6.25 h. Aún siguen las luces
de navidad en el patio de la dentista. Y también sigue la luz en la antigua
papelería de Magallanes 31. ¿Se habrán dado cuenta…?
Hay 8 grados (humedad, 80 %)
y para hoy dan “huevo frito”, sin nada de lluvia (en mi pasillo, sigo con 19
grados y un 56 % de humedad).
Se oye en sordina el
ruido/rumor de fondo, pero apenas nada más (no se oyen pájaros, por ejemplo).
De vez en cuando, ruidos puntuales: el pitido del tren, una tos…
La tele sigue “muerta”. “No
hay señal”- pone en todas las cadenas. Se murió ayer a partir de las 19.30 h. Antes, a las 16.30 h, yo estuve
viendo mi serie… ¿Serán las obras de la calle…? La gente es muy cochina: aprovechando que hay zanjas abiertas, tira las latas de refrescos o las mondas de naranjas al suelo (Esto no lo veo desde el balcón, claro, sino cuando salgo a la calle o vuelvo de noche).
El día, más tarde, será glorioso....
Jueves,
9 de enero. 8 h
El “monstruo” del tráfico ya
es ensordecedor (pitidos, un volquete…).
El aire huele a carne
guisada: el vapor de una olla por donde se escapan los efluvios a vinito
blanco, verduras…
Mi vecina del 27 ya está
colgando la ropa del día. En una cocina de San Luis, alguien con bata, pijama y
zapatillas, se prepara el desayuno.
Varias gaviotas pasan
chillando.
“Despejado con intervalos
nubosos”- leo en mi móvil. ¡Anda! Se acaba de cambiar a “lluvia, 80 %...”. La
temperatura, ahora 10 grados, llegará a 17. El cielo, ahora, es de sur (En
apenas dos horas, a la hora de comer, se pondrá todo negro y empezará a llover.
En el País Vasco, galerna).
Viernes,
10 de enero. 8 h
La vecina del 27 tiene la
luz encendida y, ya vestida de calle, descuelga la ropa. En el balcón, unas
zapatillas secándose/aireándose…
El cielo, nuboso, y despejado en la parte central.
Comienza la “trepanadora” de
calles. Por momentos, parece que compiten dos, o se alternan. Las gaviotas
chillan y pasa un ambulancia con la sirena puesta.
El aire es fresco y huele a
frío. Para hoy dan chubascos débiles…
Sábado,
11 de enero. 6.30 h
Hay una estrella en el cielo
y apenas unas ventanas encendidas, pero siempre, a cualquier hora, hay gente
despierta en la ciudad.
Hace frío (6 grados) -dijeron
que iban a caer las temperaturas-, y se oye el rumor del tráfico, un ruido
constante, sin solución de continuidad, como la línea de la vida, en una máquina, cuando te mueres.
A estas horas, no se oyen pájaros.
Oh, sí, un chipirroteo melodioso y
suave de pájaro pequeño (ni paloma ni gaviota; tampoco estorninos) y la voz estridente
de una mujer por la calle San Luis.
Miércoles, 15 de enero. 8.30 h
Viento sur. 47 km/h. Nada
que ver con el que imagino leyendo la novela (de 1925) de Dorothy Scarborough,
situada en Texas en los años 1880s, The Wind/El
viento.
https://ficcionesdeloreal.blogspot.com/2019/06/mis-peliculas-favoritas-wind-el-viento.html. El viento, de Victor Sjöström.
Para hoy dan entre 11 y 16
grados, pero en mi pasillo sigo conservando los 19 y una humedad de solo el 55 %.
La dentista ya quitó las
luces de navidad de su patio trasero y en la calle se oye la máquina trepanadora que nunca cesa…
P.S. “El viento fue la causa
de todo…”-comienza la novela. “Sucedió en el oeste de Texas, hace muchos,
muchos años…el viento del norte era un semental salvaje que corría con una
fuerza extraordinaria…el viento era enemigo de las mujeres…Se ensañaba con
ellas sin descanso…la arena era el arma del viento…”. Así, la introducción nos
pone en antecedentes de lo que va a ocurrir…
En el capítulo uno, la
protagonista, Letty Mason: “Una joven viajaba sola en dirección al Oeste un día
de finales de diciembre…”. Viene de la dulce Virginia (“todo es verde y agradable”) y va a un destino desconocido
en Sweetwater, Texas, “que contendría las cosas que más le importaban” [una
casa acogedora con un huerto de árboles frutales y un jardín “con todas las flores
que amaba”]. Eso se imagina ella…Pero en el tren, un hombre, Wirt Roddy, la
baja a la tierra: “Lo peor es el viento…Suele ser la ruina para el aspecto y
los nervios de una mujer. Seca su piel hasta que se vuelve parduzca, como
cuero. Sopla todo el día, y la arena que levanta las deja medio ciegas. Les
ataca los nervios con su bufido constante, las vuelve irritables y
asustadizas…El viento…es un demonio…”.
Viernes,
24 de enero. 8.35 h
Entre el ruido de las
“trepanadoras” callejeras, se oye -de cuando en cuando- el chasquido de un ¿estornino…?
Menos mal que no vivo en la
parte delantera/frontal de la casa. Con el ruido de las obras de mi calle (casi tres meses), me volvería loca.
Ya la trepanación continua que se
oye, tenue, con las ventanas cerradas, me molesta…
En la parte trasera, las
bayetas se siguen oreando en el balcón del 5º. Descubro -gracias a la luz
eléctrica, una ventana rota, reparada con cinta carrocera, en el edificio que
tengo enfrente, en un 1º.
En un tercero de la calle
San Luis, una señora (más bien, una chica), ya vestida (o quizá es una chaqueta
de punto sobre el pantalón de pijama), trastea por la cocina. Las cocinas están
en este lado, sí. Acabo de ver a otra mujer, en pijama, abriendo un armario de
tazas en el segundo.
De repente, me llega un olor
a chocolate, a caramelo, a algo dulce. Ya sé: una napolitana de chocolate
recién hecha. Ummm.
En el patio de las sillas de
oficina y los baldes, hay ropa blanca metida ¿en lejía…? En el cielo,
revolotean algunas palomas y gaviotas, sin prisa.
Hay 9 grados (entre 7 y 14
dan para hoy), un 82 % de humedad, y el tiempo previsto es despejado y sin
lluvia. En mi pasillo, 18´5 grados y un 56 % de humedad.
Jueves,
30 de enero. 7.45 h
Parece que haga sur. Aún sin
amanecer, al fondo, se ven nubes rasgadas. Sopla una ligera brisa (8 km/h -según
el móvil), no muy fría (14 º C).
En el fragor monótono del tráfico,
destaca una moto, y luego, el pitido del tren y la caída en cascada de los
vidrios desde un iglú. Se oyen unos piucos
débiles de pájaro pequeño; todavía no hay luz para volar.
Mi vecina del 3º, del 27, ya
está levantada. Y lo mismo en varios pisos a la vista.
Hoy dan lluvia en un 85 %. ¡Vaya!
Adiós a mis planes de ir en tren a Molledo…
A las 8 menos 5, con algo más
de luz, ya oigo gaviotas, pero aún no las veo. Parece que se intensifique el tráfico,
ahora un fragor como de cascada rugiente…Todavía no han comenzado las trepanadoras…A ver qué me encuentro hoy cuando salga de casa: cada día es una aventura en este arreglo interminable...
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