Oía latir mi corazón.
Una tiene su imagen de
hombre ideal: moreno, ojos de pitiminí, manos
largas y nervudas…
Y, de repente, un día, te
gusta un chico calvo o uno bajo y gordito, o incluso uno veinte años mayor que
tú. Y ya nada de lo primero tiene importancia…, porque te gusta.
Pero lo de hoy ha sido de lo más desconcertante: me he enamorado
mientras sentía sus guantes de látex moviéndome con cuidado la cabeza antes de
empezar con el torno…
No hay comentarios:
Publicar un comentario