En septiembre pasado, en la era del COVID, llegué a Santiago. Pero ahí no termina mi Camino. Ni mis Caminos, mientras el cuerpo aguante…
Este año he decidido salir
lo más tarde posible (para que la inmunización por las vacunas sea lo más amplia que se pueda…). Yo, me voy…
En su último libro, El huerto de Emerson, Luis Landero se
preguntaba: “¿cuántas palabras escribe uno por cada kilómetro…? En mi caso, yo
lo sé. El diario del Camino han sido 71.668 palabras. Entre los 455/474
kilómetros que hay de Comillas a Santiago, salen algo más de 150 palabras por
kilómetro, como un microrrelato (o un microrrelato cada media hora, si se
prefiere; a mí, andar esa distancia, 1 km, me lleva el doble que a la media…).
Leo que en 2019, antes del COVID, llegaron a Santiago casi 350.000 peregrinos; en 2020, 54.000 (yo, entre ellos), siete veces menos (un 15%). El 2 de septiembre de 2021 llega a Santiago el peregrino 100.000, y se calcula que se alcancen los 140.000 a final de año.
Preliminares
Este año, ¡nueva aventura para llegar en tren!...Esta vez, por Segovia.
Era la tercera vez que acudía a la taquilla de RENFE para sacar el billete de Santander
a Santiago: “No hay problema para el trayecto Santander-Palencia. Pero aún no está abierto el de Palencia
a Santiago…”. “La línea está en obras”- me confiesan a la tercera. La
sugerencia es que vaya por Segovia: Santander-Segovia, en Alvia, a donde llego
sobre las 11 h (tras salir de Santander a las 7.05 h); dos horas y media en Segovia y, a las 13. 26 h,
otro Alvia a Ourense, con llegada a las 16.45 h. Luego, a las 17.05, un Avant,
de Ourense a Santiago. Al menos, estoy en Santiago antes de las 18 h (en vez de a las 22 h)… Y respiraré sin mascarilla lo que duren los trasbordos… Quien no se
consuela es porque no quiere… ¡Y eso en el Año Europeo del Ferrocarril…!
La “broma” me sale por 75 euros (el año pasado, el billete Santander-Palencia-Santiago me costó 55´90 euros). Menos mal que, el año que viene, que cumplo 60, ya tengo opción a la “tarjeta dorada”, con un 25 % de descuento…
En cuanto al alojamiento, iba a reservar en Santiago el mismo hotel del
año pasado, pero con lo del Xacobeo, la habitación cuesta 20 euros más, así que
le digo a Ana que voy a intentar encontrar algo más barato. Pregunto en San Lázaro,
un barrio a las afueras de la ciudad donde me quedé en 2020. En el San Jacobo,
la habitación “solo” ha subido 9 euros. Reservo.
Por el COVID, de nuevo la odisea de conseguir un alojamiento que no esté
cerrado. Para la primera etapa, intento en Lombao, en Casa Riamonte, que estuvo fechado
el año pasado.
Llamo a la casa rural Gasamans, a 2 kilómetros de Ponte Maceira, pero Movistar
me dice que “no existe ninguna línea en servicio con esta numeración”. Así que
tendré que ir a Negreira (dos mil habitantes), el final de esta primera etapa
de 21´26 kilómetros…
“…En el llamado Camino Marítimo (Santiago-Fisterra), que lleva a los
peregrinos al Fin del Mundo…- se promociona el hotel Millán.
Por fin reservo en el hostal La
Mezquita, en la calle Carmen, en
pleno centro. 35 euros la habitación individual (sin desayuno). Me dicen que
confirme el día anterior. ¡Menos mal! Ya me veía yendo a Fisterra directa, sin paradas intermedias en los 89 kilómetros que median entre Santiago y Finisterre…
DÍA 0. El viaje
Martes, 21 de septiembre de 2021
¡Qué tonta! Si el Alvia que
va a Segovia es el que termina en Madrid. Ya lo he cogido mil veces, cada vez
que voy -o iba- a la capital; la última vez, antes de la pandemia…
“El taxi 224 realizará su
recogida…”. Hasta RENFE me informa vía correo electrónico: “RENFE informa…”.
En la sala de espera, han quitado los asientos laterales. No pienso estar en la cola, de pie, 25 minutos, así que voy a los del fondo, a sentarme.
Una señora se deja la maleta tras
enseñar el billete.
-
¡Señora…! Que se deja la maleta…
En mi vagón, el 4, la señora
de delante lleva los “pollos” del wásap puestos y, cada vez que da a una tecla,
se oye el tap-tap-tap. ¿No podría silenciarlo o bajar el volumen…? Oigo más gente
que va lo mismo. ¿Es que nadie se da cuenta…? “Ponte en modo zen”, “A 33
revoluciones…”. Por el contrario, una
pareja mayor, a mi izquierda, hace autodefinidos en silencio. ¡Bravo por ellos!
Se pasan la revista y, alternativamente, cada uno hace el suyo.
Salimos o´clock a las 7.05
h. De noche. 15 º C. Destino: Madrid y Alicante.
Mientras se hace de día, voy
mirando en mi Guía los lugares sucesivos donde puedo quedarme a dormir (este
año, de nuevo, hoteles). Hoteles, veo pocos, salvo que hayan construido alguno
nuevo desde que se publicó en… ( no se
sabe cuándo; solo pone “tercera edición”. Más tarde, concluiré que es 2016
porque habla de últimos acontecimientos en ese año).
A las 8 h, aún se ve todo
negro. Voy a la cafetería a tomarme un colacao y un sándwich de jamón y queso (y al baño): 6´30 euros.
A las 8 y 20, en Reinosa, le
cuesta amanecer. Hay niebla baja y el paisaje está mojado.
En mi vagón vamos 9 personas
(de 36 plazas), la cuarta parte de su ocupación. El termómetro ha bajado a 10 grados.
Después de Aguilar, empiezan
a verse retales de azul en el cielo. Comienza a dolerme la oreja izquierda, de
la mascarilla.
Si el tren llega a las 11.38
h a Madrid, creo recordar que una hora antes llegaba a Valladolid y, poco
después, a Segovia (Guiomar). 10.46 h. Aún me queda como hora y media. Bufff. Y
se me ha olvidado el abanico…
En el reposacabezas,
publicidad del International Cheese Festival en Oviedo, del 3 al 6 de
noviembre. El sol sale ya en ¿Mave…? Los girasoles están secos, con sus cabezas inclinadas hacia el suelo.
Me duelen los muslos por
detrás y la trocanteritis de la cadera izquierda.
A las 9.25 h, en Monzón de
Campos. A las 9.30 h, en Palencia. Uno de los pasajeros se ha bajado como un poseso a dar unas cuantas caladas a su
cigarrillo. Como se sube bastante gente…
-
¿Qué tal, nene…? ¡Qué pronto te has
levantado…! Una señora mayor a su ¿nieto, marido…? por el móvil. ¡Viva la
intimidad! A voz en grito por todo el vagón.
-
Voy a mear -le dice el señor a su señora, a
mi izquierda.
El cielo parece un muro de
nubes. Me pesa el chaleco sobre el cuello (tantas cosas metidas en los
bolsillos…). Volvemos a quedarnos parados – como siempre- frente a Inmepa
Náutica. ¿Es que nunca acaban de arreglar la línea…? Un humo negro -como ala de
cuervo- sale de una chimenea mientras, detrás, giran las palas de los
aerogeneradores.
La señora de delante llama
por teléfono a su amiga, en otro vagón: “Cuando quieras, vamos a tomar un
café…”.
-
Se ha puesto el tren a tope -le dice al venir a buscarla.
El cielo se ennegrece por
momentos. Espero que no me jarree en
Segovia… ¡Vamos a toda flecha! 227 km/h.
A las 10 h estamos en
Valladolid: lo sé por el cementerio inmenso a la entrada.
Los paisanos a mi lado
también se bajan en Segovia. Les pregunto por buses al centro: el 11 (al
acueducto) y el 12 (a la estación de autobuses) -me dicen. “Pero un taxi sale
casi mejor. Por seis euros…”.
Tengo para dos horas y media
en Segovia, hasta las 13.26 horas.
-
¡Tira!- le dice una mujer, que sube al tren en Valladolid, a su marido.
-
Pero, ¿qué número…?- le pregunta él,
contrito.
Son gente mayor. Y traen
unos maletones… Hay una señora que parece que es la líder y dirige a unos y a otros.
-
A ver, joven, ¿me puede ayudar a colocar la
maleta…? (En la rejilla, con el peligro de desriñonarse, aunque sea joven...). “Es
que mi marido lleva marcapasos y no puede coger pesos…”. Van a Alicante. “Ya
buscaré a alguien cuando lleguemos allí…” (para bajar el sarcófago…).
Los móviles empiezan a sonar
con volumen para sordos absolutos. También se escuchan vídeos pasados de
decibelios.
A las 10.30 h volvemos a
pararnos. ¿Qué pasa ahora…?
-
Esta gente de la Renfe…Aquí es la bifurcación
a Zamora, pero hay doble vía…
-
Habrá un cruce…- dice el del carrito de las chuches a la pregunta de la lideresa: “¿Es que hay alguna obra…?”.
Una
nube pasa tan rápido que parece que la liebre que veo pierde las orejas y el
rabo. O quizá somos nosotros, que vamos a 247 km/h… Me está entrando un
sopooor…Pero ahora no me puedo dormir. Solo me faltaba irme a Alicante…
Primer trasbordo: Segovia
¡Es estupendo! Por el retraso del tren hemos
perdido el bus de las 11 h al centro y ya no tenemos uno hasta las 11.50 h o
las 12.25 h. Y tampoco hay taxis en la parada…
El
anuncio del radiotaxi dice que, en días laborables, cuesta 8 euros llegar al
acueducto. El señor de Segovia llama dos taxis, uno para ellos, que van en
sentido contrario, y otro para el resto: una chica de Madrid, una madre y una hija (la madre vive en Toro y la hija
estudia en Valladolid), y yo. Tras dejar
a medio camino a la de Madrid, el taxista nos recomienda subir hasta el Alcázar
para bajar luego, andando, hacia el
acueducto.
Allí arriba nos separamos. Las chovas revolotean sobre los ailantos. Hace fresco…, pero
¡qué sano el aire!... Los chopos aún están verdes, y rumorosos con el viento.
En
el jardín de Mauricio Frankes huele raro: dos coches de “control de plagas”
están parados a la entrada. Hay poca gente por las calles: algún turista
despistado. La mayoría se acumula en los puntos clave: el Alcázar o el
acueducto.
Me
fijo en las tejas puestas al revés (nos ha hecho caer en ello el taxista) en la
plaza de San Esteban, junto a la iglesia (que me recuerda a la de Tahull).
Iba
a ir hacia el acueducto y la catedral, pero me llama la casa-museo de Antonio
Machado. Llego por la parte contraria a por donde llegué la primera vez que la
vi: no podían haberle puesto más carteles y más colorinchi…
Las placas de Santa Teresa de Jesús se intercalan con otras alusivas al lugar concreto.
En
la confitería El Alcázar, todo amabilidad (ironía), compro un mojicón (2
euros), que es como una magdalena, con la consistencia y el sabor de un bizcocho
de soletilla. Luego, me siento a tomar unos “aperitivos” en La fonda ilustrada (con unas croquetas
de chorizo picante maravillosas).
Llego
al acueducto por la calle Real (calle Isabel la Católica), peatonal. 16´5
grados (al sol) a las 12.50 horas. Antes, paso por Cafés la Colonial plaza: creo que es donde tomé una ensalada de pasta
fría deliciosa hace años, pero el lugar se llamaba de otro modo.
Hacia el segundo trasbordo
“Vía
3… El que va a Lugo…”.
¡Madre
mía! Casi ha sido “salvada por la campana”… He llegado, en taxi, a “y cuarto”
(el tren era a las 13.26 h); me han hecho desnudarme casi entera (para
pasar todo por los rayos X) y tenía que andar tanto como en la T4 de Barajas...
A
las 16.45 h tiene la llegada a Ourense y, a las 17.05 h, el tercer (y último)
trasbordo: Ourense-Santiago.
Me
han dado otras dos servilletas de olor
tras leerme el billete. Dentro de
poco, esto va a parecerse al chiste de “los jaboncillos” (en los hoteles). Me
quedan más de tres horas de tren…Al menos, voy sin “pareja”…
Pasamos
por la estación de Medina del Campo AV, tan desnuda y en mitad de la nada como
Segovia-Guiomar. Todo el rato hay nubes amenazadoras, más o menos altas.
-
“Medina del Campo AV” [Alta Velocidad] -dicen
por los altavoces.
¿Pues
cuál era la de antes…? -me pregunto yo.
Me encantan los colores del campo:
amarillos, ocres verdes…
Sanabria
AV a las 14.50 h. Otra estación en mitad de la nada, inhóspita…
Sobre
las 15 h, de nuevo a paso de mosca.
Así no voy a llegar nunca…Hay un aceporramiento
general en el vagón: después de comer… La pequeña bebé y yo nos dormimos a
ratos: abrimos y cerramos los ojos, vencidas por el cansancio y el aburrimiento
de un viaje tan largo. Antes, nos hemos sonreído. A ratos, pone caras o mueve
la cabeza de un lado a otro -como si soñara. Me quedo mirándola, hechizada…
Tercer, y último, trasbordo
Es
el tren de los asientos de tabla…
Uno
que estaba viendo la película Mulan
se ha quedado sin ver el final al mudarnos de tren (el anterior iba a Lugo): se
lo está contando a alguien por el móvil.
¡Ya
empezamos…! Vamos para atrás. Y los asientos no son reversibles… Como alguien
se maree…
¡Los
plumeros han llegado a Santiago…!
En el hotel San Jacobo
Desayuno
a partir de las 7.30 h, y puedo cenar cuando quiera, hasta las 23 h. “Cocina
continua” – dice el anuncio (Eso es entender el negocio…).
Creo
que, el año pasado, tuve la misma habitación, la 101, que da a un lateral (yo
lo prefiero). Es un día ventoso, pero donde no pega el viento el sol calienta a
las 18.25 h. Algunos árboles empiezan
a otoñar.
En
mi paseo de tarde llego al santuario de San Lázaro y decido ir un poco más allá,
hasta el parque. Si aquí sopla, no quiero pensar el vendaval que habrá en el
monte del Gozo…
Volviendo,
por detrás del santuario, hay un caminillo
de adoquines. Dos maris me dicen que
va al monte do Gozo. Y, ¿por qué no me
mandaron por aquí el año pasado en vez de por la carretera…? Ah, vale…
Enseguida se acaba en una rotonda junto a la Avenida de Fernando Novoa. Además
de paseantes, también vienen bicis y lo hace todo tipo de gente: jóvenes y
viejos. Regreso cojeando y con las caderas al
jerez. Ahora, ¡a cenar! Son las 19 h.
Pido
caldo gallego (3´60 euros) y croquetas de carne caseras (4´20 euros) y un
corto de cerveza en el restaurante La
Finca del propio hotel. Me encanta el mantelito de papel que me ponen: lo fotografío
y les digo si puedo llevármelo…
A las 20 h, con el sol ya muy bajo, me subo a la habitación: quiero ver las noticias (y ducharme, y hacer la colada…).
Día 1: miércoles, 22 de septiembre de 2021. Empieza la aventura
Negreira
“Ningún peregrino termina en Santiago…el camino continúa. Sigue hacia el oeste: Finisterre” (Anne Carson).
Anoche, sobre las 4 h, empezó a aullar el perro que ladraba al
atardecer. Menos mal que se calló pronto…
Durante el desayuno, leo en La voz de Galicia: “El otoño que comienza
hoy se prevé que sea cálido y seco”, “La [isla de la] Palma ya es zona catastrófica.
La lava engulle todo a su paso”, “[La exposición] Próxima parada rinde homenaje a las peregrinas. 12 esculturas en
madera policromada, obra del artista Álvaro de la Vega, en establecimientos del
casco histórico de Santiago, regentados por mujeres”; “El Museo de las Peregrinaciones
analiza la unión del Camino y la novela histórica”.
En El Correo Gallego: “Canarias podría acogerse a fondos de la UE al
superar los daños los 400 millones de euros”, “Santiago nota la falta de mano
de obra [en la construcción]. No hay especialistas y no pueden hacer frente a
los nuevos contratos ni presentarse a licitaciones de entes públicos”.
Lo de que el autobús 6 pasa
cada 20 minutos debe ser un mito…Llevo desde las 8.15 h, y son casi “y media”,
y nada… Nos hemos acumulado en la parada un montón de estudiantes, no sé si con
bus propio o “de línea”…
Es bus escolar (IES de Sar).
Me estoy quedando chupito.
“La parada más cercana a
Obradoiro es San Roque”- me dice la conductora del 6, que pasa a las 8.35 h
pasadas. Va como una flecha y yo voy
agarrada con manos y pies, como si tuviera ventosas. Es una kamikaze. Me da un vértigo…No tengo ni
idea de por dónde venimos: tantas vueltas y reviravueltas.
Nada más apearme, compro en
la panadería Pan de Amboa una porción
de empanada y un bollito de pan para mi queso de Idiazabal. ¡Ya estoy
pertrechada para el día…!
En la catedral, han quitado los
andamios: solo quedan unos poquitos en el lado de la derecha.
Siguiendo hacia abajo el
hotel Los Reyes Católicos, te encuentras la Rúa das Hortas: esa es la salida.
Comienzo mi Camino de este año pasadas las 9 h.
La rúa consta de dos aceras
de ¿granito? y una zona central de lajas de pizarra puestas de canto. Todas las
casas tienen una vieira en el dintel, grabada en piedra, bajo el número de la
calle.
Cuando iba a mirar si la rúa era la que decía mi Guía, una peregrina
extranjera, que va siguiendo el Camino por el móvil, me indica la
flecha amarilla en el suelo. Pero la calle no es Poza do Bar… sino Rúa do
Cruceiro do Gaio. Un trecho más allá, sí…
Veo huellas de botas
incrustadas en la acera. ¿Serán estas huellas el nuevo símbolo…? Pero no son
“marcos de piedra”, que decía mi Guía…
El hotel San Lorenzo está en
Poza do Bar, buen sitio para quedarse también, a las afueras, si vas a
Finisterre. A continuación, la Rúa de San Lourenzo y, al final, la carballeira y el km 0 de la
DP-7801, con un monolito del Camino (el primero del día. Indica 89´586 km a Finisterre
y 86´482 km a Muxia). Son las 10 h.
Cojo por la Rúa de Carballeira de San Lorenzo. ¡Tenía que haberme traído el espray! Las flechas casi no se ven… La carballeira o bosquete de robles (cajigas) es precioso, con una fuente de piedra y musgo en el centro. Me estoy haciendo pis (pasadas ya mis dos horas rigor), pero esto es aún demasiado urbano…
Km 89´480. Costa do Cano,
indica la flecha y el azulejo. Es una pista de cemento, con un gran muro -como
una muralla- a tu izquierda. El maíz ya se va secando y, con el viento, cruje.
Los anuncios siguen siendo de lo más ingenioso: “Sigue o sol. Follow the sun.
Albergue do sol e da lua…Fisterra”…
Cruzo un puente de piedra
sobre un río y me mandan a la izquierda. Las flechas sobre la madera apenas se
ven. Y eso que es Año Xacobeo… Es una zona de antiguos molinos de río y
curtidurías, hoy abandonadas y cubiertas por la vegetación.
Por fin, en el kilómetro
88´96, encuentro un baño natural…Pongo
en el hito una piedrita por todos, vivos y muertos. Son las 10.40 h. Aún no he
llegado a Sarela da Baixo.
Por una viga de piedra cruzo un regato y empieza una subida por una pista
entre eucaliptos y robles. Solo se oye el murmullo del viento, cantos de
pájaros y, sordo, el sonido de la carretera en algún lugar.
En la pista aterriza mi
primer petirrojo: es esquivo y no me da tiempo a fotografiarlo.
En un recodo, una tienda de
campaña mugrienta, y una petición: dejo todo el dinero que llevo suelto. El
suelo está lleno de bellotas y de hojas secas de eucalipto.
Km 88´748. Son las 11
h. ¿Y esas casas tan altas espantosas…? Las indicaciones me
muestran el monte Vidán de frente. Mirando atrás, la última visión de
las torres de Santiago (Estoy en Sarela da Baixo).
La pista sale a una
carretera de asfalto. Junto a las casas espantosas, han puesto dos bancos que
miran a Santiago. En el punto de fuga hacia la catedral, matas de anises y
árboles. Me siento a dar buena cuenta
del trozo de empanada (la porción es bien generosa, así que me como la mitad).
Un cartel muestra todas las rutas que puedes hacer a los distintos montes. La
5, por ejemplo, entre el monte de Vidán y el monte de Conxo, tiene una distancia de 4´68 km
y un tiempo estimado de 1h 34 minutos (será para otros, jajaja…).
Aprovecho para beber agua y
echarme más crema para el sol. También me pongo mi gorro peregrino porque creo
que entre el aire y el sol hoy me voy a torrar.
A las 11.30 h estoy bajando
por la carretera. Enseguida me mandan hacia la derecha, como hacia la subida
del monte de Conxo. Oh, Dios mío…
Km 88´153.
Km 88´006.
Estoy en el km 0´5 del monte
de Conxo.
Km 87´738.
Km 87´630.
Km 87´591. Alguien se está forrando con los monolitos…
Aún quedan mariposas a pesar de lo avanzado de septiembre…
Km 87´297.
Km 87´258.
Tres miembros de una Sociedad Micológica se fotografían junto a una seta gigante en un eucalipto.
Km 87´168. Ahora…, ¡a bajar!...
Km 87´059.
Km 86´928 (fin de la pista).
Km 86´877 (en la carretera).
Km 86´795.
No sé dónde estoy: no veo
ningún cartel ni a quien preguntar.
Km 86´757.
Ya tengo la pantorrilla
izquierda un poco forzada, el dedo gordo del pie derecho, machacado con las
bajadas, y la trocanteritis, “al bies”.
También me duelen los hombros...
Anuncio del albergue Tequerón,
en Cee. “Habitaciones privadas”. Eso es ¿individuales…?
¡Qué bien! El primer
quitamiedos. Voy a sentarme un rato. Unos paisanos me dicen que ando cerca del
pueblo de Carballal. A un kilómetro o así. Entonces habría andado 4´66 km.
Km 86´562.
Km 86´455.
Km 86´390.
Mientras sea por carretera,
sigo, pero en cuanto tenga que adentrarme por una pista, llamo a un taxi. No
puedo más…
Los membrillos ya están a
punto…En los chalés y mansiones (Revoltiña
52) de dondequiera que esté, hay
operarios trabajando en los jardines o en los techados.
Km 85´935.
Parada de bus y hórreo largo. Estoy en Carballal. Km 85´755.
En una de esas casas
grandiosas se ha instalado una vidriera de colores como las de las catedrales.
Km 85´612. Erizos de castañas en las cunetas. Ya es
tiempo…
Km 85´431. Corto mi primera
hiedra, que se va a comer el monolito.
En un casoplón, un anuncio. Se ofrecen higos “eco” a cambio de la
voluntad, “alguna moneda en el buzón…”. Un poco xurres, ¿no…?
Km 85´110 Empieza la pista. ¡Hasta aquí hemos llegado…! Voy a llamar a
un taxi…Entre
las 9 de la mañana y las 13 horas, he hecho unos 5 kilómetros, algo más de 1
km/h. ¡De récord!
El taxista, un chico joven,
que viene desde Santiago, me dice que el trayecto hasta Negreira puede salir por
unos 35 euros; pero, al final, solo me cobra 22. Le doy dos más por su
amabilidad.
En el hostal La Mezquita, en pleno centro, el menú
(12 euros) solo puede tomarse en el comedor, dentro; afuera, solo dan raciones
o bocadillos. Me decido por el menú y pido ensalada mixta, merluza y un yogur
de postre, con una caña.
La ensalada está deliciosa,
bien aliñada y con un tomate de escándalo, uno con un filito negro que no había
visto antes: “Son tomates de las huertas de aquí” -me dice Carmen, la dueña.
En la mesa de al lado, comen
unas abuelitas que vienen con una chica de compañía; deben ser habituales, por
la confianza. En otra mesa, dos señoras de mediana edad, con buena pinta.
La única pega es que todos
los olores de la cocina terminan en el comedor (llego a la habitación oliendo a
pescado frito)…La merluza a la plancha con cachelos está deliciosa igualmente.
Cuando termino, voy a felicitar a la cocinera, una señora mayor que, los 80, ya
no los cumple.
Luego, mientras veo el
telediario en la habitación, hago la colada: la ropa interior y la camisa de
algodón del día anterior. Los mandos de los grifos del lavabo están muy duros y
cuesta cerrarlos completamente (pierden); la cisterna también pierde agua (he
de decírselo a Carmen)
Tengo una cama de matrimonio
para mí solita. Cojo una manta y me tapo para descansar hasta mi paseo de tarde.
Nada más salir del hostal
(Negreira tiene unos dos mil habitantes), ¡otro kilómetro cero de la DP-5601! en
la Rúa de Cachurra, frente a mi hostal-albergue (Es una buena idea: una parte
de hostal, arriba, en el tercer piso, y otra de albergue, el albergue privado El Carmen: dos en uno y cada cual elige
la opción que más se ajusta a sus necesidades…). A su derecha, el Banco
Santander en un edificio bastante bonito.
Decido coger la bajada de
adoquines en dirección al albergue municipal y a Santiago. La gente está aún de
sobremesa al sol.
Algunas casas son bastante
bonitas: la botica tiene ventanas de iglesia y hay balcones surrealistas. ¿Qué será el edificio dentado con una casa que recuerda un
parador…? “Es un pazo…”- me dice un peregrino que me vio por la mañana mirando
las torres de Santiago (el pazo do Cotón, leo en mi Guía).
Paso ante la capilla del Carmen y San Mauro, de camino hacia el puente,
380 metros de calle adoquinada. Veo la Ruta de los tres pazos y la flecha
amarilla y la vieira junto al café-bar Porto,
mi continuación para el día siguiente.
El grupo de hombres que ha
salido del Porto,se sienta en el café-bar
Ríos, en la avenida de Manuel Negreira
(de bar en bar, y tiro porque me toca…).
Uno joven, a caballo, galopa sobre los adoquines, haciendo notar su presencia.
Antes de subir de nuevo,
cojo a la izquierda por una carretera de cemento, más oscura a los lados y con
bandas horizontales de cuando en cuando. Hay casas de piedra, alguna recién
construida; otra, con una chimenea de 1920…
Cuando se acaba el cemento,
decido seguir por la carretera de alquitrán. A la derecha, una pequeña
intervención en torno a una fuente por la ¿Escola Obradoiro de la comarca de Barcala…?
No sé si alguien lo conocerá, pero es un pequeño lugar lleno de encanto: suelo
de pizarra, un banco de hierro y el arbusto de hojas rojas que se vuelven
verdes [se llama fotinia], tan atractivo: lo declaro “mi pequeño lugar” de este año. Nada que ver
con los edificios de pisos que vi al
entrar en Negreira en taxi por la mañana.
Sobre las 19 h el sol se va
quedando frío y el viento se hace más presente. Negreira tiene varias
farmacias, un Eroski, un Día, un Gadis…Pero creo que su “sabor” está en la
calle adoquinada y en la de cemento, a su derecha.
En el hotel, pido a Carmen
una cuchara para comerme mis yogures Larsa (me fascina la cantidad de sabores
que tienen y que los puedes comprar de uno en uno…) en mi rincón favorito, con
el caer de la tarde. Me siento en el último rayito de sol, frente al pazo (el “palacete”
-que me decía un lugareño), oyendo la fuente a mi espalda (en la plaza de Ferreiro).
¿Se puede pedir más…? Un poco antes de las 20 h, me recojo: fin de día.
Ya en la habitación… ¿Pero
aquí es que nadie sintoniza las cadenas…? La 1 en la 1, La 2 en la 2…La Sexta,
por ejemplo, está en el canal 32…384 casas destruidas ya en la isla de La Palma…
Echo en falta otra almohada
y un cojín para poner debajo de las corvas. En el hotel de ayer no había toalla
para los pies: puse en el suelo la toalla de las manos… No me puedo dormir
porque me duelen las pantorrillas y la rodilla derecha; así que me tomo un
paracetamol y me embadurno de flogoprofén…
Día
2: jueves, 23 de septiembre de 2021
A
Picota
“El mundo se revela a quienes caminan a pie” (Werner Herzog).
Salgo, pasadas las 8 h, con
16 grados y 3 palitos de viento: eso
es mucho. Despejado y la luna casi llena.
He desayunado un té y una
tostada con mantequilla y mermelada; con el aquarius para mi termo, 4´90 euros.
16 grados debe de ser el
tope hoy; en la farmacia, veo 12 grados: me cuadra más…Me he puesto mi pañuelo
para taparme los oídos.
Dejo la plaza de Ferreiro
tranquila, hermosa, con el sonido relajante de su fuente. En la muralla
almenada, hasta tienen un autoservicio de vending
¡24 horas…!
A la salida, tras cruzar el
puente sobre el río Barcala, un cartel anuncia: “Bonita variante alternativa al
Camino de Fisterra-Muxia”. Negrira-Zas,
por el camino oficial, 2´7 km, 35 minutos. Por la variante alternativa (¿paseo
fluvial por el río Barcala…?), 3´24 km, 50 minutos. En la primera, subes; en la
segunda, bajas.
Me adentro un poco por la
senda fluvial. El río casi está parado. De haberlo sabido ayer, podía haberlo incluido en mi paseo de tarde…
Me vuelvo al oficial. Un
paisano con perro que me ve ante el cartel, me aconseja hacer este: “Al final
hay una subida muy dura y, como no es el oficial, puedes perderte…”.
Primer hito: km 69´094. El
albergue (municipal) de peregrinos está a 300 metros. ¡Otro km 0…! No sé
cuántos he visto ya…
Paso ante el casal de
Fabeiro, de 1884, con una fuente de piedra y la última rosa del otoño…muy
Rosalía de Castro…, con una puerta de madera que parece medieval.
Vilaserío 10 km -indica un cartel. Aquí pensaba que llegaría,
andando, la del hotel Casa Jurjo.
¡Qué más quisiera yo…!
Km 68´860.
Voy subiendo en dirección… a
la luna, sobre unos eucaliptos. Dejo atrás una iglesia de piedra y su
cementerio.
En el km 68´730, el cruceiro
del que hablaba mi Guía…con unos cubos de basura delante, ¡cómo no…!, y un
poste de la luz de cemento. ¡La estética…!, ¡la estética…! Enfrente, la iglesia
parroquial de San Julián de Negreira, de 1954.
Km 68´708. Saco la última
foto del pueblo de Negreira desde la iglesia de San Julián. San Julián es una
aldea con unas pocas casas, muchas derruidas: una aldea deshabitada y en venta.
A las 9 y 25 sale el viento.
Mi petirrojo está en un cable de la luz.
“Camiño de Fisterra” -señala
una columna de piedra, a la salida. Luego, una pista con algo de alquitrán.
La Fonte do Corpachón está seca…
Km 68´317. Empieza una pista
entre el bosque: vamos paralelos por encima de una carretera. El suelo está
cubierto de hojas secas. Pero los pedruscos te destrozan los pies. De repente,
agujas de pino. Pero, ¿no iba entre robles y eucaliptos…?
A las 10 h estoy en Zas.
¡Vaya nombre! Parece una onomatopeya de cómic…
Km 67`271. En unas dos horas
he andado… ¿solo 1´8 kilómetrooos…? En mi Guía dice que Zas está a 3´24 km de
Negreira… ¡No puede ser! (frase de mi padre ante cualquier afirmación…).
Voy por la carretera, en
cuyo lado izquierdo han pintado una franja… ¿para peatones…?
Km 67´140. Paro a quitarme
el forro polar. Estoy asada…¡Podían
haber puesto los mojones a la izquierda!
Todo el rato tengo que cruzarme, a ver los kilómetros. Estos de
carreteras…Se nota que no han hecho el camino en plan peonil…
Km 66´944. Cobas, a la
derecha, y Gonte, a la izquierda. Al menos estoy en el kilómetro 2 de la
carretera verde (DP-5603). ¡Ya estaba harta de estar siempre en el kilómetro
cero…!
Km 66´665. En el kilómetro
66´559, salimos de la carretera para tirar a la derecha. En una señal, una
pregunta, en italiano: “Ma a Vicenza mangiano davvero Gatti?”. Y un código QR
para “tu transporte en el Camino”, junto
a un número de móvil. La señal está un poco tapada por un pino, pero no
alcanzo para podarlo con mi podadera…
Los peregrinos me adelantan
por goteos: personas solas, en parejas o tríos. En un poste de la luz, un
cartel plastificado descolorido: “Trasportes Judith. Maleta Etapa: 3 €.
Descuento para grupos”. No sé si aún seguirá en activo…En otro, “Casa Loncho,
en Olveiroa. Pensión y albergue hórreo. Con restaurante y menú peregrino todo
el día”. Y uno más: “Casa Vella.
Albergue. A 7 km. Con espacios para 1.2, 3, 4, 6 y 8 personas. En Vilaserío”.
Seis operarios enlucen la
fachada de una casa. A este paso y, tanta gente, no tardarán nada...
Y, ¡de nuevo al bosque! En
el km 66´134. Son las 11 h. Es un camino de gravilla muy bonito, como de 1´5 m
de anchura, delimitado por una pared baja de piedra, tapizada con musgo,
helechos y ombligos de Venus.
Km 65´967. Aprovechando que
el camino es llano -y que tengo un poco de gusa-,
me voy comiendo unas almendras y avellanas mientras ando.
Km 65´712.
Km 65´453.
Km 65´311. Llego a sitio
habitado. Unas vacas cornilargas están plácidamente tumbadas, pastando o
rascándose la testuz en un árbol. . El toro va dando lametones a todas, pero…
no están por la labor… Huele delicioso a leña quemada (de eucalipto).
-
Es que tiene alcohol -me dice el paisano que
está quemando. Esto ya es el Camiño Real. Luego viene Rapote…
Otra peregrina, que sigue el
Camino por el móvil, pregunta al mismo señor.
Debe de estar de lo más entretenido, o aburrido, contestando preguntas y
preguntas…
Km 64´780.
Km 64´713. El suelo es un
poco arenoso y agradable de pisar. Corto mis primeras zarzas del día. El viento
está rumoroso.
Km 64`428. Empieza una
subida. Veo una diminuta culebra, víbora o lo que sea. La cola es parda y, la
cabeza, negra. Sale huyendo hacia la cuneta.
Tengo ya las piernas muy
cansadas. El próximo tramo de carretera al que llegue, llamo al taxi. Son las
12 h y llevo andando desde las 8 h…
Km 64´293. Alguien va
dejando pedazos de hortensia sobre los hitos.
En el kilómetro 64´122,
cruzo una carretera de alquitrán, pero no sé si es una carretera d montaña o
muy desconocida para que llegue el taxi…Aunque pasan furgonetas y coches con remolque… Calculo que he
debido llegar a San Martiño o así, 4´972 kilómetros.
Me geolocalizo (estoy en la carretera a Portocamiño y Vilaserío) y
llamo al taxista recomendado en el hostal La Mezquita. Él no puede, pero me
pone en contacto con otro. Le pregunto cuánto puede salir y si puedo pagar con
tarjeta. “35 euros”, me dice.
En el taxi de Francisco,
pasamos Piaxe y veo el kilómetro 11. Para la siguiente estancia me recomienda
Corcubión (dudo entre reservar en esta,
Cee u Olveiroa). Me dice que la máquina de las tarjetas está mal o que
no la tiene y que he de pagar en metálico, pero que hay bancos en A Picota…
Cuando llego a las 13 h al hotel Casa Jurjo, aún no está hecha la
habitación. Me dicen que si puedo volver hacia las 14 h en que también empiezan
a servir comidas. Así que dejo la mochila y los bastones en recepción, y me voy
a explorar…
El sitio, a primera vista,
no es muy bonito: casas a medio terminar a un lado y a otro de la carretera,
viento…La pastelería Ana, cerrada (se
alquila); la cervecería O Verxel, al
final del pueblo, también cerrada…Pero en la panadería Jurjo compro una rebanada de
pan de maíz con pasas (la empanada va por encargo), que es como comer
bizcocho. ¡Qué maravilla!...
En los montes,
aerogeneradores. 19 grados (al sol) a las 13.30 h. En el pueblo, hay clínica
dental, colegio, centro de salud, farmacia,
Ayuntamiento, Casa de Cultura y hasta un Ximnasio, Atlantis. Clínica de podología, peluquería, carnicería, tienda de
fotos, pizzería, óptica, y una ABOGADA (así se anuncia, junto a su nombre, en
minúsculas). Ferretería, supermercado, florista y…¡piscina municipal! Acabo de
verlo. Además, en vez de pasos de cebra tienen pasos ...de vaca...
A Picota (capital del
concello de Mazaricos, a 3´5 km del Camino) está en el Km 17 de la DP-3404.
Mañana, que el taxi me deje en Lago (¿?), el lugar más cercano al Camino en que
se puede llegar en taxi -según mi Guía. En ella, dice que del hotel van a
buscar a los peregrinos al Camino y los vuelven a dejar en el mismo sitio al
día siguiente (a una distancia prudencial, claro…no como yo, que vengo desde el
kilómetro 6 de una etapa de 33 km…).
Sobre las 14 h me siento en el interior y pido el menú (15 euros. Espero que, por ese precio, todo sea delicioso…). Escojo lentejas y lenguado, con una caña. Y flan. En Casa Jurjo también son sucursal de lotería y tienen todos los premios entregados, enmarcados.
La caña es un caldero… Las lentejas no sé si son comida-resumen, que decíamos en el
Colegio Mayor: aquí le echan guisantes, judía verde, trozos de carne, salchicha, bacon… ¿Lentejas
amenestradas o menestra alentejada…? Es como si hubieran juntado un tarro de lentejas con otro de menestra…La
comida es totalmente olvidable… Estarán desde 1893, pero se tienen que
actualizar: la fama no dura para siempre si no se renueva…
En la habitación, faltan
detalles: el más importante, no hay papel higiénico. Una de las dos persianas
tiene la cinta rota y, en el baño, no hay donde colgar nada (tampoco hay barra
para salir de la bañera y me dejo el dedo al apretar el pirindolo de la cisterna: no hay tecla…).
En las noticias, escucho que
[en la isla de La Palma] no se puede construir sobre las coladas (la lava del volcán solidificada) y que los
terrenos no serán fértiles hasta dentro de muchos años (por las lavas duras y
coriáceas). Si la isla crece, la nueva superficie será de titularidad pública.
En el tiempo, para mañana, viernes, dan huevo
frito con lluvias y viento.
Mi
paseo de tarde
Sobre las 18.30 h salgo a
recorrer lo que me quedó por la mañana. El parque infantil está lleno de niños
(deben ser todos los que hay en el pueblo... 350 habitantes). La piscina
municipal es solo de verano. ¡Lástima!.
En el hotel me han recomendado el paseo hasta la iglesia. Bajo una pendiente hacia el río y pego la hebra con una pareja de la zona, que emigró a Suiza, y ha venido después de dos años, por el covid… Me dicen que la piscina está aquí, tan a desmano, porque coge el agua del río. ¡Acabáramos…! Me animan encarecidamente a probar el bizcocho de Casa Jurjo para desayunar.
Ya han recogido el maíz y el
suelo está lleno de tallos cortados. En las colinas, los aerogeneradores como
soldados y, en el tejado de la iglesia, los estorninos chasquean la lengua.
Está cerrada con llave la puerta del cerramiento y no se puede pasar. El hórreo
de piedra enfrente, de piedra seca, es maravilloso.
A las 19 h, los cuervos
regresan a sus dormideros. Yo, también…
En las noticias de la noche:
327.000 personas rechazan la vacuna en España. En Reino Unidos, son 5 millones
los que se niegan…
Día
3: viernes, 24 de septiembre de 2021
Corcubión
“En el Camino puedes pensar con vistas hacia el
futuro, puedes pensar recordando el pasado, puedes hacer una lista para
recordar contarles a los que están en casa” (Anne Carson. Tipos de agua. El
Camino de Santiago).
A ver si hoy puedo llegar a
Logoso antes de pedir un taxi…
Me gustaría que hicieran una
Guía donde, en vez de ponerte cada etapa, con sus kilómetros -de 0 a donde
termine-, pusieran los kilómetros de los mojones que te encuentras a la entrada
de cada localidad. Así sería más fácil…O poner, al menos, las dos cosas…
El desayuno (5 euros) es a
partir de las 7.30 h. Aún es de noche. Sin querer, le digo a uno del pueblo que
entre por la puerta lateral (que es la de los alojados; la de la calle estaba cerrada).
-
Que se ha colao…-
le dice la chica mientras le sirve la
parva.
-
Ha sido mi culpa…
Hoy, por lo visto, no abren
a los del pueblo a las 7.30 h. Hay una excursión de grupo en el comedor…, y ya
tiene bastante…
Como decía el paisano
junto a la piscina, el bizcocho es
delicioso: suave, esponjoso, con sabor a limón… Inés me pone un trozo extra
para el camino (a pesar de las deficiencias "estructurales", el trato de ¿Jorge? en la
recepción, e Inés, en el bar, es muy amable).
A las 8.30 h, Patri me deja
con el coche del hotel en A Ponte Olveira, el lugar más cercano a A Picota
donde sigue el Camino (Jorge me explicó que, en mi Guía, la situación de A
Picota estaba equivocada…). Inés me ha dicho que, después de Hospital, todo es
senda, así que ese es el lugar para llamar
a un taxi, como tarde…
El primer hito en A Ponte
Olveira pone 37´723 kilómetros. En el puente sobre el río Xallas, pollo con un camión de Puleva: el paso
es estrecho y los coches han de dar marcha atrás.
Entramos en Dumbría (me suena
a región inglesa o escocesa…). En el mojón han puesto un código QR por
este año jacobeo. Atravieso el puente a
toda flecha: no hay arcén y huele a pis que tira para atrás, No corto ni
las bardas…
Anuncio de O Logoso,
atornillado a un repecho. Los estorninos pían
en los tejados y cables de la luz. Los coches pasan f.....os. Aquí cada uno se
talla el nombre en su casa: Casa Hilario, Casa Dego 1950…Algunas son de lo más ostentosas…
En un poste de la luz, casi despintado, un anuncio de una parada de
taxi en el concello de Umbría.
Km 37´259. Huele a caca de
vaca. ¡Qué de camiones pasan…! Me pongo mi chubasquero naranja para que me
vean…y porque empieza a chispear. Voy
entre maizales aún sin recoger.
Km 37´086. Km 21 DP-3404.
Km 36´890. En algunos campos
el maíz ya está cortado y se oyen en la lejanía las máquinas que los tronzan
(“picadoras”-me dice un camionero a quien pregunto).
Km 36´437. Inés me ha debido
entender mal: yo le decía que me acercaran “al tramo de pista más cercana” a su
hotel, por la carretera; no que tuviera que hacer kilómetros de asfalto…
Km 36´258. El mojón manda
recto en un cruce. A la derecha, señalan el embalse de Fervenza. “Ruta da
fábrica da luz”.
Me quito el chubasquero
porque me estoy cogiendo una sudadaaa…Lo dejo a mano en el portante de la
mochila.
En un poste de la luz,
cartel decolorado: Hospital. 5 km después del albergue de Olveiroa. Albergue O
Casteliño. Al lado de la bifurcación Fisterra-Muxia. Abrimos a las 6 h
–anuncian.
En Olveiroa, antes de llegar
el Km 22 de la DP-3404, nos desvían hacia la izquierda, fuera de la carretera
general. ¡Por fin…!
“Casa Loncho”- anuncia un
cartel. Y, luego, pensión rústica As Pías.
Olveiroa, km 35´954. Son las
9.40 h. Distancia entre A Ponte Olveira (donde he empezado a andar hoy) y
Olveiroa: 1´769 kilómetros -según los hitos… Hubiera sido mejor que me hubieran
dejado en Olveiroa…El pueblecito está muy bien y Casa Loncho tiene buena pinta (entro al baño y me compro…¡otro
botellín de agua!...). As Pías
también parece un sitio majo (de haberlo sabido, me hubiera quedado a dormir en
esta aldea).
Aquí las lajas de piedra
sirven para todo: para suelos o paredes.
3´48 km a Hospital. 1 menos
a Logoso. En el lavadero donde empieza
la corredoira, el mojón señala el km 35´358.
Desde A Picota, a ratos,
coincido con 3 alemanas (la “señora blanca” (con pelo blanco) - me dice una de
ellas-, siempre detrás.
Km 35´162. Empieza a
chispear de nuevo. Acaba de caer una castaña que, si me da, me clava los
pinchos en la cabeza. Va a ser verdad que caen con la humedad y la lluvia…-
como me decía el castañero de La Porticada.
Km 34´988. Hito con ofrenda: castañas y piña (de pino
piñonero).
Km 34´813. Hacia los molinos
de viento.
Km 34´484. Paso debajo de un
aerogenerador y se oye un ruido monótono de las aspas.
Oh, Dios mío…¿me va a tocar
esa subidita…? Me estoy cociendo en mi salsa
(o sea, en mi sudor…).
¡Allá va mi peti (rrojo) entre los tojos!…
Cuatro horas andando
-cualquiera que sea la distancia recorrida-, para mí, es más que suficiente -pienso...
A las 11.30 h cruzo un
puente de piedra (moderno, de bloques de granito) sobre el río Xallas. ¡Cómo me
duelen las plantas de los pies…!
Km 32´915 al salir del
puente.
Km 32´796.
Km 32´574.
He dejado atrás a una pareja
en bici. El chico tuvo que ayudarle con la bici a subir la cuesta (y eso que la
chica la traía andando…). Le digo que yo la hubiera tirado a la cuneta, ¡y ya!,
que es una valiente…
¡Por fin vida humana…! ¡Un
caserío! ¿Será ya Logoso…? Síiiii. Es O Logoso…
Ha salido el sol, y el
viento. ¡Una piedra-elefante! (Para mis “Intervalos”…Lo titularé: “El elefante
(africano) enterró la cabeza en la hierba…”. El pie de foto: “Le encantaba
comer maíz y fabas (gallegos)”).
Son las 12 y 10. Llegaré a
Hospital (a un kilómetro más). En Logoso no hay nada de vidilla: parece una aldea fantasma…Me apunto el teléfono del taxi
del lugar.
Km 31´948 a la salida de O
Logoso. He hecho 5´775 kilómetros hasta el momento.
La pista discurre entre
pinos y eucaliptos. El brezo está en flor y, en la cuneta, veo digital (o
dedalera). Un pájaro diminuto, ¿un chochín…?, me saluda desde una rama. Con el
calorcillo, salen los vapores del pino y el eucalipto: huele muy bien mientras
subo.
Los bastones son una ayuda
insustituible en este último kilómetro: estoy rota. Vuelvo a proyectar mi
sombra hacia adelante porque voy hacia el oeste. Una mariposa Vanessa se para
frente a mí sobre las agujas de los pinos. Me duele todo lo “dolible”…
Veo una hormiga con alas:
mañana va a llover…
Km 31´020. No debería faltar
nada para Hospital… A ver si detrás de ese repechín…Oh,
sí, hay casas…Y una carretera…Es la una menos diez. 4´5 horas andando. ¡Ya está
bien…!
Km 30´696, junto al Centro
de Información al Peregrino (aquí hago la turistada
– me incitan otros peregrinos…-y meto
los pies en las botas de peregrino esculpidas en el suelo).
Km 30´616. Km 27 de la
DP-3404.
Km 30´477.
El café-bar O Casteliño se anuncia como “The last
bar for Cee” ( “el último bar antes de Cee), a 15 kilómetros. Menú especial del
peregrino.
La pista empieza enfrente,
en el kilómetro 30´228.
Desde O Casteliño llamo a un taxi a Corcubión (me hospedaré en Casa da Balea, La casa de la ballena).
Pregunto cuánto puede costar y si puedo pagar con tarjeta. “15 euros… Ummm”.
Todos prefieren pago en metálico (deben pensar que “más vale pájaro en mano…”).
Mientras espero, pido una caña y leo en La Voz de Galicia: “Puigdemont detenido en Cerdeña por orden del
Supremo”…
El taxista que me remitió a un compañero me ha dicho que es un Opel blanco y que tardará 15 minutos (a mí, como si me dice un Aston Martin…Me quedo con lo del color y con que no creo que pare otro taxi en O Castelino, en mitad de la nada, en 15 minutos…).
Mientras tanto, le pido a la
propietaria una tapa de chorizo picante “de la casa”. ¡Qué delicia!... He de
entrar a agradecerle que lo haya compartido conmigo…
Rocío me recibe en La casa de la ballena. Me envía a comer
a San Martín, en el puerto. “Tienen menú”…Pero el camarero
me dice que no tienen: “Pero si me han dicho que sí…”. “Pero sería dentro, y ya
se acabó…”. “¿Y hasta cuándo es la hora…?”. “Dos y media, o tres…”. “Pero si
son las tres menos cuarto…”. “Pero hoy se acabó
a las dos y media…”. No me parece muy ético, pero a esa hora no me apetece buscar otro lugar. Pido una
ensalada tropical de la carta y una caña (10´40 euros).
15, 20, 25 minutos… Mi
ensalada la deben estar fabricando…Han
debido ir a buscar la piña a Kenia… Pregunto a otra camarera y me promete que
la trae enseguida, pidiendo disculpas (el camarero está desaparecido. No sé si
se ha ido a comer…).
La ensalada tropical,
enorme, es verdad que está muy buena, pero el trato de ese camarero (muy amigable
con los habituales o los que piden pulpo o marisco, pero con una peregrina que
pide una ensalada…).
Por
la tarde
Dejo a Rocío planchando y me
voy a la calle ahora que ha escampado, hasta el siguiente chaparrón. Bajo la
calle de mi pensión rústica, “Rafael Juan, benefactor de esta villa”; es una
calle extraña: con buenas casas de piedra y otras abandonadas y solares vacíos.
En un determinado momento se transforma en la Rúa Antonio Porrúa. Al final de
la calle, encuentro mi señal de continuación para el día siguiente: es por la
rúa San Marcos, adornada con banderines por la fiesta de las Mercedes.
Luego, recorro la Avenida de
Constitución hasta un paso de cebra y la
pérgola-mirador sobre la ría, con un monumento al peregrino. Me doy cuenta de
que, en mi paseo por las calles, no he visto ninguna tienda: de nada (solo
establecimientos de hostelería y restauración). “Las tiendas están en Cee…”- me
dirá luego Rocío.
Día
4: sábado, 25 de septiembre
Fisterra,
el fin del mundo
“Deambular por la
naturaleza, por la magia de ese asombro ininterrumpido…” (Pía Pera. Aún no se lo he dicho a mi jardín).
Salgo pasadas las 8.30 h
tras un desayuno pantagruélico (en el interior, porque esta noche ha llovido, y
hace fresco). Rocío me aclara que ella es ahora la dueña, desde hace cinco años
(aunque lleva nueve trabajando en La casa da balea. Yo había elegido el
sitio por la curiosidad de que estaba “atendido por el autor de esta guía” y por
ser un “alojamiento temático”, con las ballenas como hilo conductor). Al
parecer, el autor de mi Guía, “quería seguir solo andando”…
Bajo mi calle, la Rafael
Juan, y su continuación, Antonio Porrúa, hasta la capilla del Pilar (de 1931).
El cielo está oscuro, pero esperemos que aguante…
En la iglesia, me mandan
tirar a la derecha. Tras dejar atrás la calle de las Mercedes, un poste indica:
Fisterra, 14´0 km y Fisterra: 13´8 km. Pero el primer recorrido es para bicigrinos… El camino va entre dos
paredes estrechas: la de la derecha, llena de musgo, parietaria y helechos. Y
ortigas…
Al acabar las lajas grandes,
el camino está tapizado con manzanas caídas. ¡Qué pena!... Cojo una del suelo
para probarla luego.
En un rosal silvestre acaba
de aparecer mi petirrojo, a saludar…
Y, como siempre, me toca
subir… De la lluvia de anoche, hoy rezuma todo. El campo huele a anises y a
regaliz y, al fondo, humea Ferroatlántica (“a fábrica da luz”, que decía un
cartel…).
Primer mojón: Km 13´541.
Km 13´043. Me adelanta la
“niña” pelirroja de ayer: muy joven, extranjera. Nos deseamos “Buen Camino” con
una sonrisa.
Uno de Granada me adelanta a toda flecha con el palo a su espalda:
“Es que llevo menos peso que tú…”- me dice. No se refiere al corporal, porque él también está rechonchudinho, sino a la mochila: la suya, minúscula…
Km 12´714.
Km 12´613. Esta noche se han
caído todas las castañas con la lluvia. Casi que prefiero subir a bajar hoy: el
suelo está resbaloso…
En San Roque (una puerta
metálica con un semicírculo indica el nombre), el camino tira a la derecha por
una pista.
Km 12´507. Anuncio:
“Finisterrae. Hotel rural”.
Km 12´026.
Km 11´879.
Km 11´574.
En el Km 11´486, de nuevo
pista forestal.
Km 11´311. ¿Cee…? ¡No puede
ser!…
Km 11´081. ¿Estorde…?
Son las 10.30 h. En Estorde.
En 2 horas, 2´460 kilómetros (si resto entre los hitos de llegada y de
comienzo). Según mi Guía, son 3´32 kilómetros entre Corcubión y Estorde…
Km 10´958. Por detrás, viene
un grupo gritón talludito… No sé si
será el del escapado de bigote, que
me encontré antes, yendo de avanzadilla como un “Adelantado”…
Km 10´707.
-
¡Venga! ¡Que ya está…! -me dice el que parece
ser el guía…
La playa de Estorde está
solitaria, con una colonia de gaviotas descansando sobre la arena. El pueblo
parece muerto: un sitio de verano y playa,
más que otra cosa.
Fisterra 7- pone un cartel
de carretera. Y una pegatina: Albergue-pensión Cabo da Vila.
Km 10´210. ¡Vaya! Creo que
nos toca carretera…
Km 9´81. ¡Qué bien! Ya en
Sardiñeiro. ¡Voy como una moto…! Son
las 11 y 10.
Km 9´855. Te juegas el tipo al cruzar: un semáforo, o
un paso de cebra, no estaría mal…
El Km 9´855 está repe. ¡Ay!, mis pies…
“Casa tratada por Murprotec.
30 años garantía. 100% eficaz contra la humedad…”. Entramos por la calle de
Palomar. Una casa azul está llena de símbolos jacobeos: la cruz de Santiago y
la vieira; azulejos con Santiago el Mayor predicando en Galicia…Luego, por la
rúa Mestre Barrera.
Km 9´488. Parece que hay una
cortina de agua por el horizonte, en la Praia de Sardiñeiro.
Ahora, por la rúa Nova.
Según mi Guía hay 4´56 km de Corcubión a Sardiñeiro.
Sigo la rúa Fisterra, una
calle de cemento, hasta el número 72 y, cuando se estrecha, para hacerse pista,
decido bajar al centro del pueblo y pedir un taxi. Km 8´572. Fin de ruta por
hoy. Según los hitos, he andado 4´969
kilómetros.
En la panadería Suárez compro un trozo de empanada de
zamburiñas, un canutillo de crema y un pedazo de bizcocho, “del de la casa”
(todo, 6´20 euros): “Es como la tarta de Santiago, pero más abizcochado…”- me
dice el señor. Bica (una delicia que probé el año pasado en A Coruña) no le
queda...
Luego, compro Talco Maja perfumado (para mamá, 7´20 euros)
en una de esas tiendas “de todo” que me encantan La dueña me dice que lo trae
de México, dos cajas, en verano, porque muchas de las mujeres que vienen al
pueblo, los recuerdan de su época joven.
Mientras espero al taxi (8
euros), pido un corto de cerveza (1´20 euros) en Casa Lestón (“cocina casera
desde 1917”). Me ponen una tapa que es un auténtico pincho de tortilla, recién
hecho, calentito. Ummmm. Porque dan de comer a partir de las 13 h…
Tras dejar las cosas en el hostal Rivas (no tenían sitio en mi primera opción, el hotel rústico Prado da Viña y ahí mismo me habían recomendado este…), salgo a inspeccionar el lugar: al final de la calle de mi hotel, de frente: el faro, la iglesia y el cementerio; a la izquierda: el puerto, el centro urbano y el castillo de San Carlos. Dejo el faro de Finisterre para el día siguiente y cojo la Rúa dos Náufragos, a la izquierda, hacia el centro. Paso ante el albergue Finistellae. Y, ya en el puerto, junto al mercado municipal, hay un edificio de ladrillo horroroso, sin terminar. Los coches, por las callejas, es un fluir…Pero, ¿es que aquí todo el mundo va en coche a todos sitios…? Cojo el Paseo de Ribeira y el mar me llama en la playa: voy a mojarme los pies.
Luego, en el puerto, tomo
nota de los cruceros Fisterra y sus horarios (hay uno a las 12.30 h y otro a las 18.45 h, para ver la puesta de
sol. El paseo dura una hora y cuarto y cuesta entre los 12 y los 15 euros).
Junto y frente a la lonja, todos los restaurantes del mundo,
llenos a las 14.30 h.
En la estación de autobuses,
fotografío los horarios para volver de Fisterra a Coruña. Solo van los
autobuses Arriva (la compañía Monbús hace el servicio
Fisterra-Santiago), de infausto recuerdo (Ver Mondoñedo)…Siguen tan bardales como siempre: un horario
escrito a mano y pegado con papel cello
alrededor de una columna… Tengo un bus a
las 8 y 10. Tarda 2 horas y el billete cuesta 9 euros.
Paseo
de tarde
Cuando salgo pasadas las
17.30 h, la niebla baja a toda prisa sobre los montes y, por el este y el
oeste, se acercan nubes negras. Ummmm… Dejo atrás el albergue Mar de fóra y paso ante el hotel
rústico, lleno de holandeses, donde me iba a quedar (estoy encantada en el
hostal Rivas, con su limpieza y la
amabilidad de Ramón y Manuela). Sigo hasta una casa tuneada/customizada y la playa de Mar de Fóra, con un
paseo que baja hasta la playa. Ahí también se ve una puesta de sol espectacular
(no hace falta llegar al cabo Finisterre y su faro, para eso…). Una liebre
gigante en forma de nube se alarga y se estira en el horizonte. Incluso creo
haber visto el rayo verde…
Día
5: domingo, 26 de septiembre de 2021
Fisterra:
el faro del fin del mundo
“Te vuelves adicto al
horizonte” (Anne Carson)
Pasadas las 9 h, tras un
desayuno opíparo y un bocadillo de jamón y queso con tomate, preparado con
parte del desayuno, salgo hacia el faro.
Ha llovido y todo está
mojado, pero espero tener la suerte de ayer. Hay niebla baja en las montañas.
Subo por la Rúa Manuel López Garabal, a continuación de la
calle de mi hostal, muy larga, de entrada y salida del pueblo. Los cuervos
graznan entre la niebla.
Es domingo y todo está dormido.
Solo me han adelantado tres chicos jóvenes (2 chicas y 1 chico), que también
van en dirección al faro.
Nada más salir, me cruzo a
la izquierda para ver la iglesia de Santa María das Areas (de las Arenas), del
siglo XII. Una pareja de urracas me saluda desde una farola. Pero si la iglesia
está a la derecha… ¡¿Quién ha puesto el cartel…?!
Las gaviotas planean sobre
el mar y, delante del parque infantil, una pintada anima a los peregrinos a “no
darse, nunca, por vencidos”, a no abandonar: PILGRIM NEVER GIVE UP. El sol
quiere salir a las 9.30 h.
“La iglesia está abierta”-
informa un cartel pegado en el muro (es la iglesia del Santo Cristo de
Finisterre, "O Cristo da Barba Dourada", el Cristo de la barba
dorada). “Misa de los peregrinos a las 18 h. Con la bendición de los peregrinos
al final de la misa, podéis salir al
faro para ver la puesta de sol”… Será para quienes suben como gacelas los 3
kilómetros -pienso yo para mis entretelas…
El día se ha vuelto a cerrar
y, aunque todavía no llueve, decido ponerme el chubasquero por el viento frío
que sopla de cara. Y para que me vean los coches… También me coloco la braga náutica, para cubrirme los oídos.
En la iglesia, el hito
señala el Km 2´508. Me hago a la idea de que es como ir de Comillas a La Rabia
(claro, que este paseo es casi llano y, al faro, es en cuesta permanente…).
Sube un bus de Arenas Club y
le digo a un peregrino, vestido de oscuro, que vaya por la izquierda para que
le vean bien los coches que suben. En el lado izquierdo se han inventado una especie de arcén: “senda
peonil”- la llaman.
A las 10 h empieza a
molestarme el arco del pie derecho y empiezo a cojear. El camino peonil está a centímetros del barranco
sobre el mar: cuando puedo, y no hay quitamiedos, me salgo por la carretera…
Uno que sube en
autocaravana, me hace con el puño el signo de: ¡Fuerza! A la derecha, en cuesta, una senda de tierra
indica a San Guillermo. Pero…, ¡que vaya otro! Yo, bastante tengo… es en el Km
¿1´827…? No lo veo bien porque el hito está a la derecha y no tengo fuerzas
para saltar el quitamiedos…¡Qué manía de ponerlos en el lado contrario a tu
marcha…!
En la senda peonil, algún
pequeño argayo y los efectos de alguna escorrentía.
Cundo llego a la escultura
donde Santiago lucha contra el viento, intento hacerme un selfi, pero llegan
dos peregrinas italianas y me sacan en su posición. “No te rías…, Pon cara de
esfuerzo”…- me dicen.
Una loca, vestida de footing, sube corriendo por la carretera mientras
baja un bus turístico, con cero visibilidad…
¡Oh, Dios mío…! Y ahora me señalan el cemiterio, hacia abajo. ¿De quiénes…? ¿De los que se despeñan por aquí…?
¡Qué sitio tan feo (por
mucho que mire hacia el mar y huela a pino; por mucho que lo haya diseñado el
arquitecto César Portela y haya recibido premios. Yo no querría estar ahí, en esos búnkeres de hormigón, ni atada)… A las 10.40 h ya no es niebla, sino lluvia lo que moja. No bajo a
ver el resto de los “nichos”...
Km 1´253. Por fin, el hito
en el lado izquierdo. Han debido de atropellar a alguien cruzándose cada vez…
Sube otro autobús, este de
Viveiro. A las 10.50 h me cruzo con alguno de los que subieron y me
adelantaron, que ya bajan. Yo me siento al final del quitamiedos, a terminar
con las avellanas y almendras que me han durado hasta hoy.
Un cartel me señala, a la
derecha, al monte Facho y las pedras
santas (que leo que se mueven con el viento). ¡Otra vez será…!
Km 0´356. Son las 11 y 10.
Llueve, sea la niebla o la lluvia.
Me hago la foto en el Km 000
(en un ambiente fantasmagórico, mientras recuerdo a la peregrina danesa Hanne, con quien coincidí en San Salvador de
Valdediós, en 2014). Luego, voy a tomar un chocolate caliente (2´50 euros) en
la cafetería del hotel O Semaforo de
Fisterra.
Ya restaurada, y porque un chico me dijo que el hito no era el km 000,
sino que estaba detrás del faro, llego al quemadero
(una bota de peregrino -de bronce- señala el lugar donde la gente quema sus
ropas, o sus botas. Yo, ni de coña…)
y a la cruz donde los peregrinos dejan
conchas, calcetines y, desde 2020…, mascarillas… En uno de los lados, está
esculpido Santiago (pero casi nadie se da cuenta porque no rodea la piedra,
solo se saca la foto…).
A las 12 y 20, bajo. A esta
hora, vienen “legiones” (a pesar del día desagradable, sin visibilidad
ninguna…). En el aparcamiento, cuento tres autobuses VIP de Autos Comparado y muchos coches.
El mar está picado y se ven corderitos blancos. ¡A
buenas horas empieza a despejar! Es la una y cuarto…
Me cruzo con un francés madurito super-guapo, que sube (¡Pena!).
Me desea “Buen Caminu”- con ese morrito francés al final.
A las 13.30 h estoy abajo,
donde empecé a las 9 h. Quiero comer algo caliente. En el sitio recomendado
como “donde comen los del pueblo”, no tienen un caldo gallego o unas lentejas.
“Aún no hace frío suficiente”…- me dice el encargado. “Será para ellos... - pienso;
para los que bajamos ateridos del faro”…
Acabo en un sitio alternativo frente a la estación de
autobuses, La frontera, comiendo
un curry vegetal picante (comida vegetariana), bien caliente. Ummm. El brownie de chocolate de postre, casero, también está delicioso (14´30 euros con una
caña).
Jueves, 30 de septiembre. Viaje de
vuelta (con huelga incluida…)
Estoy tan nerviosa que he
venido media hora antes (a las 6 de la mañana). Ayer, a las 2.30 h de la
madrugada, conseguí -por fin- contactar con RENFE y me aseguraron que mi tren (con sus trasbordos,
en Monforte de Lemos y Palencia…) salía (“no está afectado”… [por la huelga])…El
día anterior, a las 21.04 h, Renfe me había informado vía sms de que había
huelga de ferroviarios, con servicios mínimos…Cada vez que llamaba al teléfono:
“En estos momentos, todas nuestras líneas están ocupadas”…Y, en la página web, te
remitían a un PDF de ¡80 páginas!…Incluso saqué un billete de autobús, por si
acaso (el día 1 de octubre teníamos una presentación en Comillas ineludible…).
En la sala de espera, sin
gafas (con la mascarilla, se me empañan…), pensaba que una máquina detrás de
las sillas era un chico sentado en el respaldo, mirando el móvil (es una
máquina de tren con lucecitas: ya tengo alucinaciones…). Alguien ha fumado y,
junto a la pata de mi asiento, hay una colilla.
De los nervios, me estoy
haciendo pis. Han anunciado el tren, pero no están los de seguridad, ni nadie.
Son las 6 y 25. Casi me quedo, esperando que abran el recinto de los AVEs (o de los de larga distancia)…En mi
tren, que es de media distancia, en vía aparte, no miran nada ni tengo que
pasar las cosas por rayos X. El propio maquinista es el que coloca a la
gente -vamos 4-, y nos distribuye por
los vagones (sin numerar, yo voy en el primero). “Si necesita cualquier cosa…”.
En O Burgo nos quedamos
parados un rato: vamos a paso de mosca…Me está entrando el sueño de toda la
noche sin dormir, pero tengo miedo de no despertarme en Monforte para el
trasbordo. Le digo al maquinista si le importa avisarme. “Duerma tranquila…”.
Me parece que paramos
demasiado en cada estación…A ratos me congelo y a ratos me aso, con el forro
polar abierto sobre el pecho.
En Curtis a las 7.30 h, no
sé si es temprano, o tarde. Sigue de noche cerrada. No hay baño en todo el tren
(o yo no lo he encontrado), y me sigo haciendo pis: mejor no pensarlo. El
viaje dura 2 horas y media…
A las 8 menos diez estamos
en Guitiriz (por aquí pasé haciendo el Camino). Da la impresión de que
vamos a una marcha más corta de lo
necesario, como si fuéramos acelerados…De vez en cuando, el imán de mi mesita
pierde el agarre y se cae, y ¡me da un susto!…
Ahora que amanece, entre la niebla, sí parece que vamos rápido. A las 8.15 h estamos en Ourense. Los que suben, me dicen que vamos bien de hora.
El tren es muy ruidoso.
Ahora que veo, parece que el maquinista se
viene un poco arriba en las curvas…Toca fase de momificación: se me están helando los muslos…
A las 8.45 h pasamos por
Sarria. Todo el rato hay una niebla puré
de guisantes. A veces se me taponan los oídos al salir de un túnel.
A las 9 h encienden las
luces dentro del tren: no sé si ya juzgan que es hora de despertarse…
El segundo tren, un Alvia,
es el que va de Vigo a Barcelona. En esta segunda parte, el día ya es luminoso,
de Castilla. El campo está esplendoroso.
A las 11 h estamos en O
Barco de Valdeorras. A la ida, llevas mejor el viaje -tan largo- en tren, hacia
la aventura. Pero, a la vuelta, solo deseas llegar, y se te hace eteeerno…
11.30 h. Ponferrada. Estoy
congelada. Las nubes son como de sur, deshilachadas. Afuera todo es muy bonito,
pero tengo tanto sueño…
12.30 h. Astorga.
13 h. León. La señora de
atrás dice que se está poniendo mala con el aire acondicionado tan frío.
13.45 h. Sahagún. La chica a
mi izquierda se está comiendo un superbocata de queso manchego. ¡Y
yo…,¡nada!... Tengo un hambre… Esta mañana no desayuné; no me entraba nada de
la preocupación por la huelga de tren…
En Palencia, han remodelado
la plaza delante de la estación; está bonita toda de granito, aunque los bancos
recuerdan un poco a losas de cementerio…
Como siempre, acabo en La casa de la sepia. La ensaladilla rusa
está muy buena, pero es mucha (dos bolas); les digo que me llevo la mitad en un
táper, para cenar, porque si no no voy a poder con el pollo al ajillo… Los
trozos de pollo están rustidos y
crujientes, pero las patatas fritas…
Me tomo un helado de
chocolate y pago con tarjeta el menú (14 euros). Hoy tenemos menos tiempo para
comer. Apenas me quedan unos minutos para sentarme en el parque nuevo, lleno de
castaños pilongos.
En el andén, ailantos, el
árbol del cielo. Los bancos, casi todos están al sol, así que pongo mi tartera
en una sombra. Por lo menos, no está parado en la vía el tren infecto que hace
ruido y huele a gasoil…
Y, de repente, la ilógica
más grande: el megáfono dice que nos tenemos que poner la mascarilla: en el
exterior, 4 gatos que estamos a kilómetros unos de otros. y con un vientecillo…
Solo se le ocurre al que asó la manteca…
Cuando por fin llegamos a
paisaje conocido (Las Hoces de Bárcena)… ¡Qué bonito está todo en la tierruca! ¡Y qué luz…!
El año que viene, a mis 60 años, haré el Camino Inglés desde Ferrol. Y luego, el Portugués…
Epílogo.
GASTOS EN 2021 (segundo año
del COVID, con mascarilla incluida)
Han
sido alrededor de 450 euros en 5 días de andar + viaje aparte:
Billetes de tren, ida y vuelta: 146 euros.
Alojamiento (en hoteles): 224 euros: entre los 30 y los 45 euros.
Comidas: 70 euros.
Regalos: 82 euros.
Taxis: 80 euros.
LEER
MÁS
https://www.gronze.com/articulos/impresiones-un-peregrino-en-camino-norte-post-covid-20349. “Impresiones
de un peregrino en el Camino del Norte post-Covid”. Por Carles Guiral, “un
peregrino de Barcelona”.
https://www.gronze.com/articulos/aida-herreros-camino-paso-caracol-21630. "Aída Herreros: el Camino, a paso de caracol". Por Carles Guiral el
jueves, 11 Febrero, 2021. En Gronze, “tu Guía del Camino de Santiago”.
Entrevista y comentarios.
https://www.eldiario.es/cantabria/aida-herreros-publica-andar-vivir-relato-peregrinaje-camino-santiago_1_8070095.html. Aída Herreros publica 'Andar es vivir', relato de su peregrinaje por el Camino
de Santiago. La obra, que acaba de ver la luz, ha sido ilustrada por Sonia
Piñeiro. 24 junio 2021. Eldiario.es.
Ya tenemos la segunda edición...
[Gracias, Sarita, por tus correcciones...].
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