Martes, 23 de marzo de 2021
Tras hacer lo urgente:
recoger un paquete en Correos e ir al banco, a las 10 h cojo mi mochilita “de
día” y mi chaleco y salgo en dirección al Parque de La Magdalena (ventajas de
no tener mucho trabajo…). 13 grados a las 10.16 h.
En la playa del Camello, hoy
hay una “ristra” de jugadores de palas…
No sabía que la calle
(carretera) de entrada se llama Juan de Borbón. Leo que el parque fue
proyectado por Juan Gras, jardinero mayor del rey. Para el trazado de los
caminos, se aprovecha el recorrido del antiguo velódromo.
El horario es de 8 de la
mañana a 20.30 h por la tarde.
Al entrar, hay 2 caminos
asfaltados: a tu derecha y a tu izquierda, Es todo zona 30 y los peatones tienen
prioridad.
En el sentido del
tráfico, cojo el lado derecho, que es el
de subida para los vehículos (el de la izquierda es de bajada).
Se ve el humo de un incendio
en las montañas, detrás del campo de golf de Pedreña.
En los carteles, alguien ha
estampado un caracol: slow life (“vida
lenta”). El primer árbol reseñado, un tamariz (que el vulgo llamamos “tamarindo”,
no sé si por la canción “Pulpa de tamarindo”…). “Follaje plumoso, ramaje glabro”…
La entrada al recinto está
enmarcada por plátanos. El monumento en memoria a las víctimas del terrorismo,
en acero corten, siluetea el paisaje. Las urracas campan, a sus anchas, por el
prado.
Ante el monumento al
naturalista Rodríguez de la Fuente han plantado un parterre con narcisos y
pensamientos. La campa está preciosa: toda verde y florida, al no haber
acontecimientos masivos que la dejan “calva” y seca.
A partir del aparcamiento
frente al Paraninfo -en Caballerizas-, la carretera es de un solo sentido, ascendente.
Hoy la luz es increíble.
Donde está el faro de la Cerda hubo una pequeña fortificación medieval.
Arriba, junto al palacio,
creo que las farolas -con banco alrededor- son nuevas, desde la última vez que
estuve.
Bajo, campo a través, en
busca del estanque que descubrí en una ocasión. Junto a una encina, la creación de un bosquete de
encinar costero. Un haya y la placa “el árbol une a los pueblos”. Una gran
avenida herbácea, marcada por pinos insignes. Todo el prado está tapizado por
una flor morada, que no sé lo que es.
En el estanque, un azulón
está “quieto-parado” en la charca, bajo pinos y una palmera y la planta del
papiro. Un montón de piñas se han caído al agua. El estanque está junto a unos
arbustos que parecen serpientes: cobras en pie. Entrando por la pista de guijo,
a la izquierda.
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