viernes, 19 de agosto de 2016

EL SANTANDER DE VITAL ALSAR (CON SUS PALABRAS)

CAMINO DE LA MARUCA (hacia 1943)


“Todos los días de la primavera, verano y otoño, aunque lloviera, íbamos siempre a La Maruca...Atravesábamos como bólidos el entonces fresco arbolado del Alta [Avda. General Dávila]...Saltábamos la tapia del prado de Álvaro, el pasiego, para atajar camino...

Encorvados volábamos 400 metros cuesta abajo...Había que trepar tres o cuatro tapias más hasta llegar a la bajada del "Caleruco", camino de piedras blancas y redondas, empotradas en la tierra dura por el peso de las carretas de bueyes.

Después de un corto descanso para tomar aliento... la carrera continuaba hasta llegar al "castillo del moro"- así le llamábamos de niños, siendo en realidad un castillo de la época carlista-, donde la bajada casi compuesta de rocas nos llevaba hasta "La Maruca"... entrante de mar, donde las olas al chocar con las lastras que hay por doquier, formaban montañas de agua, de ruido, de espuma de belleza salvaje...


Sorteando piedras y boñigas, jadeando pero inmensamente felices, llegábamos al pinar donde los domingos iban a merendar familias y novios tortilla de patatas con chorizo, queso y la bota con vino o con vino y refresco...

Al bajar la marea, se vaciaba La Maruca y aprovechábamos para arrancar de debajo de las rocas, en los charcos, cámbaros, lapas, esquilas y anguilas. Se hacía fuego con palucos y piñas secas y se cocía todo con agua salada. Rojos quedaban los cámbaros y también las esquilas y nos poníamos morados con tanta naturaleza...”.


(De "¿Por qué imposible?". 1976)








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