Martes,
29 de noviembre de 2016
8ºC a las 8.01 h. en el
luminoso de la farmacia.
(Ya en la estación). ¡Me
encanta! Como siempre, la señorita, diciendo: “Vía 1…, en andén”, ¡y – como
siempre- no hay ningún tren…!
Hoy no veo a Felipe.
¿Habrá…?
A las 8.15 h aún es de
noche, aunque empieza a clarear. En mi vagón, todo mujeres: 7, conmigo. 5
rubias teñidas y 2 castañas.
Mercado en Maliaño, como
todos los martes. Ya están puestos los adornos navideños. En unos años, nos
comeremos el turrón en agosto…
Le cuesta amanecer. En
Astillero se bajan bastantes estudiantes y, en La Cantábrica, se suben varios.
El día está mortecino y el
vagón se balancea que da gusto. El fuelle, entre vagón y vagón, da unos
chasquidos…
En Heras, han repintado la
estación de amarillo claro. ¡A ver lo que dura sin pintadas…!
En media hora, estoy en
Ceceñas. ¡Vaya! Si ya he estado aquí… Es donde el colegio junto a la iglesia, y
la mansión al fondo…Y el parque fluvial La Regata. Está visto que las neuronas
se me caen “a puñaos”…
Es plena hora punta, con
todas las mamás – y algunos papás- trayendo a sus hijos en coche. ¡Vaya lío…!
Huele a leña, retenida por
la humedad del ambiente.
Pues, ya que estoy, a las 9
y 20 cojo la carretera en dirección Solares. Cruzo sobre el río Miera y, en un
área de descanso, un cartel con las especies exóticas invasoras: el plumero, la
falsa acacia y el bambú japonés. El plumero, desde luego, es omnipresente.
“Desarrolla grandes macollas [tallos que nacen del mismo pie de una
planta]… Procedente de Sudamérica, se piensa llegó a Cantabria como planta
ornamental… Produce más de un millón de semillas por planta y el viento las
dispersa hasta más de 30 kilómetros”.
El bambú japonés resiste al
corte y rebrota, al parecer, a partir de fragmentos de planta muy pequeños, de
tan solo 0´7 gramos; así que su desbroce puede ser contraproducente.
En cuanto a la falsa acacia,
leo que invade las alisedas.
En una desviación próxima,
me encuentro a un señor (un paseante habitual que acaba de dejar a los amigos
de paseo) empeñado en que haga una ruta maravillosa. Mientras le acompaño hacia
su coche, veo en un plátano lo que me dice ser un nido de avispa asiática.(http://www.eldiariomontanes.es/cantabria/201612/14/antidoto-frances-contra-avispa-20161205223101.html). Contra la avispa asiática.
También me informa de que los badenes
que hay en el muro que rodea la finca del marqués del Valdecilla son pasos
“para que los ciervos entren y salgan”. La finca es un “coto deportivo de
caza”. Quizá un par de ellos sean pasos para ciervos, pero otros agujeros son
el muro derruido, sin más.
Cuando veo desaparecer el
coche…, me doy la vuelta. El circuito que me proponía era demasiado largo y se
alejaba de lo que yo me había empeñado en hacer hoy.
Sigo subiendo por la acera
en paralelo a la finca del marqués. En un prado, bajo la fábrica de Bimbo, una
vaca que me recuerda a las Hereford de las películas del Oeste. Enfrente, se
ven caminitos… de cemento. ¡Podían haberlos dejado de grava! Entro por la puerta
sur de la finca. En la subida, han plantado castaños. Ha sido el IES Ricardo
Bernardo, en 2011 -según leo en la placa.
Salgo por la puerta
principal y me compro en la panadería Bedia (desde 1911), una caracola
deliciosa.
A las 11.15 h estoy cogiendo
el tren de vuelta a Santander. Me apunto, para otro día, Hermosa (por
Valdecilla); Orejo y Heras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario