lunes, 18 de febrero de 2019

2 VIAJES A RENEDO EN TREN



Miércoles, 23 de enero de 2019

11 grados a las 17. 24 h. Día de perros.

Al menos nos han puesto un tren de lujo con los asientos azul de Prusia…


Estoy más coja que un pirata con pata de palo; la fascitis ha reaparecido más violenta en el talón del pie derecho.

-       ¡Qué día, ¿eh…?! -es el comentario general.

La gente va tosiendo…, sin taparse la boca. Me cambio de sitio. Acabo de salir de un trancazo y no quiero que me peguen otro catarro…

Los asientos son un poco estrechos: si tengo algo más de cadera, ya no entro…Hace demasiado calor en el tren, acostumbrada al ambiente fresco de mi casa (17 grados en el pasillo).

Pensándolo bien…, creo que estos vagones son más antiguos (aunque tengan un tapizado azul Prusia). Los reposabrazos están un poco machucados.

Salimos con tres minutos de retraso. Y con lo lenta que ando yo hoy, voy a llegar a mi charla a las 6 y cuarto… Me he sentado al lado de la primera puerta  del primer vagón para llegar antes a la salida, y no andar tanto. Casi parece de noche…

En este tren ni te avisan ni nada: no hay monitores ni megafonía. O estás atento o…

El día es tan nefasto  que a la conferencia no ha acudido nadie: solo la presidenta y su marido consorte, la secretaria y una vecina que vive junto al local social. Es la primera vez que me pasa en veinte años…

Segundo intento. Miércoles, 6 de febrero

Hemos vuelto al Cercanías de siempre, el que se parece a los vagones de Madrid.

La tarde está como de sur, anaranjada y con celaje. Gris y oro.


Llegando a Renedo, en el ribazo, montones de prímulas.

“La cantina” de la estación huele a churros. Es la churrería “Donaire”, en el exterior.

Los comercios publicitan el cercano San Valentín con ofertas y descuentos.


Hoy, lleno total.

A la vuelta, el  revisor se la pasa hablando de lentejas por el móvil…


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