A E. la violaron en Navidades. Era
virgen y le dolió mucho. Fue un compatriota suyo rumano.
Solo contaba diecinueve años y siempre
había tenido muy mala suerte.
Con tres años, sufrió un accidente de
coche; luego, se le quemó la cara, y su madre se separó de su primer marido con
apenas veinte años.
Ahora vivía con su padrastro, que
tocaba en la calle, y ocho hermanos, todos chicos, entre los catorce años y un
mes de edad. Habían venido a España hacía dos años huyendo de la miseria de su
país.
Ella solo quería un trabajo e
independizarse; por eso volvió a la capital.
Aquí se encontró con su violador, que había vuelto de Rumanía, a donde
había sido expulsado cuando lo denunció.
De la tensión y los nervios, le empezó
a doler el bajo vientre y a los cuatro/cinco meses de embarazo, en el autobús,
pensamos que estaba de parto o quizá que era un aborto espontáneo.
El conductor llamó a una ambulancia y
la subieron al hospital. No quería avisar a nadie de su familia. Estaba muy nerviosa
y tenía mucho miedo. Tampoco quería al niño…
En Urgencias, primero la calmaron y
fueron explicándole lo que le iban a hacer: primero, te haremos un análisis de
sangre; luego, el médico te va a hacer una exploración. Ahora, te subirán para
hacerte una ecografía; no te dolerá nada…
Una doctora, con su documento de
identidad localizó el teléfono de su familia; pero le dijo que solo llamaría si
ella se lo pedía. También se pusieron en contacto con la Asociación de Mujeres Violadas, porque en sus circunstancias
iba a necesitar mucha ayuda.
El médico le enseñó en la pantalla a su
bebé: ¿Quieres verlo...? También le preguntó si quería saber si era niño o niña.
- Sí.
Cuando le dijo que era un varón, ella murmuró: "Yo también quería que fuera un niño, pero no así…".
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