Socabarga es un núcleo de población (para otros, un
barrio) situado a los pies de Peña Cabarga, a tan solo 11 km de Santander.
Hoy, martes 23 de enero,
aprovechando que daban buen tiempo (al menos, no lluvia), quedamos con Ana para
que nos enseñe su finca y ver las posibilidades para desarrollar ahí
actividades de educación ambiental en relación con las emociones y los
sentidos.
Nada más llegar, en el prado
cercano a la casa, veo a una oveja que me mira: es Priscila que a pesar de
tener más de un año, se “pierde” por los biberones de leche hasta casi
atragantarse.
Lo segundo en que me fijo es
en la maravillosa panorámica: desde el astillero, con sus grúas, a la bahía de Santander,
al fondo. Y en la combinación de sonidos de la naturaleza con los propiamente
urbanos: el piar de los pájaros y un ruido sordo y sostenido, totalmente
fabril.
Ana es una mujer entusiasta,
extrovertida y con ganas de colaborar y compartir. Nos lleva, sin prisa, a dar
una vuelta por la finca La Estrella: 600 carros (unas 10 Ha., como 20 campos de
fútbol), llena de todo lo que puedas desear: pastos, bosque, árboles, arbustos,
flores, pájaros…
Nada más salir nos damos de bruces con un roble desnudo del que mi tío
Amador hubiera dicho que “estaba muy bien hecho”. “Igual tiene 200 años…”. En
la ladera sombreada ya se ven varias matas de prímulas amarillas. Según mi Guía
de plantas, deberían florecer en marzo/abril, pero ya llevo varios años
constatando que lo hacen antes.
Cerca, en unas rocas, las primeras
ortigas. “No las quites todas…”, que tienen también su función: indicadora de
nitrógeno, acelera el compostaje. En la Edad Media, la planta se usaba como verdura...
Aquí y allá destacan los
avellanos en flor con sus largas flores masculinas. Son árboles silvestres. Sus
ramas se utilizan para hacer cestos y cuévanos como luego nos enseñará Ana en
casa.
Entramos un poco en una zona
de arbolado. Ana nos quiere enseñar unas cagarrutas. Están en un pequeño
agujero de unos 10 centímetros, es decir, el animal ha excavado su propia
letrina. ¡Qué limpio y apañado! Resultan ser de tejón. Leo que las hacen en forma
cuadrada para que no rueden…Ana ha visto a varios cuando anda sola por la
finca, y se sabe sus caminitos y su guarida.
Al salir de nuevo al
descubierto, vemos una zona llena de heléboros. “Esa planta no la comen las
vacas…”. No me extraña, listas que son ellas… Es venenosa. La llaman “hierba de
ballesteros” porque, con su jugo, los arqueros envenenaban las flechas. También
deberían florecer en marzo…
Ayer llovió y los campos
están mullidos de agua y la arcilla se nos pega a las botas. Peña Cabarga,
conocida en tiempos romanos como “la montaña de hierro”, ha visto explotados
sus yacimientos desde esa época hasta 1988. Toda ella es un macizo calizo y la
disolución de la roca ha originado arcillas de descalcificación y nódulos de
óxido de hierro. Ana nos muestra un pequeño otero que dice estar lleno de
pedazos de una piedra negra que pesa un montón.
La piedra caliza está
asociada a la encina y, efectivamente, hay varios rodales en la finca. Comparamos
sus hojas con las del rusco, uno de mis arbustos favoritos, y el acebo.
Mientras andamos, Ana nos
cuenta cuál es su filosofía, y algunas curiosidades: “Mi idea es conseguir un
equilibro de pastos y bosque”, suficientes para que su cabaña vacuna, compuesta
de 50 vacas y terneritos (una vaca adulta come ¡30 kilos! de hierba al día),
pueda autoabastecerse de pastos naturales. Le preguntamos por los campanos.
“Aquí solo se los ponemos a las vacas preñadas”, para saber por dónde andan.
Pero no los compran: se heredan.
Nos muestra un “paridero”,
uno de los lugares que escogen las vacas por su tranquilidad y discreción: es
un sitio alfombrado de hojas secas y parece cálido y confortable.
Aún tenemos tiempo para que nos
enseñe la cabaña que construyó su abuelo,
Fernando, el Sobano (era del valle de Soba) en la parte más alta de la finca. Todavía
quedan en pie las paredes construidas por él mismo en 1946, si bien los árboles
han colonizado el suelo.
Ya de vuelta, vemos en mitad
del campo unas heces dejadas sin ningún pudor: son de zorro; nada que ver con las
letrinas cavadas por los cuidadosos tejones...
También descubrimos sobre una rama
desgajada varios ejemplares de hongo yesquero, dispuestos artísticamente a modo
de cuadro. Nos acordamos de la expresión
“arde como la yesca”.
Ana nos despide con unas naranjas
dulces del árbol pegado a la casa. Están buenísimas…
SABER
MÁS
Finca La Estrella en
Socabarga. Ana Lavín. Carne natural Cabárceno-Socabarga. Tel: 659 620 599. Comercio
al por menor de carne.
https://www.youtube.com/watch?v=HpuPC0nowRE. Comentario: “Su ganadería tiene pastos naturales, come hierba sin fungicidas, ha
logrado equilibrio entre el monte y la tierra de pastos ¡¡¡¡oleee por Ana!!!!”.
Ganaderas en red (GER). Pastoras y ganaderas de extensivo. 130 mujeres
dedicadas a la producción de alimentos de calidad.
En
Cantabria, 'Ganaderas en Red' cuenta con 7 socias: Pilar y Guadalupe en
Liébana; Manoli en Anievas; Ana en Socabarga; Marta en Soba; Nika en Colindres
y Angelines Balbás en Campoo.
Ellas son: Marta García Martínez (Cañedo,
Soba), Ángeles Balbás Díez (Requejo, Campoo de Enmedio), Manoli Solar Castillo
(Anievas), Ana Lavín García (Socabarga), Pilar Sebrango Velarde (Lerones,
Pesaguero), Verónica Rozas Ortiz (Colindres) y Reyes González García (Sel de la
Carrera, Luena).
“Mujeres al viento”. https://www.youtube.com/watch?time_continue=113&v=Cx_QA1iHsNA. “Despacito” al ritmo de la mujer ganadera.
OTRA EXPERIENCIA
http://ficcionesdeloreal.blogspot.com.es/2017/09/paseos-de-verano-por-el-valle-del-nansa.html. POR EL VALLE DEL NANSA. NATURALEZA Y CREATIVIDAD.
https://www.youtube.com/watch?v=bHGbRdn8-8U&feature=youtu.be.
Vídeo de la experiencia “Los sentidos del bosque”.
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