lunes, 23 de septiembre de 2019

PASEOS DE MEDIA HORA. SANTANDER, DISTRITO 39001

Martes, 2 de julio de 2019

Acabo de descubrir que algunas de mis calles “perdidas” están en otro distrito. A veces no entiendo muy bien cuál es el criterio…

8.15 h. Día “pocho”, como dice una de las habituales de la piscina, que hoy no tendrá playa. Nube negra, pero sin lluvia. 19 grados.

En la calle Florida, que corta a Magallanes, nació y vivió el publicista y empresario de comunicación Eulalio Ferrer. Sigue la Casa Maestro, de frutos secos y golosinas, y cerró el restaurante Rochí.


En Gravina, mi biblioteca municipal más cercana, continúa el Centro de estudios Macaya (una de sus sedes),...

Cervantes es semipeatonal, de ir a 30 (kilómetros por hora), y la calle Rubio, peatonal.


En la calle Rualasal acaba de abrir Coliseum Fruit´s y ha surgido un Lupa inmenso. Continúan mantequerías Frankfort, un colmado/ultramarinos de los de antes, y confecciones Labor. Y está la COPE, en el número 5, donde hice mis primeras prácticas en el verano de 1984, a las órdenes de Pedro Paredes. Estaba con otra compañera, Rosa Eva Pérez Natural, y ambas teníamos que rellenar todos los días 4 minutos con los cursos de verano de la UIMP. El punto fuerte era Gervasio Portilla, que entrevistaba a las personas más mediáticas, así que yo me dediqué a los cursos de literatura y otros que me interesaban (gastronomía…).

Jueves, 4 de julio

Salgo sobre las 8 h. En mi pasillo ya hay 23 grados y un 62 % de humedad  (todavía no sé que llegaremos a cerca de 30…). De momento, feliz de que aún no haya salido el sol abrasador…

Mi talón derecho es como si fuera un taco de madera rígido (y eso que voy con plantillas podológicas…). También me duelen los codos (¿codo de tenista…?), como a mi hermana. Estoy hecha un cascajo…

En mi calle, en la esquina que antes fue peluquería, y antes aún, otras cosas, va a abrir una frutería de productos ecológicos.

Aún están poniendo los puestos en la plaza de la Esperanza, pero yo ya he visto, al salir de la piscina, bajar a una mujer con el carrito, supongo que a por pescado a la plaza (abren a las 8).

La calle Luis Hoyos Sainz, antropólogo,  es realmente un pasadizo entre las calles Cubo y Guevara. La trasera de Confecciones Hernández es una presencia apabullante.


La calle Cubo es enana: Siguen Percha y el Café París, y son nuevas Ferretera española y “Compro oro”.

La plaza de los Remedios, según Josep Pla, no sería plaza (“Una plaza es un espacio de aire colocado delante de un gran edificio…un edificio importante”). Están empezando a arreglar la inmediata calle Rualasal y la salida de la línea 16 de bus se traslada, por obras, a la Cuesta de la Atalaya número 2.


En Santa Clara, además del instituto, que fuera convento siglos ha, están la sede de Comisiones Obreras y la mercería San José. Siguen Tricot y supermercados BM  y cerró La lechuza de Minerva, tienda de pintura, junto a la cual ha nacido Viajes University. Agencia de viajes de “bajo coste”.

¿Por qué pensáis que la calle San José tiene la forma que tiene, en curva…? (Sale a la altura del Paseo de Pereda, 2, por el pasaje Águeda). Pues sí: Por ahí iba la antigua muralla, y por eso la calle Arrabal, a su derecha (fuera de la muralla, por el este. Según la RAE: arrabal, barrio fuera del recinto de la población a que pertenece. Y según el diccionario Covarrubias, de 1611, “barrio que está fuera de los muros de la ciudad”).


A las 8.48 h sale el sol. ¡Bufff!  Me meto en la sombra de los jardines hasta la hora del curso. Hay una humedad que a mí me parece del cien por cien…Pensar que en Madrid, la media es del 20 %... (en el pasillo de mi casa, no baja del 60 %...).

Viernes, 5 de julio

Hoy voy directa a la plaza de la Leña (que tampoco sería plaza -según Pla…). Es un trocito de calle al final de Guevara.


A las 8.30 h chispea un poco (¡pero si hoy no tocaba…!). 21 grados (ayer llegamos a los 30…). En mi casa, un 64 % de humedad. La atmósfera, baja y agobiante.

Los ánimos, en la calle, están calentitos: uno cruza por mitad de la carretera y el del camión le mienta a su madre…

En la calle Vista Alegre (la vista será alegre, pero la subida…) está una de mis casas favoritas de Santander (de las muchas…), pintada en rojo y verde, con una buganvilla y geranios carmesíes en los balcones.


La calle Jean León, restaurador (Santander, 1928-Los Ángeles, 1996), no aparece en mi lista. La calle Asilo trepa a la derecha del colegio San José.


En Guevara sigue la cafetería Bus Fradejas, de algún fan o de los años del programa televisivo (“Aplauso”, entre 1978 y 1983). Guevara fue una de mis calles más recorridas en 2001, cuando trabajaba en la calle Sevilla, frente al Paraninfo universitario. Muchas tiendas han cambiado desde entonces, pero sigue el café de Guevara (aunque con otros dueños). Cerca sigue el café Chema, donde tomaba un “segundo desayuno” o me llevaba un par de pinchitos para comer. También iba a comprar al Lupa de Santa Lucía.


En Santa Clara están pintando una pared medianera (luego me entero que es parte del programa Desvelarte).



Al final de la calle Guevara, el colegio Kostka (hace muchos años vine al cine vespertino de los fines de semana), la residencia RR. Angélicas y Stella Maris (residencia de mayores) y la papelería y librería de segunda mano Gira.


Miércoles, 31 de julio

9 h. 19 grados.

Creo que ya solo me quedan las calles más pindias…

Empezaré por Francisco de Quevedo, que tiene rampa mecánica (espero que ningún gracioso haya parado un tramo…).


Paso ante el instituto Santa Clara (en tiempos, Escuela de Artes y Oficios). La rampa llega hasta San Celedonio y el colegio La Anunciación. ARCA, la Asociación para la Defensa de los Recursos de Cantabria, tiene aquí su sede.


En San Celedonio, su perpendicular, un gato me mira fijamente desde una ventana. Es un trampantojo de cerámica…En el número 14 tuvo mi hermano su buhardilla de soltero. En la esquina con la Cuesta de la Atalaya ha nacido un nuevo edificio,  una torre como un damero, en blanco y negro. También estas aceras han sido renovadas…En el número 26, el histórico Centro Cultural Matilde de la Torre, Las Matildas o Las Matildes (http://ccmtsantander.blogspot.com/. Leer más sobre M. de la T: https://quefluyalainformacion.blogspot.com.es/2016/08/matilde-de-la-torre-gutierrez-la-alonsa.html . MATILDE DE LA TORRE, “LA ALONSA QUIJANO DE LAS IDEAS PURAS”. https://quefluyalainformacion.blogspot.com.es/2016/08/la-montana-en-inglaterra-diario-de-un.html . MATILDE DE LA TORRE. LA MONTAÑA EN INGLATERRA. DIARIO DE UN VIAJE POR MAR EN 1932.)  y la Coordinadora de Cantabria de ONGs para el Desarrollo. Aún quedan portales  y escaleras imposibles y unas pintadas con mensajes: “¿Y si tengo pilila y no soy chico?”, “Feminismo o barbarie”, “8 M. Yo voy”, “No veas rival en quien tienes al lado”. A estas horas, solo se oye el piar de los pájaros.


De la acera de la izquierda, sale la calle Salvador Hedilla, escaleras hasta la inmensidad. Lo mismo, Obispo Puchol, con los bajos del bar Bolero pintados con edificios a modo de skyline, o la calle África, que comienza en el bar La Braña (beer and food).


La Asociación de Turismo Rural está en San Celedonio 49, casi abajo, en Río de la Pila. Entro a tomar algo en el restaurante Cantabria, que tiene pinchos contundentes. Pido un pedazo de empanadilla y un cortado.

En la calle Río de la Pila también hay rampas y hasta un funicular (que sube al Prado de San Roque). La ciudad tiene que adaptarse para cuando seamos nonagenarios…


Cuando se estropea el funicular, “¡186 escalones!” -me dice un parroquiano que los 70 ya no los cumple. También me informa de que las barquitas en la bahía “van a cachones”. Siempre se aprende algo.

En la pasarela de salida huele a jazmín. Las vistas son extraordinarias con un día claro. Unos bancos modernos en equilibrio me previenen de desnucarme. Salgo a la zona abierta de Prado de San Roque, con un parque infantil, el centro de Salud Doctor Morante y el campo municipal El Regimiento.


La calle Prado San Roque es una calle bien larga que comienza en el café bar El Mirador. Llego a un edificio verde nuevo (en la calle José Rioja, una zona recién saneada) frente a un parque para mayores. Es una vivienda de protección oficial -leo en la placa. Huele a pan de La Crujiente.


Por Prado San Roque llego a la trasera del parque de Jado (varios jubilados están jugando a los bolos). Incluso aquí han llegado las escaleras mecánicas…La calle termina en el colegio Haypo y la trasera de los Hermanos San Juan de Dios (Hospital Santa Clotilde).



Bajo por la calle Santa Teresa de Jesús, las primeras escaleras que me parece que lleguen a la bahía. Huele a hierba recién cortada, uno de mis olores favoritos. Hay un ascensor y la mejora me parece una obra de ingeniería increíble (y necesaria). Son las 10.40 h.


Martes, 13 de agosto

9.15 h. 19 grados. En casa, la temperatura ha bajado de 25 º a 21 (gracias a Dios). La humedad, también, de 65 % a 60. Algo es algo…

Cojo Cardenal Cisneros, otra de las calles que miré cuando buscaba piso, allá por 1996. ¿Cisneros o Cardenal Cisneros? Indistintamente, pero, a veces, gente que no conoce Santander, se despista.



No sé por qué, pensaba que terminaba en Antonio Mendoza, pero no; llega hasta el nº 117, por lo menos…Al final, hay unas casas muy bonitas. En dirección a la plaza de la Esperanza, dos colegios públicos (Antonio Mendoza y Cisneros, frente a la Escuela Oficial de Idiomas. La librería La vorágine se ha mudado al número 69. Mi piscina está en el número 67. En el número 63, la escuela de cerámica Gerardo García. Y en el 61, un supermercado Covirán. La librería-papelería Santoveña en el número 51 y “14 kilómetros” (los que separan África de España) en el número 49. En el cristal, una frase de Galeano: “Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”. Eso hacen ellos.


Más adelante, cerró una superficie inmensa dedicada al medio ambiente, el jardín y el urbanismo, en el número 45. En el 39,  está Charines, sellos de caucho, donde yo me hice mi exlibris. Y en el 37 la pensión Jardín secreto. Enfrente, en el número 54, La Marcelina, pastelería-panadería-degustación. Y cerró el café Tucán,

Los Acebedos entronca con la calle Monte, que sí, es de subida. El Grupo Santos Mártires consta de  varios bloques con puertas cerradas a los no residentes. Un cartel pone que está prohibido jugar a la pelota y a personas ajenas a la comunidad. Recuerdo que una vez acompañé aquí a un chaval que venía con la dirección apuntada en un papel.


En la calle Enseñanza, con un paredón que parece una fortaleza, estuve mirando un piso. El colegio Enseñanza sigue desde 1852, aunque está pendiente de ser trasladado a Corbán. 


A su izquierda, Vía Cornelia, que sube zigzagueando hasta General Dávila. En el número 22, la Escuela de Diseño Vinsac, y en el 30, han arreglado con madera nueva uno de mis chalés favoritos.


A las 10.45 h, en la acera del sol, ya pega bien, y estoy cansada, así que me bajo. Pensaba que había llegado a un “cul de sac”, una carretera cortada. Menos mal  que hay bajada. Rodeando una urbanización, salgo de nuevo a Vía Cornelia.


Jueves, 22 de agosto

18.30 h. A ver si acabo ya con este distrito…Entre las calles que me faltan, hay varias con el nombre de novelas de Pereda: La leva, Pachín González, Peñas Arriba, La Puchera, Nubes de estío… (En casa luego veo que forman parte del llamado Grupo José María Pereda, cerrado a los no residentes).

En la plaza de la Esperanza va por delante de mí lo que al principio creo que es un perro muy gordo, pero es un cerdo vietnamita, o de esa familia. Un chico joven lo dirige mediante golpes con un palito, pero va suelto…

Hace calor y no me apetece subir a pie la cuesta de Santa Clara, así que cojo la rampa mecánica en la calle Quevedo hasta Guevara y voy luego, en llano, hasta el inicio de la Cuesta de la Atalaya.


Las primeras casas están recién pintadas (de gris). Yo sería el último color que escogería: me parece sucio y un no-color, ni fu ni fa, poco alegre, pero...

La primera calle a la derecha es Tantín, con unos edificios planos a un lado y con balcones y miradores al otro. En el número 17 está la Academia Emprende, en lo que antes creo recordar era Fraile y Blanco. Hacia la mitad, la Obra Social de Caja Cantabria, ahora CASYC Up.


En la calle Sevilla, que la corta, el Paraninfo universitario y la subestación donde terminó el incendio de Santander de 1941, llamado andaluz “porque empezó en la calle Cádiz y finalizó en la calle Sevilla”. En el número 3,  estuve trabajando un año, en 2001, en la “construcción” de la Estrategia de Educación Ambiental de Cantabria, con la cooperativa GEA, un grupo de estupendos profesionales de Valladolid.

Sopla mucho nordeste; supongo que en la playa estarán volando…A las 19.15 h ya hay gente esperando ante la Cocina Económica (en Tantín, 27. https://www.cocinaeconomicasantander.org/ ).

Siguiendo por la Cuesta de la Atalaya, hacia la mitad, donde la parada del autobús, sale la calle San Sebastián, con el café Tango al inicio. Aún quedan solares vacíos, invadidos por saúcos y salgueras y, a ratos, pareces estar recorriendo un pueblo (por ejemplo, en Rogelio de Egusquiza).


Unos dibujos artísticos sorprenden y guapean algunas paredes y ante una bajada-plaza-parque (un microespacio moderno en color verde brillante), una intervención estupenda en una pared medianera. Aún quedan villas (un poco machucadas) y sorpresas al final de la calle África (escaleras de bajada hacia la iglesia de los jesuitas).



Después, un lugar abierto sobre los tejados, lleno de correhuelas y plumeros, con vistas magníficas a la bahía.


El grafiti “Alejar la muerte”, que se alza desde el río de la Pila, casi me da vértigo... Aquí las palomas no te tienen ningún miedo: ni se mueven cuando pasas a su lado.


Llego al bar Loli y me vuelvo para bajar por el parque verde limón. Las gaviotas graznan en los tejados y una mujer las alimenta con comida de una lata.


Dos niños que bajan por la rampa de cemento y dicen que quieren patinar, llaman a la plaza-jardín “el patio”. Mientras fotografío a dos periquitos que cantan en una jaula, una pareja locuaz me explica: “Yo tengo 8 años y ella 6… Mi madre vive aquí y mi padre allí… Están separados…Yo, de mayor, quiero ser fotógrafa…”.

Son las 20 h. Ya es hora de volver.




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