lunes, 10 de febrero de 2020

A MOLLEDO EN TREN EL AÑO DEL CENTENARIO DE DELIBES

Ya estuve antes (en 2014. ¡Cómo pasan los años…!); en dos ocasiones, al menos:

https://ficcionesdeloreal.blogspot.com/2014/12/diario-de-una-viajera-en-tren-de.html. Diario de una viajera en tren. A Molledo, en busca de las localizaciones de El Camino.

https://quefluyalainformacion.blogspot.com/2014/06/miguel-delibes-su-vida-y-su-obra-con.html. Miguel Delibes, su vida con sus palabras.

Hoy voy a hacer la ruta literaria Miguel Delibes, que he leído en la prensa, con motivo del centenario de su nacimiento. En tren de cercanías, mi favorito…



Jueves, 6 de febrero del 2020

Día magnífico para salir de excursión. A las 7.50 h aún es de noche, pero clarea por el este (la biblioteca municipal).


Ya está “andamiado” el que será futuro hotel en Magallanes. En la calle hay 7 grados.

En la estación de RENFE (Cercanías), mi vía es la 2, con destino final Reinosa (“Para en todas las estaciones”…- advierte la señorita del megáfono. Es el tren que llega unos minutos antes de la hora desde Los Corrales.


Salimos puntuales a las 8.14 h. En una hora estaré en Molledo (sobre las 9.15 h). El día está naranja, como de sur. En el tren hace calor: llevamos la calefacción puesta.

Tengo un poco de hambre, pero si me como ahora el sándwich que me he preparado…Solo un par de mordisquitos… (he desayunado a las 5…). Ver comer a un hombre en la estación, me ha “solidarizado”…

Centrada en el capítulo III


                                           Ilustración: Sonia Piñeiro

Vuelvo a leerme el capítulo tercero de El camino, que habla del “valle”: “una gran olla”, atravesada por “la vía férrea y la carretera”, entre “prados y maizales”, con los “blancos caseríos”, “las manchas oscuras y espesas de los bosques de castaños” o más claras de las “aglomeraciones de eucaliptos”. Y, por todas partes, las montañas…

Parados en Guarnizo. ¿Por dónde andaría Concha Morell (la amante de Galdós) el día que fue a darse un paseo por Boo, allá por 1894…? (como se habla también de Astillero, he pensado que tenía que ser Guarnizo y no Piélagos…).


Hay helada en los campos, y una banda de niebla, como un chal de las montañas, llega hasta Parbayón, y más allá.


A las 8.45 h, el sol sale tras los montes, después de Renedo. A pesar de ser 6 de febrero, ya parece primavera: por la luz, las floraciones y el movimiento de los pájaros.

Antes de llegar a cada estación, ahora te advierten de que hay un paso habilitado para cruzar las vías y de que se tenga cuidado al pasar, pues “un tren puede ocultar otro…”.

¡Y siguen sin arreglar el tejado roto de Las Caldas! 


En Lombera, la temperatura ha bajado a 5 grados. Varias chimeneas humean; seguro que huele rico, a leña. Sin embargo, en el tren se ha filtrado un olor a “pis de vaca”...

El revisor, que ya me había mirado la tarjeta, me pregunta: “¿Ande iba…?”. Me recuerda a aquel curso de español de Forges...

Cuando me bajo en Molledo, el termómetro del tren marca 8 grados. Toda la estación está cubierta por vallas metálicas y, en la parte de atrás, las ventanas están tapiadas.


Al salir, cantan multitud de pajarillos y se oye el sonido del tráfico en la carretera. “La vía, la carretera y el río…, se entrecruzaban una y mil veces…”- escribe Delibes.


Junto a la carretera general -dejando atrás el caminillo a la estación- veo un poste (el primero) con el número 6 de la Ruta literaria Miguel Delibes. Se titula “El ferrocarril”. Como no sé leer el llamado código QR, pues me tengo que aguantar…


En un lateral del asubiadero, otras dos placas, la número 1: Daniel el Mochuelo; y la número 4: Salvador, el quesero. Esta vez hay "letra", así que me entero. Lo cierto es que están puestas un poco en escorzo, junto a una papelera, y muy cerca de la carretera sin arcén.


He preguntado a  una señora por el Puente del Rey, que, como yo pensaba, queda hacia la izquierda, muy cerca de la casa de la familia Delibes (el pueblo, hacia la derecha, saliendo de la estación).

Frente a la casa de Delibes, un poste informativo con toda la ruta y el número 4: Las anécdotas de Delibes.


Antes de cruzar bajo las vías del tren, ya se oye el fragor del río. La verdad es que da un poco de miedo cómo las aguas se arrojan por una grieta. Yo creo que esto debe de ser lo que llaman El Chorro o La Canalona. Intento reconocer dónde, río arriba, podían bañarse Daniel, el Mochuelo, y Roque, el Moñigo (Luego me doy cuenta de que era río abajo, en “la Poza del Inglés”…Por un momento, pienso que pueda ser una presa donde el agua se remansa, a la que se llega por un caminito de tierra, pero no).


Junto al Puente del Rey, han levantado un pequeño merendero, donde está el poste 3: Las aves. Como no sé escanear el código QR, me quedo como estoy


Precisamente, 30 nombres de pájaros será su aportación a la RAE a partir de ser nombrado académico: “Noté, nada más ingresar en la Academia, que faltaban en el diccionario muchos nombres de pájaros comunes aquí en España…”. Estos fueron los que sugirió Miguel para su incorporación al Diccionario de la RAE: “agateador, alzacola, buitrón, bigotudo, buscarla, canastera, carricero, carricerín, charrán, charrancito, chochín, chorlitejo, correlimos, críalo, fulmar, fumarel, grajilla, grévol, lúgano, havelda, págalo, pagaza, paiño, ratonero común, roquero, serín, treparriscos, triguero, vuelvepiedras y zampullín”.

La ruta literaria es ahora compartida con el inventor Leonardo Torres Quevedo, un genio, nacido en Santa Cruz de Iguña, en el municipio de Molledo.

Cuando no pasan coches, solo se oyen los pajaritos y, como mucho, el ruido agrario de un tractor. Acabo de escuchar a un “picapinos” o “pájaro loco” (el pájaro carpintero).

Tras dejar atrás El Portalón, una casa con solana y jardín, la casa del Mochuelo, en el número 15, pintada en color ocre y  con un par de bancos de piedra a la puerta. Nunca me hubiera imaginado que podía ser esa…


Más adelante, en el número 40, la Botica, de piedra y rejería, con las galerías -en marrón-, bastante despintadas (necesitan un buen lijado).Tampoco lo hubiera dicho…


Enfrente, una gran finca, que yo me imagino ser la de Gerardo el Indiano (en internet encuentro que era la casa de los García Lomas, cuyas iniciales pueden verse en la puerta).

Mientras estoy escribiendo en mi cuadernillo, un paisano mayor, con bastón (“¿Qué…? ¿Haciendo cuentas…?”), me informa de que va a Santa Olalla a pasear, 4 kilómetros, por la mañana; y por la tarde, al polideportivo. Le digo que así llegará a los 150 años…

La calle central del pueblo está vacía: solo el viento frío y un par de vecinos. La plaza (de la Constitución; casi me la paso), según la definición de Josep Pla (“Una plaza es un espacio de aire colocado delante de un edificio importante”), tampoco sería plaza. Veo, de casualidad, el cartel con el número 6 y una foto antigua de la plaza de Molledo, con la fuente.



Antes de llegar a la iglesia, la plaza Miguel Delibes, con un busto y el libro El camino, un laurel y una placa (“Los montañeses de Cantabria a D. Miguel Delibes Setién”).



Junto a un enorme plátano, en la iglesia, otro busto a Luis Fuentevilla, un sacerdote. Dejo unos “duros” ante la imagen de la Virgen del Camino (creo que la voy a adoptar para mis excursiones a pie) y me vuelvo a buscar la bolera, fin de la ruta de 8 puntos. Son las 11 h.




Pregunto a una señora mayor que está tendiendo la ropa y no sé si me confunde con otra o es así de afectuosa con los forasteros, pero me dice: “Ay, hijuca, dame dos besos…”. Yo se los doy, claro. Luego, me encamina hacia el corro de bolos: por el interior, desde la plaza de la Constitución hacia abajo.


Junto  a la bolera, el Centro Cultural Evaristo Silió, donde tendrán lugar la mayoría de los actos a lo largo de este año. Agustín me informa de que todo está en el Facebook del Ayuntamiento de Molledo, incluida la convocatoria del VI Concurso de Relato Corto “Miguel Delibes” (que no es tan corto, entre 7 y 15 folios…).




De vuelta a coger el tren de las 12.30 h, en el asubiadero, por la parte del caminillo de cemento que lleva a la estación, veo la placa que habla de La Mica y Gerardo, el Indiano (la numero 10), que me había pasado desapercibida antes.


Son las 12 y 5 y me siento a hacer tiempo y a mirar. Los árboles, al otro lado de las vías, están llenos de pelusilla verde clara (La primavera ya está aquí).


En el tren, pruebo por primera vez el baño redondo supermoderno. Me recuerda la película Mi tío, de Tati. Menos mal que una voz te dice los pasos: “Bloquee la puerta”. “Puerta bloqueada…”.

A las 13,30 h estoy en Santander. 15 grados. Mi calle, ya casi asfaltada.


SABER MÁS

http://www.catedramdelibes.com/t.php. DICCIONARIO DE VOCES Y EXPRESIONES POPULARES Y RURALES EN LA OBRA DE MIGUEL DELIBES. Para buscar el significado de sus palabras.






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