lunes, 8 de agosto de 2016

EL SANTANDER DE PEREDA (CON SUS PALABRAS)


Los textos pertenecen a la novela Sotileza, publicada en 1885.


“Todo esto acontecía en una hermosa mañana del mes de junio, bastantes años..., muchos años hace, en una casa de la calle de la Mar, de Santander; de aquel Santander sin escolleras ni ensanches; sin ferrocarriles ni tranvías urbanos; sin la plaza de Velarde y sin vidrieras en los claustros de la catedral; sin "hoteles" en el Sardinero y sin ferias ni barracones en la Alameda segunda; en el Santander con dársena y con pataches hasta la Pescadería; el Santander de "Muelle-Anaos" y de la "Maruca"; el de la Fuente Santa y de la Cueva del tío Cirilo; el de la Huerta de los Frailes en abertal y del Provincial de Burgos envejeciéndose en el cuartel de San Francisco; el de la casa de Botín, inaccesible, sola y deshabitada; el de los Mártires en la Puntida, y de la calle de Tumbatrés; el de las gigantillas el día 3 de noviembre, aniversario de la "batalla de Vargas", con luminarias y fuegos artificiales por la noche, y de las corridas en que mataba "Chabiri", picaba el Zapaterillo, banderilleaba "Rechina" y capeaba el Pitorro, en la plaza de Botín, con música de los Nacionales; el Santander de los Mesones de Santa Clara, del Peso público y de "Mingo", la "Zulema" y "Tumbanavíos"; del "Chacolí" de la Atalaya y del cuartel del Renganche en la calle de Burgos; del parador de Hormaeche, y de la "casa del navío"...”.


 El Cabildo de Arriba

“Lo que entonces se llamaba Paredón de la calle Alta, existe todavía entre la primera casa de la acera del sur de esta calle y la última de la misma acera de Rúa Mayor. Solamente faltan el pretil que amparaba la plazoleta por el lado del precipicio y la ancha escalera de piedra que descendía por la izquierda hasta bajamar, atracadero de las embarcaciones de aquellos mareantes, hoy parte de un populoso barrio, con la estación del ferrocarril en el centro. Allí, en el Paredón [hoy Rampa de Sotileza] celebraba sus cabildos el de Arriba, al aire libre si el tiempo lo permitía, y si no, en la taberna del tío  Sevilla...”.


 Las fiestas de San Pedro en la calle Alta

“Habría hogueras y peleles, y mucho bailoteo; tres días seguidos, con sus noches, así; y en el del Santo, novillo de cuerda. Sartas de banderas y gallardetes de balcón a balcón. Las gentes del barrio, sin acostarse en sus casas, comiendo en la taberna o a la intemperie, y triscando al son del tamboril. La calle, atestada de mesas con licores y buñuelos. La iglesia de Consolación, abierta de día y de noche; el altar de San Pedro, iluminado, y la gente, entrando y saliendo a todas horas...”.

El Cabildo de Abajo

“El Cabildo de Abajo en las calles de la Mar, del Arrabal y del Medio...
En la Zanguina, la famosa taberna marinera del Cabildo de Abajo vivían, más que en sus propios domicilios, los mareantes del Cabildo de Abajo... Los mismos viejos que la frecuentan  ignoran su procedencia y no llegaron a conocerla en los Arcos de Dóriga, donde se dice que la estableció por vez primera, y con el mismo nombre, un capitán negrero que con los relatos de sus aventuras crispaba las greñas de los rudos mareantes que le escuchaban.

..."guerras" de Bajamar entre raqueros y terrestres, o entre raqueros de la Calle Alta y raqueros de la calle de la Mar”.

De pesca

“Y cuando la barquía llegaba al promontorio de San Martín (desde el Paredón), ya había embarcado en ella más de dos libras de pescado, entre "panchos", "mules" y "llubinas", trabados "a la cacea". ... a barco parado, echaron la primera "calada" debajo del Castillo; porque junto a las rocas y en lo más hondo es donde se pescan los durdos, las jarguetas y otros peces de estimación.

Después pasaron a la isla de la Torre, y luego a la playa de enfrente, porque los barbos prefieren los fondos arenosos; y más tarde, a la Peña Horadada; y así, de peñasco en peñasco, de playa en playa, pescando lo que se trababa, más porredanas, panchos y julias, de manto negro... Después de rebasar el Promontorio, se prepararon las "guadañetas"; y, dejándose llevar de la corriente la barquía, se dio principio a la pesca, o más bien al "robo" de los maganos.

... iban a la pesca de bahía, especialmente a la boga (pescado que entonces abundaba muchísimo, y que desapareció por completo años después, debido, según dice la gente de mar, a la escollera de Maliaño, porque precisamente el espacio que ella encierra era donde las bogas tenían su pasto)...”.



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