viernes, 2 de agosto de 2019

PASEOS DE MEDIA HORA. Medio día en Aguilar de Campoo

Este año no voy a la undécima edición del Taller didáctico del Románico, pero quiero ir a saludarlos el primer día y llevarles unas polkas de Torrelavega (además de comprar unos quesos que me ha encargado mi padre y hacer algunos de mis paseos favoritos).

Lunes, 22 de julio de 2019

Salgo hacia las 7.15 h de Torrelavega en coche (quiero llenar el depósito, que tengo solo dos rayas…).

El sol comienza a aparecer en la desviación a Anievas. En Reinosa, sobre las 8 h (18 grados), hay un poco de niebla. Me tomo en Vejo un cortado y dos empanadillas (y encargo otras dos para llevarle a Fernando). En la calle San Roque (nunca me había fijado en la ermita, con el santo y su perro), están poniendo los puestos del mercadillo. También subo hacia el Impluvium (sede de un centro sociocultural construido sobre el antiguo mercado de abastos), que veo por una de las bocacalles. Diseñado por los arquitectos Begoña de Abajo y Carlos García, el año pasado consiguió el  premio Ortega Alloza.



Lo primero que hago tras aparcar en Aguilar es ir a la tienda de Fernando a encargar los quesos (y de paso me llevo un kilo de cerezas negras y gordas que tienen una pinta estupenda). Cuando le entrego las empanadillas de Reinosa me dice que él se crió ahí y que lo más pijo en sus tiempos era tomar un mezclado y una empanadilla de atún en Casa Vejo…


Lo segundo es ir a ver mi huerta en mitad del trigal, en el Paseo del Monasterio. Creo que me cruzo con los dos huertanos de camino, frente a la sede de la Fundación Santa María la Real, pero como no estoy segura del todo, no les digo nada…


Mi huerta sigue, en mitad de la mies, como el reducto de Astérix y Obélix, resistiendo…Por el camino me alcanzan Jaime y Juan Carlos, dos de los profesores del taller. Vamos a toda prisa hacia el refectorio, donde es la inauguración a las 9.45 h.

Saludo a mis compañer@s de anteriores ediciones y me quedo a la breve inauguración antes de coger los autobuses hacia los destinos de hoy. “Lo medieval está de moda…”- dice Juan Carlos Prieto, arquitecto y uno de los cicerones. Este año el programa va de “El edificio románico como expresión de una época”. Pedro Luis, historiador y coordinador del taller, comenta la logística de estos días.

Tras despedirlos a las 10.20 h, tomo por la calle del Abad, paralela al Paseo del Monasterio, que no había cogido nunca. Es una zona de chalés junto a una “mole”, que resulta ser el Centro Abundio Calderón, en la calle del Prior. Aún quedan solares vacíos con cardos, pero las calles están urbanizadas.


Salgo de nuevo al paseo del Monasterio y lo recorro, a pleno sol, de vuelta, con una ligera brisilla. Antes de llegar a una de las puertas de la muralla (la Puerta del Paseo Real),  me meto en el parque de la isla de San Roque. Los mirlos saltan sobre la hierba y la menta acuática copa el riachuelillo. En el río, los patos se han apalancado en un descansadero, a la sombra. Listos ellos…


Cojo la calle El Puente hacia la plaza de España. Me sorprenden una casa medio en ruinas, locales cerrados y un solar vacío. Al pasar frente a los cines Campoo, pienso que, de haberme quedado, habría ido a la sesión de las 20.30 h a ver la peli “La biblioteca de los libros rechazados”. Me encanta ir al cine en los pueblos, como antes…


Luego, voy al café “El 37”, a ver a Mónica (Me doy cuenta de que se llama así porque está en el número 37 de la plaza). A esta hora (las 11), ya hay mucho trabajo (siempre iba a desayunar nada más abrir). “¿Ya ha pasado un año…?”- me dice. Soy su constatación del paso del tiempo…


Tras mi favorito Paseo del Monasterio, me quedan otros dos, que no puedo dejar sin caminar, antes de irme: el Paseo de las Tenerías y el Paseo del Loco, junto al monasterio de Santa Clara (el de la Cascajera, al otro lado del río, ya lo anduve a primera hora).

Mientras voy al puente del Portazgo, veo -en la plaza Torrejones, frente a la cooperativa San José- que se ha secado mi serbal de cazadores…

Constato, frente al río, que me gusta más la primera luz de la mañana o la última de la tarde. Ojalá me hubiera traído el bañador para darme un cole en la piscina…Mi casa “de las lavandas” está cubierta de geranios rojos y blancos y una parra rozagante. Las lavandas, sustituidas (por leñosas) el año pasado, aún no han alcanzado su máximo esplendor.


Luego, cojo la Avenida del Soto hacia el puente de la Teja para hacer el Paseo del Loco, por el otro lado del río Pisuerga (frente al paseo de la Cascajera). El río baja turbio y rápido y el paseo, entre chopos y salgueras, es fresco y relajante. En el parque infantil, situado en la isla en medio del río, hay una nueva atracción: un tren de madera. He visto bastantes niños y adolescentes por la calle: tienen con quien jugar y divertirse. Aguilar me sigue pareciendo un buen lugar donde vivir.


LEER (Y SABER) MÁS


https://ficcionesdeloreal.blogspot.com/2018/07/aguilar-de-campoo-2009-2018-diario-de.html. PASEOS DE VERANO: TRES DÍAS Y MEDIO (Y DIEZ AÑOS) EN AGUILAR DE CAMPOO.


https://www.eldiariomontanes.es/economia/teresa-rodriguez-pasa-20190618210523-ntvo.html. Teresa Rodríguez pasa el relevo de la presidencia de Gullón a su hija Lourdes.




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