Hoy se nota que es sábado.
Muchas menos ventanas iluminadas a las 7.15 h (no hay que ir a trabajar…). Solo
el ruido sordo de fondo, como de una industria, y algún vehículo, de cuando en
cuando.
A la derecha, hacia la zona
del hotel, sí se ve alguna ventana iluminada. Hay una estrella en el cielo
entre nubes que más se adivinan que otra cosa.
Un chico en pijama se
levanta a prepararse el desayuno en un tercero de la trasera de San Luis. En un
bajo, o en un entresuelo, también hay luz.
Localizo dos estrellas más:
una en el centro y otra a mi izquierda. Uy, la de la izquierda, se mueve: debe
de ser un avión. Otras más también se mueven: ¿serán todas aviones…?
A las 7.25 h empieza a
clarear por el este. Adoro cuando los días van alargando y amanece antes y
atardece más tarde. Si fuera Dios, solo dejaría 8 horas para dormir, y el
resto, todo, y siempre, día y luz.
A las 6. 30 h hay una gran
nube blanca, como un ovni, sobre los edificios de la calle Alta. Las nubes son
hoy como grandes pedazos de algodón que se destacan, a estas horas, entre el
gris.
Mi vecina del 3º del número
27 ya está levantada y lo mismo el del último piso, el de la luz roja, de la
trasera de San Luis. Abajo, en algún sitio, por la ventana abierta, oigo el
sonido de platos y vasos. Luego, una voz tenue de mujer en conversación
(monólogo) mañanera.
Me llega de la calle un olor
como a basura fermentada. Y escucho la puerta de mi vecino, que va a trabajar.
Según el móvil, hay 13
grados en Santander, y dan lluvia, pero aquí, solo un 3 % (aunque la humedad es
el 93 %). Ayer, al sol, llegamos a los
30 grados. Hoy, la máxima es de 14. ¡Gracias a Dios…!
https://www.eldiariomontanes.es/cantabria/cantabria-vive-lunes-20200203111812-nt.html. El
calor no da tregua en Cantabria.
Una especie de minipimer
(¿pasando un puré…?) se alza de entre el rumor del tráfico. Luego, el sonido monótono de un microondas. Sí, se oye
la campanita final: ¡Clinc!
Casi al filo del horizonte,
una ventanita encendida (¿en el tejado, una buhardilla?...), que no he visto
nunca antes (o no me he fijado…). Ahora me llega de abajo un olor suave a colonia para niños
(¿Vistiéndose para el cole/la guarde…?).
Miércoles, 5 de febrero. 8 h
A las 8 h las gaviotas
cruzan el cielo, locas, chillando…Mi vecina del 3º, del 27, ya está colgando la
ropa. En el edificio de andamios, más luces que nunca. ¡Anda! Si ya no tiene
andamios. Igual es por eso…
El cielo, oscuro, con una
claridad más ligera por el oeste. La trepanadora
comienza, tímida, o´clock, a las 8 en punto. Se nota la humedad (86%). Hay 8 grados
ahora, y no superaremos los 12 (yo agradezco que volvamos a temperaturas de
febrero; más de 20 grados, para mí, ya es calor insoportable).
Me fijo en que el vuelo de
las palomas es más rápido (más aleteos por segundo); el de las gaviotas, más
moroso, más pesado, de aleteo más lento.
En el 5º del 31, en vez de
bayetas, hoy una sábana bajera de cuatro puntos de ajuste (gris, como el día). Mi patio trasero
podría llamarse “de las plantas y la ropa tendida”.
Miércoles, 12 de febrero
A las 8 h, puntualmente,
empiezan las trepanadoras. Las gaviotas chillan en mitad de un cielo gris. A
estas horas hay 10 grados; nublado, pero cero precipitaciones, aunque la
humedad es del 99 %.
Huele a pan tostado…de
molde. Un plástico, de los que cubren la ropa, ha volado y aterrizado en un
tejadillo bajo del patio.
Ante mis narices pasa una
gaviota, volando con esfuerzo -como si le pesara el culo…-, y vuelve a planear,
haciéndome dar un respingo.
Hoy, en el 5º del 31 no hay
bayetas: solo pinzas.
En el balcón de la cocina de
la trasera de San Luis, se airean unas zapatillas de deportes (o están recién
lavadas…). Lo mismo en la terraza del 3º del 27.
Una paloma aletea próxima a
la altura de mis ojos. ¿Me estaré pajarizando y ya me consideran una igual…?
Cuando vuelvo a casa del
taller de pintura, un vecino me dice que esta tarde inauguran el tramo
terminado de mi calle. ¡Pues a ver si colocan de una vez los cubos de basura en
su acordonamiento amarillo…!
https://www.eldiariomontanes.es/santander/concluye-primera-fase-20200210203817-nt.html. El
12 de febrero concluye la primera fase
de las obras de remodelación de la calle Magallanes y entorno.Jueves, 13 de febrero
A las 8 h, la luz del sol,
que aún no ha salido, se refleja en los cristales de las ventanas. Y la
superluna, que han llamado “luna de nieve”, se deja ver, a ratos, entre las
nubes grises.
Huele a café recién hecho y,
a las 8 y 10, todavía no han empezado las “trepanadoras” (lo hacen poco
después. Hoy tampoco nos libramos). Deben de ser las obras del ascensor en el
Pasaje de Peña…
https://www.eldiariomontanes.es/santander/ascensor-pasaje-pena-20200211163005-nt.html. El ascensor entre el Pasaje de Peña y El
Cabildo y la calle Alta estará listo
tras el verano.
Mi vecina del 5º ha colgado
varias camisas azules que destacan entre el blanco de las paredes.
Gaviotas y palomas cruzan a
placer, pero apenas me da tiempo a fotografiarlas. Las alas de las palomas,
cuando pasan cerca, suenan clap, clap, clap.
El oeste está cuajado de
nubes mientras el este luce cálido y naranja. Poco a poco, el color se va
difuminando, como si le hubieran pasado el dedo a un dibujo a carboncillo.
Viernes,
14 de febrero. 7.45 h
¡Qué día más divino para ir
a Astillero!, a descubrirlo como pueblo de veraneo, con casas de baños, quintas
de recreo y establecimientos hoteleros.
La luna menguante está
increíble, blanca y brillante.
A las 7.45 h, las oficinas
de la calle Burgos ya están iluminadas (son luces fuertes, de fluorescentes o
de xenon, tan desagradables en los faros de los coches cuando conduces de noche…).
¿Será la limpiadora…? Veo a alguien
pasar con un jersey rojo. ¿Un trabajador/a mañanero…? Creo que es un
trabajador: ahora se ha sentado a la mesa. Es un chico, con un polo rojo.
Las gaviotas cruzan en todas
direcciones, cada una a su aire. En mi “dinosaurio” particular se ha posado
una, que otea el horizonte desde su atalaya.
Muy al fondo, hacia el este,
se elevan columnas de humo blanco.
9 grados, cero lluvia y 90 %
de humedad. Llegaremos a los 17 (a la sombra).
Miércoles,
19 de febrero
A las 6.45 h tenemos una
hermosa luna menguante, delgada y blanca. Se ha desplazado desde mi derecha (el
oeste) hacia el centro (el sur) y ahora está sobre la calle Alta.
Se oye el ruido “de
industria” de fondo, lejanos graznidos de gaviotas y, de cuando en cuando, un
sonido seco o puntual: la caída o depósito de material de construcción ¿?? (andamios???),
un vehículo solitario…
Hay 7-8 grados y un 78 % de humedad,
pero parece que hace más frío. El cielo se entrevé nuboso entre la oscuridad. Me
parece distinguir una grúa detrás de las oficinas de la calle Burgos (Sí, con la luz del día, la veré).
Entre mis vecinos cercanos
se enciende la luz de la cocina donde dejan las sillas recogidas por la noche. Bufff.
Todos los días subir y bajar sillas…
En la cocina del siguiente bloque,
también se ha levantado el chico en pijama. La luna se vela por momentos…
Viernes,
21 de febrero
A las 7.45 h huele a
chocolate caliente. Ummmm. Creo que luego iré a Valor a tomarme uno…
De un contenedor de vidrio
acaban de caer cascos a miles, troceándose en la caída. Cerca, el sonido
gutural de las palomas y, más lejos, el chillido de las gaviotas.
El otro día, una paloma, la
muy tonta, chocó contra la el cristal de la ventana del balcón - estando
cerrada. Ahora, para ventilar, la abro solo un poco, Si se me cuela una en el
salón, me da un infarto…
Hoy, en el tendedero de las “bayetas
al aire”, hay ropa tendida, Y lo mismo en todos los balcones y terrazas, en línea,
en la trasera de las casas.
También empiezan a florecer
las plantas, con tantos días que estamos por encima de las temperaturas
habituales de febrero...
Domingo, 23 de febrero. 7. 50 h
Hoy continúa la niebla que
se metió ayer por el mar: lo vimos en Santoña. ¿Será que nos ha llegado la
calima de las Canarias…?
Los ruidos llegan como en
sordina y la humedad (un 98 %. En mi móvil la representan como unas olas
grises) es grande. Aun así, no dejan de pasar las palomas aleteando (clap,
clap, clap), y las gaviotas, en todas direcciones.
Parece que el silencio de la
nieve se ha instalado en la calle. Quizá también que es domingo y que la gente
estará cansada tras el desfile de Carnaval. De hecho, se oyen algunas voces, un
poco beodas, gritando.
Apenas hay viento (3 km/h) y
todo está quieto a las 8 h.
De repente, el chasquido de
una persiana, levantada con brío. Cierro la ventana, que me voy a coger un
pasmo…
Jueves, 27 de febrero. 7.45 h
Hoy, de nuevo, tras la
lluvia, el sur. Palomas y gaviotas me sobrevuelan, muy cerca.
El cielo, aunque nuboso,
amanece naranja. Y la temperatura es más alta y no tan fría como los últimos días
(¡claro!, 13 grados y humedad del 53 %...).
Huele a café recién hecho y
a pan tostado y llega el pitido del tren desde las estaciones. En el hotel, se
han olvida de apagar la H azul.
Un mosquito diminuto se
acerca a mi nariz. ¡Fuera, coronavirus…! Y es que se ha despertado una locura
colectiva y frenética…
Yo voy a plantar mis caléndulas,
a ver si esta vez me salen… (¡Vaya! Se me olvidó echar las semillas en agua,
como recomendaba el jardinero Eduardo Barba...).
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