El verano de 2019 pasé más
días que otros en Comillas, desde julio hasta septiembre.
Estas son algunas
impresiones al ver las fotos…
Los empedrados están muy
bien, pero cuando tienes fascitis y ves las estrellas al pisar con el talón…
El mundo del surf se ha ido
aposentando.
Se han terminado
restauraciones y recuperado edificios en
mal estado.
Hay un desmonte que no se
sabe para qué es...
Se han blanqueado fachadas.
Para nostálgicos: Lo que queda
de la fragua. Yo recuerdo ver al herrero, y las anillas en los plátanos para
atar a las vacas.
Lo que se hizo: la acera,
tan demandada, hasta el puente, desde Joseín. La gente se jugaba el tipo yendo
a la playa, o paseando, sin más…También se “desecó” el barrizal por fuera
del camping, en la otra orilla.
Lo que se quedó en el sin hacer: las casas del paseo Garelly (Desde 2017, sigue el cartel "Próxima construcción"…).
Una novedad: Las gaviotas se
están haciendo domésticas…No se asustan cuando pasas
cerca y mi hermana las ha visto escarbar en las toallas y pertenencias de la
gente mientras se están bañando…
Lo que descubrí: los guardacantones (para proteger las esquinas de las casas de las ruedas de los carros...).
Tras
más de dos meses de confinamiento, en mayo de 2020
El pueblo parecía del Oeste,
nadie (o casi nadie). Solo ante el peligro…
La playa, también…
El desmonte ha resultado ser un parque.
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