viernes, 15 de junio de 2018

PASEOS DE PRIMAVERA. UNA VISITA AL PANTEÓN DEL INGLÉS, EN SANTANDER, 126 AÑOS MÁS TARDE

Viernes, 15 de junio de 2018

Tras varios aplazamientos porque el tiempo no acompañaba, conseguimos citarnos para hacer la excursión al sitio propuesto en el taller de escritura.

El día era gris y habían caído unas gotillas, pero ello no nos desanimó…

Llegamos en coche, por carretera, hasta el sitio más próximo, junto  a un campo de fútbol. Enseguida, empezaba la senda, utilizada por corredores y bicis de montaña.


Quien lo ve por primera vez, quizá piense que es un mausoleo con muerto, pero no. Es un monumento a la amistad de un inglés hacia otro a finales del siglo XIX. Recorrían a caballo el lugar un día de mar embravecido y, el caballo de uno de ellos se desbocó con el fragor y lo arrojó por encima de su cabeza.

Hoy, había espuma en el mar, pero el día era tranquilo: teníamos que invocar a la imaginación para recrear la historia…

En 1889 José Jackson le dejó a su amigo William Rowland uno de los caballos de su cuadra para salir a pasear por los acantilados costeros. Era un día gris y el mar golpeaba contra las rocas, pero eso no los hizo desistir. Al llegar al lugar donde hoy está el monumento, el caballo se encabritó y tiró a William, que se rompió la cabeza y murió en el acto. José se encargó de repatriarlo a Inglaterra y luego decidió construir un memorial para recordar a su amigo, finalizado en 1892.


LA RELACIÓN DE JACKSON CON LA PROVINCIA DE SANTANDER

En 1871, con 19 años, José Jackson Veyán (Cádiz, 6 de julio de 1852) inaugura en Santander su primer destino como telegrafista (entra en el Cuerpo de Telégrafos como oficial segundo).

Un año antes ya había estrenado su primera obra teatral, Guerra a las mujeres, en el Teatro Infantil, luego Romea (en Murcia???). Por entonces, manda sus poesías a la revista El Telegrama. E imprime en 1876 su primer libro de versos, Primeros acordes.

En una caricatura suya de la época, dicen de él: … “Lo mismo enjareta un drama/ que transmite un telegrama…”.

Él, según sus versos, se considera más “un artista”, aunque coma del trabajo seguro de ser telegrafista.

En mayo de 1873, cuando llegó a Santander el buque cablero “Dácia”, los telegrafistas dieron un banquete a los operadores del barco y Jackson remató el ágape con unos versos. A partir de entonces cualquier comida de telegrafistas en la que participara, se cerraba con sus famosas “quintillas”. A modo de ejemplo…

En Nuevo Mundo, 7 de noviembre de 1895:

“Los diez y nueve cumplí:
El setenta y uno era
y telegrafista fui.

Santander fue la primera
estación que yo serví…

…qué bailes dominicales
en los salones de Toca…

A los tres años y pico
se me ocurrió hacerme rico
y de Santander me fui.

En la Corte me metía
a autor de género chico”.

En 1874 es destinado a Madrid. Dos años después, en 1876, con 24,  se casa con Carmen Álvarez García (1857-1884), natural de Luanco, Asturias. Ese año vuelve a Santander para ocuparse del funcionamiento del nuevo semáforo eléctrico de la capital (en Cueto, donde hoy está el Instituto Nacional de Meteorología) y de enseñar su manejo a los jóvenes que iban a ocuparse del servicio en 1877. “Todo eran verdes campiñas y, al fondo, un mar profundo que ya nunca olvidaré”- escribirá. Alquila una casa en el Paseo del Alta (hoy General Dávila), próxima a “La Atalaya” (El Observatorio Meteorológico). “Era de dos plantas amplias con cuadra pequeña al este, que me servía para los dos caballos de silla que poseía. Uno era oscuro de raza inglesa y otro de pelo blanco con leves y redondas manchas grises, de raza andaluza” (Información aportada por Matilde Camus en su libro Historia del lugar de Cueto).

A la muerte de su primera mujer, se casa con Amalia Pérez Bena en junio de 1885. En sus años de bonanza teatral, veranea en Castro Urdiales con los más de 20 hijos de ambos matrimonios.

La zarzuela Chateau Margaux, estrenada  en el Teatro Variedades de Madrid, en 1887, de cuyo libreto es autor (música de Manuel Fernández Caballero), es su favorita.


https://www.youtube.com/watch?v=SqN91KU9VRM. María Bayo cantando Chateau Margaux.

En 1918, en el teatro Salón Pradera de Santander, aún se celebra un homenaje a Jackson Veyán representándose sus obras “Los granujas” y “Los chicos de la escuela”.


 P.S. Me he alegrado mucho de que la “empalizada”, que nunca debió levantarse, haya casi desaparecido de la costa.


P.S. 2. En el nuevo plano turístico de Santander aparece la Senda del Litoral Norte, de 12´5 km, entre el Faro de Cabo Mayor y la Virgen del Mar, en cuyo camino se encuentra el Panteón del Inglés. Según la placa en el interior, el monumento fue restaurado en 1994, pero en la actualidad está lleno de basura y la puerta herrumbrosa y llena de óxido…


SABER MÁS

http://josejacksonveyan.blogspot.com.es/. Blog de Rosa Rodríguez Jackson, bisnieta.


http://www.gentedecadiz.com/?p=2754&cpage=1.Gente de Cádiz: José Jackson. 





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