"Nuestro cuerpo está
diseñado para vivir sano 40 años. Todo lo demás es tiempo extra que nos da la
ciencia…", dice el investigador José Pedro Vaqué (http://www.eldiario.es/norte/cantabria/sociedad/cuerpo-disenado-vivir-tiempo-ciencia_0_365364313.html).
Eso ya lo decía yo, sin ser
investigadora, de forma más de andar por
casa (“A los 40 se nos acaba la
garantía, como a las lavadoras. Y a partir de los 50 empezamos a degenerar de una manera...”).
De los 50 a los 55
Iba a esperar hasta los 60, por aquello de las decenas, pero quién sabe
dónde estaremos, así que he decidido apostar por periodos de cinco años, que
parece algo más cercano. La sensación de estar en periodo de descuento, se agudizó tras cumplir
los primeros 50 años de vida. El impulso de hacer, de dejar hecho, lo que yo llamo “la intensidad de
vivir”, se aceleró a partir de este momento, y ahora siempre lo tengo presente,
cada día y a cada instante.
Este año (2017) me llamaron, de nuevo,
como cada dos, dentro del programa de detección precoz del cáncer de mama.
Me hice la mamografía y me dijeron: “Si
en el plazo de un mes no te ha llegado carta con el informe, llama”. Así que,
pasados unos días tras el mes, llamé. “No pasa nada, pero tienes que pasar por
Valdecilla para realizar una “prueba complementaria”.
En el folleto que suelen repartir pone
que en un 5-6% de los casos, hay que realizar pruebas complementarias. “No se
alarme… esto no debe preocuparle… una imagen dudosa… estas pruebas van dirigidas a
confirmar la benignidad de las imágenes detectadas…”. Pero no puedes evitar
preocuparte y empezar a hacer cábalas (¿De este 5-6% , ¿a cuántas se confirmará
que la cosa no es benigna…?. ¿Y si…?). Es inevitable… (Todo fue bien).
ME ACUERDO...
LA “CARTILLA”
Así llamábamos en Parvulitos a nuestro método de lectura silábico: La m
con la a, ma…Recuerdo que cuando ya nosotras íbamos más avanzadas en 1º, Lumi
seguía acudiendo a la mesa de la maestra a repetir lo que ella le iba diciendo...
Recuerdo a una niña mayor, de las de 14 años, muy rubia, vestida toda
de negro, sin jugar, sentada en el patio cubierto. Y al niño que murió ahogado
en Rinconeda, antes de que cegaran y colmataran la mancha de agua.
Se hablaba de la muerte, oíamos hablar de que alguien había muerto,
pero un muerto real, de verdad, creo que
el primero que vi fue una monja del colegio.
Estaba toda amarilla y la experiencia no me gustó. Después, siempre me
ha parecido de muy mal gusto los que dejan una ventanita en el catafalco para
que se vea la cara del finado. Aunque la gente diga: “Pues está muy bien…”.
JUAN EL DE LA ARENA
Con él nos amenazaban las “tatas” cuando hacíamos algo malo o nos
negábamos a obedecer. Era un vagabundo que llevaba un saco a la espalda, con
barba y algo desaliñado.
PARA QUÉ SIRVE GUARDAR TODO
Repasando mis cuadernos de Parvulitos
con atención, me encuentro con la copia de una frase, que quizá por eso -por
haberla copiado tantas veces-, se me quedó en el magín para siempre: “río es una corriente continua de agua”. Esa
y la del Ebro (“El Ebro nace en Fontibre, cerca de Reinosa, provincia de
Santander; pasa por Logroño y Zaragoza y desemboca en Tortosa”), junto a otra
más tardía, - esta ya de 6º de EGB, gracias al comentario poco solidario de una
compañera de clase – “Una gruesa son doce docenas, 144 unidades”, son de las
pocas cosas (está también el romance de Abenámar y el principio de “Un soneto me manda hacer
Violante…) que me quedan del aprendizaje de memoria. De las primeras, incluso
con su cantinela arrastrada.
“Guardo todos los papeles, los objetos que significaron algo para mí
-escribe José Luis Sampedro en una de sus notas. Y continúa: “Pero mi ideal
sería vivir con más simplicidad, con lo esencial. Mi ideal sería vivir en una celda sin objetos”.
Así lo siento yo, en este año tan teresiano
(2015): despojarse, despojarse, despojarse (“Nada de más”- que dijo alguien). Y
quedarse con uno mismo. Con el interior de uno mismo. De una misma…
COPIAS DE PARVULITOS
Entre las frases, a veces me encuentro con cosas divertidas como esta:
“La luz del sol se llama natural porque la hizo Dios”. ¿Y qué pensaríamos que era la circuncisión…?
He descubierto que mi compañera de pupitre era Mercedes (Merceditas)
A., la única a la que cito por el apellido. También la nombro la primera
entre mis amigas – de primero (de EGB), supongo. Luego, nos perdimos la pista y
al cabo de años la volví a encontrar llevando la librería Esmeraldo en
Torrelavega. Creo recordar que era hija de uno de los maestros de la Escuela de
Solvay.
Yo siempre he creído que mi amiga íntima en aquella época era Pilar
Crespo Canales. ¿Quizá porque desapareció y se fue a Barcelona…? ¿Porque me
enseñó a pintar en círculos -como un regalo de fin de curso…?
Tomasita Pérez Ballesteros, la maestra de Párvulos 2, me ponía
calcomanías en las esquinas de mi cuaderno de copias.
En cambio, Marisol, además de tirarme de las orejas, solo me ponía R, de regular, en mis primeras
copias temblorosas de las vocales, y luego, de las sílabas.
Mª José P., mi maestra de 1º y 2º curso, coleccionaba
cajas de cerillas. La clase tenía grandes ventanales y la recuerdo con mucha
luz. Estaba el ropero donde se celebraba el mes de la Virgen, y los váteres, de
esos de pie, fuera, en edificio anexo.
Catalina nos cuidaba en los recreos de Parvulitos y nunca nadie nos
quemamos con la estufa de astillas y carbón que parecía la de los “Hermanos Dalton”.
En 4º de EGB, Inocencia me ayudó a hacer un esquiador con alambre que
yo no podía doblar. Ella tenía pavor a las serpientes y no las podía ver ni en
cromos.
PASIONES QUE CONTINÚAN
Al repasar los papeles de infancia, veo que pasiones que tenía entonces
(los tiovivos, los castillos, las jirafas, los piratas; más tarde, el
Impresionismo o Mesopotamia, han pervivido en el tiempo.
Leo con tristeza que los yihadistas destruyen, con excavadoras,
Nimrud, que no sé por qué relaciono con Gilgamesh, los asirios, un toro/león
atravesado por una flecha…¿Qué se puede hacer cuando la sinrazón se impone...? Y, de nuevo, me viene a la mente la frase de Ana
Mª Matute: "Siempre hay unos que aporrean a los otros, y no porque sean
más fuertes, sino porque unos quieren aporrear y otros no".
RECORDATORIOS DE PRIMERA COMUNIÓN
No sé si se siguen haciendo
en el siglo XXI. Yo aún conservo los de amistades (¿mías? ¿de mis padres…?) y
primos/as.
De muchas, perdí la pista;
de otras, su sino ha sido trágico, como nunca pudimos imaginarnos de niños…
Mi hermana y yo hicimos la
Comunión el 15 de mayo de 1969 en la parroquia de Santa María de Barreda (El
recordatorio es de la librería Antonino, de Torrelavega). Yo acababa de cumplir 7 años
el 1 de mayo, y mi hermana Beatriz aún no había cumplido los 6 (los hacía el 20
de mayo). Las dos íbamos vestidas de monjas, con toca. El hábito -la túnica- lo
heredarían mis dos hermanos tres años después, en 1972.
El 15 de mayo (Fiesta de la
Ascensión), también hicieron la comunión con nosotras las hermanas V. (su recordatorio es de la librería Villegas, de Torrelavega).
Años más tarde, nos enteraríamos de que ambas habían intentado suicidarse, en
Oviedo…
De las Escuelas de Solvay
también procedían Mari Carmen A. y su hermano Óscar. Y los hermanos Parra,
A. y P., que vivían al final de nuestra calle, en un chalé.
Entre la gente de Solvay, el
recordatorio de Marc P., del 4 de mayo de 1967. Y el de Isabel L., Marisa
H. y Lourdes R., el 23 de mayo de 1968. De 1970, el de Elena de
M., que vivía al final de los chalés bajo una torre de alta tensión que
chisporroteaba, y a quien su padre había regalado un bastón gigante lleno de
caramelos que era la admiración de todos nosotros. Y el de Dominique y Nathalie
F.. Con Domi coincidí primero en el colegio Duperier de Ávila un verano aprendiendo
inglés, y luego estando ella ya casada y con los hijos mayores, en Laredo, en
alguna salida al monte con la ONG Bosques de Cantabria.
No sé por qué tengo el
recordatorio de mi prima Mª Victoria, que hizo la comunión el 28 de febrero de
1961 -yo aún ni había nacido- , en la parroquia de San Justo y Pastor, de
Sierrapando. Igual se lo afané a mi
madre, o ella me lo dio…También conservo el de mis primos Leandro y Esther, con
fecha 26 de abril de 1964. Y el de mi primo Paquito, que la hizo en la iglesia
de la Virgen Grande el 23 de junio de 1968. Años después moriría de leucemia
(con 12 años, el 4 de abril de 1973). Siempre recordaré el viaje a Madrid, yo, con diez años –
supongo que a una visita médica- con él, muy blanco e hinchado por la cortisona.
El 15 de mayo de 1969 -el
mismo día que yo-, también hace la comunión mi prima Coqué, en la capilla de
San José de Torrelavega.
De compañeras del colegio de
los Sagrados Corazones de Torrelavega, conservo el de Elena H. y el de
Rocío H. (ambos de 1969), y el de Norma P., de 1971. Con esta
última coincidí en una heladería en Santander muchos años después y me invitó a
dar una charla en su instituto en Bezana, donde ella era profesora de Latín. De
niños, las casas de verano en Suances, se tocaban.
No sé por qué tengo tres de
Rafa A. (De 1971, en el colegio Nuestra Señora de la Paz), si yo
de quien era amiga (“íntima”, a mis 8 años) era de su hermana Belén. Me dio
mucha pena cuando se fue a Madrid, casi tanta como cuando marchó a Barcelona mi
otra amiga íntima de Solvay, Pilar Crespo Canales, de quien nunca volví a saber
nada. De Belén sí que me contó
algo un compañero de la Universidad de Navarra, Mauricio F., quien
también vivió en, o conocía, la urbanización del Conde de O. ¿Me dijo que
era un poco hippy, artista…? No recuerdo bien.
Del colegio de la Paz, de
1973, tengo un recordatorio de Germán B. y otro de Félix C., ambos de
la quinta de mi hermano David. No sé por qué los tengo yo…
Por parte de madre, solo conservo
el recordatorio de mi prima María, del 7 de mayo de 1970
en el colegio del Sagrado Corazón de Madrid.
En mi colegio de los
Sagrados Corazones (“Las monjas”), empezamos muy pronto con los viajes, en 5º
de EGB, con 10 años. Los chicos del colegio de los curas (La Paz) siempre nos
contaban que lo más lejos que iban de
excursión, año tras año, era a Ucieda (aquí al lado…).
En 1973 fue un viaje a
Madrid (del jueves 5 de abril al domingo 8). Nos dieron a firmar una serie de
condiciones (“Proponerme hacer felices a los demás. Ir con gusto en el grupo
que me indiquen. OBEDECER SIEMPRE. Dormir a las horas señaladas. Ser educadas
en la comida y en los juegos. Saludar, dar gracias, hablar en voz baja en los
lugares que visitamos…”) y nos pasaron unas hojas con el plan general y el
horario, el programa de visitas y unas preguntas para contestar en cada sitio.
En 6º de EGB (1974) la “excursión” fue a Toledo. Nos facilitaron una pequeña información de los lugares que íbamos a ver (Ávila, Segovia, Toledo). En Ávila dormimos la primera noche, en el hostal Continental (plaza de la Catedral nº 4). El segundo día, visitamos Segovia y La Granja. El tercero, Toledo. Las dos últimas noches nos quedamos en Madrid, en el Hostal Peralta de la calle Arenal 24.
En 6º de EGB (1974) la “excursión” fue a Toledo. Nos facilitaron una pequeña información de los lugares que íbamos a ver (Ávila, Segovia, Toledo). En Ávila dormimos la primera noche, en el hostal Continental (plaza de la Catedral nº 4). El segundo día, visitamos Segovia y La Granja. El tercero, Toledo. Las dos últimas noches nos quedamos en Madrid, en el Hostal Peralta de la calle Arenal 24.
En 7º de EGB (1975) el viaje
fue a Salamanca. Los objetivos eran ya más ambiciosos: “Conocimiento de la
ciudad de Salamanca en el mayor número de aspectos posible…Objetivos de orden
personal, como: saber orientarse y desenvolverse cuando llegan a una ciudad
nueva. Objetivos en el orden de la convivencia (la colaboración interpersonal,
distribución de tareas, puesta en común; pensar en los ausentes y llevarles un
pequeño detalle; relaciones con otras niñas de Salamanca…”). Ya de vuelta en
casa, la preparación de una “Memoria de viaje”. En Salamanca, nos quedamos en
el hotel Alfonso X, hoy en la calle Toro, 64 (entonces, Generalísimo Franco,
48).
Todos los viajes solían ser
de 4 días, de jueves a domingo, e íbamos en autobús. Disfruté enormemente en
cada uno de ellos. Fue una experiencia divertida y totalmente recomendable.
VIAJE A SALAMANCA EN 7º EGB (Recuerdos
escritos en 1975, con 13 años)
Salida de Torrelavega a las
10 o´clock.
Hemos pasado numerosos
pueblos, entre ellos: Campuzano, Barros, Buelna, Pie de Concha, Reinosa, etc.
Cerca del colegio de los
Padres recogimos a Mª Luisa y a Mari Luz.
A medida que avanzamos el
paisaje va cambiando de color y volviéndose más seco y árido. Ya no hay apenas
árboles y la tierra se cubre de arbustos.
Hoy es día soleado y de
cielo azul. Todas estamos alegres y contentas compartiendo nuestras cosas.
Hemos visto el castillo de
Aguilar de Campoo. Hay varias fábricas de galletas, entre ellas la de galletas
Fontaneda y la de galletas Gullón.
La Madre ha entregado la
mascota a una niña o a un grupo y todas estamos intrigadas pensando quién será
la que la tenga.
Bayona de Francia.
Contraventanas de madera en ventanas y puerta.
Vides a partir de Carcasonne.
Cerca de Montpellier se nos
rompió el cristal delantero (del autobús) y todo el mundo se quedaba mirando embobado
hasta que el cura (Molleda) dijo: “¡No
lo hemos quitado a posta! Plegable, hombre, plegable…”.
Para el maíz y el heno no
utilizan montones (almiares) sino palos con un tejadillo de latón encima.
Inspectora oficial de
avispas (sin cristal delantero, se colaban todas).
Cementerios, separadas las
filas de lápidas por setos, con cruces bajas y sin panteones (En Suiza).
Terrazas para plantar vides
en las laderas. Terreno muy bien aprovechado.
Vevey (lago Le Man).
Montreux.
Muchos invernaderos con
fundas semicirculares de plástico.
Aquí, Mazinger Z se llama
Goldorak.
“Balones” en las líneas
eléctricas.
Para indicar que el pueblo
ha terminado, se tacha el cartel con una línea roja oblicua.
Lausanne a orillas del lago
Le Man.
Fribourg (casas): parte de
abajo, de piedra. La de arriba, de madera. Generalmente, sirve de granero.
La parte de arriba de los
chalés, con madera oscura, casi negra.
Las calles acaban en gasse, strasse o platz.
Hemos cambiado con un alemán
chiflado una caja de Ducados por un bocadillo de queso.
Un colombiano, Eyder
Jiménez, nos da su dirección en el albergue de Zurich.
Nada más llegar a Barcelona,
al ver a los primeros hombres, un grito unánime y repetido: “¡Cardos! ¡Cardos! “
[recuerdo que la ciudad nos pareció muy
sucia en comparación con Suiza. Llevábamos un olor a queso- todo el mundo
habíamos comprado queso suizo- fétido. Cuando abrieron las puertas del autobús
en Torrelavega, los parientes casi se desnucan].
1978-1979. CURSOS DE INGLÉS EN ÁVILA
Los veranos de 1978 (con 16
años) y 1979 (con 17) estuve en Ávila para mejorar y recordar el inglés; el
primer año, con mi hermana Beatriz; el segundo, con mi hermano David.
El director del Colegio
Menor Arturo Duperier, a las afueras, era Agustín, a quien luego
me costó reconocer, muchos años después, como jefe de policía (Director
General) cuando se produjeron los atentados del 11 de marzo (de 2004) en
Madrid.
En mi época, tenía hijos
pequeños –creo recordar- y me pareció una persona dialogante y que tenía en
cuenta las opiniones de los demás. Recuerdo que el alumnado manteníamos unas
asambleas (¿semanales?) donde se podían hacer críticas y sugerencias y, en una ocasión, por un tema de drogas, se
nos consultó a los alumnos/as mayores lo que debería hacerse -a nuestro juicio:
expulsión, notificarlo a los padres…
Conservo los listados de
alumnos, monitores y profesores de ambos cursos, pero hay mucha gente a quien
no puedo ponerle cara a pesar de los motes o de alguna palabra aclaratoria.
Pero sí recuerdo a una de
nuestras monitoras, Carmen R., de Madrid, - que nos daba gimnasia (siempre
recordaré que decía que para doblarse bien había que hacerlo tirando del
vientre, no de la espalda)- con quien me escribí algunas cartas. Hacía Derecho
y creo que cuando fui a Madrid, en 1982, busqué su casa en la calle Infantas , pero no
me atreví a más. En Navidad, nos regaló dos horquillas de su época de colegio,
pero no sé que hice con ellas…
También recuerdo a las
hermanas B., de Peralta, en Navarra, Marusi y Raquel. Cuando fui a
estudiar a Pamplona, estuve comiendo en su casa, en Peralta, la ensalada más
deliciosa y mejor aliñada de mi vida. También coincidí con su prima Ana J. Y con Dominique
Francis, de Barreda, que al año siguiente fue de monitora.
Luis, “el
de los dientes partidos”, fue mi amor platónico de ese año y
nos perseguíamos por el colegio o bailábamos en la discoteca, y me encantaba
que mis rizos rozaran su mejilla.
A Fernando N. y a los
gemelos Luis y Pedro A. los subíamos a Ávila (por ser menores no les
dejaban ir solos) a comprar sellos o un helado en “Los Valencianos”.
También recuerdo a Quique
L., al malagueño Gabriel F. o a un granadino muy serio,
¿César?, con la cabeza muy bien amueblada a pesar de ser más joven que yo.
A María U. la
encontré después en Madrid en un curso.
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