viernes, 6 de mayo de 2016

DIARIO DE UNA VIAJERA EN AUTOBÚS (10). COLINDRES

Miércoles, 4 de mayo de 2016

Siempre que pasaba por Colindres, pensaba: tiene que haber una parte vieja. Hoy, decido ir a descubrirla…

El primer autobús del día sale a las 9.15 de la estación de autobuses de Santander, con destino final Laredo.

15 º C a las 9 h. Menos mal que llevo puesta crema protección 50…

El billete me sale por 3´40 euros, ida, con tarjeta transporte (en vez de 4 €, que he leído por internet).

Hoy me duele la ingle izquierda. ¿Tendré una hernia…? Pero no quiero dejarlo para otro día, por si llueve. Cada semana, el primer día bueno que sale, ese es el día perfecto para mi excursión de medio día en autobús.

Con las prisas, me he olvidado mi cartera de plástico con el abanico, la podadera y otros “aditamentos”. Ya sentía yo como que me faltaba un bulto...

Llego a la parada de Colindres sobre las 10 h y camino hacia el Ayuntamiento, al final de la plaza. En un lateral, leo que es de 1909.


Decido dejarme llevar por los caminos y tiro por la calle de Puerta. A la izquierda, la Policía Local está instalada en Casa Serafina junto a la Casa de Cultura, otra finca impresionante.

Dejo a la derecha una subida a “Residencial Camino del Gurugú”, que me parece muy empinada y, tras pasar bajo un puente en la autovía, tomo por el Camino de la Merced, a la derecha. En la distancia, distingo una iglesia junto a un grupo de casas que quizá sean la parte vieja…Pero hoy hay que buscar la sombra, que hace mucho calor.


La carretera continúa por un sendero de grava, paralelo a la autovía; pero hay una desviación, en cemento, a la izquierda, hacia la iglesia, que baja, y decido ir por ahí y alejarme del ruido de los vehículos. Sopla una brisa muy agradable, que se agradece.

Veo una zarza enorme cayendo hacia la calle, pero no puedo cortarla porque se me ha olvidado la podadera. ¡Qué rabia…! En la cuneta descubro aristoloquia blanca y una ¿buglosa…? No estoy segura mientras busco en mi libro de plantas silvestres.

Al llegar a otra intersección, decido subir por el camino de cemento rayado en vez de dirigirme hacia unos chalés coloreados a la derecha.

En una finca, veo una plantación de habas inmensa. Ahora distingo mejor una especie de torre comida por la vegetación. Al darle la vuelta, un cartel abombado de la “Ruta de Carlos V” me informa de que es el Palacio del Condestable (del siglo XIV), el Camarero Mayor del Rey, de la Casa de Velasco. Hoy solo sirve como nido y descansadero a los pájaros.


La iglesia, a mi derecha, es una “señora” iglesia, enorme, de piedra. De lejos, me recuerda, no sé por qué, al monasterio de Yuso…

Los campos están llenos de vinagrera y cerrajas. Dejando atrás el palacio, entro en un paseo de plátanos. Y empiezan las casas con escudos magníficos. En la casa-torre de los Agüero, del siglo XV, veo una muerte pequeñita con su guadaña. Al lado, un abrevadero de piedra con ombligo de Venus en sus muros.


La iglesia parroquial es del siglo XVI y está dedicada a San Juan Bautista. Como me he dejado los papelillos en casa, estoy sin referencias.


Tras dar la vuelta a la iglesia, una cosa que siempre me gusta hacer, me llama la atención una tapia con contrafuertes muy originales, como pináculos, en una subida. Leo en una placa que en la casa nació, en 1726, el historiador José Pérez García, que escribió la primera Historia General de Chile. La casa está hecha una pena, pero tiene detalles llenos de encanto.


Ya de regreso, antes del Palacio del Condestable, veo una desviación a mi derecha, donde pone: Subida Los Piñares, Fuente Santolaja. Empiezo a subir. Son las 11 y 20 y solo se oyen pájaros y, muy en sordina, el tráfico de la autovía. Parece que estoy fuera del mundo, en un espacio bucólico. A media ladera, me paro: es demasiado para mí hoy y hace mucho calor. Así que contemplo el paisaje una vez más, y me bajo. Junto al palacio, me siento en un banco a comerme una manzana (Cuando llegué, a las 10, no pude aguantar y me comí el sanwich de tortilla de atún con mayonesa. Había desayunado a las 6 y ya se me daba la vuelta el estómago…). La manzana está bien jugosa y refrescante.

Luego, ya “restaurada”, sigo de frente, en vez de volver por el mismo camino de cemento rayado, y paso ante el Palacio Gil de la Redonda, superarreglado, del siglo XVII (no leo bien el año, 1626? ¿1696?...).

Así llego a la casa Hoyo, Alvarado y Valle, donde nació Pedro del Hoyo, Secretario real y Corregidor de Laredo, del siglo XVI. Hoy es una posada que acoge peregrinos.


De repente, me entra prisa por coger el autobús de las 12.05 (el siguiente es a las 13.30 h) y vuelvo a toda prisa a la marquesina frente al Ayuntamiento. Antes, me tomo un café en el bar “Esmeralda” y aprovecho para ir al baño. El propietario me informa de que, pasando la iglesia, hay un camino precioso a Seña. “En tres horas, te lo haces”. Le digo que ya será otro día, pero que me ha encantado la campiña y la parte vieja de Colindres.

Aún sale a la parada de autobús, para recomendarme otros dos caminos preciosos: ¿a la ermita de San Roque…?, y circunvalando Liendo hasta Laredo, si no le he entendido mal. Me los apunto para una próxima vez…

¡Qué maravilla es que ya no me duela el talón…! Para mí, andar es vivir…




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