jueves, 2 de diciembre de 2021

PRIMER PASEO POR MADRID (TRAS EL COVID)

Domingo, 21 de noviembre de 2021

Salgo de casa (en Palos de la Frontera) a las 8.45 h con el cielo plomizo y el sol intentando abrirse paso por algún lado.

Pensaba que, en domingo, a esta hora, habría menos gente por la calle, pero no (¿consecuencia del COVID…?).

Los restos de la noche del sábado se ven por doquier: sobre las mesas apiladas y encadenadas de los bares o a la entrada de una boca de metro.

Me llama la atención la cantidad de patinetes eléctricos por todos lados, muchos caídos/tirados al suelo (los peatones los vamos sorteando). ¡Qué proliferación…!

El Black Friday está presente en todos sitios: en el centro Auditivo Audifon te hacen incluso un descuento especial del 10 % en las pilas…).

Subo por el paseo de Delicias y la ciudad está bastante sucia: alrededor de los cubos de basura,…

En un local de colchones se ha montado una frutería sin nombre, que ha dejado el letrero anterior: Blue Night. Pikolin.

Oigo, y veo, a dos cotorras verdes (13.000 en Madrid según el censo de SEO en 2019) que cruzan la calle entre dos plátanos. Sus voces desagradables me acompañarán durante todo el paseo.

Me sorprende tanto todo (un anuncio que, ante la subida -sin tino- de la electricidad, recomienda comprarse un buen colchón…), que he tardado media hora en llegar a Atocha (suelen ser 10 minutos).

Me cuesta encontrar un quiosco abierto (al final, en la plaza de Carlos V, junto a la Cuesta de Moyano. Siempre me gusta comprar la Guía del Ocio).El quiosquero me dice que ya no sale desde la pandemia…

En el Paseo del Prado, como todos los domingos, está cerrado al tráfico uno de los tramos, el que transcurre junto al Jardín Botánico. Voy por el centro, como si la calle fuera mía. Desde el lado opuesto, fotografío el jardín vertical de CaixaForum. Cuando los coches están parados,  se oye el sonido de las fuentes, claro como si estuviéramos en plena naturaleza.

A las 10 h, la zona de los museos es un “conventillo”- que diría Mafalda: gente arrastrando sus maletas de ruedas, quienes esperan en cola a que abran, los que pasean/paseamos, los que corren, los sopladores de hojas…

Voy primero al Thysen (tengo que ir al baño) y pregunto -por enésima vez- por los cuadernos con boli dentro, que me parece una idea buenísima. ¡Nada!

A las 10.30 h, el tráfico por el otro lado del Paseo del Prado es grande y rápido. Podían poner el límite en 30 kilómetros/h, como en Torrelavega…

Me “pierdo” en la tienda de CaixaForum. Cuando salgo a las 11 h, ya me duelen mucho las plantas de los pies. Me dirijo al Jardín Botánico, a ver…

A las 11 h, es otro “conventillo”: familias con niños, grupos programados…Yo decido rodear el jardín por la parte más externa, más cercana a los muros (aquí apenas encuentro gente). Voy por el recorrido “accesible” hasta la escalera que sube a la colección de nenúfares (y bonsáis). Nunca había estado antes: las vistas son increíbles.

Luego, voy rodeando, rodeando hasta una estructura de madera que no sé qué es (¿las cuadernas de un banco imaginario…?). Las hojas secas de los fresnos, con el aire, se caen “a puñaos”…

Cuando no me dejan ir más allá, me vuelvo por la parte central, donde se ven animales marinos blancos (que deben pertenecer al espectáculo nocturno de luces…). He disfrutado mucho.

A las 12.15 h, somos multitud por el Paseo del Prado.

Y a las 17.30 h, cuando voy al Círculo de Bellas Artes, a embolsar para el Congreso de APIA del día siguiente, Atocha está “hasta las bolas”…



 

 

 

 

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