(Dedicado a Ana Saiz Rivero, fisioterapeuta, y a Paula Brea, podóloga)
Este
año, hasta el final, con los brotes y rebrotes de la COVID, no sabía si podría
terminar el Camino…He apurado como nunca para sacar el billete y
reservar la primera noche.
Viajar está sumamente difícil (el autobús ALSA está parcelado
en dos billetes: hasta Oviedo y Oviedo-Santiago. Pero en la página web solo te
sale que el trayecto que tú llevas haciendo un montón de años, ya no existe. A
los lumbreras que se encargan de la
página no se les ha ocurrido poner una nota de que ahora se hace en dos veces…
En cuanto al tren…,¡¿qué se
puede decir:..?! En tiempos de querer hacer AVES de millones de euros, todavía,
en 2020, no hay una línea decente que te lleve por el norte de Irún a Santiago:
la oferta es que vaya primero a Palencia: 3 horas (los caracoles deben subirse
por las ruedas…)…Y espere luego 4 horas allí para coger a las 16.13 h otro tren a Santiago, que tarda
casi 6 horas más. Y, dependiendo del día, te puede tocar con trasbordo en
Orense o, si tienes suerte, directo….Francamente, creo que los que diseñan las comunicaciones en
España viajan en avión clase VIP o jamás se han subido en uno de los
transportes que nos dejan al resto de mortales…
P´a qué sirve lo digital
Nota en RENFE cuando pido billete de Santander a Santiago de Compostela: “El trayecto consultado no se encuentra disponible para la venta en estos momentos o bien no existe conexión directa, por favor inténtelo más adelante y disculpe las molestias”. Alma de cántaro: ¿Y no me puedes dar otra solución…? Por ejemplo, la conexión no-directa…
Pensaba que tenía que ir a
Santiago para volver atrás hasta
Pedrouzo, pero recordé que con el ALSA pasábamos por ahí. Ah, no, que era con
la empresa Freire…
Llevo en mi agenda el teléfono al que tengo que recurrir si tengo algún síntoma...
¿Roncaré
yo también…? Mi hermana me ha dicho alguna vez que “respiro fuerte” y yo, más
de una vez, me he despertado en una respiración “cerduna” o haciendo “pop, pop,
pop”, como mi madre. ¿Se heredará también el tipo de ronquido…? Al menos, como
me muevo tanto en la cama porque me duelen las caderas y las lumbares, espero
que el ronquido sea breve…Este año no importa, porque voy de "habitación individual"...
Ya tengo la portada para mi Diario de un Camino que me ha llevado 8 años...El diseño es de Sonia Piñeiro, mi profesora de dibujo y estupenda ilustradora.
En años anteriores...
https://ficcionesdeloreal.blogspot.com.es/2013/09/mi-camino-de-santiago-2013-de-comillas.html. MI
CAMINO DE SANTIAGO EN 2013.
https://ficcionesdeloreal.blogspot.com.es/2014/09/mi-camino-de-santiago-2014-de-colunga.html. MI
CAMINO DE SANTIAGO EN 2014.
https://ficcionesdeloreal.blogspot.com.es/2015/09/mi-camino-de-santiago-2015-de-gijon.html. MI
CAMINO DE SANTIAGO EN 2015.
https://ficcionesdeloreal.blogspot.com.es/2016/09/mi-camino-de-santiago-2016-de-luarca.html. MI
CAMINO DE SANTIAGO EN 2016.
https://ficcionesdeloreal.blogspot.com.es/2017/09/mi-camino-de-santiago-2017-de-ribadeo-a.html. MI
CAMINO DE SANTIAGO EN 2017.
https://ficcionesdeloreal.blogspot.com/2018/09/mi-camino-de-santiago-2018-villalba.html. MI
CAMINO DE SANTIAGO EN 2018.
https://ficcionesdeloreal.blogspot.com/2019/09/mi-camino-de-santiago-2019-de-arzua.html. MI
CAMINO DE SANTIAGO EN 2019.
Jueves, 3 de septiembre de 2020: Empieza la aventura (una odisea de 13 horas…)
Para hoy dan entre 18 y 30 grados. Bufff. A ver cómo aguanto todo el
día la mascarilla… Ayer tuve que llevarla hora y cuarto en el trayecto entre
Comillas y Santander, y casi muero. Más de media hora ya es demasiado para mí…
17 grados a las 8.39 horas. Hoy, en vez de playa y bañito, más de tres
horas de tren y calorcito…
Tengo el asiento 106 en el coche 2, pero un trabajador del tren me ha
dicho que me siente donde quiera (vamos a ir 4 gatos). Dice que es el Regional
Exprés (pues no quiero pensar cómo será el no exprés…).
He metido tantas cosas en los bolsillos del chaleco que pesa como la
canana de un mejicano. Apenas podía levantarlo para ponérmelo…
A las 9 h soy la única pasajera: un tren de 3 vagones para mí solita: como si fuera una presidenta…¡¿Quién va a viajar un jueves 3 de septiembre…?!
A las 9.05 h llegan 3 pasajeros más, uno en mi vagón. No sé si al
darnos los billetes intentarán que estemos lo más separados posible… ¡Pues no!
Un señor, si va en su sitio, lo tengo enfrente. ¡Con todo el vagón vacío…!
Los asientos son compactos, incluidos los reposabrazos. No hay
redecilla para meter las cosas, ni mesita plegable, ni cortinas, ni
televisión…Espero que haya baño…
Salimos puntuales a las 9.19 h. En mi vagón vamos 6 personas. En la parada de Valdecilla (la primera), me empiezo a agobiar con la mascarilla. Voy a tener que practicar la relajación…Encima me ha tocado el lado del sol…
Se me reseca la garganta. Me pongo a chupar un caramelo.
En Guarnizo nos quedamos parados, como siempre…, y llegamos con retraso
a Renedo (a las 9.48 en vez de a las 9.41 h). Ya lo he dicho varias veces: me
encanta cómo ha quedado la estación de Renedo, con esa pérgola de madera tan
elegante.
El día fuera está magnífico y
todos los animalitos (vacas, ovejas…) disfrutan de la luz y el calor. Los
maizales están altos y los plumeros inundan la autovía.
Cómo grita la señorita del altavoz…se creen que estamos sordos para
darnos los anuncios.
En Torrelavega, en vez de parar un minuto, ya llevamos 5. También
porque esperamos a otro tren: somos los parias…
Las chica de delante, que va sentada en dirección contraria a la marcha
del convoy, se ha quitado la mascarilla…
Conozco todos los sitios por donde paso, porque los he andado: Las
Fraguas, Molledo, Arenas…
En Bárcena ya llevamos 13 minutos de retraso, Aquí se sube más gente (1
en nuestro vagón).
RENFE me informa (nunca me había informado tanto: por mensaje, correo
electrónico…) de que el ALVIA (mi siguiente enlace, en Palencia), por
“incidencia técnica”, circula con una demora aproximada de 13 minutos, que
puede variar… (para peor, supongo…).
Acabo de ver que tenemos baño en el vagón: un señor se ha levantado y
he visto dónde se ha metido…
Empiezo a abanicarme porque del calor que tengo con la mascarilla creo
que me está subiendo la temperatura…A ver si voy a dar fiebre…¡Qué gusto de airecillo…!
En Reinosa, hemos recuperado unos minutos (concretamente, 6).
¡Mira! Okuda podía pintar la cementera de Mataporquera, para quitarle
esa grisura. O Sniace, que está que se cae hace decenas de años…
Saco mi táper con taquitos de queso (sin pan): tengo el estómago en los
pies. Me saben a gloria (queso ahumado de Áliva y queso de Idiazábal).
En Aguilar, ya somos 9 en el vagón (se suben 2). Los campos están
llenos de girasoles.
Hasta ahora no ha pasado ningún revisor. Me echo crema en la cara a ver
si se me refresca un poco.
Mave tiene una bonita estación en blanco y rojo. A la salida de Alar,
un montón de pacas antiguas echadas a perder. Es la época de la recogida.
Por fin, después de Herrera, pasa la revisora.
- A ver si el próximo verano nos vemos
más…(En Espinosa de Villagonzalo).
Cada persona nueva que entra calibra dónde sentarse, apartado de los
demás.
Llegando a Frómista veo palomares. La estación también está pintada en
blanco y rojo.
Cada dos por tres me levanto porque me canso y me duelen los muslos por detrás. Voy abanicándome todo el rato.
Piña es un apeadero minúsculo en medio de una gran zona de riego por
aspersión. El apeadero de Amusco está rodeado de gordolobos.
En Palencia
¡Qué cateta soy…! Nada más bajar al pasadizo para cruzar las vías en la
estación de Palencia, veo un ascensor, me subo…, y llego al mismo sitio…
En RENFE no tienen taquillas (fallo), pero me dicen que en la estación
de autobuses, detrás, sí. Voy de ventanilla en ventanilla: necesito una moneda
de 2 euros (¡no 2 de 1 euro…!) y tengo que llamar a un empleado…, ¿para que meta la moneda…? No doy crédito…
- Hasta las 22 h puede dejarlo…
Luego cojo la calle Mayor, que es peatonal, por la sombra.
- Me voy por aquí, que si no, por ahí, me
da un calor…- le dice una señora a otra.
Cuando se estrecha la sombra, me paso a los soportales. En cuanto veo un
sitio a la sombra con un menú apetecible, me siento. Es “La casa de la sepia y
el pulpo” (calle Patio de Castaño), con cocido completo los jueves. Bufff. Con
32 grados al sol, como que no…
Pido una ensalada y pollo (menú: 14
euros). La ensalada tiene muy buena pinta. El pollo con salsa de ali oli viene
muy tostadito, y el flan de café, está delicioso.
De vuelta, veo la oficina de turismo (cerrada
entre las 2 y las 4) y anuncios curiosos, como este de un bar: “Evite en lo
posible el uso del aseo”…A partir de las 14.30 h, pocos somos los que andamos
por la calle: hace un sol de justicia.
Los edificios en Palencia son de pocas
plantas; por lo general, tres, cuatro, cinco…Me siento a hacer tiempo en un
banco a la sombra junto a “La aguadora”. ¡Qué placer!, y qué tranquilidad.
- Hola, mami -dice un niño, abrazándose a
la escultura. Luego, él y su
hermano gemelo/mellizo se ponen a bailar
al ritmo de la música de rumba que sale de un local cercano.
En el panel de los trenes decía que el Alvia
llegaba a las 16.11 h, dos minutos antes de lo que pone en mi billete. Pero si
traía al menos 13 minutos de retraso… “Estimado: 16.22 h” dice el luminoso del
exterior. Enfrente de nuestra vía, un tren con el motor encendido todo el rato,
que no deja oír nada. Y, además, apesta a gasoil.
Mi Alvia llega a las 16.30 h
finalmente. Nos paramos cada dos minutos: así no vamos a llegar nunca a Santiago…
El campo es amarillo o terroso,
salpicado por plantaciones de chopos o los árboles de ribera que adornan
arroyos y regatos. 33 grados fuera.
El revisor debe pensar: Y esta
peregrina, ¿qué hace en Preferente…? Pero ha sido casualidad (había una oferta...).
Antes de entrar en Paredes de Nava (el
lugar de nacimiento de Jorge Manrique), un silo enorme. Más silos en Villada.. Me
estoy congelando…
Fuera, 34 grados. Llevamos casi media
hora de retraso en Sahagún. Otro macrosilo. Me aceporro un rato con el traqueteo.
Llegando a León, Legumbres Luengo en
primer término. Aquí se baja mucha gente. Oh, Dios mío. Ahora vamos para atrás…
En Astorga, la luz es ya la de la
tarde. Las sombras se van alargando sobre la hierba. Y seguimos yendo marcha
atrás…
En la pantalla que me toca, una imagen
como de fotocopia borrosa (o cuando la tele tiene “nieve”) con el recorrido. Se
lo podían hacer currado un poquito más…
En el vagón ya solo vamos 8 personas (de
25 asientos). Tanto lavado de manos y geles, se me está agrietando el dedo índice,
y me escuece.
Cerca de Bembibre hay mucho arbolado. Los
tejados son de pizarra y veo montones de carbón.
Esto parece Diez negritos: creo que voy a llegar yo sola a Santiago Ya solo
quedamos 5…
¡Qué calor hace fuera aún…! 29 grados.
Antes de O Barco de Valdeorras, pasamos
junto a un lago, embalse o río. Creo que es un pantano en el Sil. Me ha
parecido ver incluso una playa de cemento con sombrillas.
A las 20 h empieza a anochecer. El sol
está bajo y se esconde tras las montañas. En O Barco solo quedamos 4…
A ratos vamos por encima del río: es un
tramo muy bonito. Me recuerda a Ota Pavel y su Berounka.
http://quefluyalainformacion.blogspot.com/2012/05/ota-pavel-lo-mas-hermoso-de-mi-vida-el.html. Ota Pavel: lo más hermoso de mi vida,
el río y la pesca.
http://quefluyalainformacion.blogspot.com/2012/12/pavel-despues-de-praga.html. Más
Pavel.
Me duelen las orejas: como yo no suelo
llevar mucho la mascarilla (intento salir lo menos posible e ir a la playa o a
lugares desiertos), ahora entiendo lo de los artilugios que cogen las gomas y
pasan por arriba y debajo de las orejas…
En cuanto se hace de noche, cierro los
ojos: ya no hay nada que ver…¡Qué ganas de llegar…! Me recuerda al viaje a Buenos
Aires, el más largo que he hecho en mi vida...
Llegada a Santiago a las 22.15 horas. Cojo
un taxi al hotel. Cuando llego, sobre las 22.30 h, un silencio sepulcral: ¡el
susto que me dio, al abrir la habitación con la tarjeta, que la tele se pusiera
sola…!. Mi conclusión: el hotel está muy bien aislado, o no tiene inquilinos, o
están todos muertos…
Viernes, 4 de septiembre.
Las ventanas aíslan muy bien porque, al abrirlas, se oye ese ruido
continuo de las torres de refrigeración, o lo que sea…La habitación está bien: monacal,
pero lo preciso. En el baño, chirrían la tapa del váter y las hojas de la
ducha. Si puedo, les comentaré que para limpiar las esquinas negras, basta que
pulvericen agua con lejía diluida, y queda niquelado (lo he aprendido durante
el confinamiento).
A las 7 h, oigo salir a un inquilino (somos “más que yo misma”…). El desayuno
es a las 8 h y a las 9 h tengo el bus a Arca-O Pedrouzo, que es donde acabé el
año pasado.
Con la luz del día, lo veo: la habitación da a un patio (por eso no hay
ruido de tráfico Yo, lo prefiero. ¿Para qué quiero dar a la calle si voy a
dormir…?). El bufé es un poco pobre, pero nada más salir está la cafetería Gaia.
Desde la rotonda a la estación, un poco más arriba, está todo en obras. 19
grados a las 8 y 27 h.
Me apunto que en Pedrouzo me pongan el primer sello en mi cartilla y
coger el teléfono de un taxi, por si acaso…
A las 9 h cojo el bus a Arca. Hay niebla en el horizonte.. Antes de
salir a andar, me tomo en Arco Gourmet, por 3´50 euros, el desayuno del
peregrino: yogur, sandía y una tostada con tomate.
A las 9.45 h, tras mi desayuno, empieza la aventura…
DÍA 1. 3´44 km. Arca/O Pedrouzo-Amenal
“…Salir sin compañía/por el mundo adelante…”. (Carmen Martín
Gaite).
Lo primero, la iglesia que dejé pendiente el
año pasado. Cojo la Avenida Igrexa, con sus 3 alcornoques.
En una rotonda con un cruceiro está (no podía
ser menos) el albergue turístico Cruceiro de Pedrouzo.
La iglesia es un lugar muy agradable, con
unos bancos de piedra bajo un castaño. Tocan las 10. En una de las paredes, un
señor se ha reservado un sitio. Hay parras por todos lados.
El cuervo mañanero ya está esperándome en un
poste. Salgo por la Rúa Nova. La iglesia, por aquí, está a 200 metros.
Voy hasta el final del pueblo, dirección Santiago,
por la carretera nacional N-547. Km 84. Junto al cartel una mata de vinca per vinca, las violetas de la bruja.
¡A ver cuándo veo la primera flecha amarilla…!
(Este año no me he traído el espray. Supongo que a 20 km del final, todo estará bien indicado…). ¡Aquí!…, un poco desvaída.
A San Antón, 400 metros. ¡Ya empiezan las
moscas…!
¡Qué bien! Una carreteruca comarcal entre
maizales y matas de hinojo (el anís perruno, que dice mi padre) y menta acuática.
Paso ante una típica casa/granja gallega, con
su hórreo y su parra.
Un azulejo me señala la ruta, a la izquierda,
entre árboles. ¡Qué gusto de sombra!
Me adelantan dos peregrinos extranjeros y una
pareja en bici. Son los primeros que veo.
El primer hito: km 18´369. “La vida no es más que esto. Gracias”- ha
escrito alguien.
Es un bosque de robles (“la última gran
carballeira”- dice mi Guía) por una pista de tierra.
Ya me han sobrepasado 8…
2º hito: Km 18´309…Para 60 metros no hacía falta
un hito…”¡Qué hermosa puedo ver la vida a través de vuestros ojos!”… Está poético
el bardo…
Y 4 ciclistas más. Pues sí que está
transitado el Camino…Unos, con mascarilla. Los más (yo, incluida), sin (solo me
la subo cuando me cruzo con alguien…).
En el tercer hito, km 18´198, pongo una
piedra por todos (los vivos y los muertos). Alguien ha dejado la suya sobre un
ramito de tréboles. Los eucaliptos acechan, prestos a invadir el lugar
tradicional de los carballos. Se oyen los aviones que viene o van al cercano aeropuerto
de Lavacolla.
No sé si porque es viernes, pero esto empieza
a parecer un “conventillo”, que diría Mafalda. Mucha gente joven, en grupos o
parejas. Uno, con radio: eso sí que no lo aguanto. Así no va a venir el
petirrojo a visitarme…Les dejo pasar para oír el silencio.
11.15 h. Km 17´911. Solo la frase “Aquí y
ahora”.
Ya me duelen las plantas de los pies. En el
suelo, las hojas de eucalipto se mezclan con las de roble.
Km 17´683. “Ilusiónate, agradece, ama”.
Parece que ya salimos del bosque. Oigo a un
picapinos (pájaro loco) taladrando la corteza de un árbol. Mis amigos los cuervos
picotean en un sembrado.
Por
un momento, pensé que este año podría andar algo más, pero no…A ver si consigo
llegar a Amenal (me han dicho que está en el km 15).
Voy
con alisos a un lado y pinos al otro. Toca salir al sol…, y a la brisa…, y a la
carretera (al asfalto). Pajarillos y mariposas vuelan ante mí.
No
sé si los recipientes amarillos en los maizales son trampas para las velutinas
(avispas asiáticas)…
El
hotel Amenal está en el kilómetro 15, así que aún me quedan casi 2…
¡Ah,
no…! Son botellas de lejía “asustantes”: como si fueran espantapájaros…
¡¿A
quién se le ocurre poner una pinchuda
frente a su casa, aunque sea un casoplón…?!
“Armonía
colgando la ropa”- que diría mi madre.
Dos
ciclistas se tiran a tumba abierta por la cuesta.
En
la pared de una casa, mensajes de aliento: “Mi cuerpo alegre camina porque de
ti lleva la ilusión” (Camarón); “Love Won”, “La vida es corta pero ancha”; “Sé
siempre tú mismo”, y el omnipresente “Buen Camino”.
Km
16´592. En esta zona, parece que los envases de lejía se usan para todo.
Ovejitas a la sombra, ¡qué envidia me dais…!
Km
16´504, Me siento en el pretil de un puente. Aquí se está en la gloria…Hay un
bar (de nombre Kilómetro 15), también
pensión, a unos pasos; pero no me apetece tomar nada: solo descansar a la
sombra.
De
camino, pregunto qué vale dormir (por curiosidad). “40 euros…También tiene ahí
enfrente un hotel…”- me dice el dueño, sin mucho interés porque pernocte allí.
Vamos, que su interés por el negocio…
Km
16´338. Cruzo un pasadizo bajo la carretera general…¡Y estoy en mi hotel!
Albricias, no está en el kilómetro 15…Según mi Guía, he hecho 3´44 km desde O
Pedrouzo hasta aquí.
Tengo
una habitación estupenda y soleada. La única pega, que tiene bañera en vez de
plato de ducha.
Tras
dejar las cosas, ducharme y hacer la colada (mis prioridades), bajo a comer.
Como el menú (10 euros), no me apetece mucho (crema de verduras o champiñones
al ajillo, de primero; trucha con jamón o lomo a la pimienta, de segundo), pido
empanada casera (5´50 euros) y una caña. Como no dan medias raciones, las
croquetas, para la noche. La comida es a partir de las 13 h, y la cena, desde
las 20 h. Para mí, perfecto.
La
empanada está muy buena. Igual por la noche pruebo también los pimientos de
Padrón. El chico me ofrece pulpo a la brasa (y tengo que confesarle que no me
gusta el pulpo; aunque siempre lo pruebo, a ver si hay suerte…)
Al
final se me olvidó – pese a haberlo apuntado, en grande, en mi libreta- poner
el sello en Pedrouzo, así que les pido, antes que nada, que me sellen.
En
la calle, a la sombra, con una ligera brisilla, se está fenomenal. Hoy dan 29
grados de máxima.
Por la tarde
Tras
esperar a que baje un poco el sol y el calor, salgo a dar una vuelta. Investigo
primero el camino de mañana (siempre me gusta saber el día anterior por dónde
va el trayecto). Además, está en sombra.
Es
como si el sendero lo hubieran abierto a base de sacar tierra con una
excavadora. Quedan unos paredones como de 4 metros de altura…Los árboles, contorsionados,
ahí siguen, intentado reequilibrarse. En tiempos, hubo una pared, de la que
solo queda parte.
Luego,
bajo al pretil sobre el río, también en sombra. Ahora el lado bonito es el
izquierdo. Me quedo prendida, y prendada, de una telaraña y un par de bichos
con alas que no sé lo que son: para mí, ni libélulas ni mariposas. Sus alas
parecen 4 hojitas.
Cuando
descanso un rato, cojo otra carreterita, también en sombra. Hago unos cuantos
meandros hasta que empieza una subida, y me vuelvo.
Por
la carretera nacional hay bastante tráfico; y van rápido (por lo menos, a los
70 km/h que dice la señal): no me extraña que hayan hecho el paso subterráneo. En
tiempos de Xacobeo, podían haber mandado a un montón de peregrinos al otro barrio…
Mientras
espero que se hagan las 20 h, me tomo una caña y unas lonchitas de jamón (¡buenísimo!)
que me han puesto de tapa. Estorninos y urracas dialogan en los árboles. Esto
es la gloria.
La
moza del restaurante me dice que este año el Camino está muy bajito: “al 20%”. Llevan
abiertos unos diez años y el grueso de sus clientes son peregrinos. Esta noche,
solo estoy yo en todo el hotel…
En
el horizonte empiezan a aparecer unas nubecillas. Creo que mañana el tiempo va
a cambiar. A sugerencia de la camarera, me he metido dentro para cenar (solo
estoy yo en el comedor). Fuera empieza a estar un poco chilly, que diría un inglés.
Las
croquetas vienen en un plato de pizarra redondo, con una presentación de
masterchef: de pulpo, y de jamón con nuez moscada (estas últimas, mis favoritas).
Los pimientos de Padrón son muchísimos: les pido que me pongan en un táper los
que no puedo comerme. Mañana me servirán de aperitivo.
DÍA 2. Sábado,
5 de septiembre. Amenal-Lavacolla, 6´52 km
“…Una alegría por despertar cada mañana”…
(Concha Méndez).
Salgo sobre las 8 h tras
devolverles la llave a Montse y Eloy y darles las gracias por sus atenciones.
Pronto encuentro el primer hito del día, Km 15´910 km, con las gafas que alguien
perdió.
Tras la pista de tierra, una
de piedras. Hay una ligera brisilla y huele a eucalipto.
¡Mira dónde estaba la
pensión Che! 300 metros hacia abajo. Menos mal que me quedé en el lugar
anterior…
Km
13´5. ¿Tan rápido…en apenas media hora? ¡No puede ser! ¿Acaso
me he teletransportado más de 2 kilómetros…? (o se ha teletransportado/columpiado quien haya hecho las
mediciones…En cualquier caso, bienvenida sea…). “We did it”- han escrito
Silvia, Fanny y Yesi el 30 de julio de 2020. Los hitos, a partir de ahora, de
cemento con la vieira impresa, son de la Deputación de A Coruña.
Los eucaliptos están
rumorosos (¡cómo me gusta esta palabra tan onomatopéyica…! Pensar que en
portugués significa lo contrario, ruidoso…).
Km 13. Este año el/los
petirrojos están tímidos. Los oigo, pero no se muestran.
Sobre las 9 h pasa un avión
superbajo sobre los árboles, Con un ruido…
En el km 12´5, el primer
chiringuito del Camino, en mitad de la pista: venden fruta, gorros y suvenires,
y te ponen el sello, si quieres.
Entre una matarrasa, se ven
las pistas del aeropuerto de Lavacolla. Al otro lado del puente sobre la
autovía, el Mesón Cima das
Quintas. Nosotros vamos por un lateral, paralelos a la autovía, sin
cruzarla.
Km 12 (en rotulador). “Lo importante es el
Camino”. La pista va entre tojos, anís perruno y genistas. Los kilómetros vuelan: no sé si es el apóstol
o que los han “acelerado”…En la autovía pone 11 km y al teléfono por temas de
COVID le falta el primer 8 (así que no sé quién va a poder contactar…): _81 00
20 21.
Vamos rodeando las
instalaciones del aeropuerto (zona restringida de seguridad).
A las 9.50 h estoy en el
kilómetro 11. ¡Soy una máquina…! Casi 5 kilómetros en 2 horas. ¡Imposible para
mí…!
En el camino de herradura
hay varios árboles caídos o que hacen arco. ¿La penúltima pendiente…?
Luego se llega a unas aguas
ferruginosas. – Es la piedra- dice uno que pasa. – Es el barro- dice otra…
¡Aquí está, por fin, mi
pajarillo! En mitad de la cuesta.
Cruzando una pasarela de
madera, en el hito ya ni se ve el kilometraje. Espero que para el Xacobeo, en
2021, les den un repintado…
A mi petirrojo vuelvo a
verlo, picoteando, un poco más adelante.
En San Paio otro hito sin
numeración, con unas chancletas encima. Son las 10.15 h. Según mi Guía, en unas
dos horas he recorrido 4´36 km ¡De récord!
A Lavacolla me quedan algo
más de dos. Veo al fondo el restaurante Casa Porta de Santiago, donde descansan
un montón de peregrinos.
¡Ahí está, en un roble! ¡Ya
era hora de que te dejaras ver bien…!
Frente a la capilla de San
Paio (te ponen el sello por un donativo), la Guest House Last 12 km, pero parece cerrada y no hay ningún
teléfono al que llamar. Abre a las 14 h y 65 euros del ala, según mi móvil…
A la salida, junto al cauce
de un arroyo, una placa: “In memory of Helen Richards (1979-2017”. Solo 38
años…”These were the days, my pilgrim friend, I thought they would never end”
(Los días en que pensaba, amigo peregrino, que nunca acabarían…”).
Y otro repechín…La verdad es
que hitos y flechas están bastante descuidados esta última parte…El túnel de
cemento bajo la autovía está impreso de vieiras. El brezo en flor me acompaña a
los lados del camino junto a las zarzamoras.
A las 11 y 20 h veo el
cartel del Hotel Garcas, a 200 m ( donde he reservado para hoy), pero antes
quiero ver el pueblo, a ver si veo algo mejor (cuando pasé en autobús, de
camino a Arca, me pareció gris y solitario junto a la carretera...).
Empieza un ligero resol: he
sido hoy afortunada con el tiempo para andar. Cuando veo una bajada, que luego
será cuesta…, dudo si ir al pueblo o volver al hotel. Una flecha me dice que
“Casi”. ¿Casi que ya estoy en el pueblo…? ¿Casi que ya llego a Santiago…?
El Hotel Ruta Jacobea cuesta
79 euros. ¡Angelito…! Espero que, por ese precio, tengan spa y te hagan un masaje
integral…
Compro un par de naranjas en A tenda de Espe y unos chicles en el estanco (no hay postales). Me dicen que
esto ya es Lavacolla. De hecho, el albergue se llama así. Hay 2 kilómetros a
Vilamaior.
En el comedor, como no me
apetecen los segundos del menú (Menú del peregrino: 11 euros; el Xacobeo, 16),
les pido dos primeros: ensalada mixta y langostinos a la plancha. Al principio,
la chica me dice que no se puede. “Pero si son dos primeros…”. Va a preguntar a
la cocina y le dicen que ¡Por supuesto!...
A pesar de lo que me ha
dicho la recepcionista (que tienen bastante gente), aquí no se ve un alma. Para
comer, en el comedor, solo estoy yo (son las dos menos diez) y en el bar, solo
unos amigos/vecinos del pueblo tomando el aperitivo.
De postre, pido tarta de
queso (no es suya, pero la hacen cerca). Está muy buena. A las 14.20 h, solo
una pareja ha entrado a comer. Yo, con mi caña Estrella Galicia, estoy medio
bolinga. A las 14. 25 h, entra otra pareja.
Dan desayunos a partir de
las 6 de la mañana (en el hotel se queda gente que va al aeropuerto de
Lavacolla) y cenas a partir de las 20 h (pero yo tengo los pimientos de Padrón
que me sobraron de la cena en el hotel Amenal, queso, pan, mis sardinas de
supervivencia y naranjas. Aquí no se tira ni se desaprovecha nada…).
El hotel Garcas se publicita
como “a 800 metros del aeropuerto”; de hecho, está en el kilómetro 713 de la
Avenida al aeropuerto.
Ver la televisión es un
caos: las cadenas están colocadas a su albur, sin orden ni concierto. Encima,
se sube y se baja sola…Mañana, en Santiago, de 15 a 23 grados. ¡Perfecto! “Los
canales se van a mover. Pon orden en tu tele”…- dice un anuncio. Pues aquí les
va a pillar el toro…
Por
la tarde
A las 18.30 h, con el cielo
un poco negro, salgo a ver Lavacolla (por si mañana cojo la desviación de
Vilamaior). El camino está solitario entre los chalés.
Compro unos yogures en La
tenda de Espe y¡ a casa! Mañana me evito el rodeo y atajo directamente hacia
Vilamaior por el supermercado.
DÍA 3. Domingo, 6 de septiembre. Lavacolla-San Marcos. 4´76 km
“Hay que estar quietos también…Quietos, callados…Para eso es el tiempo” (Viggo Mortensen).
Hasta hoy no he leído ningún periódico, aunque he visto las noticias en la tele. “Temen que se suspendan vuelos en Lavacolla desde la segunda quincena de septiembre”. El sábado 5 de septiembre, a mediodía, la oficina del peregrino había entregado 606 compostelas. Se recogen en la calle Carretas.
Salgo a las 7.45 h, por la
carretera, hasta La tenda de Espe. Hace viento y fresco. Me pongo la braga
náutica para taparme los oídos. Mis cuervos ya están graznando.
A las 7.50 h se apagan las
luces de la calle: ya hay luz del día suficiente. El ir a 50 km/h se lo pasan por la pata, sobre todo los
taxis. Supongo que van y vienen al aeropuerto, como el bus…
Dos kilómetros a Vilamaior
por la variante. En primer término, una casa destechada con un manzano de
manzanas rozagantes, que nadie recogerá…
¡Menos mal! Por una vez, no
me toca la cuesta…Toca cruzar un río, entre alisos. Los postes de madera que
señalan el camino están bastante deteriorados.
Mi primer hito de hoy no
tiene kilometraje (si tuviera un emoticono pondría el que está rojo de coraje…). Aún no
me ha adelantado ningún peregrino: no sé si por ser domingo se les han pegado
las sábanas o es que hoy se dan descanso…
Jamás pensé que la última parte del Camino estuviera tan mal señalizado: tenía que haberme traído el espray; hay flechas que apenas se ven (En una señal, pone: Monte do Gozo, 4´5 km). Menos mal que algunos particulares se han ocupado de ello…, a su manera.
Empiezan a caer los erizos
de las castañas. Los eucaliptos se arquean con el viento. ¡Ya decía yo que cómo
no me iba a tocar una subidita…!
Pasadas las 8.30 h me adelantan ¿un padre y su hijo de unos diez
años…?
La primera bota colgada en
un pilote: pronto empieza a desembarazarse de prendas…¡Otra cuesta…! Un poco
antes de las 9 h estoy en Vilamaior.
De momento, todo el camino
es por una carretera secundaria: asfalto, que te destroza los pies.
En la finca Neiro, O Casal
das árbores, en la valla metálica, en inglés y castellano, el siguiente
mensaje: “Querido
peregrino, por favor, no dejes tus recuerdos en la valla…”. ¿Serán exvotos, al estilo de los candados de
Moccia? ¿Otro regalito, más oloroso…?
Es un robledal mágico (en el centro, una plantación de pinos…). Me adelanta una
chica en chancletas, que lleva una música relajante, tipo Enya (me gusta esa
música, pero teniendo el ronroneo del viento, ¡¿para qué queremos más?!...).
De vez en cuando, un helecho
se agita, como si fuera una mano saludando.. A las 9.45 h estoy en el Casal de
Neiro. Hasta las alcantarillas llevan impresa una vieira.
Maderas Ramos Moreiras. Al
lado, en una esquina, el chiringuito del camping, lleno de suvenires: gorras,
camisetas, sudaderas…Me compro una libreta, unas leyendas del Camino y una
pulsera. ¡Muchas gracias!- me dice la señora. “Nosotros vivimos de vosotros…”
(los peregrinos, supongo).
El camping -en la cafetería
te ponían el sello- ha cerrado y “se han ido de vacaciones” (mientras se
arregla esto de la COVID)…
Paso ante el Centro
Territorial de RTVE en Galicia. ¿La última cuesta de hoy…?
Más adelante, en una valla
metálica, la gente ha dejado decenas de cruces de madera, entreveradas entre
las mallas (a esto debía referirse la petición anterior…). Impresiona ver tantas
cruces.
Me sobrepasa una pareja,
vestida de suvenir (con camiseta alusiva) y bien planchada, con unas mochilas
muy pequeñas…
Hotel a 200 metros. ¿Será el
mío…? Son casi las 11 h.
Pasan unos chavales con el
reguetón a todo gas. ¡Buffff! Los carteles están cochambrosos.
Tras dejar las cosas en el
hotel Akelarre, me llego al parque Monte do Gozo. No sé por qué los humanos
tenemos esas ansias de intervenir en todo y dejar nuestro sello: ¡Déjenlo como
está y como ha estado durante siglos…! ¡Hay que hacer…! Cemento, caminos en el
monte con márgenes de piedra…
Llego hasta la capilla de
San Marcos y el monumento de la colina (para mí, espantoso; bueno, salvo la
parte de abajo, la placa de “San Francisco, peregrino en Santiago”. Es obra de
la artista brasileña Yolanda d´Asburg, para conmemorar la segunda visita de
Juan Pablo II a Santiago, en 1989). Han tenido que vallarlo porque la gente ya
había empezado a dejar su firma (Luz,
Nazaré, Elena, Luis)… En el cercado de la capilla, una raíz en homenaje a Fr. Pa… Molougney SPS, peregrino y sacerdote (priest), 1947-2015
y, en el recinto, una placa de “Peregrinos con Juan Pablo II a Santiago de
Compostela, 19 y 20 de agosto” (no pone el año). 1989, leo en otro cartel
luego.
En la capilla de San Marcos,
misa todos los días a las 19.30 h. “En 1105, el obispo Xelmírez mandó construir una iglesia que
dedicó a la Santa Cruz, en la que puso reliquias de San Marcos…Quizás partió de
aquí en 1116 la procesión en la que Xelmírez con los pies descalzos…entró en
Compostela portando la reliquia de Santiago Alfeo que le había regalado la reina doña Urraca
de León. La capilla coincide con el primer giro de la ciudad (el territorio
comprendido en un radio de 3 millas a partir de la catedral- establecido por
Alfonso II el Casto en el 834). Los límites del giro estaban marcados por
milladoiros o arcos miliarios”.
El Monte do Gozo (a
semejanza del Mons Joie, de Jerusalén) es una colina de 380 metros donde, por
primera vez, se ve en la lejanía la ciudad de Santiago y las torres de su catedral.
Un cartel anuncia que la catedral está a 4´8 km.
Me siento sobre la hierba
mirando a Santiago. Me encanta estar aquí con el día despejado y tan ventoso.
Los árboles de la capilla de
San Marcos rumorean y dialogan con el viento. En el horizonte, hay unos cuantos
edificios feos que yo no hubiera dejado construir y, en el prado, abandonada,
la mascarilla indefectible en el año de la COVID…
Yo no hubiera urbanizado el
Monte del Gozo. La capilla de San Marcos, entre robles, me gusta más. Y, para
el Xacobeo de 2021, van a hacer obras “de mejora e integración paisajística” -
anuncia un cartel. Veremos…
A las 13 h, con el viento en
mi contra, vuelvo - a ver si me dan, en algún sitio, algo de comer. Lo intento
en el bar “A Chisca”, el más cercano al monte, para regresar de nuevo (me
fascina y emociona estar ahí), pero ponía: “Aforo, 18 personas” y, dentro, me
pareció ver multitud, como si fuera la cueva de Alí Babá. Lo intento en el
restaurante A Calzada, pero el chico, de muy malos modos, me dice que solo hay
el menú especial a 16 euros, y un euro más si es en terraza. Ni raciones, ni
ensaladas, ni pasta; nada de lo que anuncia fuera. Le doy las gracias y me voy.
Me veo comiendo mi lata de sardinas (de supervivencia) y pimientos de Padrón,
con pan duro de hace dos días…En As Brañas no te dan de comer. La Raxería San
Marcos está cerrada. Lo dicho: la lata de sardinas…
Y para desayunar mañana,
tampoco: De As Brañas me mandan a O Labrador, que está cerrado. A ver el
Susos…Mañana lunes, cerrado. “Además, si no, no abrimos hasta las 11 h, por el
covid…”.
Cuando sea hospitalera,
prometo que nadie se quedará sin comer, aunque sea una tortilla francesa, y
nadie se irá sin desayunar. No digo que me hagan pollo al ajillo, pero qué
menos que tener pan del día (con lo bueno que es el pan gallego) para tomar con
aceite o mantequilla y mermelada. ¿Qué es eso de magdalenas en plástico…?
En el hotel, me preparo mi
superbocadillo con las sardinas y los pimientos de Padrón y ¡vuelvo al monte
del Gozo!, mi rincón favorito de este año. La gente solo se hace la foto y sigue
su camino: con lo hermoso que es estar aquí, sin prisa, solo mirando y
descansando…No creo que en el kilómetro cero, frente a la catedral, pueda
emocionarme más que ahora…
Luego, voy a descansar al
hotel, donde tengo unas vistas maravillosas. Sus propietarios son vascos y
llevan con él más de diez
años. Me dicen que no solo viven de peregrinos, sino de turistas y
trabajadores, que vienen a hacer alguna gestión por la zona. ¡Por fin una tele
decente…!: que no se pixela o se sube y se baja a voluntad…
Por la tarde, vuelvo por
tercera vez al monte. Encargo una pizza en A Chisca y, mientras se hace, me
siento en el trozo de hierba elegido. Le pido a una pareja que me haga una
foto, de espaldas, mirando hacia Santiago. No sé cómo estará el lugar en Año
Xacobeo, pero ahora es perfecto.
Un niño se ha sentado en la
hierba, como yo, mirando para la catedral. – Se está bien, ¿eh…? - le digo.
Asiente. Está todo azul y despejado y sigue el viento con el final de la tarde.
Al final, me como mi
deliciosa pizza de tres ingredientes (atún, cebolla y aceitunas, además del
tomate y el queso) en un poyete, resguardada del viento. Se nota cómo van
acortando los días, y el sol desaparece cada vez primero.
DÍA 4. Lunes,
7 de septiembre. San Marcos-San Lázaro. 2´87 km
“Solo conoces bien un lugar cuando lo has pisado” (Aída).
Salgo un poco antes de las 8 h. Hoy el día también es ventoso. Vuelvo a andar por última vez (la cuarta) el camino hacia el Monte del Gozo. Como no había ningún sitio abierto, he desayunado galletas y chocolate que compré ayer.
Arriba en el cielo aún está
la luna menguante. Cojo la senda de arenilla/arrocillo junto a la capilla de
San Marcos (de bajada, flanqueada por robles). A mi izquierda, una especie de
barracones numerados (¿el macroalbergue…?).
En la carretera, un par de
urracas y en los matorrales el tchi-tchi de un petirrojo invisible. Los cuervos
graznan sobre mi cabeza y, entre la hierba, viboreras, cenizos y jaramagos.
Santiago está a un paso,
reflejada por el sol, pero no pienso correr, ni darme la carrera de los
peregrinos pendiente abajo. ¡A disfrutar de la lentitud hasta el final…!
¡Qué espanto de complejo…, o
lo que sea…! Lavandería, heladería, centro de masajes, productos gallegos,
parafarmacia, souvenirs…Y ¡más barracones!, ladera abajo. Se oye el tráfico de
la autovía por encima de las hojas rumorosas.
A mi derecha, veo el hotel
Santiago Apóstol, el primero que leo. Hasta ahora, solo dos peregrinos delante
de mí, un chico y una chica. Al terminar la senda de arena, la otra entrada,
¿la principal, viniendo de Santiago…?? al parque del Monte do Gozo. Hoy me
escoltan las urracas.
En la esquina del cruceiro,
mensajes en piedra o papel; desde reivindicaciones (“En el Camino no hay carril
bici”) al mensaje de una peregrina alemana, Carina: “Querido extraño: Este
Camino no es siempre fácil…”.
A las 9 h estoy abajo. Nos
desvían “provisionalmente” (Espero que para el Xacobeo 2021 ya no sea tan
“provisional”) entre zarzas, hinojo y salgueras. ¡Vaya pasadizo de cemento les espera…! Un operario me confirma que sí, que ese será el camino definitivo
el año que viene.
Los mensajes se multiplican:
“Luis do Monte, quiérote
loco”…Ummm Hay un bus entre San Lázaro (donde me quedo hoy) y San Marcos (donde
me quedé ayer), el 6.
En uno de los postes
indicativos, uno ha dejado la pegatina de su trabajo: “Dr Martis. Tatoo Clinic.
Rúa de San Pedro… (en Santiago)”. Antes
del puente, un peregrino recoge su tienda iglú, donde ha pasado la noche. Cruzo
sobre las vías del tren por unas vigas de madera. Están de obras por todas
partes.
El Camino va por la Rúa de
Cañeira. Una señora sale a chistarme el camino desde la ventana cuando me ve
que leo la guía. Es que quiero asegurarme de que la estatua es el caballero
templario. Pues sí: es el templario peregrino.
Rúa de Ponte de San Lázaro:
vaya vuelta que nos hacen dar (por el otro lado, ya me han adelantado
doscientos…). Uno que me para en un paso de cebra, a la salida de la autovía,
me mira con mala cara. Cómo quiere que cruce, ¿volando…?.
A las 9.40 h estoy ante el
cartel de entrada a Santiago. El albergue de San Lázaro está cerrado. Y ahora,
¿por dónde sigue el Camino…? Cruzo un descampado y salgo a la calle, pero nada,
y no hay a quien preguntar. Como he visto un hotel San Lázaro, imagino que el
mío, en la calle San Lázaro 101, estará por ahí…
Cuando iba a preguntar en un
estanco, veo que las letras rojas de un hotel corresponden…sí, a mi hotel San
Jacobo. ¡Bien…!! Son las 10 h.
Tras desplegar todos mis
bártulos, la ropa a medio secar, etc, me bajo a desayunar propiamente al
restaurante La finca, del hotel: un yogur natural y una tostada con tomate y
aceite. A la catedral, andando, me dicen que hay 3 kilómetros. Ya veré si cojo
el bus, y mañana ando.
El bus es el número 6 -cada
20 minutos- y, en el hotel, dan de comer
a partir de las 13 h. Mientras desayuno (10.45 h), pasan un montón de
peregrinos.
Pierdo el bus en mis narices
(20 minutos hasta el siguiente), así que me voy andando al centro. De momento,
todo recto: hay vieiras incrustadas en la acera por la parte izquierda.
Paso el santuario de San
Lázaro. Voy andando sobre unas losas de piedra horizontales. Cuando veo el
albergue Sixtos, 45 minutos después, ya sé dónde estoy: al lado de la estación
de autobuses y cerca del hotel Concheiros, donde me quedé el primer día. Desde
ahí, la estación de buses está a 300 metros y, la catedral, a mil.
El albergue Porta Real
también está cerca, Se anuncia como “duchas individuales y compartimentos de 2
y 4 personas”. Al Seminario Menor, albergue de peregrinos, se va por la
Corredoira das Fraguas.
A partir de la Rúa da Cruz de San Pedro, a los coches los mandan
por la Rúa da Angustia, y el camino es solo a pie para peatones. El bus 11,
circular, es el único que vuelve por esta calle de una dirección. Me doy de
bruces con el local de tatuajes del Dr. Mortis, desde 1993.
Un rincón maravilloso y
recogido: el de la iglesia de San Pedro Apóstol, en la praza de San Pedro. En
un balcón, unas palabras muy de Galicia: “Se chove, que chova. Sentidiño”…
Llego al museo do Pobo
Galego y al museo do Ermitán (zona peatonal). Pero si está todo andamiado…De repente, me encuentro en el
parque de Santo Domingo
de Bonaval, sombreado, tranquilo y fresco: un remanso de paz.
Me despistó la torre. Yo he
de seguir de la Rúa de San Pedro, recto, por la Rúa das Casas Reais. Paso por
el bodegón Casas Chico, de 1858. De primero, pulpo a feira. ¿ Y cómo digo yo
que no me gusta el pulpo…?
En ultramarinos Orixe compro
unas empanadas individuales: una salada y otra dulce, con muy buena pinta. Me
dan una bolsa preciosa.
¡Cómo es la Capela das
Ánimas!, con esas mujeres policromadas, ¿alzándose de las llamas…? Están
cerrando, pero mañana no me la pierdo.
Empieza la zona de los suvernirs-suvenirs, y de la gente que va
en masa y no saben ir solos a ningún sitio (solo dejarse llevar…).
Llego al kilómetro cero, en
el centro de la plaza de Obradoiro; para nada la emoción del Monte do Gozo…A
pesar de la gaita tocando, de los peregrinos que veo, unos sentados, otros
hablando…Encima, está todo roto y lleno de ruido…
A la derecha del hostal Reyes Católicos,
bajando, está la Rúa das Carretas, donde ahora dan la Compostela. Por una vez
soy afortunada al tener un móvil antediluviano. El número hay que solicitarlo
con un código QR y mi móvil no tiene capacidad ni para descargarse la
aplicación. ¿Y yo qué hago…?- le imploro a quien está en la puerta. ¿Viene
usted sola? Sí. Pues pase dentro y rellene este impreso…Luego, me pide un turno en la máquina…, y paso ipso
facto. Ya tengo mi certificado de que he terminado el Camino, con mi nombre en
latín: Adelaidem…
Como estoy muy cansada y ya
son las 14 h pasadas, me paro a tomar unas tapitas en el bodegón Casas Chico, a
la sombra. Como no me gusta el pulpo, pido 2 tapas (que no raciones, menos
mal…): un salteado de langostinos, verduritas y soja (4´90 euros) y ternera ao
caldeiro (5´40 euros).Ambas están deliciosas. Entro a felicitar al cocinero y
le digo que si así son las tapas (de grandes), ¡¿cómo serán las raciones…?!
Luego, me tomo un helado en Orixe, muy bueno.
A la vuelta (ya estoy muy
cansada), voy buscando la marquesina para coger un bus, pero no veo ninguna. Me
indigno. ¿Acaso los que viven en el extrarradio no tienen derecho a asubio…?
Los de la zona saben dónde para el bus (“En la iglesia…”- me dice una señora,
pero solo hay un poste de la empresa interurbana Freire. “Y los que somos de
fuera, ¿cómo sabemos dónde para…?. ¿Por ciencia infusa…? ¿Creen que somos
adivinos…?”).
Por la tarde, salgo a
comprar colonia y pañuelos de papel por el barrio. Estoy muy cansada para
desplazarme. “¿No hay un supermercado cerca…? ¿Y una farmacia…?”. Luego, me
siento en un banco hasta que el sol se va.
DÍA 5. Martes,
8 de septiembre. San Lázaro- Santiago (Otra vez). 2´39 km
“Las ciudades son libros que se leen con los pies” (Quintín Cabrera, cantautor uruguayo).
Salgo a las 7.45 h, con día
magnífico y la luna aún en el cielo. Sigo el camino que me aprendí ayer, ahora
con mochila (como debe ser…).
En el parque do Monte dos Postes,
concierto de urracas (a modo de plañideras) sobre un gato atropellado en la
carretera (con razón el cartel de Déxalos cruzar…).
Paso ante el albergue
Acuario, con espacios para 2, 4 o 6 personas; se desinfecta con ozono- dice el
cartel. 13 grados a las 8 y 20 h (la misa en la igrexa das Ánimas es a las 9
h).
Ayer no me di cuenta, pero
la zona peatonal en la Rúa de San Pedro está señalizada para ir por la derecha
(como las señales para peregrinos están en el lado izquierdo…). Ya decía yo:
pero si las flechas van al revés…
“Europa se hizo peregrinando
a Compostela”- se lee al final de la Rúa San Pedro, en varios idiomas.
Llego a la Capela das Ánimas
un poco antes de las 9 h: me siento un ratito y pongo velitas por los vivos y
los muertos.
Luego voy a la catedral. A
estas horas apenas hay nadie: me gusta más así (debo ser un poco asocial…).
Para ver el renovado Pórtico de la Gloria tengo que esperar hasta las 10.30
h…¡Pues sí que son madrugadores aquí…! Son las 9.15 h. Otro año será…
Este año, como he ido de
hotel -en vez de albergue-, por la COVID, me he gastado algo más de dinero (los
hoteles han estado entre los 35 y 45 euros; un albergue oficial cuesta 6 y uno
privado, entre 10 y 15 euros), pero no he cogido ningún taxi, así que eso que
me he ahorrado. Entre el viaje de ida y vuelta (134 euros), el alojamiento (195
euros), comidas (100 euros) y suvenires (36 euros), me he gastado unos 465 euros en 6 días.
Jueves,
10 de septiembre. Viaje de vuelta desde A Coruña
El de seguridad me dice que
aunque el tren está en la vía, hasta media hora antes no se puede pasar porque
la lectura del billete daría incorrecto…Son las 7 y 10 y hasta las 7.35 h no
puedo hacer el check-in…
Va a salir el de Madrid y,
antes que el mío, sale el que va a Vigo. ¡ Y que me acuerde de hacer trasbordo
en Ourense…Solo hay 5 minutos entre mi llegada
y la salida…Al andén no pueden ir acompañantes a despedirte: solo dejan
pasar a los pasajeros con billete.
Los sillones son duros como
una tabla de planchar (me van a cortar la circulación de los muslos y me voy a
morir…). El chico largo de atrás se fue a sentar…, y casi rebota…Si, además,
les ponen clavos, hacemos el faquir…
El vagón va casi vacío y nos
han sentado a 4 atrás, como piojos en costura. Encima vamos del revés, en
sentido contrario a la marcha, Si al menos los asientos fueran de los
reversibles…
La megafonía ha debido de
irse al garete porque estamos entrando en Santiago, y no han dicho nada…En
Santiago se suben 4 y vamos todos pegados atrás, en el último tercio. ¡Tiene
narices…! Para eso sirve la digitalización…
Otra…”El tren que va a
Zaragoza…”. Y yo que sé por dónde va mi tren, ese que empieza en Coruña y acaba
en Barcelona, después de dar mil reviravueltas por el mundo… ¿No sería más fácil decir el número
y clase de tren, que todos llevamos en nuestros billetes…? De verdad, que creo
que quienes diseñan jamás viajan ni comprueban lo que deciden…
En el nuevo tren (Ourense-Palencia, el del trasbordo...Tengo para 5 horas), me tomo los trozos de empanada y el bizcocho delicioso.
Una señora agobiada sentada a mi lado va todo el rato hablando por el móvil. ¿No podía salirse al descansillo…? Yo lo he hecho, para llamar a mi madre un segundo… (Menos mal que ha perdido la señal en un túnel…).
A las 9.50 h, parados, ¿esperando a otro tren...? Voy en un compartimento de 4 personas y me toca ir, de nuevo, mirando para atrás...
Pensaba que llegaba a las 12
y 17 a Palencia (¡Ilusa!): es a las 14 y 17…Me duelen un montón los muslos por
detrás de estar sentada. Los chopos empiezan a amarillear.
De vez en cuando, pasa un
operario, con un trapo, limpiando los botones de las puertas, pero me recuerda
a los besos a los santos, y el cura limpiando con el mismo pañuelo todos los
labios…
En Palencia, no dejo la
mochila como la otra vez, en una taquilla: tengo menos tiempo. De camino por la
calle Mayor, voy mirando los menús, pero no me gusta ninguno. Así que acabo, de
nuevo, en La casa de la sepia y el pulpo. Pido la ensalada de septiembre y el arroz de
la casa (dos primeros). El arroz es caldoso y se come con cuchara. ¡Delicioso!
Y eso que tiene trozos de pulpo (que no me como).
En la estación: ¿Y siempre
tiene que estar en la vía un tren con el motor puesto, apestando y haciendo
ruido, que no se oye el altavoz…?
Al final, salimos a las 16.05
(en vez de a las 15.50 h) de la estación de Palencia. El tren de Irún, que
venía a la misma hora, lo han llevado a tomar por riau, y como no había
indicaciones en el luminoso, ha funcionado el boca-oreja. No sé si se habrá
quedado alguien o se habrá metido en otro tren…
Ahora nos criogenizan: voy a
llegar a Santander momificada (¡otra vez a ponerme los refajos…!). Igual no
llegas con la neumonía bilateral, pero con la pulmonía triple, seguro…La gente
empieza a toser o estornudar. Lo dicho…
Antes de llegar a…, los
aspersores funcionando a pleno sol, para que se cuezan las plantas. En…, los destrozos en los árboles y
arbustos por las máquinas podadoras, me
duelen físicamente, como si me hubieran quebrado los dedos o una costilla.
Pasadas las 18.15 h llego a Santander. ¡Aleluya…!
ENLACES. LEER MÁS, SABER MÁS
https://www.eldiariomontanes.es/sociedad/camino-santiago-reabre-20200701185020-ntrc.html. El 1 de julio
el Camino de Santiago se reabre de forma oficial con muchas cautelas.
https://verne.elpais.com/verne/2019/02/09/articulo/1549728434_211478.html. Personajes de Santiago de Compostela. Coralia y Maruxa, las Marías de Santiago.
https://blogs.publico.es/otrasmiradas/26801/tatiana-rodriguez-un-viaje-contra-la-violencia-machista-cuando-viajas-sola-te-valoran-un-monton-y-te-hacen-sentir-mas-fuerte/. Viajar sola te da alas. https://es.ulule.com/viajarsolatedaalas/
https://smoda.elpais.com/feminismo/la-misteriosa-vida-de-egeria-adelanto-tripadvisor/. Egeria, la monja de El Bierzo que se adelantó 1.500 años al Tripadvisor.
https://blogs.publico.es/otrasmiradas/25219/el-camino-de-santiago-casi-siempre-se-hace-por-dos-motivos-para-buscar-o-para-huir/. Motivos para hacer el Camino.
Qué pena que ya acabas...!. Me lo he pasado muy bien estos años leyéndote, y lo describes tan bien, que tengo la sensación de haberlo hecho yo también. Me tienes que contar qué son las pacas y los gordolobos, y decirme de que marca son tus sardinas de supervivencia, que me encantan...¿has probado sus parientes gallegas, las xoubas?
ResponderEliminarMuchos besos y gracias por el viaje compartido...¡y sin gastarme un duro!
Tío Héctor
Este es mi PRIMER Camino a Santiago. Pero, mientras pueda caminar, aunque sea a paso de caracol, voy a hacer más. De momento, quiero llegar a Fisterra, "el final de la tierra"...
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