30.7.
2013. 7º cumpleaños sin ti. ¡Encontramos tu corazón!
El
verano pasado, por fin, fuimos a Baiona. Recorrimos los principales lugares a
donde habíamos ido durante los seis años que pasamos allí, de pequeños: la
Virgen de la Roca, Cabo Silleiro, Santa Tecla y ValenÇa do Minho, el primer
pueblo de Portugal. En Rocamar, vimos a Genia, que estaba igual que en 1999.
¡Qué pena que, esta vez, olvidáramos sacarnos una foto con ella! Al volver, le
enviamos dos impresiones de los años 70, y dos actuales, para que se acordara
de nosotros.
A
Víctor y a Carolina lo que más les gustó fue “el chalé y los cañones del abuelo”
en Cabo Silleiro, donde papá hizo la mili de alférez, en los años 50, y donde
estuvo a cuerpo de rey. Mamá descubrió la casa, sepultada en la maleza,
buceando entre los matorrales. Encontró una bajada, libre de zarzas y fue toda
una aventura. Te echamos de menos.
En
las Cíes, mientras hacíamos “sopas” con piedras planas sobre la superficie del
mar, encontré una blanca en forma de corazón que recogí para enviarle una foto
a la Cristi, para su colección. Era como haber encontrado tu corazón. Pero la
perdimos…
En
el parador de Gondomar salió hasta el metre para felicitar a papá y a mamá por
haber llegado a los 50 años, y casados.
Les hizo un diminuto pastelito de
chocolate y papá no dejó ni las migas.
Hoy,
poniendo en orden y titulando los álbumes de fotos -tengo que preguntarle a
Bea: ella es más ordenada y metódica que yo- me he asombrado de que ya hayan
pasado veinte años del viaje que
hiciéramos a Francia los cuatro hermanos, el último de los cuatro juntos. ¡Qué
bien lo pasamos!, ¿recuerdas...?: la duna de Pyla; dando vueltas y revueltas,
perdidos, a las rotondas en Nantes; paseando por La Rochelle de las películas
de piratas; comprando galletas de mantequilla en Pont Aven; bajando las
escaleras de Sant Michelle como en la
película Picnic…
Hablando
de otras cosas, Víctor parece que, poco a poco, va superando el yuyu a dormir fuera de casa, y Carolina,
ya ha cumplido siete años. Es una niña
muy positiva y madura. Los demás, seguimos adelante con nuestros pequeños achaques.
¡Encontramos
tu corazón, tan blanco! Fue haciendo limpieza de las cosas del verano. Estaba
en la bolsa de playa de Bea. Coincidió con la muerte de la prima Angelines a
finales de octubre. Y nos pareció una señal. La de que tú cuidabas de ella
mientras le enseñabas a desenvolverse en otros parajes. ¡Qué suerte! Supongo
que allí también hará torrijas para
todos y guisos exquisitos…
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