lunes, 17 de junio de 2013

CARTAS A VID (5)

30.7.11. 5º CUMPLEAÑOS SIN TI. ME QUEDÉ CON ALGUNAS COSTUMBRES TUYAS      

                                                                   
Más de una vez me he descubierto apretando el botón del freno de mano del coche, por si acaso no estuviera bajado del todo -como tú hacías, varias veces en el mismo trayecto. Es curioso, como se nos pegan costumbres de otros, gestos de otros; quizá, a veces, ni nos demos cuenta.

También recuerdo en algunas curvas, bien peraltadas, -la del zoo de Santillana, la de antes de llegar a Cóbreces-, como las cogías diciendo: “¡Hay que dar alegría al coche!”. Y me recuerdan a ti los sobres de taquitos de jamón o de beicon ya cortados, para añadir a los guisantes o a los espaguetis.

A partir de Stieg Larsson (hubieras disfrutado con su trilogía), he vuelto a leer novela policiaca. La española Giménez Bartlett, la de la inspectora Petra Delicado, es muy buena. Y tiene un gran sentido de humor. También me he reído mucho con Carmen Posadas, hacia quien tenía ciertos prejuicios, y su Hoy caviar, mañana sardinas, escrita en colaboración con su hermano Gervasio y con las hilarantes notas de su sufrida madre-esposa-de-diplomático, es de lo más divertido. Por cierto, ¿os reís en el cielo…? Carolina ha preguntado que cuándo bajáis.

En los talleres de lectura, intento que la escritura sea cada vez más depurada y ajustada a la esencia, a lo que se quiere decir. “La palabra exacta”. Ser preciso.

El otro día pasó un chico de traje por la calle que olía a Davidoff, no recuerdo si tu última colonia, pero sí la que mejor le iba a tu persona, y no solo por el nombre…

Víctor se sube el traje de baño hasta el cuello, como tú a su edad (esto me lo dijo mamá). Yo no te recuerdo a ti en plan “alcalde de Villar del Río”, con el pantalón en los sobacos. Será que con el tiempo te volviste pitifino y aprendiste las costumbres de la jet.

En las fiestas de la Virgen Grande de Torrelavega he recordado que tú eras uno de los fijos de las fiestas patronales de agosto, y que siempre ibas con los hijos de tus amigos a las distintas atracciones. Era una cita irrenunciable a la que nunca faltabas.

A mamá le hiciste el mejor regalo que podías hacerle: apuntarle a ONO y que pueda llamar gratis a quien quiera. Nosotros también lo disfrutamos, porque así podemos hablar todas las noches.


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