Viernes,
28 de abril
Por tercera vez, en poco tiempo,
subo a Arenas de Iguña (en esta ocasión, para una charla sobre “Por qué leer y
escribir bien en el siglo XXI”, coincidiendo con el Día del Libro).
Por de pronto, salimos tarde
de Santander: a las 16.53 en vez de a las 16.47 h. 19 grados. Destino: Reinosa.
Detrás de mí, unos
señores a grito pelao (parecen trabajadores del tren). Para ser las 17 h,
vamos bastante gente. Dos se bajan en Maliaño (entre ellos, el gritón. ¡Menos mal…!).
El día está plomizo y me ha
chispeado al ir a la estación. En Guarnizo, la temperatura baja hasta los 16
grados. Nos cruzamos con el tren largo que, el otro día, pasó vacío por
Lombera, ahora lleno de vehículos nuevos.
En Renedo se baja muuucha
gente y, de nuevo, a esperar. En el otro andén, dirección Santander, un montón
de gente joven, que se va de fiesta (es viernes y principio del puente de
mayo).
En Vioño, ya han recogido la
hierba en pacas redondas. Me está entrando una modorra… Se me empiezan a
ocurrir obnubilaciones: REIN-OSA, el
reino de la osa…
A la altura de Torrelavega,
filas de coches en la autovía. El vagón empieza a quedarse vacío.
El río Saja lleva muy poca
agua; en canoa, daríamos con el culo en el suelo y tendríamos que bajarnos a
remolcarla. Se puede vadear fácilmente en muchos tramos.
Tras la charla, donde fuimos
pocos pero escogidos, el tren pasa
puntual-puntual: entrando en la estación a las 19.34 h o´clock… para luego
quedarnos parados en Las Fraguas...
Seguimos con 16 grados. A
las 19.44 h, movemos tras pasar el tren al que esperábamos.
El día está cada vez más cerrado: no sé si en Santander estará lloviendo…
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