Este curso me reincorporo,
de manera presencial, al taller de “Creación plástica” de Sonia Piñeiro, mi dilecta
profesora e ilustradora de mis dos últimos/primeros libros.
Miércoles,
3 de octubre de 2022
El primer día voy in albis: en mi cartera he metido el
cuaderno de dibujo, varios lápices, mis acuarelas y unos círculos de cartón –
por si necesitamos para hacer formas.
La profesora nos dice –a quemarropa-
que hoy vamos a hacer “pintura metafísica”… A mí algo me queda del arte que di
en el instituto, pero menos mal que lo explica: “… sacar nuestra vida interior
usando objetos cotidianos, sacados de contexto”.
Nuestro objeto – al que
tenemos que sacar de contexto- es una caracola marina. Sonia nos pone de
ejemplo a Giorgio de Chirico y a Guillermo Pérez Villalta, para que los echemos
un ojo.
Nos sugiere que primero
pintemos caracolas (más de una…) y luego la integremos en un paisaje urbano
solitario.
Yo, que pensaba pintar solo una…, pinto dos. Luego, debajo, hago que una de las caracolas sea el gorro y la media melena de una mujer acostada, rodeada por estrellas verdes. “¿He creado una pintura metafísica, profe…?” “¿Con esto vale…?”.
Pues no es suficiente: Sonia me dice que, en otra hoja, cree el paisaje urbano solitario e introduzca ahí a mi mujer-caracola. Busco un cuadro de De Chirico que creo poder utilizar y me pongo a ello.
Por si acaso no queda claro
(y como sé que a mi profe le encantan las tipografías: hay que hacerle un poco la pelota…), en la espalda de la mujer,
escribo: “mujer-caracola dormida”. ¡Y ya!
-
Esta…, ¡ es un rayo…! -le dice una de las
antiguas a una de las nuevas.
En casa, ¡ya veré si hago lo
de los cubos! (un ejercicio que Sonia ha propuesto al grupo de Dibujo. Como tardo tan
poco en terminar, quieren que me haga dos o tres cursos al tiempo…).
Hoy ha faltado mi amiga Paloma y un montón de gente, que estaba de excursión: somos 13 en total. Y alguno más, que pinta a su aire, lo que quiere…
Miércoles,
19 de octubre. Un trabajo del año pasado
Tras la fiesta del miércoles
12 de octubre la gente sigue pintando las caracolas “metafísicas”. Como yo ya
terminé el primer día, la profe me ha dicho que yo voy a hacer el curso de este
año y el del año pasado (que no hice: dos en uno…).
Sonia me dice que elija una
figura geométrica (o dos) y haga con ella(s) distintas composiciones y
combinaciones de color (me enseña un ejemplo en su cuaderno. A ella le ha quedado reprecioso, claro...).
Para recordarlas, busco en
internet en el móvil, “figuras geométricas” a ver si se me ilumina la mente o
hay alguna forma que me impresione… Las miro de una en una, pensando en
posibilidades, y, de repente, digo: ¡Ya está!: ¡pentágono!...
Lo primero que se me ocurre
son las celdas de las abejas, pero ¡ay!, que son hexágonos… Pues me cambio…
Decido añadir a esta primera figura el triángulo de mis tejados de infancia…,
planos.
El panal me resulta difícil
de hacer: unas celdas me salen más grandes que otras (nada de la perfección abejil). Como no pienso borrar, decido
poner una tipografía encima (que a mi profe le encanta), para que no haya dudas:
“La abeja reina está loca…, y es azul”. Esto último es porque la abeja al principio
del laberinto (he instalado unas flores aquí y allá, como si fuera a ir
libándolas...), que parecía un ciempiés, al ponerle las alas que me sugirió Sonia,
ahora parece una mariposa…
En el siguiente cuadrante,
dibujo unos cuantos tejados (inspirándome en internet) con ventanitas distintas.
Al lado, los montes de mis composiciones infantiles, con árboles de hoja caduca
o perenne.
Debajo, pienso en reunir el
hexágono y el triángulo…, y me queda una cometa. Solo tengo que pintarle la
cola con unos lacitos.
Para el último (la profe me
ha dicho que puedo hacer cosas abstractas, pero yo soy más de figurativo),
pinto un espejo (que al poner, “cosas hexagonales” en internet, me ha
aparecido) y poniendo mi móvil en posición selfi, me pinto a mí misma dentro del espejo. Le añado un grifo y
pongo una línea de lavabo.
¿Qué es…? -pregunto a la
clase. Y se ve que no tienen imaginación -como cuando el Principito enseñaba la
boa y todo el mundo le decía que “un sombrero”… Menos mal que soy difícil de
desanimar…
Como no quiero empezar otro
trabajo nuevo, me voy unos minutos antes: quiero conseguir un libro de Proust
que salía hoy mismo en las librerías…
Miércoles,
26 de octubre. Patos con formas geométricas
La gente sigue con trabajos
anteriores. Sonia, ¿qué hagoooo…? “Vas a convertir unos patos en sus formas
geométricas”. “Pero, ¿cuántos patos…? ¿Vale con dos o tres…?”.
Mi profe dice que no los
dibuje “del natural” (esto es, que no los copie
de internet); que los convierta ya en sus formas geométricas (y, además, que
haga una composición con ellos -¡como si yo fuera Picasso!…), pero yo así no me
hallo. Así que, como siempre, hago lo que me da la gana…
Primero busco en mí móvil
tres patos que me gusten (escojo un azulón, un pato blanco y uno moñudo) y los
dibujo a lápiz. Luego, los coloreo con acuarela. A continuación es el momento
de reconvertirlos en triángulos, rectángulos y otros “gulos”. Como queda un
poco soso, les dibujo alrededor unas olitas.
Paloma, que está mi lado,
haciéndose un “De Chirico” complicadísimo (ha hecho perspectiva y punto de
fuga, todo con regla), me achaca que hago todo muy pequeño, y en una
página, para tardar menos. Ah, se siente…
El trabajo de creatividad de
hoy es “representar la música”. Ni más ni menos. “Sonia, yo en abstracto, no me
puedo inspirar: tengo que hacerlo en casa, poniéndome mis canciones favoritas”…
Así que Sonia se pone a
rebuscar en sus trabajos de años anteriores y me encarga que haga las casas de
varios pintores, a estilo y semejanza de sus cuadros. Me pasa una lista de no
sé cuántos nombres de pintoras…, que voy a estar imaginando casas hasta el día
del Juicio Final.
Empiezo por la primera:
Yayoi Kusama, una artista japonesa. Busco sus cuadros por internet y enseguida
me quedo con la calabaza (debe ser porque Halloween está cerca…). Elijo una con
unos filamentos alrededor del rabito y busco ventanas y puertas para
inspirarme. Tras colorearla, decido poner un murciélago/vampiro sobrevolándola.
Cuando la enseño, me dicen:
“Pero le faltan los lunares… Ella era una obsesiva de los círculos…”. “Y mi
creatividad, ¿qué…?”. En casa he pensado
que quizá le ponga calabazas repetitivas por toda la superficie de la casa.
¡Con tal de no oírlos…!
Miércoles,
9 de noviembre. Pintando casas de pintores
Hoy yo sigo con mis “casas
de pintores”. En clase, cada uno está haciendo una cosa…
No recuerdo donde escribí
los nombres que me dijo Sonia, pero acabo encontrándolos en el reverso de una
de mis láminas.
La segunda en mi lista es
Chiaru Shiota (yo tenía apuntada Shiaro -como me sonó al oído…). Al principio
pienso que “igual otra japonesaaa”… Pero, al ir mirando su obra en internet, de
repente se me hace la luz. ¡Ya está! Como trabaja todo con hilos, se me ocurre
que qué mejor que una “casa-araña” tejida por dos arañitas que lanzan sus hilos
como si fueran dos pequeñas spiderwoman…
Cuando la profe lo ve, me
dice que parece la casa de Louise Bourgeois (no me extraña porque la araña la
he copiado de la que está junto al Guggenheim…), pero esa artista no está en la
relación, así que… Yo la he elegido por el tema de los hilos. Y no pienso
inventarme otra casa...
Decido poner a Chiaru
sentada en el centro de su casita y, como Sonia me dice que la araña le da yuyu, la pinto de color azul (en vez de
negro) y le hago una cara con sonrisa, ojos con pestañas y cabello rizado. Así
creo que queda “más amable”… Bueno, ¡una terminada! Pasemos a la siguiente…
El apellido es complicado
(igual lo tengo mal escrito) y no logro encontrarla en internet, así que cojo a
Lita Cabellut. Miro sus obras y me leo su biografía. Enseguida lo tengo claro:
le voy a pintar una casa-fuente
(porque cuentan que con 10 años mendigó en la calle y uno de los lugares que
frecuentaba era la fuente de la plaza Real donde los turistas arrojaban
monedas). Enseguida me la imagino a modo de una “raquera” buceando en la fuente
para rescatar las monedas. Ay, pero que la figura parece más una rata que una
niña…
Sonia, sin querer, me da la
solución: “Igual es que se siente como una rata”… Decido poner la frase en un
bocadillo (por si alguien tiene dudas).
Sonia solo me dice – creo que me tiene por un caso perdido…- “Pinta las
monedas”… Les doy un bonito color amarillo, como si fueran de oro. Ya tengo
tres casas de pintoras…
Paloma me ha regalado hoy
una caja de acuarelas chachi pirulis,
con tantos tonos que ya no voy a necesitar mezclar hasta lograr el color que
quiero. Tengo que practicar antes, no vaya a ser que haga un estropicio…
Hago fotos de los trabajos
ya terminados de otras sesiones…
De la pintura metafísica, algunas más inquietantes que otras...
Han hecho auténticas "patadas" (¡vamos!, que han creado un averío...).
Miércoles, 16 de noviembre. Haciendo lo que me da la gana
Hoy, como tengo que salir un
poco antes y no sé el tiempo que me dará (no me gusta dejar las composiciones a
medias…), decido empezar por el retrato de un amigo, que es lo que me apetece
más.
Pongo la foto en el móvil y
empiezo a hacer el boceto a lápiz. Es verdad, como dice mi hermana, que le hago
un bonito flemón en su mejilla izquierda, pero creo que así y todo se le
reconoce, y se reconocerá…. Mi profesora solo me dice que le aclare un poco el labio
inferior porque el de arriba es el que da sombra (y por eso debe quedar más
oscuro).
Luego, me pongo con mis
“casas de artistas”. Elijo en esta ocasión a Isabel Villar. De su biografía me
apunto las palabras “mujer”, “bosque” y “fieras”. Decido hacerle una “casa-dosel”,
con los arboles como cúpula verde. De entre sus trabajos, me gusta la figura de
una mujer contemplando soñadora mientras se refleja en una lámina de agua, así
que la pinto.
También he leído que es la
mujer de Eduardo Sanz, el pintor de los faros y, de repente, se me ocurre la
idea de que, en vez de su reflejo en el agua, va a aparecer el de su marido
pintor (“¿No es un poco machista…?”- me dice Paloma. Pues no: son dos
pintores y, como ella es un poco
misteriosa, me puedo inventar que el reflejo de sus fieras y de sí misma es un
faro, una ola, una gaviota y…, ¿la cabeza cortada de su marido…?- termina
Sonia. “Pues claro: esa es la creatividad del artista. O sea, de mí misma…”. Y
así lo dejo zanjado.
No me da tiempo a
acuarelarlo: tendré que dejarlo para casa o para el próximo día. Ya me
fastidia…
Cristina me enseña sus “casas
de artista” del curso pasado, y me encanta la que ha dedicado a mi profesora Sonia…
Me ha dejado sus lápices de
colores para acabar mi interpretación de la “música”. Recordé que, cuando mis
padres nos compraron el primer tocadiscos, de niños, solo teníamos tres discos
de mi madre: uno de Nina y Frederik,
dos cantantes, pareja, de la época (los años 60) que, para mí, vestidos de
negro y rojo, eran de lo más elegante; un disco de The Brothers Four, donde estaba la canción “El humo ciega tus ojos”,
y otro de éxitos de películas.
Me puse a escuchar los dos
primeros y me salió una “partitura”: la primera, rítmica y alegre, y la segunda,
más sinuosa y melancólica. Pinté la primera a bandas rojas y negras, y la segunda
(Campos verdes), en dos tonos
diferentes de verde. Puse un disco de 45
rpm al principio, y otro de 33 rpm, al final, ¡y ya!
https://www.youtube.com/watch?v=NJhujQpyUuE. Listen to the Ocean (1961), por Nina
y Frederik.
https://www.youtube.com/watch?v=tVvbkvVIV8s . Greenfields, por The Brothers Four.
Miércoles,
23 de noviembre. Carnívoras y cartel de medicamento
Hoy, mi profesora me
apabulló nada más llegar: “Vas a hacer el trabajo de la clase de Dibujo y el de
la clase de Creatividad”… Como lo hago todo tan rápido... “En dibujo, hay que
pintar una planta carnívora sobre fondo verde con insecto verde…”. Al parecer,
se trataba de trabajar las gamas de verdes y su complementario (porque las
carnívoras tienen tonos rojos y naranjas). “Después…”.
Yo me dije a mí misma: ¡Calma!
Antes tenía que acabar la casa-dosel de Isabel Villar (me faltaba pintar el mar
y el cielo, con nubes, que eran el “paisaje” de Eduardo Sanz, como si hubiera
doblado en dos el papel y cada uno (Isabel y Eduardo) hubiera pintado su mundo…
En eso no tardé nada y
enseguida me puse a elegir las carnívoras que me gustaban en internet para
hacer mi composición. Primero, dibujé una especie de tentáculo con un insecto.
Los filamentos tenían como gotitas -de jugos químicos, supongo-, al final.
Luego, añadí una que parecía una serpiente y otras dos – una, de frente, y
otra, de espalda- con una especie de tapadera abierta, para cerrarla cuando
entrase el insecto incauto. Las pinté de distintos verdes y luego les añadí
manchas y líneas de color rojo.
Ay, pero que cuando busqué
el tentáculo con el insecto no conseguía encontrarlo para ver los colores. Como
vas pasando de una foto a otra, ya no me acordaba de la línea de búsqueda que
había seguido. Empecé a inventarme los colores (yo, para eso, no tengo ningún problema)
y, de pronto, volví a dar con el insecto.
La pregunté a Sonia si, para
el fondo, podía mezclar los restos que me habían sobrado y hacer un color
quebrado. “¡Claro!”- me dijo. Así lo hice, pero me quedó más rosado que
verdoso. “Yo dije fondo verde…”. Pues lo
cambio… “No, déjalo, a ver si lo vas a guarrear todo”… Pero yo no iba a dejar
algo mal hecho, así que eché más verde a la mezcla y lo pinté por encima, en
otra banda. También verdeé al insecto, que era un poco multicolor. ¿Y ahora…?
“Ahora, bien”.
La siguiente tarea era
inventarnos un cartel para publicitar un medicamento (de ahí lo de la
“Creatividad”…): desde el nombre al lema, el tipo de letra…
Yo, enseguida lo tuve claro:
iba a ser una pastilla para dormir toda la noche sin tener que levantarse a
hacer pis. La píldora sería malva, del color de la noche. El nombre ya era más
peliagudo: DORMI, estaba claro, pero la segunda parte… Pensé en sinónimos de
“hacer pis”, pero los nombres son todos espantosos: mear, miccionar, orinar…
“Sonia, ¿qué te parece dormiorín…?”.
La cara de Sonia era un poema. Mejor buscar otro. Miraré en el Covarrubias
cuando llegue a casa, a ver si me da ideas.
En el diccionario de 1611
aportaban otra expresión: “hacer aguas”. ¿Y qué tal “dormiaguas” o “dormiguas”,
“dorminaguas”…? ¿Dorminar, dormiar…?
Mejor lo dejo para el final. Voy a pensar otras cosas: el envase, el anuncio…
Creo que el cartel y el
blíster podían ser a la manera de un “empapador”, y el frasco, que recordara,
vagamente, a las “bragas de noche” de las residencias (braga incontinencia o pañales
para adultos -las llaman).
Qué difícil pintar el
empapador: son como las celditas de una colmena…
Para pintar el frasco,
decido dar la vuelta a la braguita…Parece un dedal.
Me pongo a mirar letras para
la tipografía… Leo que la Helvética es la propia (“neutralidad, versatilidad y
alta legibilidad”). También me entero de lo que significan todos los símbolos
que aparecen en las cajas de medicamentos. El saber no ocupa lugar…
Con todo esto, me he cansado
mucho: ya seguiré otro día…
P.S. Hoy le regalé a Cristina un
retrato mío por dejarme las pinturitas el otro día. “Ya tiene un Aída…”-
dijo Sonia, como si fuera un Picasso
o un Dalí…😂😂😂.
Miércoles,
30 de noviembre. Casas de pintores y cartel de medicamento
Cuando llego a clase, ya he
pintado en casa el retrato de Gina para regalárselo en su cumpleaños. No se
parece mucho, pero… es lo que hay. El velado de las gafas era muy difícil para mí...
Me pongo primero a terminar
el cartel de mi medicamento. Me dicen que no sea vaga para pintar todas las
celdillas del empapador que forma el fondo del cartel.
Busco luego en internet
algún envase para ver lo que se puede poner. Decido que sea bastante
minimalista y un poco críptico: pinto una pastilla y el envase – imitando a las
bragas de plástico. El nombre (una
mezcla de dormir y “hacer aguas”) ha
quedado finalmente en “Dormigüás”, con acento, -a Sonia le sonaba mejor; ha
sido Paloma la que me ha advertido de poner la diéresis (está en todo…).
Yo quería dibujar en una
esquina alguien durmiendo, muy esquemático, y un váter cerca con la palabra
“NO” (de “dormirás de tirón sin
tenerte que levantar al baño”…). Las chicas
como que no lo veían, pero yo me he empeñado. Y lo he hecho. Mi profe, atenta a
la estética, solo me ha sugerido que la
cruz sobre el WC fuera del mismo color que el envase y la pastilla. Se lo
he concedido…
Finalizado el ejercicio del
día, he cogido mi lista de casas de pintores: me tocaba María Blanchard. En
cuanto he leído su biografía, se me ha encendido la bombillita: voy a hacerle
una “casa-coche de caballos” (por lo visto, su madre se cayó al descender de
uno de ellos y debido a esto su escoliosis). Me decían que era cruel por haber
elegido este motivo, pero “ella” no se va a enterar…
Pinté primero un apunte de
retrato suyo y luego le puse, en rojo, un techado y dos ruedas del coche de
caballos. Intenté jugar con la geometría: no sé si lo he conseguido. No sabía
si ponerle un fondo, pero Sonia me dijo que lo dejara tal cual. A mí me gusta:
sencillo y un poco cubista.
Miércoles
14 de diciembre. La casa de Picasso
Hoy – no sé si es por la
cercanía de las vacaciones de Navidad- estoy un poco dispersa. Además, ando hecha un culo inquieto.
Me senté primero donde
siempre, pero recordé que el pasado miércoles el calor del radiador me dio
dolor de cabeza y cogí todos mis bártulos y me cambié de lado, “a la sombra”.
Empecé a ver los nombres de mi
lista de “Casas de pintoras”, pero no se me ocurría ninguna idea brillante
viendo las imágenes de sus cuadros, así que opté por lo que me pareció una “gran
idea”: pintaría la “Casa de Picasso”. Ya la tenía en mente: Picasso rodeado y “abovedado”
por todas sus mujeres (entre esposas y amantes).
Me puse a ello enseguida:
primero busqué una imagen del pintor reconocible (por si no le sacaba bien el parecido).
Después, fui buscando, una a una, en el móvil, por orden cronológico, a sus
mujeres: Fernande Olivier, Eva Gouel, Marie-Thérèse Walter, Dora Maar, FranÇoise
Gilot, Olga Jojlova y Jacqueline Roque. Las dispuse como una corona (no sé si
de laurel, de espinas, o ambas) a su alrededor - mientras me cupieron; luego,
al albur…
Entretanto, Paloma, a mi
lado, seguía pintando plantas carnívoras. “¿Cuál te gusta más…?” Ella era
partidaria de la más “aguada”, pero a mí me gustaban las que tenían más
detalles.
Al llegar, le había
entregado los retratos de su hermana y de su marido (él no se parecía a Lenin,
como el que, en tiempos, le hizo ella, pero casi me había quedado “transparente”.
“La culpa la tiene él”-le dije. “El
pelo estaba tan corto que no tenía nada con lo que separarlo del papel”… Yo,
para quitarme las culpas, soy muy larga…
Sonia había traído los
calendarios de mesa y de pared para el año 2023: ambos preciosos y con unas
gamas que me encantan. Precisamente, iban de “Casas de Pintoras”, el ejercicio
que habían hecho el curso pasado y que
yo hago este -junto a otros dos cursos porque “como voy tan rápido”…
Al final, por si no reconocían
quiénes eran, Paloma me dio la idea y lo titulé “La casa de Barba Azul”. ¡A ver
si lo adivinas sin pistas!, Marta…
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