A mí no me molestaba leer libros subrayados por otros: era como una labor detectivesca para saber cómo era la otra persona.
Un día, empecé a viajar de
libro en libro por los mensajes clave que un lector desconocido iba dejando
para mí.
“Sargazos” – fue la primera
palabra. Esta me llevó al libro de Jean Rhys, la historia de la novela Jane Eyre contada desde el punto de
vista de “la loca”.
Luego, vinieron otros… Todos
eran libros que planteaban nuevos puntos de vista, ángulos inusitados…
Tras un año de buscas y
pistas, en diciembre, un nombre: ORESTES. ¡Se me cayeron los palos del sombrajo!…
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