Según la ficha del Ayuntamiento:
Situado en la avenida de los
Infantes, cerca del Sardinero, es uno de los más antiguos de Santander.
Sus más de 12.000 metros
cuadrados están casi todos ocupados por pinos piñoneros (123), además de algún
plátano, laurel, arce y pino radiata.
A finales del siglo XIX fue
un lugar muy utilizado por los vecinos como zona de esparcimiento.
En su interior hay un
restaurante y un chalé, construido para el naviero Francisco García por Valentín Lavín.
El
paseo. Miércoles, 10 de noviembre de 2021
Cojo el bus 5 hasta Miranda
para bajar la Avenida de los Infantes, por el lado del sol. La acera está
cubierta de hojas secas que crujen (con lo que me gusta pisarlas…). Ante el
garaje del colegio notarial se acumulan en una pila.
Paso ante una casa muy
blanca, que tiene ventanas de iglesia (ojivales), al lado de una chiquita, que
parece abandonada (nº 22). En el jardín minúsculo, un banco de plástico, un
seto de laurel real y un liquidámbar. Está comunicado con la “casa-iglesia”
(¿sería, en tiempos, la de los guardeses…?).
En la “casa-madre”, con una
palmera en el centro, un sambernardo toma el sol perezosamente. Mientras hago
mis cábalas y saco fotografías, sale a la puerta un señor que me pregunta si
venía a la casa; que no tienen timbre… (“No, solo me hacía mis hipótesis”…- le
digo).
Cuando la rodeo, veo que
se llama El retiro (¡Buen nombre!).
Las hortensias le dan color por uno de los laterales.
Ya
en el parque
Las agujas de pino tapizan
el suelo (no hay otros árboles). Arriba, en la esquina, una casa baja, el
café-bar-restaurante Max Sports, con
una casita de juegos a la entrada, ahora clausurada por el covid.
Dentro del restaurante, la
atmósfera es cálida (iluminado el interior con bombillas de filamentos tenues)
y le dan color cajones de flores de tela y las mesas rojas.
Abren a las 11.30 h.
¡Lástima! Son las 11.15 h y me tengo que volver por una cita a las 12 h en el centro…
Desde la terraza del Max, se ve el mar, al fondo, a la
derecha.
Voy bajando hacia el
Sardinero por las distintas planicies que comunican unas escaleras de piedra.
Al final, el parque infantil.
Mesas y bancos de piedra se
distribuyen aquí y allá y los caminos de lajas te van conduciendo por el
interior del parque. El nombre, Los
Pinares, solo lo he visto en la marquesina de la parada del bus…
Como no tengo más tiempo,
bajo hacia el Sardinero, donde veo las agujas del Gran Hotel (sigue siendo la
Avenida de los Infantes, que hace una curva hacia el mar).
No me extraña que fuera zona
de esparcimiento en el siglo XIX: la ermita de San Roque (derruida) quedaba
cerca, lo mismo que la fuente de Cacho, todo muy de romerías y fiestas
populares…
Los
alrededores. SABER MÁS
https://www.eldiariomontanes.es/santander/palacete-1893-avenida-20171231200940-ntvo.html. 2018:
Un palacete de 1893 en la Avenida de Los Infantes será reconvertido en hotel.
El
maestro de obra del primitivo chalé de familia fue Manuel Casuso. El
propietario, en 1893, Antolín G. de Rozas.
Otros
proyectos hoteleros previstos en Santander (en 2018):
Según la información del
periodista Juan Carlos Flores-Gispert, “el hotel de Ángel Cuevas en la calle
Magallanes, de veinte habitaciones y tres estrellas; el hotel en el Club de
Regatas, de cinco estrellas NH Collection y cincuenta habitaciones; el hotel
Central, que será reabierto con 20 habitaciones y tres estrellas y el hotel en
dos chalés de la calle del Sol, con una veintena de habitaciones y tres
estrellas. Se sumarán a las 5.137 camas que tiene Santander, en hoteles de una
a cinco estrellas, excluidos los campings.
El cierre de los hoteles París y Colón, dos de los veteranos de El Sardinero, así como dos de las
antiguas y tradicionales pensiones en la Avenida de Los Castros, han abierto la
puerta a nuevos negocios hoteleros”.
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