jueves, 8 de marzo de 2018

8 M 2018. SANTANDER, CRÓNICA DE LA PRIMERA HUELGA GENERAL DE MUJERES

El día anterior oigo por la calle a dos mujeres: “… huelga de chicas…”. Dos jubilados, con las bolsas de la compra, comentan: “Ya sabes…, agente de bolsa…”. No son simples “porteadores”; hasta para eso han creado un nombre “glamuroso”…

Parece que la cobertura este año está siendo masiva: esperemos que no sea flor de un día, y la reflexión, y la actuación, se mantengan a lo largo de los otros 364. Por parte de todos: de nosotras, y de ellos. Sin apasionamientos y con escucha empática. Con propuestas imaginativas.


Cuelgo en mi balcón -aunque dé a la parte de atrás y aunque no me lo ponga nunca: soy una arbularia y siempre me seco las manos en los pantalones- el delantal, indicación que han sugerido a aquellas que no pueden unirse a la huelga, aunque compartan los principios. Yo sí iré a la manifestación y haré huelga de consumo: no compraré nada; no iré a la piscina y ni siquiera bajaré la basura.

Salgo a primera hora, sobre las 8, para ver y oír lo que se dice en las calles. El día se presenta de sur. 12 grados centígrados.


Tomo por Jesús de Monasterio con la intención de ir, lo más recto posible, hasta la glorieta del monumento a La Sardinera. Al inicio de la calle, me encuentro con el primer cartel, pegado con cello, de la Asamblea Feminista de Cantabria. Detalla todos los actos del día, que comienza a las 11 h con una concentración en el edificio Interfacultativo de la Avenida de los Castros.

Charla de dos chavales de instituto que me adelantan:
-       Hoy, el derecho de las mujeres… bla, bla,bla.
-       Yo creo que, sin educación, no vale…

Ante el Pasaje de Peña, una pancarta: “Mujer, nos gusta cuando callas”, con un NO en morado, negando el verbo principal.


Voy fijándome en los comercios, en busca de algún cartel que haga mención a lo especial del  día de hoy.


En el balcón principal del Ayuntamiento, una pancarta concisa, no muy grande: “¡Viva el 8 de marzo!”. Debajo, en la calle, un tablero con caballetes y dos sillas de plástico solitarias.


Teóricamente, hasta las 11 no da comienzo la jornada, y a las 12.30 h está previsto un pasacalles desde el monumento a La Sardinera, en Puerto Chico.

En la Porticada, a las 8.30 h, no veo nada, ningún movimiento ni adorno. A las 14.30 h está convocada una comida “de picnic”, y luego, a las 17 h, una performance.

Algún comercio parece aprovechar la situación: “Solo Hoy. 40 % en todas tus compras”… No parece muy solidario con la huelga de consumo…


En la librería Gil de Pombo, sí hay un horario especial 8 de marzo: Mañana: 10-11.30 h. Tarde: 17-19 h. En el escaparate, libros relacionados con el feminismo (de Virginia Despentes, Mary Beard, Chimananda, Rebecca Solnit…) y señalalibros con unos versos de la poeta polaca Wistawa Szymborska: “Ningún día se repite,/ni dos noches son iguales,/ ni dos besos parecidos,/ ni dos citas similares”.


La Sardinera a estas horas se yergue solitaria con lo que parecen los restos antiguos de un pañuelo rojo al cuello.


En el Centro Cultural Doctor Madrazo, recientemente remozado, una exposición de fotografía, “Hazme libre”, de Rebeca López Noval, hasta el 22 de marzo.


Vuelvo por el mismo camino, pero ahora por la acera de la izquierda. En el Ayuntamiento están montando una carpa blanca y la megafonía para esta tarde (a las 19.30 h, parte de la plaza de Numancia la manifestación que terminará aquí). Hay 13 grados y el sol está saliendo. Sobre las 10 h llego a mi casa y redacto esta crónica de urgencia...

... Y este es el resumen, en una imagen, del itinerario vespertino entre la plaza de Numancia y el Ayuntamiento, un recorrido demasiado corto para tanta marea...


22.000 personas, según la Policía.



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