viernes, 5 de junio de 2020

SAN VICENTE DEL MONTE, UN PUEBLO FINAL DE TRAYECTO



Hasta Treceño conocía bien el camino porque había hecho varios talleres en su biblioteca hacía ya varios años. Pero después…, era todo nuevo…

LA HERRERÍA


Primero, La Herrería (un barrio de Treceño, leo), a 1 kilómetro de Treceño. Lo primero que veo es “el camino rojo” para peatones. Una vez aparcado el coche, voy hacia uno y otro extremo, hasta los carteles de entrada y salida del pueblo. Junto a la entrada, un área recreativa a la vera del río Escudo, con un parque infantil, varias mesas y barbacoas.

El lugar debe su nombre a una ferrería que aparece citada por primera vez en el siglo XIV.

Callejeo, desde la carretera general hacia lo que me llama la atención: una hilera de casas, entre las que sobresale una, muy deteriorada, con restos de pintura en el alero, pero una decoración primorosa en la madera: la labor de un ebanista entregado.



Un “grafiti”  sorprendente (un domador de leones) en lo alto de una cuadra…



Me llego hasta el final del pueblo y me vuelvo, agobiada por el calor. El aroma del jazmín se sobrepone al caliente de una higuera.


“Aquí nació el misionero y explorador franciscano Fray Silvestre Vélez de Escalante…”- reza un cartel (En casa leo que él, junto a Fray Francisco Atanasio Domínguez y el cartógrafo Bernardo Miera y Pacheco, emprenden en 1776, la fallida expedición entre Santa Fe (en Nuevo México) y Monterrey (en California), que no alcanzan, pero en la que el primero da su nombre  a un río y una ciudad en Utah y a dos instituciones educativas en Nuevo México.


Luego sigo en dirección al Fendedal. Como veo tarde el letrero, un poco escondido, y la carretera es estrecha, sigo subiendo hasta encontrar un lugar donde dar la vuelta. Así llego a San Vicente del Monte.

SAN VICENTE DEL MONTE (a 317 m sobre el nivel del mar), un punto y final


Dejo el coche en el aparcamiento antes de entrar al pueblo. Voy primero hacia la iglesia, junto a un tejo, en sombra (en casa leo que  es del siglo XVIII, y está dedicada a San Vicente mártir, patrón del pueblo). Las vistas: la sierra del escudo de Cabuérniga.


En el centro de una plaza, antes de llegar a las antiguas escuelas, ahora albergue, veo un artilugio de madera para levantar piedras que, según los paneles, es una cabria o polipasto, que usaban los romanos para elaborar sus calzadas.


De hecho, aquí comienza un sendero de corto recorrido (10 kilómetros, señalizado en amarillo y blanco) que han llamado calzada Cambera (camino carretero) de los Moros (1.600 m de camino enlosado).



Pregunto a una señora y me indica el inicio de la senda. No voy a hacerla hoy, pero ando unos metros a ver qué se siente. Llego hasta un castaño en floración (siempre me han parecido fuegos artificiales sus inflorescencias). Al subir, me encuentro a un grupo pequeño de excursionistas que van a hacerla. ¡Qué envidia!...


Ya de vuelta, veo el humilladero y un ingenioso arcón para dejar el pan y el correo. La creatividad popular es infinita…


SABER MÁS

Diario del viaje de fray Francisco Atanasio Domínguez y fray Francisco Silvestre Vélez de Escalante, desde Nuevo México hasta el río Colorado. http://pares.mcu.es/ParesBusquedas20/catalogo/show/64727.


Iban con el cartógrafo (además de pintor y tallista) Bernardo Miera y Pacheco (1713-1785), del valle de Carriedo (el primer europeo en cartografiar las llamadas “4 esquinas”, los estados de Colorado, Utah, Arizona y Nuevo México). Sus mapas fueron estudiados por Alexander von Humboldt en 1803 para preparar sus propios mapas.






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