Me lo estuve pensando, pero,
al final, sí: en vez de volver a Mondoñedo y su estación fantasma, con noche en
Ribadeo de nuevo, decidí empezar en Villalba, a unos 35 km. Ya haría el “gap”
en otro momento…
En mi tienda de deportes, me
dijeron que era bueno llevarse unos calcetines nuevos, sin estrenar, para
cuando los pies estén muy cansados. Así que, este año, llevo dos pares. Los
antiguos ya tenían más de 5 años, y todo ha evolucionado muchísimo: estos son
más finos, más altos, y creo que no me aprietan tanto mis pantorrillas
campesinas…
En marzo fui al traumatólogo
porque desde hacía un mes -cuando practicaba estiramientos en la piscina- me
daba un pinchazo en el talón derecho, pero por un lado, el externo. Además, al
levantarme, empezaba a cojear como cuando tuve la fascitis en el pie izquierdo.
Me dijo que tenía una tendinitis “aquílea”, esto es, en el tendón de Aquiles.
Parece que me han echado mal de ojo. ¿Esto ya va a ser siempre así…? ¿Me curo
de una lesión, del andar, y al tiempo, me sale otra…? (unos cuantos Celestones
me ponen en órbita…durante un mes. Luego, en agosto, una resonancia dice que tengo una “rotura completa
crónica del ligamento peroneo-astragalino anterior”, y otras cosas crónicas…,
además de la fascitis. Pero pienso ir).
Como me ha quedado el
“listening” de portugués para septiembre, este año empezaré también la segunda
quincena, tras las fiestas de la virgen.
De Vilalba, en Lugo, a
Arzúa, donde se juntan todos los caminos, en Coruña, hay 79 kilómetros, por
carretera…A la marcha que fui el año pasado (7 km/día), tardaría unos once/doce días. No creo que
dure tantas jornadas. Veremos…
Este año tengo que hacer encaje de bolillos y mirar por internet todas las
posibilidades de alojamiento, y taxis, en previsión de que no pueda andar más en
un determinado momento...
Lunes, 17 de septiembre
Como el martes 25 tengo que
matricularme en la Escuela Oficial de Idiomas, esto ha marcado este año mi
vuelta sí o sí. Así que, en vez de salir un martes, como el año pasado, cojo el
bus a Villalba el lunes a las 12.45 h en
Torrelavega. Llegaré sobre las 19.30 h de la tarde. Bufff. Menos mal que ya me
sé el truco de bajarme en Oviedo mientras va y vuelve a Gijón… Y he reservado en el hostal Terra Chá, en Villalba.
En el autobús
El bus llega a la estación de San Vicente de la Barquera solo diez minutos tarde. Pensando que viene de Irún...
El conductor lleva fortísimo el aire acondicionado y se me ponen los pelos de punta. No me decido a quitarme nada. La gente va en bracitos. Deben tener sangre de horchata...
Los prados están segaditos (la siega de otoño, la otoñada) y los plumeros han colonizado los laterales de la autovía hasta bien adentro. Ya han dejado limpias las cunetas con las máquinas esas que arrasan con todo.
Reconozco Colombres. A la derecha, la costa y la vía del tren hacia Llanes, en Buelna. Me maravilla cada vez que la veo, sin cansarme nunca.
Hace un día magnífico, aunque hay bruma en el horizonte.
En Llanes, un paisano le dice al conductor, harto de no poderse tomar un vino en las breves paradas: "Yo, a las seis, tengo que estar en Santiago". No sé cómo porque yo tengo la llegada a Villalba a las 19. 30 h...Como no vuele...
Me desato las botas -sin quitármelas- para tener los tobillos más libres y me aceporro un poco. Esta noche, no sé si por la "fiebre del viaje", o porque me acosté tarde y me desvelé, he dormido mal.
25 grados centígrados a las 14.32 h. 28 poco después. ¡Bufff! A las 15. 25 h estamos en Oviedo. Les digo en inglés a unos extranjeros que van a Avilés que pueden bajarse "and going for a walk"; no sé si me entienden. Yo, me voy a los aseos, donde ya me sé que hay que coger el papel a la entrada. Luego, salgo a estirar las piernas, por la sombra, alrededor de la estación. Voy al Corte Inglés. Creo que el año pasado hice lo mismo: está cerca y hace fresquito... Subo por las escaleras mecánicas hasta la última planta, como hacíamos de pequeños cuando íbamos a Madrid, y bajo por una rampita. La cosa es andar un poco. A la hora de salir, me pierdo, como siempre.
Salimos de Oviedo con el cielo "enmarañado". 26 grados a las 16.40 h. Empieza a oler a pis que apesta. No sé si se habrán dejado abierta la puerta del baño...
En el autobús es como estar en el Polo: voy con el forro polar echado por encima y me he puesto el pañuelo en la cabeza al modo "castañera" para taparme los oídos. La de delante también se ha subido la capucha de su sudadera. Vamos a llegar a Santiago momificados...
El conductor creo que es el del "tandem" del año pasado. Va a toda flecha y se transforma por momentos en el chófer asesino de la peli de Spielberg (El diablo sobre ruedas). https://www.youtube.com/watch?v=5MtAMc4i8OA.
Tras Luarca, entramos en la niebla, the mist. 20º, 19º, 18º...Las nieblas de El bosque animado que hacen a Galicia mágica.
Vuelve a despejar media hora antes de llegar a Villalba (en Lourenzá). Dejamos atrás la salida a Mondoñedo, el lugar con una estación "fantasma", y el cementerio neogótico de Goiriz. Vuelvan a subir las temperaturas: de 17 º a 24 grados.
El cristal frontal del autobús está hecho un asco: con un montón de insectos despanzurrados. Yo tengo una teoría: los mosquitos vuelan a menos de 90 kilómetros por hora porque yo no mato a ninguno, y mi hermana, cuando coge mi coche, hace una escabechina...
En Villalba
El bus llega a la estación de San Vicente de la Barquera solo diez minutos tarde. Pensando que viene de Irún...
El conductor lleva fortísimo el aire acondicionado y se me ponen los pelos de punta. No me decido a quitarme nada. La gente va en bracitos. Deben tener sangre de horchata...
Los prados están segaditos (la siega de otoño, la otoñada) y los plumeros han colonizado los laterales de la autovía hasta bien adentro. Ya han dejado limpias las cunetas con las máquinas esas que arrasan con todo.
Reconozco Colombres. A la derecha, la costa y la vía del tren hacia Llanes, en Buelna. Me maravilla cada vez que la veo, sin cansarme nunca.
Hace un día magnífico, aunque hay bruma en el horizonte.
En Llanes, un paisano le dice al conductor, harto de no poderse tomar un vino en las breves paradas: "Yo, a las seis, tengo que estar en Santiago". No sé cómo porque yo tengo la llegada a Villalba a las 19. 30 h...Como no vuele...
Me desato las botas -sin quitármelas- para tener los tobillos más libres y me aceporro un poco. Esta noche, no sé si por la "fiebre del viaje", o porque me acosté tarde y me desvelé, he dormido mal.
25 grados centígrados a las 14.32 h. 28 poco después. ¡Bufff! A las 15. 25 h estamos en Oviedo. Les digo en inglés a unos extranjeros que van a Avilés que pueden bajarse "and going for a walk"; no sé si me entienden. Yo, me voy a los aseos, donde ya me sé que hay que coger el papel a la entrada. Luego, salgo a estirar las piernas, por la sombra, alrededor de la estación. Voy al Corte Inglés. Creo que el año pasado hice lo mismo: está cerca y hace fresquito... Subo por las escaleras mecánicas hasta la última planta, como hacíamos de pequeños cuando íbamos a Madrid, y bajo por una rampita. La cosa es andar un poco. A la hora de salir, me pierdo, como siempre.
Salimos de Oviedo con el cielo "enmarañado". 26 grados a las 16.40 h. Empieza a oler a pis que apesta. No sé si se habrán dejado abierta la puerta del baño...
En el autobús es como estar en el Polo: voy con el forro polar echado por encima y me he puesto el pañuelo en la cabeza al modo "castañera" para taparme los oídos. La de delante también se ha subido la capucha de su sudadera. Vamos a llegar a Santiago momificados...
El conductor creo que es el del "tandem" del año pasado. Va a toda flecha y se transforma por momentos en el chófer asesino de la peli de Spielberg (El diablo sobre ruedas). https://www.youtube.com/watch?v=5MtAMc4i8OA.
Tras Luarca, entramos en la niebla, the mist. 20º, 19º, 18º...Las nieblas de El bosque animado que hacen a Galicia mágica.
Vuelve a despejar media hora antes de llegar a Villalba (en Lourenzá). Dejamos atrás la salida a Mondoñedo, el lugar con una estación "fantasma", y el cementerio neogótico de Goiriz. Vuelvan a subir las temperaturas: de 17 º a 24 grados.
El cristal frontal del autobús está hecho un asco: con un montón de insectos despanzurrados. Yo tengo una teoría: los mosquitos vuelan a menos de 90 kilómetros por hora porque yo no mato a ninguno, y mi hermana, cuando coge mi coche, hace una escabechina...
En Villalba
En mi guía de 2010 dice de
Villalba que es “la última gran ciudad del Camino de la Costa antes de llegar a
Santiago”.
Al salir de la estación,
pregunto dónde está el hostal Terra Chá (Tierra Llana; así llaman a esta zona
de Lugo). Cojo la rúa da Pravia, la calle principal, y unos vecinos me indican
que la calle de mi pensión, Rúa Dr. Domingo Goas, está al volver la cabina de
teléfonos junto al cartel del museo de Prehistoria.
Tras registrarme (María,
risueña y amable, me atiende con diligencia. La habitación doble con baño
cuesta 31 euros que pago tirando de tarjeta), salgo a dar una vuelta antes de
cenar. En la calle principal, hay varias pensiones, pero decido que la mía está
en el lugar más silencioso y recogido. Localizo la flecha amarilla para el día
siguiente (entre confecciones Julio y la juguetería Caprichos) y me siento a
contemplar el final de la tarde en la plaza frente a un colegio.
Al principio, me parece una
plaza desordenada, con mucho cemento y demasiadas cosas, pero, al verla
funcionar (es una plaza intergeneracional
donde cada grupo de edad tiene su sitio y todos conviven en armonía: la
infancia, en el centro, con sus balones y bicicletas; los adultos, en las
cafeterías, y los mayores, separados por sexos, en los bancos y poyos alrededor)
me conquista del todo. Y más, con este atardecer de sur…
He localizado la parada de
taxis, frente al hotel Venezuela, en la plaza de Suso Gayoso, y la torre del
castillo de Andrade, hoy parador de turismo. Ahora, ¡a cenar!
En el hostal, pregunto por
algo caliente y me decido por un guiso de patatas con carne (6´60 euros, con
una caña). En La Voz de Galicia,
edición de Lugo, leo que “un peregrino provoca un incendio forestal en el cabo
Fisterra al quemar su ropa al final del Camino…”. También la noticia de que, en
Pontevedra, buscan la judía perfecta, sin “hilos”. En la tele, hablan de la
cantidad de aforados en España. Por contra, en Inglaterra y Alemania, ni uno…
Duermo estupendamente: el
colchón, duro; las sábanas, fresquitas, y ningún ruido.
Martes,
18 de septiembre. Primer día de mi andar
DÍA
1. “El gozoso y fresco sentimiento del camino” (W. Whitman).
A la habitual preparación
minuciosa “de torero”, añado este año el flogoprofén en el talón de la
fascitis. Espero que no interactúe con el vicks vaporub…
http://ficcionesdeloreal.blogspot.com.es/2013/09/mi-camino-de-santiago-2013-de-comillas.html. MI CAMINO DE SANTIAGO EN 2013.
http://ficcionesdeloreal.blogspot.com.es/2017/09/mi-camino-de-santiago-2017-de-ribadeo-a.html. MI
CAMINO DE SANTIAGO EN 2017.
ALGUNOS ENLACES
Desayuno por 2´10 euros un cruasán recién horneado y un
café. A las 7.30 h hay un montón de hombres silenciosos desayunando en la
cafetería del hostal.
Salgo a la calle y…llueve.
No me lo puedo creer. Pero si para hoy no daban lluvia… Vuelvo a meterme para
poner el protector a la mochila y yo, el chubasquero. “Es orvallo” -me dice Angelines,
la dueña del hostal. “Está orvallando”. Ya, pero moja…
Con la primera flecha, al
fondo de la calle, se ve una iglesia, a donde se llega por una zona peatonal.
Es la “Porta de Cima”, “secular entrada vilega do Camino Norte”- leo en uno de los
postes/jardinera de la calle, que contienen frases o versos de diferentes
autores: “Romeiriño, así non parles, ten paciencia e vai andando…” (X. Mª Chao
Ledo), Carmiña Prieto Rouco, “cantora da Terra Chá”, con placa en la casa donde
nació y vivió, también aporta sus palabras.
Así llego a la iglesia de
Santa María donde enciendo como diez velas, por los vivos y por los muertos.
Cuando salgo, me adelantan un grupo de guiris y otro de españoles. No me importa
nada. Compro en el mercado, cuyos puestos están instalando ahora, un par de
mandarinas para el día. En las torres de la iglesia, palomas y el grito
estridente de los estorninos vigilantes.
Me adelantan dos peregrinos
en bici y una pareja con un carrito para llevar las mochilas. Coincidimos en el
hostal por la noche. Son de Barcelona y
les hago una foto ante el primer monolito del día, el kilómetro 119.
Rúa do Sol, Rúa da Pedra…Voy
tan despacio que a las 9 aún estoy
saliendo de Villalba. Leo todos los pasquines que me encuentro por la calle, como
Cervantes.
En el camino de tierra veo
las rayas paralelas de las ruedas del carrito: voy bien. Un kilómetro después, salimos
a la carretera y cruzo un río: es el ponte dos Pasos, inicio de un parquecillo
y una serie de rutas que apenas se aprecian en el panel de entrada. Ya me duelen
los pies: al menos, que culmine los 10.000 pasos (7/8 kilómetros) que
recomiendan al día para estar “fit” (en forma).
En el monolito 117´942 km
pongo piedrecitas por todos: Arturo, el tío Carlos y Marisol. En los huertos,
calabacines/calabazas, coles respingadas (¿o serán grelos?) y maíz.
Kilómetro 117´489 a las 10
h. En una hora, ¡dos kilómetros…! Voy andando por la cuneta de la carretera,
alfombrada de agujas de pino. ¡Qué alivio! Cada vez que hay un tramo arenoso o
de tierra, reconozco las huellas del carrito.
Paso el puente Rodríguez,
cuya rehabilitación fue acometida en 2002 por la Escola Obradoiro do Camiño de
Santiago. Es el puente sobre el río
Trimaz de mi Guía. Conserva una parte del Camino Real, de lajas. Alisos en el río
y abedules fuera.
En el kilómetro 116´741 hay
un cruceiro y un hórreo tan impolutos que parecen un parque temático. Un paisano que está
barriendo las primeras hojas del otoño, me dice: “Buen día para caminar. Para
las 3 ya estará en Baamonde…”. ¡Qué más quisiera…! Si supiera la ratio de kilómetros
a la que voy…Acaban de segar esta “corredoira” y huele delicioso a hierba recién
cortada. Han desbrozado esta parte del Camino … y empiezan las moscas cojoneras…
No sé cada cuánto ponen un
monolito, si siguen un criterio…Voy a comprobar: km 116´ 018, km 115´999...
A las 11 h estoy en el kilómetro
116: solo un kilómetro desde las 10 h. Voy ralentizándome. Dentro de poco,
andaré casi parada…Creo que hoy solo llegaré hasta Alba, otros 3 kilómetros hasta
el 113, a las 13 horas. El Camino se me convierte en una nube espesa de cifras y números.
Está lloviendo, pero voy
entre un bosque de castaños y las gotas no me alcanzan. Oigo el golpeteo en las
hojas. Aún no he tenido que repintar ninguna flecha; el Camino está bien
indicado. Pero ya he cortado varias bardas con mi podadera…
Este año voy tan perjudicada
que alcanzar cada nuevo monolito, solo unos pocos metros, me anima.
Dos paisanas, una con una
camiseta que dice en inglés “Soy de Goiriz”, me aclaran que lo que yo creo
coles respingadas son berzas. Me encantan los cierres con lajas puestas de pie.
Km 115´550. Ya queda menos…
DÍA 2. “[El viajero] va discurseando en su interior para ir aguantando el camino” (Pierre de Brantôme, citado por RLS).
La iglesia está en un lugar increíble,
entre castaños y robles. Le doy la vuelta por fuera, como hago con todas las
iglesias. De los contrafuertes, salen ramas de arce.
Km 115´550. Ya queda menos…
Me encuentro con un tejado
de hierba natural (musgo y los restos de la flor del ombligo de Venus).
Km 115´509.
A las 11.40 h me siento a
comerme una mandarina sobre unas lastras del camino y a embadurnarme el talón
de flogoprofén. También cambio la plantilla nueva por la antigua, a ver si me
hace algo…
Km 115´323. No hay patrón:
40 m, 200 m…
Km 115´275. Espero no
encontrarme con nidos de avispas asiáticas…
Km 115´215. Creo que se
pasan un poco con los hitos…
Nunca me había costado tanto
acabar un kilómetro…En el km 115´114 a las 12 h. En 3 horas, 4 kilómetros, a
poco más de 1 kilómetro por hora…
Hablo un rato con Boris, un
investigador checo sobre cambio climático (la relación entre la atmósfera, los
bosques y el suelo; el CO2 y la agricultura ecológica -le entiendo). Empezó el
Camino en Irún el 25 de agosto (¿) y anda fastidiado de una rodilla. Le presto
mi pomada y se echa un poquito, muy discreto.
Ha estudiado español, ¡por
internet!, sin ir a clases ni nada, pero se apaña bastante bien. En el km 114´045
cruzamos sobre la autovía; le digo que vaya a su paso, que yo ando muy
despacio. En el quitamiedos del puente, alguien anuncia su blog, “Mis caminos a
Covadonga” (ww.miscaminosacovadonga.es). Mientras Boris me saluda desde el otro
lado, un paisano me riñe: “Pero hombre, ¿cómo va sola…?”. Me da ganas de
contestarle: “Pues como usted… y nadie le dice nada…”.
Km 113´902. Ya debería estar
cerca de Alba según mi guía…
Km 113´424. Cementerio de
Alba y fin por hoy. No puedo más. 5 horas para hacer 6 kilómetros…Y por la
carretera, la señal dice que solo hay 4 a Villalba…
Llamo a un taxi de Villalba
que llevaba apuntado y viene el marido de una pareja de taxistas de la villa.
Visto lo visto, mañana solo podré llegar hasta Santa Leocadia – desde Baamonde,
7´8 kilómetros. La capela de San Alberto me parece andar demasiado poco: solo
está a 3´4 kilómetros.
Me cobran 15´30 euros. Le
digo que, para hacer más rápido cobre 16, y en cambio, me cobra 15. Ando el último
kilómetro (el séptimo de mis 10.000 pasos diarios) por un mullido camino de
hierba paralelo a la carretera. Huele a tierra caliente. Mmmmm.
Cruzo de nuevo la autovía
por un túnel y ¡menos mal!, veo una señal oficial. Este kilómetro es eterno…Ya
pensaba que estaba perdida.
Km 101´518.
Km 101´042. He llegado a un
tanatorio, pero no sé dónde estoy… ¡Gracias a Dios!: es Baamonde. Mientras me
acerco al albergue, una señora me entrega una tarjeta de un taxi. Parece
providencial…
Dejo las cosas en el albergue y
me voy a comer. Me tomo una ensalada “Camino”, una caña y un café en el “Km
101”, el Gourmet corner, junto al albergue, en la carretera general. No me
apetece andar y son casi las 3. Me cuesta 7´60 euros y puedo pagar con tarjeta.
Todo son detalles: una tapita (una gamba enfundada, una empanadilla de pollo al
curry…, antes de comer) o un bomboncito helado con el café. Llevan abiertos
hace un año y las hamburguesas que preparan no son congeladas (“hay que
hacerlas”). Cocinan con amor.
Mientras
como, leo en El Progreso, de Lugo:
[En Galicia] “el 80 % de los universitarios logra trabajo tres años después de
graduarse”…
A
las 5 de la tarde, en siesta, hay un roncador tremendo. ¡Horror! Creo que es el
que está conmigo…El albergue consta de dos pisos: arriba, subiendo dos tramos
de escaleras, literas corridas en una gran habitación con suelo de madera. Abajo,
habitaciones, de 4, 5 o 6 plazas. Yo me he quedado abajo, junto al baño de
minusválidos.
Yolanda,
la hospitalera, me cuenta que el día anterior se ocuparon 62 de las 90 y pico
plazas. Hoy vamos por treinta y tantas.
Decido
irme “de tiendas”: se me han olvidado mis calcetines diminutos de descanso y
voy a ver si encuentro algo que me sirva. Pregunto a unas mamás, pero en el
polideportivo no tienen piscina. ¡Lástima! El Covirán (supermercado) ha abierto
hace dos meses y la moza que lo lleva ha ideado un “cajón de las monodosis”,
superpráctico para llevar las cosas por unidades, que no pesan ni abultan tanto
en la mochila.
La
hermana de la dueña del “Km 101” me ha dicho que junto al río hay un camino
precioso, pero no estoy de andar tanto. Es una tarde preciosa de sur y a las
17.30 h hay 23 grados. Decido ir en la otra dirección y encuentro el
restaurante Galicia “fechado” por vacaciones del 16 al 25 de septiembre. Tiene
muy buena pinta, con una parra a modo de toldo. Frente a la iglesia, el
café-bar Kiwi, con el anuncio del taxi que me ofertaron por la mañana.
¡Hay
que hacer!... Al lado de la iglesia románica, una casa con terraza de madera -a
modo de celosía- y chimenea de metal… Junto a ella, un castaño maravilloso.
Rodeándolo, veo que está hueco y que hay ofrendas en forma de flores. Una placa
cuenta que tiene alrededor de 700 años y que en 1971 lo iban a talar, pero un
escultor local, Víctor Corral, hizo en su interior la capilla más pequeña del
mundo y talló la virgen del Rosario en su corteza. Gracias a eso, se libró de
la corta y en 2018 sigue dando castañas.
Por
fuera, en los nudos del árbol, hay más cosas talladas: una cara titulada “Al
peregrino”, y “Santiago Apóstol”- que yo haya visto…También hay una repisa
donde la gente deposita monedas; yo, dejo las mías.
Luego,
voy a la casa-museo de Víctor Corral, a unos 200 metros, cerca del restaurante
Casa do Labrego, con un jardín increíble. Podías estar horas simplemente
sentado en silencio. En el jardín, un montón de esculturas en madera, piedra,
bronce… y mensajes en cada una. Por ejemplo, en un monolito con la flor de
trigo esculpida, puede leerse: “La flor de trigo es la más pura y yo le pido a
Dios para todo el mundo más amor, pan y cultura”.
El
escultor de 81 años enseña sus trabajos a quien se acerque por ahí y no cobra nada por la
visita, aunque puedes comprar un librito sobre su obra por 10 euros.
En
un rincón del jardín, un pequeño texto sobre él: “Nací en el restaurante
Galicia…”. Hizo de pastor y labrador. Con 18 años va a Coruña a hacer la mili y
asiste a la Escuela de Artes. Pasa muchos años en Suiza y tras volver, en 1971,
inicia su casa-museo. “Crecí entre vacas y ovejas”…-dice uno de sus versos.
“Escribo lo que siento o pienso/ y esculpo lo que llevo dentro”…
Una pareja de Nueva Zelanda del
albergue me pregunta si les puedo contar la historia del árbol (solo está en
castellano). Les mando al jardín de Víctor antes de que cierre y lo mismo hago
con un grupo de peregrinos españoles jóvenes. ¡No os lo perdáis! ¡Merece la
pena! Los estorninos se pelean en la antena de televisión del chalé adosado a
la iglesia…
Decido
ir a cenar al mismo sitio donde comí, el KM 101: suelo ser fiel a los sitios
donde me tratan bien. Pregunto por algo caliente y me ofrecen un revuelto o una
hamburguesa en la que son especialistas; apuesto por esta última: está
deliciosa (con una caña, me cuesta 5 euros). El dueño me cuenta que el negocio
le va bien y que piensa en ampliar para tener una cocina más grande y ofrecer más
posibilidades gastronómicas.
En
el albergue hablo un poco con Yolanda que, además de recibir a los peregrinos y
sellar las credenciales, se ocupa de la limpieza. Tiene una jornada eterna: de
10 a 22 h cuatro días a la semana, descansando dos. Se trae la comida y come en
el albergue…
Sobre
las 21 h me voy a dormir. Las tardes se van acortando y, cada día, anochece
antes.
Miércoles, 19 de septiembre. Llego al kilómetro 100
DÍA 2. “[El viajero] va discurseando en su interior para ir aguantando el camino” (Pierre de Brantôme, citado por RLS).
A las 6.30 h empiezan a moverse
por arriba. Las pisadas en el suelo de madera se oyen una barbaridad.
Mi
silencioso hombre de Cromagnon se ha ido a las 5 de la mañana, aún de noche
(según mi guía, la siguiente jornada hasta Sobrado son 41 km, 12 horas de
andar…). Me recordaba a ese cómic de los
70 que se llamaba “Hug el troglodita”, protagonizado por un ídem que apenas
tenía conversación…
Voy
a desayunar, cómo no, al Km 101. Abren sobre las 7 de la mañana y, además de
pan con tomate, puedes desayunar un pincho de tortilla recién hecha, y hasta
unos huevos fritos, si quieres… “A quien madruga, cuchillo de palo”- pone en la
camiseta de Jesús, el propietario del bar.
Tras
pedirle que me envuelva un pincho de tortilla para el camino, salgo a las 8 y
10, con niebla; pero, al menos, no moja, como ayer.
Mi
primer monolito, el km 100´201. Lo libero de las ramas de un arbusto con mi
podadera. Teóricamente, cien son los kilómetros mínimos que te piden para darte
la Compostela.
Hoy,
me quedaré en Miraz, a 15 kilómetros de Baamonde. A ver cuántos puedo hacer…
Km
99´994. Hace frío y me he puesto la braga náutica de gorro para taparme los
oídos, Voy por el arcén, paralelo a la vía del tren y un camión acaba de
dejarme “liofilizada”…
Km
99´697.
Voy
por la N-VI Km 530. Guitiriz a 9 km, Recuerdo que ahí tenía parada el (bus) ALSA.
Km
98´666.
Me
adelantan los de Barcelona, con el carrito, y el grupo de 4 amigos que se han
hecho en el Camino, desde Ribadeo (uno, de Toledo, “el último que me acuesto y
el primero que se levanta”; otro, de Granada, y dos remolones a los que cuesta
levantarse (“uno dice que tiene gripe”…).
Km
98´493.
Km
531 de la N-VI a las 9 h. Mientras hablo por teléfono, sentada en un quitamiedos,
me adelantan la pareja de Nueva Zelanda y otro grupo de jóvenes.
Ya
estoy en el concello de Guitiriz. Km 98´015.
Km
97´471. Cruzamos las vías. ¡Por fin!, una pista.
Km
97´385.
Km
97´305. Capilla y fuente de San Alberto.
En
la fuente coincido con el letón plasta de Covirán: “Me gusta mucho lo español…”.
Sí, sí, y, sobre todo, coquetear con la chica de Covirán -pienso para mí. Le digo
que en mi guía pone que, si bebe agua de la fuente, tendrá el don de la
elocuencia…Aunque él no lo necesita...
A
las 10 h dejo la capilla para iniciar la subida.
Km 96´981.
Hago
mis cálculos: para llegar a Santa Leocadia, a 7´8 km de Baamonde, tendría que
alcanzar el mojón del km 93…
Km
96´474.
Km
95´752.
¿Y cómo
entender esto…? Dos monolitos, uno con el kilómetro 95´383 y, al lado, otro, con el kilómetro 86´494. ¿????
Unos
peregrinos me sacan de dudas: el camino más largo, el de subida – tenía que
ser- es el mío, porque voy a Miraz…Cosas que dejan en los hitos: unas chanclas,
por ejemplo, o un mechero roñoso…
Km
95´104. Enfrente del letrero de Vandoncel, hay un asubio de la Diputación
provincial de Lugo, una parada de autobús. Llevo seis kilómetros a las 11.45 h.
Estoy fundida. Llamo al taxi de la tarjeta de Baamonde y digo dónde estoy; me recomiendan
que llegue hasta Santa Leocadia.
Km 94´950.
Km
94´571.
Km
94. 277.
Km
94´083. Solo falta uno…Ya solo miro el suelo… Y encima, me persiguen las moscas…
Km
93´623. ¡Ánimo!
Km
93´449.
Las
nubes empiezan a acumularse y ya no parecen de sur. Un puñado de lavanderas (pájaros)
me recibe en Santa Leocadia (¿?). Junto a un hórreo pintado en verde y blanco,
la palabra Digañe: ¿un barrio, una aldea…? Paso un puente que pone Raposeira.
La
paisana del taxi tiene un servicio y me ha puesto en contacto con otro taxista,
de Guitiriz. Éste me dice que me “geolocalice” con el móvil, pero no sé cómo se
hace eso. “¿Y no vale con que le diga en qué hito estoy…?”.
Al
final, encuentro a unos vecinos que me dicen que la escuela es un buen lugar
donde quedar. Junto a él, el monolito del km 92´52. Cuando llega el taxista, le
digo que me lleve al albergue de Miraz. Son 15 euros hasta O´Abrigo, en el kilómetro
87.
Como
también es taberna (vienen paisanos y trabajadores a tomar el aperitivo o a comer), pido dos primeros del menú peregrino (9 euros): crema de verduras (una palangana)
y espaguetis a la boloñesa, nada que resaltar.
Son
las 14. 30 h. Antes de comer, me he dado una ducha en el albergue; para mí, lo
primero y, si hay que elegir, preferible a la comida, siempre.
Tres
gatos se pelean por una pata de pollo bajo una mesa. Luego, viene un perro y se
lleva la pata chupada por los gatos. Las moscas campan alrededor (estoy sentada en la terraza). Una se cae en
mi culín de cerveza y la saco para no verla patalear...
En
el albergue están la pareja neozelandesa y la de Barcelona, Pepi y Manolo, con su carrito de creación propia. La habitación consta de 6 literas (12 camas) con armarito
individual, y el colchón es de los buenos. Puedes lavar la ropa en la lavadora
por 3 euros y secarla por otros 3. Yo, me lavo a mano la ropa pequeña.
A las 17 h salgo a pasear … por la sombra. En el bar donde pregunto me dicen que no hay nada que ver en Miraz, pero eso es por la fuerza de la costumbre. A mí me asombra todo: las tapias de piedra seca, la forma de las chimeneas, una mujer cargando el heno, el sonido de las hojas de los castaños, los tejados de pizarra, los huertos de berzas, la quietud…
Andando, andando, llego al albergue inglés (Albergue San Martín, de la confraternidad de Saint James). Tras verme pasar, el hospitalero sale y pegamos un rato la hebra. Me cuenta que él se vuelve tras dos semanas de “voluntariado”. Suelen turnarse la gente de la confraternidad, que ha hecho el Camino y que tiene tiempo (y dinero; han de pagarse los gastos esos 15 días); por eso, suelen ser personas jubiladas. Me explica que abrieron en este lugar un albergue porque la ruta era muy larga (40 kilómetros hasta Sobrado desde Baamonde) y no había entonces ningún albergue público, o privado (hasta O´Abrigo, en la actualidad).
A las 17 h salgo a pasear … por la sombra. En el bar donde pregunto me dicen que no hay nada que ver en Miraz, pero eso es por la fuerza de la costumbre. A mí me asombra todo: las tapias de piedra seca, la forma de las chimeneas, una mujer cargando el heno, el sonido de las hojas de los castaños, los tejados de pizarra, los huertos de berzas, la quietud…
Andando, andando, llego al albergue inglés (Albergue San Martín, de la confraternidad de Saint James). Tras verme pasar, el hospitalero sale y pegamos un rato la hebra. Me cuenta que él se vuelve tras dos semanas de “voluntariado”. Suelen turnarse la gente de la confraternidad, que ha hecho el Camino y que tiene tiempo (y dinero; han de pagarse los gastos esos 15 días); por eso, suelen ser personas jubiladas. Me explica que abrieron en este lugar un albergue porque la ruta era muy larga (40 kilómetros hasta Sobrado desde Baamonde) y no había entonces ningún albergue público, o privado (hasta O´Abrigo, en la actualidad).
De vuelta,
me encuentro a un chico (peregrino) que
viene descalzo por el asfalto con las zapatillas en la mano: “Es que me encanta
andar descalzo y, en el huerto, siempre lo hago…”. Sí, pero sobre asfalto casi
derretido…A ver cómo reinicia mañana…
Creo
oír los balidos de ovejas/cabras en un corral cercano. ¿Será por eso la
cantidad de moscas…?
De
recogida, sentada en el jardín del albergue, escucho los sonidos de la tarde: mugidos
de vacas, ladridos, esquilas, el habla gallega, paxarinhos, y estorninos,
urracas y cuervos…
Mañana
cambiaré de estrategia: llegaré en taxi al punto más alto del Camino de la
Costa: 710 metros en el límite de las
provincias de Lugo y A Coruña, y bajaré hasta Sobrado dos Monxes (no sé por qué
decía siempre dos Montes…). Me han
dado en la taberna el teléfono de un matrimonio taxista de Parga, a 7 kilómetros
de aquí, los más cercanos.
Jueves, 20 de septiembre. En taxi al
punto más alto
DÍA 3. “El (intrépido) caminante debe
aceptar con gusto todos los cambios de tiempo” (George Meredith).
Voy
por la raya blanca del final del asfalto, en fila india de mí misma, poniendo
un pie delante del otro como si fuera una modelo.
Desayuno pan de pueblo con aceite y
tomate y té con limón (2´50 euros). Luego, salgo en dirección a la iglesia de
Miraz mientras llamo al matrimonio taxista de Parga. Ambos están haciendo transporte
escolar y luego tienen otros servicios. “¡Vaya!
¡Ayer nada y hoy sale todo…!”- se queja el marido que, tras los niños, tiene
hoy un viaje a Lugo.
Así
que llamo al taxista de Guitiriz. Creo que lo despierto a las 8.15 h. Me dice que
puede estar a eso de las 9. Dejo las cosas en las escaleras de la
iglesia y me dedico a pasear por los alrededores: solo se oye a un hombre
partir madera y el canto de los pájaros. Hay niebla, como todos los días a
estas horas, pero no moja. Vuelvo a admirar los campos de berzas, que me
fascinan…
Digo
al taxista que me deje a unos 8 kilómetros de Sobrado, pasado Mesón, y eso hace
(me cobra 18 euros y son bastantes más kilómetros que ayer, o esa impresión me
da…).
Empiezo en el km 14 de la AC-934. Según la señal, 8 kilómetros a Sobrado,
de bajada. El primer monolito del día pone km 68´161. Tendré que llegar hasta
el kilómetro 60…
Espero
que no sea todo asfalto. No hay ni arcén…Ahora no hay mucho tráfico, pero
vienen camiones y no hay ni raya pintada en el medio…
Empiezo
a andar a las 9.40 h.
Km 67´677.
Km
67´301. Pongo las primeras tres piedrecitas. En los mojones anteriores corría
peligro mi integridad física…
Señal
de limitación a 70, indicando precaución ¿a los peatones o por peatones…? Baja
un camión de vacío a toda flecha, bamboleándose.
Km
15 de la AC-934. 1 kilómetro hecho en 20
minutos. ¡Bien! Hoy huele fresco…
Cada
nuevo hito al que llego es un triunfo. Me temo que va a ser todo carretera…
Km 66´852.
Me siento unos segundos en un poyete sobre el río, bajo unos alisos. Me levanto
echando virutas porque caen gotas de las hojas; deben ser los restos de la niebla, que se han concentrado…
Km
66´724. La última subidita hasta Mesón, y luego, todo bajada…La carretera, por
los lados, está inclinada, y los pies también se te tuercen.
Una
señal de salida de camiones. Se oyen sierras. ¿Será un aserradero…?
El grafitero CRZ ha
llegado hasta aquí…Vi sus letras en el cementerio de Miraz, pero pensé que era
un mensaje críptico para los vecinos de la zona.
Km
66´325. Empieza un poco de arcén e incluso una acera pintada de rojo. ¡Qué
bien! Aquí te juegas el tipo…
De
una senda, sale un camión de “tableros hispanos”: eso deben hacer con las
sierras. Huele rico a hierba recién segada y dulzona al secarse.
A
las 10.40 h estoy en el kilómetro 16 de la AC-934. En una hora, 2
kilómetros…Veo un erizo muerto en el arcén.
Empieza
a soplar una brisa que me viene de cara. Qué gusto… (Es gallego, el viento que trae
la lluvia. Mmmmm).
Km
66´102. Ya estoy en Mesón. Me siento en un banco de un parque infantil a comer unos frutos secos (sin sal). No me
quito ni la mochila.
A
las 11 h (km 65´798) paro en el bar Suso a tomar un café y una empanadilla de
atún con cebolla pochada y laurel que me sabe a gloria (3 euros). En el baño,
cobran 50 cts a los que vayan sin consumir. Supongo que en verano eso debía de
ser un trasiego…
Pregunto
a un paisano qué tal viene la cosecha de castañas este año. “Muy mal. Este año
nao há”.
Fiándome
de una flecha amarilla en una señal, casi cojo el camino equivocado. Menos mal
que me silban dos vejetes atentos y me ponen en ruta: “Solo azulejos oficiales
o hitos”- me recomiendan.
Km
65´076. ¡Por fin!, pista. Huele a pino caliente.
Km
64´969.
Km
64´927.
En
la carretera, primer anuncio de un albergue en Arzúa, el don Quijote. El suelo
está mullido con hojas de eucalipto y castaño. En un recodo, una original
manera de curar las calabazas: colgadas a secar
en los barrotes de la puerta de entrada.
Una
señora que quita malas hierbas, me explica: “Este pollito es ecológico. Los
otros, no”. Todos picotean por el sendero de hierba… ¡Cuánto se aprende
viajando, mirando y preguntando…!
Km
64´551.
Km
64´391.
Km
63´834. A las 11.40 h. En dos horas, 5 kilómetros y pico. Tengo sobrecargado el
hombro izquierdo y me duelen mucho los pies.
Los
paisanos dirán lo que quieran, pero, para mí, que este aire húmedo (parece
brisa marina) trae lluvia.
Km
63´504. Me van acompañando pajarillos todo el camino. Un cuervo grazna sobre
los maizales desde una torre de la luz.
Km
63´211. Aún me faltan 3 kilómetros…Y ya es la 1…
Km
63´002.
En
el Km 62´822 otra vez salida a carretera sin arcén…
Mis
pies ya no son míos. Me acuerdo del chico que ayer caminaba descalzo sobre el
asfalto, con las playeras en la mano. Esta mañana iba calzado. No somos santos,
ni mártires…
Entro
en Guitiza. Qué nombre más visigodo…!
Km
62´580.
Km
62´494.
Al
pie de la carretera, un cartón informa de las incidencias de la zona: esquelas,
Iniciación ao teatro y Excursión a Ribeira Sacra…
Km
62´228.
Si
encontrara un sitio donde sentarme, me untaría TODA de flogoprofén…Los
pajarillos me dan ánimos, pero ni con eso…
Km
61´953 (Km 20 de la AC-394). ¡Qué bien! Otra vez pista.
A
las 13.40 h, 6 kilómetros…en 4 horas. A 1´5 km/h. Quizá llegue a mi destino a las 15 h. 5 horas por mis
10.000 pasos no me las quita nadie. Está visto.
Me
adelanta la pareja neozelandesa (Andy y Sherry?). Están fascinados con el
paisaje y el lago que ha aparecido de repente, que no es natural, sino artificial.
En
unos paneles, leo: “La laguna de Sobrado fue construida por los monjes del
monasterio entre 1500 y 1530, embalsando las aguas de varios arroyos que forman
las fuentes del río Tambre. El objetivo era llevar agua a las cocinas del
monasterio, regar los prados, mover sus molinos y disponer de pesca (truchas)
para los días de Cuaresma”.
Tras
leer la historia de la laguna, me siento en un banco y me echo flogoprofén en
los pies y en las rodillas. Para el hombro, tendría que desnudarme, y no me
parece muy propio…Son las 14 h.
Km
61´557. Tomo la ruta de Carballeira.
Km
61´043. La visión de la torre del monasterio en la lejanía me da fuerzas. Se
anuncian el restaurante As Casiñas y la cafetería Plaza con menú del peregrino.
La brisa se convierte en viento en la desviación al monasterio.
Km
60´827. A mi izquierda va un pequeño canal que supongo llegará al monasterio,
quizá desde la laguna. Suenan las campanadas de las 14. 30 h. La primera visión del monasterio me quita el aliento...
Ya
en Sobrado (son las 15 h), leo en un panel que el monasterio fue fundado en el
año 962 con carácter familiar y dúplice (para hombre y mujeres). Está cerrado
de 13.30 h a 16.30 h, así que tengo hora y media para comer.
En
la cafetería Plaza tomo el menú peregrino (9´50 euros): elijo ensalada de
judías verdes y carne guisada. La ensalada está deliciosa; nunca había comido judías verdes en frío, aliñadas
con aceite y vinagre, y con atún en escabeche, espárragos, maíz y remolacha. Es
inmensa y le pido al camarero que, por favor, me ponga la mitad en un táper
porque si no, no voy a poder con el segundo plato. Al terminar, he preguntado
si podía felicitar al cocinero.
El
cielo se va enmarañando. A ver si llegamos a mañana sin llover…
Tras
la copiosa comida, me voy a pasear hasta que se hagan las cuatro y media. Me encuentro
a la pareja de Nueva Zelanda que se queda esta vez en el hotel de la plaza (el
San Marcos). Hacia la salida del pueblo, encuentro un polideportivo con
piscina. ¡Oh, felicidad! Vou perguntar. Es todo un espejismo… “La piscina cerró
el domingo 16”- me dicen las mamás de un parque infantil. ¡Que desilusión!. “Pero está el río a 600 metros…”. (No es lo mismo: yo, primero, soy de playa y, luego, de piscina. Los ríos y pantanos
me dan yuyu…).
A las
16. 30 h, Andrés, “el distribuidor”, nos hace pasar con el hermano Lorenzo, que
nos inscribe y sella la credencial. Tiene junto a él la cama de un gato que se llama
Maximilian y que ahora debe estarse paseando por “sus posesiones”. Lorenzo (en el
monasterio, los hermanos se llaman solo por sus nombres) me cuenta que el monasterio
estaba diseñado para 90 monjes, pero que, actualmente, solo hay 17 ¿ (el más joven,
de 33 años -no quieren ser una guardería de veinteañeros-, y el mayor, de ochenta
y tantos. La media, en torno a los 60 años).
Luego,
mientras nos recoloca, Andrés nos cuenta todo lo que NO se puede hacer: no entrar
con las botas en la habitación, no posar
las botas en las estanterías (que es lo que se suele hacer); no tender la ropa en
ningún sitio (si lavas ropa, hay que meterla en la secadora). No llegar más tarde
de las 22 horas y no quedarse más de las 8 h por la mañana.
El alojamiento
es realmente cartujo: en mi habitación (Refugio 5. Benito de Nursia), con solo un ventanuco, dormimos 13 personas
en 6 literas y una cama en el centro que convive con un colgador de ropa. Menos
mal que duermo en la litera de abajo junto a la puerta…
Decido
hacer la ruta que me dijo por la mañana una señora del pueblo para ver el
monasterio en toda su inmensidad; sí es circular, pero no se ve nada: solo los
muros derruidos en algunas partes y, ni a través de ellos, pues los árboles
impiden la visión. Mientras subo la cuesta cojeando, han salido de mi boca
sapos y culebras como los de los cómics…
Luego,
he ido “de tiendas” y me he comprado un delicioso yogur de cereza de Larsa, un
plátano y unos calcetines pequeños malvas (de descanso). Pido permiso para
tomarme el yogur en la cervecería de la plaza mientras tomo una bebida. Un alemán
a mi derecha empieza a fumar y el humo, cómo no, me viene a mí; me muevo unas mesas más allá,
pero se sientan los 3 e-dreams (llevan
esas camisetas) y el humo del que se fuma el purito también viene a mis
narices, así que me levanto y voy a sentarme al cruceiro de la entrada del
monasterio para ver el final de la tarde.
A
las 8 menos diez ya no hace calor, pero con tal de no ir a sepultarme en la “guarida”,
me pongo todo lo que tengo para resistir. A las 20 h. los cuervos vuelan a
casa. Yo, también…
En
el “refugio”, alguien ha puesto la papelera de tope para que haga corriente con
el ventanuco. Una francesa, no sé si quien tuvo la idea, con la llegada de la
noche va a retirarla. Le digo que no lo haga: prefiero morir de pulmonía que de
asfixia…
Viernes, 21 de septiembre. Sin mi Guía
de 6 años
DÍA 4. “Siento con todo el cuerpo”
(Thoreau).
Desayuno
en el Plaza, no podía ser de otra manera, té y tostadas artesanas con tomate y aceite (2´90 euros). El tomate,
en vez de rayarlo, me lo cortan en rajitas. Leo
en La Voz de Galicia: El otoño será cálido
y poco lluvioso en Galicia…en octubre apenas habrá precipitaciones…”.
Comienzo
a andar a las 8 h sin mi Guía. No sé qué ha podido pasar con ella. He hecho un
repaso mental de los últimos movimientos ayer y, para mí, que se quedó sobre la
mochila o, de canto, a un lado. Es una pena sentimental porque estaba toda
churretosa y tuneada tras seis años
de acompañarme en el chaleco (para que pesara menos, le había quitado las tapas
de cartón y las hojas del Camino que no había realizado, entre Irún y Comillas).
Hoy
no hay niebla, pero el cielo está nublado, y sopla gallego. Km 59´860, primer
mojón. En un helecho, mi primer pájaro vigilante/acompañante del día. En la
sombra, no sé lo que es. Sin sombra, creo que tampoco lo sabría…
Km
59´118.
Km
59´082.
Me
adelanta un señor que va marchando al paso
de la marcha que silba (no sé si de los unionistas o de los confederados,
pero marcha americana era).
Km
58´701. Carretera descarnada.
¡Es
un petirrojo!: ahora lo he visto sobre un cable de la luz. Está un poco flaquito;
yo me los imaginaba más rechonchudinhos…Pienso que es el tío Carlos, que me acompaña...
Km
58´266. Por fin, pista (aunque sea llena de piedras).
Km
58´020.
Km
57´890 a las 9 h. 2 kilómetros/hora.
Km
57´709.
Km
57´497.
Km
57´113. Tojos y brezo en flor. Huele a humo de leña en chimenea: alguno ha
encendido ya.
Km
56´514.
Km
56´378.
Km
56´124.
Me
adelanta, todo vestido de blanco, el santón que dormía en la litera de arriba -en
postura de yoga-, al revés que todo el mundo, con la cabeza en
los pies. También Andy y Sherry (¿), la pareja neozelandesa; les doy mi blog y
me despido de ellos, pues ya no creo que nos veamos.
Km
55´893 a las 10 h. En dos horas, 3´967 km. Mantengo la ratio ( 2 km/h), por
ahora…
Veo
tirado en el suelo un cartel de la Diputación con el nombre de Carelle, el
lugar donde me dijo la taxista de recogerme (es carretera). Pero me parece
demasiado pronto: son solo las 10. Hasta las 13 horas, con cinco andadas, que
es lo que suelo hacer, no me parece pertinente pedir un taxi…
Km
55´495. Estoy en Casanova.
Km
55´380.
Km
55´304.
A
las 10.30 h creo que ya me han adelantado todos los del albergue. En la pista
arenosa, las dos rayas paralelas del carrito de Manolo y Pepi.
Llamo
al monasterio para decirles que si, al hacer la limpieza, encuentran una Guía,
que es mía. Me coge el hermano Lorenzo y le dejo el teléfono, por si acaso.
Km
54´897. El petirrojo reaparece de cuando en cuando (o igual han hecho un relevo de petirrojos…).
Km
54´615. Hoy mi tope (mis 8 kilómetros) estaría en el kilómetro 51´860. Pero
cerca ha de haber una carretera para que un taxi pueda llegar a recogerme.
Km
54´466.
Km
54´251 a las 11 h. (5´609 km en tres horas. Ya la ratio baja…).
A
las 11 h paro en un banco de una casa cerrada a comerme los restos de la
ensalada de judías verdes de ayer, en el táper. Está deliciosa: como el atún
era en escabeche, no se ha estropeado nada.
Km
54´152.
Km
53´767.
Empiezan
a caer las primeras castañas. Recuerdo que el castañero de la plaza Porticada,
en Santander -que me decía que las traía de Galicia-, me contó que se abrían con la lluvia (yo
siempre pensé que se caían con el viento sur…).
Km
53´239.
Km
52´912. Letrero anunciando el albergue de Boimorto, ¡a 3.000 metros!
Me
alcanza una pareja de canadienses: él ha hecho dos veces el Camino del Norte y
una el Portugués. Del Camino Francés, dice: it´s very busy (vamos, que es como
ir por la Gran Vía en Navidad). En la lejanía, dos hombres se inclinan hacia el
suelo. Están plantando eucaliptos.
Km
30 en la AC-934. Km 52´498 según el monolito. A las 12, llamo al taxi de
Sobrado. He andado 7´362 km en 4 horas, pero ya no puedo más. Le digo que estoy
al borde de la carretera con un chubasquero naranja.
Me
lleva primero a la pensión O Real, que es un lujo…por 40 euros. Si no hubiera
habido otra cosa cerca, hubiera tirado de tarjeta, pero no es el caso. Le digo
que me lleve al albergue, aunque aún no es la hora de apertura (son las 12.30 h
y la recepción es a partir de las 13 h).
Yolanda,
la hospitalera y limpiadora desde hace 8 meses, me deja pasar. “¡Qué bien que
seas española; así puedo charlar un poco contigo…”. Está todo impecable (y eso
que el albergue ya tiene 6 años). “La limpieza, ayuda…”- me sugiere Yolanda.
Sin duda. La
habitación es espaciosa y despejada y los baños son un lujo. Por seis euros...
Yolanda me ayuda a poner la lavadora (3 euros) y la secadora
(1´50 euros); meto todo lo que tengo y me sale bienoliente y calentito
como pan recién hecho. ¡Qué gusto!
Los
lugares más cercanos al albergue que nos ha recomendado para comer
están cerrados, así que Oswald, un peregrino alemán, y yo, vamos a comer a Casa
Moncho, a un kilómetro del albergue, en el centro de Boimorto.
Nos
dieron de comer, pero, al principio, no tenían muchas ganas… “Será lo que
quede: una ración de pollo, una de paella…”. Es verdad que era un poco tarde, más
de las 3, y que ellos, aún, no habían comido… Oswald pidió garbanzos con
espinacas, y pollo. Yo, no lo recuerdo, pero estaba todo caserito y bueno.
Además, no nos cobraron las bebidas que habíamos tomado mientras esperábamos
mesa.
Luego,
compramos fruta y yogures y ¡para el albergue! Chispeaba un poco, así que no
pensaba volver al centro más tarde.
Cuando
llegamos, un grupo de jóvenes se había acostado en la habitación, nada más registrarse,
tal y como estaban. Oswald y yo entramos sigilosos, para no hacer ruido. Pero
ellos, cuando se despiertan, se ponen a hablar en voz alta – sin respetar el
descanso del resto. Y eso que hay en el albergue un estupendo sitio de reunión…
Por
la tarde, tras estar un rato con los pies en alto, voy a rodear una laguna
cercana. Está tan colmatada por la vegetación que apenas se ve. Me hubiera
gustado pasear más, pero los dos kilómetros de ida y vuelta al pueblo me han
pasado factura. Acabo el día mirando su final tras los cristales: del lado
derecho, todo naturaleza. En el lado contrario, el Ayuntamiento ha depositado
todo tipo de artilugios y artefactos, un reducto de fealdad…
Sábado, 22 de septiembre. Arzúa, final
de trayecto
DÍA 5. “La belleza de un paisaje no
tiene dueño” (Kamo No Chomei)
Todo
está despejado. Me da que hoy va a ser un día caluroso.
A
las 7.50 h, el primer monolito, Km 48´928. Ya conozco el camino porque es el
mismo de ayer para ir a comer a Casa Moncho.
El
primer bar, Bobby, está cerrado a cal y canto. A ver dónde puedo
desayunar…Antes de salir de Boimorto encuentro un sitio y aprovecho para
preguntar por mi taxi del día.
Km
48´238. 10 kilómetros a Arzúa, “donde se juntan todos los Caminos”- me dice el
paisano que hace la ruta de los bares a base de aguardientes.
Km
48´141. Según una señal, por carretera, 2´3 km a Sendelle y 10 km a Arzúa. En
otro monolito, enfrente, Km 40´627. ¡Ya empezamos…! Encima, alguien ha dejado
un papel con una nota: “Juhan and Dego, follow the sign to Arzúa. Turn
left!!!!”. Junto al cartel “de la izquierda”, hablan de la iglesia románica de
Sendelle, del siglo XII, con pinturas murales de la Última Cena y el Juicio
Final. Eso me decide (Luego, me dirán que el camino de la derecha, el más
corto, no pasaba por Arzúa. ¡Menos mal!).
La
carretera es enana y sin arcén, pero dice que puedo ver ciervos durante 4
kilómetros…Voy entre bosques, acompañada de pajaritos. En la cuneta huele a
anises.
Km
47´501. Una pareja de Eslovenia me recomienda el albergue de Güemes, en
Cantabria, y al cura, don Ernesto. “Está en mí...”- me dice el hombre.
Km
47´223.
Km
47´086.
Mientras
no viene nadie, voy por el centro de la carretera. Si no, los pies me van al
bies. Entiendo ahora a la canadiense de ayer.
Km
46´406.
Cada
vez estoy más segura de que alguien me ha mangado
mi Guía…
9 y
10. Ya empezamos a subir. La humedad resalta unos olores; el calor, otros.
Km
46´084.
Creo
que mi límite, hasta donde ando bien, a buena marcha, son…2 kilómetros. A
partir de ahí, ¡a sufrir!
He
llegado a la iglesia de Sendelle. Y los cubos de basura, delante, ¡cómo no!
Igual que los cables de la luz. Siempre en mitad de una buena foto…El románico,
por fuera, es tosco en canecillos y capiteles. Aunque en el cartel ponía que la
asociación de vecinos llevaba las visitas, de 9 a 14, no hay nadie a quien
preguntar por los alrededores.
Me
siento en la parada del autobús a ponerme flogoprofén en la corva derecha.
Luego, continúo. 2´844 km en dos horas, de 7.30 a 9.30 h.
Repinto
mi tercera flecha de este año, porque el azulejo estaba escondido tras un
quitamiedos y un dondiego de día. Hoy, al petirrojo acompañante se ha sumado un
mirlo. El tío Carlos y mi hermano David…
Km
45´286. Pasa el panadero repartiendo pan de pueblo a domicilio en su camioneta.
Le pregunto si tiene algo pequeño, pero lo más pequeño, para mí, es grande. Le felicito por ese pan tan
estupendo que levito cada vez que me lo ponen para desayunar.
Km
44´899. Quedan 6 kilómetros a Arzúa. Son las 10 y 10. He andado 4
kilómetros en dos horas y media. Me echo
flogoprofén en el hombro izquierdo y ¡a seguir!
Un
francés viene de Sobrado y va a Santa Irene. Montón de kilómetros…
Llamo
al hermano Lorenzo, pero la Guía no ha aparecido. Me dice que piense que todo
tiene una razón de ser…Yo, francamente, no se la veo. Solo espero que al fetichista de lo
hispano, o cleptómano de lo ajeno, le sirva para algo y no la tire a un cubo de
basura como pasa con los pósters de FITUR…
Km
43´868. A ver si encuentro otra parada de autobús donde sentarme un rato, Este
año, los asubiaderos han reemplazado a los quitamiedos asturianos.
Km
43´423. 5´505 kilómetros recorridos a las 11 h. Arzúa está en el Km 38´238…Voy
de nuevo por el centro de la carretera.
Km
43´015. Me quedan aún 5 kilómetros. ¡Bufff!
Km
42´732. Me duelen el hombro, el tendón de Aquiles, la rodilla izquierda…Y lo
malo es que no hay ningún sitio donde sentarse.
Hay
un stop a 150 metros, creo que con la carretera general (por el ruido del
tráfico). Pienso que hasta aquí he llegado. Voy a llamar al taxi. No puedo más. Estoy
en la intersección con la AC-234. Km 42´465. Arzúa está a 4 kilómetros.
El
taxista me cobra 9 euros. Me dice que, si quiero ir a Coruña, es mejor que vaya
a Santiago. Ahí hay más buses.
El
albergue municipal abre a las 13 horas; uno privado, junto a él, a las 12.30 h.
No quiero quitar la plaza a alguien que haya andado toda la etapa (es un
albergue pequeño, con pocas camas), así que me voy al albergue Casa del
Peregrino, por 10 euros (el oficial cuesta 6).
Belén,
la hospitalera, me coge la mochila mientras se hace la hora de abrir. Voy a
localizar la cafetería Ameixa, donde paran los autobuses a Santiago, de la
empresa Freire. Tengo el primero a las 8 de la mañana, y tarda una hora. Me
tomo un chocolate con churros mientras leo la prensa. En La Voz de Galicia, leo que Francisco Franco, el nieto, pretende
vender su parte de Meirás a su propia empresa… Que la visita al Pórtico de la
Gloria, recién restaurado, costará 10 euros y que Padrón abre una ruta
literaria dedicada a Cela.
Luego,
recorro los alrededores de mi calle. No me extraña que cuando dijeron de dejar
como alternativa única del Camino del Norte la que no pasa por Arzúa, los
vecinos se echaran las manos a la cabeza: los sitios de comer y dormir están en
función del peregrino. Y hay infinitos
establecimientos.
Decido almorzar en una pizzería que me ha
dado buenas vibraciones, Il Fornaccio, en la calle de mi albergue (calle Cima
do Lugar). Preparan pizzas para uno, más pequeñas (es un decir). Pido una con cebolla (mis favoritas) y una
caña (10´20 euros). Casi beso a los cocineros…
Luego, voy a por un helado
artesano en la plaza de Galiza (de tarta de Santiago y tarta de queso) y voy a
comerlo a la sombra de los plátanos en un banco frente a la cafetería Os Casqueiros.
Para bajar un poco la copiosa comida, paseo por los
alrededores: veo por fuera la capela da Madalena, junto al albergue municipal, y
transito la rúa do Carme, con soportales como los de Reinosa o Aguilar de
Campoo, para cuando llueve. También compro un montón de pequeños suvenirs al principio
de la Cima do Lugar.
Ya en el albergue, le
pregunto a Belén por la piscina municipal (Rúa Piñeiral). Hoy sábado, abre por la tarde de 4 a
8. Allá que voy a las a las 17 y 17 h con un sol de justicia y 27 grados en las
calles. La entrada cuesta 4´60 euros, y Tania, la socorrista, me presta unas
gafas de bucear. La piscina, con solo dos personas a estas horas, es la gloria
en la tierra…
A la vuelta, en la única habitación de 15
plazas (7 literas más una cama, con 3 ventanas que dan a la calle principal,
una de ellas balcón), hay algún comensal más. Espero que nos apañemos con la
ducha y el inodoro más ducha…Belén ha dejado toallas por si alguien las
necesita.
Salgo a la praza de Galiza y me siento en
Os Casqueiros a ver morir la tarde mientras tomo dos tónicas (tengo mucha sed)
y los nuevos yogures que me he comprado (uno, de manzana al horno y otro de
mandarina…). El pobre y único camarero está consumido de correr a un encargo y
a otro.
A
las 19. 30 h hay 26 grados a la sombra. La plaza es intergeneracional, como la
de Villalba: conviven todas las edades, cada una en su sitio; los viejos, en
los bancos, los señores, juntos; las señoras, también. Los niños, en el centro,
y los adultos, en los cafés. Cuando empiezo a tener un poco de frío, me voy
para el albergue. Mañana, el autobús a Coruña es a las 8.
El
año que viene supongo que tendré que viajar a Santiago y cogerme el bus local
hasta aquí, para volver, andando, a Santiago…A pesar de la fascitis, he
disfrutado mucho. Creo que después de Santiago, llegaré a Finisterre, y luego,
me haré -mientras pueda- los otros Caminos: el Inglés, el Portugués, la Vía de
la Plata… En el silencio del Camino se aprende mucho, de uno mismo, y de los
otros.
Domingo, 23 de septiembre. Día 6
Vuelta a casa, pasando por A Coruña
Qué
calor anoche, y todas las ventanas cerradas. Y hablando en la calle al menos
hasta la 1 (sobre todo, tras la paz de Boimorto…). Cada vez que me levantaba al
baño, era entrar en una sauna…
Hoy,
de nuevo, un día perfecto, aunque a las 8 h hay niebla. Está un poco
fantasmagórico, de meigas y santa compaña. A ratos parece un paisaje emergido,
una especie de Brigadoon.
Desayuno
en la cervecería Ameixa y leo en La Voz
de Galicia mientras espero al autobús: “La empresa Arriva [para mí, de
infausto recuerdo] quiere conectar Santiago y A Coruña por tren en 18
minutos…”. También que [En la Conferencia Mundial de Rutas, en Santiago] “Presentan
un sendero taiwanés inspirado en el Camino” (la ruta Tamsui-Kavalan).
De
Arzúa a Santiago hay unos 40 kilómetros. El billete se saca en el bus y cuesta
3´20 euros. Llegamos sobre las 9 horas y a las 10 sale el Monbús a Coruña (5´05
euros). Sobre las 11 h llego a mi destino. 20 grados y niebla. Cojo el bus 14 a
la casa nueva de Sarita, en Avenida de Finisterre. El relato del día será para
otra ocasión…
Martes, 25 de septiembre. Coruña-Santander
A
pesar de estar en la estación desde bastante tiempo antes, casi perdemos el
bus; yo, y otro montón de pasajeros. Resulta que aquí hay dársenas “de salida” y “de llegada”, las mismas y con
los mismos números. Y nosotros, ¡¿qué sabíamos??!!! “Pues hay un cartel muy
grande”- nos dice el conductor. Ya, pero si ni te lo imaginas, y nunca te ha
sucedido antes, ¿cómo se te va a ocurrir…?
A
las 12 h estamos en la cafetería de la estación de autobuses de Ribadeo. 20
minutos de parada. Aprovecho para comprarme un bocadillo de pollo y andar como
un legionario, ida y vuelta a lo largo de la estación.
Voy
encantada hablando con Margari, una señora de San Sebastián que vive en A
Coruña, casada con un cordobés…El viaje se me hace cortísimo gracias a ella. En
Oviedo hacemos otra parada larga para comer. Además de echar un ojo en El Corte
Inglés y Mercadona (me encantan las colonias y jabones), pico algo en el bar
Peña Tu; la tapa de ensaladilla está muy rica, ya la he probado el año pasado.
Llego
a Santander hacia las 19 h; a Margari aún
le quedan tres horas más. Sarita, cuando acabe el Camino del todo-todo, vienes
tú aquí…
LOS GASTOS TOTALES
Este año han sido 400 euros, incluidos los billetes de ida y vuelta (80 €), los taxis (70 €), los regalitos (50 €), comidas y alojamientos (200 €).
LOS GASTOS TOTALES
Este año han sido 400 euros, incluidos los billetes de ida y vuelta (80 €), los taxis (70 €), los regalitos (50 €), comidas y alojamientos (200 €).
Por si quieres empezar por el principio...
http://ficcionesdeloreal.blogspot.com.es/2013/09/mi-camino-de-santiago-2013-de-comillas.html. MI CAMINO DE SANTIAGO EN 2013.
http://ficcionesdeloreal.blogspot.com.es/2014/09/mi-camino-de-santiago-2014-de-colunga.html. MI
CAMINO DE SANTIAGO EN 2014.
http://ficcionesdeloreal.blogspot.com.es/2015/09/mi-camino-de-santiago-2015-de-gijon.html. MI
CAMINO DE SANTIAGO EN 2015.
http://ficcionesdeloreal.blogspot.com.es/2016/09/mi-camino-de-santiago-2016-de-luarca.html. MI
CAMINO DE SANTIAGO EN 2016.
ALGUNOS ENLACES
Expo Wanderlust en Berlín. El
vagabundeo como un motivo para el arte y la pintura.
Obras de: Caspar David Friedrich, Carl Blechen, Karl
Friedrich Schinkel, Johan Christian Dahl, Richard Wilson, Christen Købke,
Gustave Courbet, Iwan Kramskoi, Ferdinand Hodler, Auguste Renoir, Emil Nolde,
Ernst Ludwig Kirchner, Otto Dix y Ernst Barlach.
https://www.eldiario.es/edcreativo/viajes/feminismo/Consejos-mujeres-viajeras_0_747175583.html. Mujeres que viajan solas.
https://elasombrario.com/alvaro-valverde-paisaje-encuentro-inspiracion/.Un poeta paseante.
https://politica.elpais.com/politica/2017/10/23/diario_de_espana/1508774782_949613.html .
Hazañas del Camino.
http://www.rtve.es/alacarta/videos/espana-entre-el-cielo-y-la-tierra/espana-entre-cielo-tierra-norte-del-camino/3448803/. El
Norte del Camino. El Camino de Santiago del Norte.
http://www.eldiariomontanes.es/region/campoo-sur/valderredible-camino-santiago-20180531212315-ntvo.html. El
camino de Santiago en Valderredible.
https://elviajero.elpais.com/elviajero/2018/07/12/actualidad/1531396506_636817.html. Curiosidades sobre el
Camino.
https://elpais.com/elpais/2018/06/11/buenavida/1528726145_420325.html. Caminar a buen paso,
hacer “power walking”. Creo que yo soy una contemplativa…
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