; y eso que primero recomiendan, y luego, obligan, a ir a
70…4 km “de ciervos” –señala el cartel. N-611. Km 169. Quería saber cuánta
distancia había recorrido y, tratando de leer el cartel, voy por el arcén buscando
un sitio por donde bajar a la senda de nuevo, sin tener que dar marcha atrás.
He recordado que había un
momento en que carretera y sendero iban muy cerquita, casi paralelos, sin el
talud de algunas partes y sin tener que saltar el quitamiedos. Está a la altura
del Pozo de la nutria, pero hay que tener cuidado y tantear bien con los pies
porque hay agujeros. Una vez en la
senda, me doy cuenta de que el mejor paso está justo antes de comenzar el
siguiente quitamiedos.
A las 13.30 h estoy en la
Bajada La mesuca de nuevo. Después de ver tantos monolitos en el Camino de
Santiago, a veces cada 200 metros, aquí me hubiera gustado ver algún tipo de
indicación sencilla de las distancias…
Sobre las 14 h ya estoy en
la señal que indica “gasolinera a 600 metros”, cerca de la Primera playa ¿ (sin
cartel), junto al vallado que primero es de metal y luego de madera.
Llegando a la entrada de
Somahoz, la iglesia, el hostal Fleming y el depósito de aguas son los tres
edificios que más destacan. La gente viene andando por el arcén de la carretera
general, rodeando el pueblo por fuera, pero no me apetece ir por ahí, así que
regreso por el mismo camino, desandando
lo andado.
Justo al inicio, veo el
cartel que inaugura la senda fluvial. Como a la ida estaban trabajando en la
zona, liberando los postes de la barandilla, no vi el cartel. Me entero ahora
de que el sendero tiene 2. 440 metros, una pendiente máxima de 5´5 % y 146
metros de elevación máxima.
Dejo para otro día la
desviación hacia el río Ranero. Recorreré el cauce del río Besaya hacia Los
Corrales por la otra margen.
Como tengo tiempo antes del
tren, me tomo una clara (0´70 euros) en “La parada”, ya en el centro de Los
Corrales. “¿Quieres un caldito…?”. El tema sigue siendo el mismo…”Dice que no
puedo violarla al estar inconsciente…”.
SABER
MÁS
https://es.wikiloc.com/rutas-a-pie/somahoz-senda-fluvial-del-rio-besaya-30660835. Senda fluvial del río Besaya entre Somahoz y Cieza, en wikiloc.
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