Martes,
2 de julio de 2019
Acabo de descubrir que
algunas de mis calles “perdidas” están en otro distrito. A veces no entiendo
muy bien cuál es el criterio…
8.15 h. Día “pocho”, como
dice una de las habituales de la piscina, que hoy no tendrá playa. Nube negra,
pero sin lluvia. 19 grados.
En la calle Florida, que
corta a Magallanes, nació y vivió el publicista y empresario de comunicación
Eulalio Ferrer. Sigue la Casa Maestro, de frutos secos y golosinas, y cerró el
restaurante Rochí.
https://ficcionesdeloreal.blogspot.com.es/2016/07/el-santander-de-eulalio-ferrer-con-sus.html. El
Santander de Eulalio Ferrer.
En Gravina, mi biblioteca
municipal más cercana, continúa el Centro de estudios Macaya (una de sus
sedes),...
Cervantes es semipeatonal, de ir a 30 (kilómetros por hora), y la calle Rubio,
peatonal.
En la calle Rualasal acaba
de abrir Coliseum Fruit´s y ha surgido un Lupa inmenso. Continúan mantequerías
Frankfort, un colmado/ultramarinos de los de antes, y confecciones Labor. Y
está la COPE, en el número 5, donde hice mis primeras prácticas en el verano de
1984, a las órdenes de Pedro Paredes. Estaba con otra compañera, Rosa Eva Pérez
Natural, y ambas teníamos que rellenar todos los días 4 minutos con los cursos
de verano de la UIMP. El punto fuerte era Gervasio Portilla, que entrevistaba a
las personas más mediáticas, así que yo me dediqué a los cursos de literatura y
otros que me interesaban (gastronomía…).
Jueves,
4 de julio
Salgo sobre las 8 h. En mi
pasillo ya hay 23 grados y un 62 % de humedad (todavía no sé que llegaremos a cerca de 30…).
De momento, feliz de que aún no haya salido el sol abrasador…
Mi talón derecho es como si
fuera un taco de madera rígido (y eso que voy con plantillas podológicas…).
También me duelen los codos (¿codo de tenista…?), como a mi hermana. Estoy
hecha un cascajo…
En mi calle, en la esquina
que antes fue peluquería, y antes aún, otras cosas, va a abrir una frutería de
productos ecológicos.
Aún están poniendo los
puestos en la plaza de la Esperanza, pero yo ya he visto, al salir de la
piscina, bajar a una mujer con el carrito, supongo que a por pescado a la plaza
(abren a las 8).
La calle Luis Hoyos Sainz,
antropólogo, es realmente un pasadizo
entre las calles Cubo y Guevara. La trasera de Confecciones Hernández es una
presencia apabullante.
La calle Cubo es enana:
Siguen Percha y el Café París, y son nuevas Ferretera española y “Compro oro”.
La plaza de los Remedios,
según Josep Pla, no sería plaza (“Una plaza es un espacio de aire colocado
delante de un gran edificio…un edificio importante”). Están empezando a
arreglar la inmediata calle Rualasal y la salida de la línea 16 de bus se traslada,
por obras, a la Cuesta de la Atalaya número 2.
En Santa Clara, además del
instituto, que fuera convento siglos ha, están la sede de Comisiones Obreras y
la mercería San José. Siguen Tricot y supermercados BM y cerró La lechuza de Minerva, tienda de
pintura, junto a la cual ha nacido Viajes University. Agencia de viajes de
“bajo coste”.
¿Por qué pensáis que la
calle San José tiene la forma que tiene, en curva…? (Sale a la altura del Paseo
de Pereda, 2, por el pasaje Águeda). Pues sí: Por ahí iba la antigua muralla, y
por eso la calle Arrabal, a su derecha (fuera de la muralla, por el este. Según
la RAE: arrabal, barrio fuera del recinto de la población a que pertenece. Y
según el diccionario Covarrubias, de 1611, “barrio que está fuera de los muros
de la ciudad”).
A las 8.48 h sale el sol.
¡Bufff! Me meto en la sombra de los
jardines hasta la hora del curso. Hay una humedad que a mí me parece del cien
por cien…Pensar que en Madrid, la media es del 20 %... (en el pasillo de mi
casa, no baja del 60 %...).
Viernes,
5 de julio
Hoy voy directa a la plaza
de la Leña (que tampoco sería plaza -según Pla…). Es un trocito de calle al
final de Guevara.
A las 8.30 h chispea un poco
(¡pero si hoy no tocaba…!). 21 grados (ayer llegamos a los 30…). En mi casa, un
64 % de humedad. La atmósfera, baja y agobiante.
Los ánimos, en la calle,
están calentitos: uno cruza por mitad de la carretera y el del camión le
mienta a su madre…
En la calle Vista Alegre (la
vista será alegre, pero la subida…) está una de mis casas favoritas de
Santander (de las muchas…), pintada en rojo y verde, con una buganvilla y
geranios carmesíes en los balcones.
La calle Jean León,
restaurador (Santander, 1928-Los Ángeles, 1996), no aparece en mi lista. La calle Asilo trepa a la
derecha del colegio San José.
En Guevara sigue la
cafetería Bus Fradejas, de algún fan o de los años del programa televisivo
(“Aplauso”, entre 1978 y 1983). Guevara fue una de mis calles más recorridas en
2001, cuando trabajaba en la calle Sevilla, frente al Paraninfo universitario.
Muchas tiendas han cambiado desde entonces, pero sigue el café de Guevara
(aunque con otros dueños). Cerca sigue el café Chema, donde tomaba un “segundo
desayuno” o me llevaba un par de pinchitos para comer. También iba a comprar al
Lupa de Santa Lucía.
En Santa Clara están
pintando una pared medianera (luego me entero que es parte del programa
Desvelarte).
Al final de la calle
Guevara, el colegio Kostka (hace muchos años vine al cine vespertino de los
fines de semana), la residencia RR. Angélicas y Stella Maris (residencia de
mayores) y la papelería y librería de segunda mano Gira.
Miércoles, 31 de julio
9 h. 19 grados.
Creo
que ya solo me quedan las calles más pindias…
Empezaré
por Francisco de Quevedo, que tiene
rampa mecánica (espero que ningún gracioso
haya parado un tramo…).
Paso
ante el instituto Santa Clara (en tiempos, Escuela de Artes y Oficios). La
rampa llega hasta San Celedonio y el colegio La Anunciación. ARCA, la
Asociación para la Defensa de los Recursos de Cantabria, tiene aquí su sede.
En
San Celedonio, su perpendicular, un
gato me mira fijamente desde una ventana. Es un trampantojo de cerámica…En el
número 14 tuvo mi hermano su buhardilla de soltero. En la esquina con la Cuesta
de la Atalaya ha nacido un nuevo edificio,
una torre como un damero, en blanco y negro. También estas aceras han
sido renovadas…En el número 26, el histórico Centro Cultural Matilde de la
Torre, Las Matildas o Las Matildes (http://ccmtsantander.blogspot.com/. Leer más sobre M. de la T: https://quefluyalainformacion.blogspot.com.es/2016/08/matilde-de-la-torre-gutierrez-la-alonsa.html .
MATILDE DE LA TORRE, “LA ALONSA QUIJANO DE LAS IDEAS PURAS”. https://quefluyalainformacion.blogspot.com.es/2016/08/la-montana-en-inglaterra-diario-de-un.html .
MATILDE DE LA TORRE. LA MONTAÑA EN INGLATERRA. DIARIO DE UN VIAJE POR MAR EN
1932.) y la
Coordinadora de Cantabria de ONGs para el Desarrollo. Aún quedan portales y escaleras imposibles y unas pintadas con
mensajes: “¿Y si tengo pilila y no soy chico?”, “Feminismo o barbarie”, “8 M.
Yo voy”, “No veas rival en quien tienes al lado”. A estas horas, solo se oye el
piar de los pájaros.
De
la acera de la izquierda, sale la calle Salvador Hedilla, escaleras hasta la
inmensidad. Lo mismo, Obispo Puchol, con los bajos del bar Bolero pintados con
edificios a modo de skyline, o la calle África, que comienza en el bar La Braña
(beer and food).
La
Asociación de Turismo Rural está en San Celedonio 49, casi abajo, en Río de la
Pila. Entro a tomar algo en el restaurante Cantabria, que tiene pinchos
contundentes. Pido un pedazo de empanadilla y un cortado.
En
la calle Río de la Pila también hay
rampas y hasta un funicular (que sube al Prado de San Roque). La ciudad tiene
que adaptarse para cuando seamos nonagenarios…
Cuando
se estropea el funicular, “¡186 escalones!” -me dice un parroquiano que los 70
ya no los cumple. También me informa de que las barquitas en la bahía “van a
cachones”. Siempre se aprende algo.
En
la pasarela de salida huele a jazmín. Las vistas son extraordinarias con un día
claro. Unos bancos modernos en equilibrio me previenen de desnucarme. Salgo a
la zona abierta de Prado de San Roque, con un parque infantil, el centro de
Salud Doctor Morante y el campo municipal El Regimiento.
La
calle Prado San Roque es una calle
bien larga que comienza en el café bar El Mirador. Llego a un edificio verde
nuevo (en la calle José Rioja, una zona recién saneada) frente a un parque para
mayores. Es una vivienda de protección oficial -leo en la placa. Huele a pan de
La Crujiente.
Por
Prado San Roque llego a la trasera del parque de Jado (varios jubilados están
jugando a los bolos). Incluso aquí han llegado las escaleras mecánicas…La calle
termina en el colegio Haypo y la trasera de los Hermanos San Juan de Dios
(Hospital Santa Clotilde).
Bajo
por la calle Santa Teresa de Jesús, las primeras escaleras que me parece que
lleguen a la bahía. Huele a hierba recién cortada, uno de mis olores favoritos.
Hay un ascensor y la mejora me parece una obra de ingeniería increíble (y
necesaria). Son las 10.40 h.
Martes,
13 de agosto
9.15
h. 19 grados. En casa, la temperatura ha bajado de 25 º a 21 (gracias a Dios).
La humedad, también, de 65 % a 60. Algo es algo…
Cojo
Cardenal Cisneros, otra de las
calles que miré cuando buscaba piso, allá por 1996. ¿Cisneros o Cardenal
Cisneros? Indistintamente, pero, a veces, gente que no conoce Santander, se
despista.
No
sé por qué, pensaba que terminaba en Antonio Mendoza, pero no; llega hasta el
nº 117, por lo menos…Al final, hay unas casas muy bonitas. En dirección a la
plaza de la Esperanza, dos colegios públicos (Antonio Mendoza y Cisneros,
frente a la Escuela Oficial de Idiomas. La librería La vorágine se ha mudado al
número 69. Mi piscina está en el número 67. En el número 63, la escuela de
cerámica Gerardo García. Y en el 61, un supermercado Covirán. La
librería-papelería Santoveña en el número 51 y “14 kilómetros” (los que separan
África de España) en el número 49. En el cristal, una frase de Galeano: “Mucha
gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el
mundo”. Eso hacen ellos.
Más
adelante, cerró una superficie inmensa dedicada al medio ambiente, el jardín y el
urbanismo, en el número 45. En el 39,
está Charines, sellos de caucho, donde yo me hice mi exlibris. Y en el
37 la pensión Jardín secreto. Enfrente, en el número 54, La Marcelina,
pastelería-panadería-degustación. Y cerró el café Tucán,
Los Acebedos entronca con la calle Monte, que sí, es de subida. El Grupo Santos
Mártires consta de varios bloques con puertas cerradas a los no residentes. Un cartel
pone que está prohibido jugar a la pelota y a personas ajenas a la comunidad.
Recuerdo que una vez acompañé aquí a un chaval que venía con la dirección
apuntada en un papel.
En
la calle Enseñanza, con un paredón
que parece una fortaleza, estuve mirando un piso. El colegio Enseñanza sigue
desde 1852, aunque está pendiente de ser trasladado a Corbán.
A su izquierda, Vía Cornelia, que sube zigzagueando
hasta General Dávila. En el número 22, la Escuela de Diseño Vinsac, y en el 30,
han arreglado con madera nueva uno de mis chalés favoritos.
A
las 10.45 h, en la acera del sol, ya pega bien, y estoy cansada, así que me bajo.
Pensaba que había llegado a un “cul de sac”, una carretera cortada. Menos
mal que hay bajada. Rodeando una
urbanización, salgo de nuevo a Vía Cornelia.
Jueves,
22 de agosto
18.30 h. A ver si acabo ya
con este distrito…Entre las calles que me faltan, hay varias con el nombre de
novelas de Pereda: La leva, Pachín
González, Peñas Arriba, La Puchera, Nubes de estío… (En casa luego veo que
forman parte del llamado Grupo José María Pereda, cerrado a los no residentes).
En la plaza de la Esperanza va
por delante de mí lo que al principio creo que es un perro muy gordo, pero es
un cerdo vietnamita, o de esa familia. Un chico joven lo dirige mediante golpes
con un palito, pero va suelto…
Hace calor y no me apetece
subir a pie la cuesta de Santa Clara, así que cojo la rampa mecánica en la
calle Quevedo hasta Guevara y voy luego, en llano, hasta el inicio de la Cuesta de la Atalaya.
Las primeras casas están
recién pintadas (de gris). Yo sería el último color que escogería: me parece
sucio y un no-color, ni fu ni fa, poco alegre, pero...
La primera calle a la
derecha es Tantín, con unos
edificios planos a un lado y con balcones y miradores al otro. En el número 17
está la Academia Emprende, en lo que antes creo recordar era Fraile y Blanco.
Hacia la mitad, la Obra Social de Caja Cantabria, ahora CASYC Up.
En la calle Sevilla, que la corta, el Paraninfo universitario y la
subestación donde terminó el incendio de Santander de 1941, llamado andaluz
“porque empezó en la calle Cádiz y finalizó en la calle Sevilla”. En el número
3, estuve trabajando un año, en 2001, en la “construcción”
de la Estrategia de Educación Ambiental de Cantabria, con la cooperativa GEA,
un grupo de estupendos profesionales de Valladolid.
Sopla mucho nordeste;
supongo que en la playa estarán volando…A las 19.15 h ya hay gente esperando
ante la Cocina Económica (en Tantín, 27. https://www.cocinaeconomicasantander.org/ ).
Siguiendo por la Cuesta de
la Atalaya, hacia la mitad, donde la parada del autobús, sale la calle San Sebastián, con el café Tango
al inicio. Aún quedan solares vacíos, invadidos por saúcos y salgueras y, a
ratos, pareces estar recorriendo un pueblo (por ejemplo, en Rogelio de
Egusquiza).
Unos dibujos artísticos
sorprenden y guapean algunas paredes y ante una bajada-plaza-parque (un
microespacio moderno en color verde brillante), una intervención estupenda en
una pared medianera. Aún quedan villas (un poco machucadas) y sorpresas al
final de la calle África (escaleras de bajada hacia la iglesia de los
jesuitas).
Después, un lugar abierto
sobre los tejados, lleno de correhuelas y plumeros, con vistas magníficas a la
bahía.
El grafiti “Alejar la
muerte”, que se alza desde el río de la Pila, casi me da vértigo... Aquí las palomas no te tienen
ningún miedo: ni se mueven cuando pasas a su lado.
Llego al bar Loli y me
vuelvo para bajar por el parque verde limón. Las gaviotas graznan en los
tejados y una mujer las alimenta con comida de una lata.
Dos niños que bajan por la
rampa de cemento y dicen que quieren patinar, llaman a la plaza-jardín “el
patio”. Mientras fotografío a dos
periquitos que cantan en una jaula, una pareja locuaz me explica: “Yo tengo 8
años y ella 6… Mi madre vive aquí y mi padre allí… Están separados…Yo, de
mayor, quiero ser fotógrafa…”.
Son las 20 h. Ya es hora de
volver.
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