Jueves,
2 de febrero
Como hoy ha salido un día de
Vitigudino, lo he dejado todo y he cogido la mochila en dirección a la estación
de autobuses, con destino Gajano.
Os comunico desde ya que la
parada en Gajano no es la primera, sino la segunda, y que la ruta (ahí está el
primer poste) empieza junto al bar Gelín…
Ahora empiezo desde el
principio…
En la estación de autobuses,
frente a la dársena 8, un señor me
cuenta que “debido a un fallo humano” su coche puede estar en la chatarra. “Y
tenía cosas dentro que necesito…" (se bajará frente a Reto, en Gajano).
En el bus de Palomera no se
puede sacar ida y vuelta: ¿pensarán que voy a volver volando…?
En Gajano hay dos paradas,
una al principio y otra al final. El conductor no tiene ni idea de cuál sea la
mejor para llegar al pozón (ni siquiera sabe de
lo que le hablo); así que toco el timbre frente al bar restaurante La
mina, a la entrada del pueblo. Enfrente, el grupo Dynasol (de producción de
caucho sintético -leo luego).
Pasa un señor con mochila,
con pinta de “senderista”, y decido seguirlo – como si fuera el flautista de Hamelin.
Gajano, por la CA-141, está a 0´5 km, según el poste viario.
El paisaje es bastante feo:
naves a un lado, depósitos y chimeneas de
empresas, a otro. El ruido fabril y el de los coches se come el sonido de la naturaleza.
Estoy en el kilómetro 4 de
la CA-141. A mi derecha, Peña Cabarga. El viento, de cara, sopla frío, y más a
la sombra de las naves: me cruzo al lado del sol…
Los folletos están muy bien,
pero siempre los hacen para los que llegan en coche (parte del aparcamiento tal…).
¿Y si vamos en transporte público…? Y yo no sé si, una vez impresos, recorren
con sus indicaciones el camino, porque se les olvida decir obviedades -como el
lugar donde vas a encontrarte el primer poste, o un bar de referencia, que todo
el mundo conoce.
Llego a una iglesia y me siento
a comerme mi sándwich de queso en unos bancos de madera a la puerta de la sede
de la Junta Vecinal de Gajano; de cara al sol y a Peña Cabarga. Aún no he visto
la que se supone es la segunda parada en Gajano…
Pasa un bus de Palomera y parece
que quiera parar en la curva… ¿Será esa…? A este paso, cuando empiece a andar la ruta, ya voy a
estar cansada…
Al dar la vuelta al
edificio, veo que la casa es también sede de la Peña Bolística del lugar. Y un
cartel me indica que la iglesia es la de San Martín, de los siglos XVI-XVII (nunca
lo hubiera dicho…). La familia Riva Herrera la usó como lugar de enterramiento.
En el entorno, al parecer, hay una necrópolis medieval de tumbas de lajas, pero
no sé dónde pueda estar.
Estoy en el barrio de
Presmanes. Tenía que haberme bajado en la segunda parada: he perdido media hora
(son las 11.30 h) y ya solo me quedan 2 hasta el siguiente bus.
Me cruzo en la rotonda con
el chico de la mochila, que vuelve: creo que va a lo mismo que yo y que, como
yo, anda perdido… Localizo la marquesina donde tengo que coger el autobús de
vuelta. He dejado atrás una carreterita que sube por el barrio de Los Corrales
(teóricamente, era desde un aparcamiento de ese barrio donde empezaba la ruta…)
para rodear el donuts a ver si
encuentro alguna clave. En una hilera de prado, la escultura de una vaca en
piedra de Antonio Rodríguez, el Cabuérnigo, en 2002.
Entretanto, hago mis
cavilaciones detectivescas: la salida
hacia la autovía (y a Heras, por la CA-145),
no puede ser -pienso (pero era…). De frente, por la CA-141, por la que venía, a
Pedreña y a Somo. Y el barrio Presmanes, a la derecha, del que procedía… Así
que me vuelvo a la carreterita que señala el barrio Los Corrales: son las 11.45
h. Hay todo el rato tanto tráfico…
Cuando empiezo a subir,
¡esto ya es otra cosa…! Huele a humo de leña, se oyen los pajaritos y, la
carretera, en sordina. Estoy en el barrio La Riva y creo que la casa con pináculos,
a la derecha, debe ser la de la familia Riva Herrera.
En un poste que se está
comendo la hiedra, leo con esfuerzo -en sentido longitudinal, Ruta de los Agüero.
En la pared, ombligos de Venus y helechos varios. Decido dejarme llevar…
A la casa la conocen como “el
torreón de Gajano”.
El siguiente poste tampoco
me aclara nada: a la izquierda, a 125 metros, restos de muralla y palacio. A la
derecha, la ruta de los Agüero…
Una señora en bici me dice
que "por aquí, no es" (lo del pozón de la yesera). Me manda bajar por donde la
muralla y salir al bar Gelín. “Al lado hay un Caja Cantabria…” (ahora, Liberbank).
Cuando le digo que, de todas formas, estoy disfrutando mucho el paisaje, me aplana: “Muchas
vacas ya no hay…”.
Bajo por el barrio La Llama y
llego a una especie de apartamentos que resultan ser la posada El abuelo de la
cachava, junto a un parque infantil donde no sé si, alguna vez, jugara un niño…
Me siento en un banco, ahora sin la protección en la espalda de ningún edificio.
Al continuar, salgo de nuevo
al barrio Los Corrales. Estoy en la CA-141, Km 2. Enfrente, el bar Gelín. ¡Localizado
para la próxima!... Cuando me acerco, descubro el cartel de la ría de Tijero y
el pozón de la yesera. ¡A buenas horas…! (son pasadas las 12.30 h…).
En el bar me dicen que,
siguiendo la carretera, apenas hay 1 kilómetro. Me tomo un mosto y una pulguita
de jamón con tomate (3´20 euros) y aprovecho para ir al baño. Luego, continúo
un poco por la carretera hasta ver la desviación que me conducirá, la próxima
vez, hasta la pozona. El pie ya me duele mucho y no es cosa de ir cojeando, a
toda prisa, para verla un segundo…
A las 13.30 h pasa, puntual,
por la marquesina azul de la rotonda, el bus Palomera de camino a Santander. Le
explico al conductor -es otro- por si alguna vez alguien le pregunta: “Que se baje
en la segunda parada de Gajano y vaya hasta el bar Gelín”…
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